Sone que Georges Perec tenia tres anos y lloraba desconsoladamente. Yo intentaba calmarlo. Lo tomaba en brazos, le compraba golosinas, libros para pintar. Luego nos ibamos al Paseo Maritimo de Nueva York y mientras el jugaba en el tobogan yo me decia a mi mismo: no sirvo para nada, pero servire para cuidarte, nadie te hara dano, nadie intentara matarte. Despues se ponia a llover y volviamos tranquilamente a casa. ?Pero donde estaba nuestra casa?