Cuando yo era joven pensaba que para navegar por el mundo bastaba con aprender a hacer bien tres cosas. Una:atarse los cordones de los zapatos. Dos: desnudar a una mujer a conciencia. Y tres: leer para saborear cada dia unas paginas compuestas con luz y destreza. Me parecia que un hombre que pisa firma, sabe acariciar y aprende a escuchar la musica de las palabras vive mas y, sobre todo, vive mejor.