Site uses cookies to provide basic functionality.

OK
"Podemos estar seguros de que ser culpables de pecado no nos descalifica del privilegio de venir a la presencia de Dios. El salmista no esta hablando de cometer pecado, sino de permitirlo. Los puritanos hablaban del concepto de permitir el pecado. No es tanto la victoria sobre el pecado lo que tenemos que mirar como la batalla misma. Estamos en una batalla constante contra el pecado, y nunca resultamos ilesos. Una de las senales del verdadero cristiano es que nunca cesa de luchar. No siempre gana, aunque ganara la batalla definitiva por causa de Cristo. Si una persona llega a rendirse en la batalla, entonces realmente ha aceptado el mal, lo ha legitimado. En una palabra, lo aprueba, incluso lo permite. En un sermon sobre la primera de las bienaventuranzas, "Bienaventurados los pobres en espiritu", el gran predicador ingles Charles Haddon Spurgeon dijo que "el pecador orgulloso quiere a Cristo, y sus propias fiestas; a Cristo y sus propias lujurias; a Cristo y su propia obstinacion. !Aquel que es verdaderamente pobre en espiritu solo quiere a Cristo, y hara cualquier cosa, y dara cualquier cosa por tenerlo!". Esto es lo que el Salmo 66 esta sugiriendo. La idea misma de una persona intentando orar mientras abriga algun pecado, mientras se aferra a un pecado que no esta dispuesto a rendir al senorio de Cristo, arroja una oscura sombra de duda sobre la validez de su condicion de hijo."