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Lo que distingue al rebelde cronicamente indignado del revolucionario consciente es que el primero es capaz de cambiar de causa y el segundo, no. El rebelde dirige su indignacion de pronto contra esta injusticia, de pronto contra aquella; el revolucionario es un hombre que odia con metodo, que ha reunido toda su capacidad de odio en un solo objeto. El rebelde siempre tiene algun rasgo quijotesco; el revolucionario es un burocrata de la utopia. El rebelde es entusiasta; el revolucionario, fanatico.