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Pienso cuando maduraban los limones. En el viento de febrero que rompia los tallos de los helechos, antes que el abandono los secara; los limones maduros que llenaban con su olor el viejo patio. El viento bajaba de las montanas en las mananas de febrero. Y las nubes se quedaban alla arriba en espera de que el tiempo bueno las hiciera bajar al valle; mientras tanto dejaban vacio el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo circulos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos. Y los gorriones reian; picoteaban las hojas que el aire hacia caer, y reian; dejaban sus plumas entre las espinas de las ramas y perseguian a las mariposas y reian. Era esa epoca. En febrero, cuando las mananas estaban llenas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo. Mi madre murio entonces. Que yo debia haber gritado: que mis manos tenian que haberse hecho pedazos estrujando su desesperacion. Asi hubieras tu querido que fuera. ?Pero acaso no era alegre aquella manana? Por la puerta abierta entraba el aire, quebrando las guias de la yedra. En mis piernas comenzaba a crecer el vello entre las venas, y mis manos temblaban tibias al tocar mis senos. Los gorriones jugaban. En las lomas se mecian las espigas. Me dio lastima que ella ya no volviera a ver el juego del viento en los jazmines; que cerrara sus ojos a la luz de los dias. ?Pero por que iba a llorar?