Ser amado de veras por una cortesana constituye una victoria dificil bajo otro aspecto muy distinto. En ellas el cuerpo ha gastado el alma, los sentidos han quemado el corazon y el desenfreno ha acorazado los sentimientos. De mucho tiempo atras se saben de memoria las palabras que se les dicen, conocen los medios que se emplean para lograrlas, han vendido el amor mismo que inspiran. Aman por oficio y no por impulso. Estan mejor guardadas por su calculo que una virgen por su madre o su convento; de modo que han inventado la palabra capricho para definir esos amores sin trafico que se otorgan de vez en vez como descanso, como excusa o como consuelo, al igual que esos usureros que despluman a mil individuos y creen rescatarlo todo prestando un dia veinte francos a cualquier pobre diablo que se muere de hambre, sin exigirle reditos y sin pedirle recibo.