Site uses cookies to provide basic functionality.

OK
--Lindo perro mio, buen perro, chucho querido, acercate y ven a respirar un excelente perfume, comprado en la mejor perfumeria de la ciudad. Y el perro, meneando la cola, signo, segun creo, que en esos mezquinos seres corresponde a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone curioso la humeda nariz en el frasco destapado; luego, echandose atras con subito temor, me ladra, como si me reconviniera. --!Ah miserable can! Si te hubiera ofrecido un monton de excrementos los hubieras husmeado con delicia, devorandolos tal vez. Asi tu, indigno companero de mi triste vida, te pareces al publico, a quien nunca se ha de ofrecer perfumes delicados que le exasperen, sino basura cuidadosamente elegida.