Site uses cookies to provide basic functionality.

OK
Querido padre: Me preguntaste una vez por que afirmaba yo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe que contestar, en parte, justamente por el miedo que te tengo, y en parte porque en los fundamentos de ese miedo entran demasiados detalles como para que pueda mantenerlos reunidos en el curso de una conversacion. Y, aunque intente ahora contestarte por escrito, mi respuesta sera, no obstante, muy incomprensible, porque tambien al escribir el miedo y sus consecuencias me inhiben ante ti, y porque la magnitud del tema excede mi memoria y mi entendimiento.