La oigo sollozar al otro lado de la puerta. Paso el pulgar por el escaner y la puerta se abre antes de darme cuenta de lo que he hecho: entrar sin permiso en una habitacion. Pero eso no importa; lo unico que importa es que Amy esta tumbada en la cama, sollozando con tanta fuerza que todo su cuerpo se estremece. -?Que te pasa? -pregunto corriendo hacia ella. Amy levanta la vista para mirarme. Sus ojos parecen de jade derretido. Gimotea y se abalanza sobre mi sin levantarse, me envuelve la cintura con los brazos y apoya la cabeza contra mi estomago. Siento la calida humedad de sus lagrimas a traves de la tunica. Por un momento me quedo inmovil; no se muy bien que hacer con los brazos. Pero entonces la oigo sollozar y actuo por instinto: la estrecho contra mi y me convierto en el apoyo que necesita para no derrumbarse. Eldest piensa que el poder es control, que la mejor manera de ser un lider es obligar a todo el mundo a que obedezca. Pero al abrazar a Amy, comprendo que el poder no es lo mismo que el control. El poder es tener fuerza y ser capaz de transmitirsela a otros. Ser un lider no es obligar a los demas a que te hagan mas fuerte, sino estar dispuesto a repartir tu fuerza para que los demas puedan mantenerse en pie por si solos. Esto es lo que he estado buscando desde el dia en que me dijeron que habia nacido para liderar la nave. Estar al mando de la Fortuna no significa ser mejor que los demas, ni ordenar, obligar y manipular. Eldest no es un lider: es un tirano. Un lider no fabrica peones, sino personas. Amy se aparta y me mira a la cara. Su palida piel esta llena de manchas rojas, tiene los ojos vidriosos y de la nariz le cae una linea brillante de mucosidad que le llega al labio superior. Se limpia la cara con el brazo y se lo mancha de lagrimas y mocos. Nunca la habia visto tan guapa como ahora. -?Que te pasa? -vuelvo a preguntarle mientras me siento a su lado en la cama. Ella se acurruca y apoya lacabeza contra mi pecho. Por un momento me olvido del Fidus, de Eldest y de todos los problemas de esta nave del frexo, y siento un impulso repentino de hacerle olvidar sus problemas a besos.