Somos solo palabras, palabras que retumban en el eter. Palabras musitadas, gritadas, escupidas, palabras repetidas millones de veces o palabras apenas formuladas por bocas titubeantes. Yo no creo en el Mas Alla, pero creo en las palabras. Todas las palabras que las personas hemos dicho desde el principio de los tiempos se han quedado dando vueltas por ahi, suspendidas en el magma del Universo. Esa es la eternidad: un estruendo inaudible de palabras.