Los espanoles tuvieron una clara superioridad sobre los demas pueblos: su lengua se hablaba en Paris, en Viena, en Milan, en Turin; sus modas, sus formas de pensar y de escribir subyugaron a las inteligencias italianas, y desde Carlos V hasta el comienzo del reinado de Felipe III Espana tuvo una consideracion de la que carecian los demas pueblos (VOLTAIRE).