!Ah, es dificil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgues, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de esta politica, de estos hombres! ?Como no habia yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atencion? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periodico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender que clase de placer y de alegria buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafes repletos de gente oyendo una musica fastidiosa y pesada; en los bares y varietes de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustracion, en los grandes lugares de deportes[...] Y lo que, por el contrario, me sucede a mi en las raras horas de placer, lo que para mi es delicia, suceso, elevacion y extasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo mas que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.