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Una vaga desilusion fue debilitando y esfumando mis sentimientos y mis alegrias habituales; el jardin no tenia perfume, el bosque no me atraia, el mundo se extendia alrededor de mi como un saldo de trastos viejos, insipido y desencantado; los libros eran papel; la musica, ruido. No de otro modo pierde sus hojas el arbol otonal en torno de si. No lo siente, y la lluvia, la escarcha y el sol resbalaban por su tronco, mientras su vida se retira a lo mas intimo y recondito. No muere. Espera.