Aureliano Segundo resolvio que habia que llevarla a la casa y protegerla pero su buen proposito fue frustrado por la inquebrantable intransigencia de Rebeca, que habia necesitado muchos anos de sufrimiento y miseria para conquistar los privilegios de la soledad y no estaba dispuesta a renunciar a ellos a cambio de una vejez perturbada por los falsos encantos de la misericordia.