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Gerry se habia ido. Esa era la realidad. No volveria a acariciar la suavidad de su pero, a intercambiar en secreto una broma con el durante una cena de amigos, a lloriquearle al llegar a casa tras una dura jornada en el trabajo porque necesitaba algo tan simple como un abrazo; nunca volveria a compartir la cama con el, ni la despertarian cada manana sus ataques de estornudos, ni reiria con el hasta dolerle la barriga, nunca volverian a discutir sobre a quien le tocaba levantarse a apagar la luz del dormitorio. Lo unico que le quedaba eran un punado de recuerdos y una imagen de su rostro, que dia tras dia iba haciendose mas vaga-