Por mi parte, habiendo reparado, lo mejor de lo que soy capaz, en la inanidad del metodo clasico de biografiar(me), preferi lanzar sobre la transparencia del vidrio que soy los mil pedazos de la circunstancia, los sedimentos de la polvareda entre el aire y la nariz, la lluvia de las palabras que como la lluvia del agua acaba empantanandolo todo si cae en la cantidad requerida --para, cuando queda todo bien escondido, buscar los leves brillos, los dedos que llamando se agitan, y que son, los primeros, mi respuesta al sol, y estos la frustracion de no ser raices dobles que, afirmadas en el suelo, prendieron tambien seguramente el espacio. Resumiendo: esconder para descubrir.