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Trato de volver a vivir ese momento, la tierra roja y humeda, el intenso olor de los bosques de pinos y eucaliptos, donde el tapiz de las hojas secas se maceraba, despues del largo y calido verano, y donde la luz cobriza del sol se filtraba entre las copas de los arboles. Trato de recordar el frio, el silencio y esa preciosa sensacion de ser los duenos de la tierra, de tener veinte anos y la vida por delante, de amarse tranquilos, ebrios de olor a bosque y de amor, sin pasado, sin sospechar el futuro, con la unica increible riqueza de ese instante presente, en que se miraban, se olian, se besaban, se exploraban, envueltos en el murmullo del viento entre los arboles y el acantilado, estallando en un fragor de espuma olorosa, y ellos dos, abrazados dentro del mismo poncho como siameses en un mismo pellejo, riendose y jurando que seria para siempre, convencidos de que eran los unicos en todo el universo en haber descubierto el amor.