Al propio tiempo estaba pensando: lo mismo que yo ahora me visto y salgo a la calle, voy a visitar al profesor y cambio con el galanterias, todo ello realmente sin querer, asi hacen, viven y actuan un dia y otro, a todas horas, la mayor parte de los hombres; a la fuerza y, en realidad, sin quererlo, hacen visitas, sostienen una conversacion, estan horas enteras sentados en sus negociados y oficinas, todo a la fuerza, mecanicamente, sin apetecerlo: todo podria ser realizado por maquinas o dejar de realizarse. Y esta mecanica eternamente ininterrumpida es lo que les impide, igual que a mi, ejercer la critica sobre la propia vida, reconocer su estupidez y ligereza, su insignificancia horrorosamente ridicula y su irremediable vanidad.