La vida del aristocrata frances estaba llena de fantasmas, de reyes, antepasados y grandes acontecimientos que se desplazaban cual sombras en un desolado jardin. Como los fantasmas, impregnados de una extrana frialdad. Se sentia aparte, de una manera que apenas se explicaba a si mismo, a una distancia que Marie Blanchard ni compartiria ni probablemente desearia compartir. Ella le aportaria el calor que necesitaba. Pero ?podria tolerar el ese calor? ?Y toleraria ella los frios fantasmas con los que el debia vivir? No estaba seguro.