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Dejame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como panuelo odorifero, para sacudir recuerdos al aire. !Si pudieras saber todo lo que veo! !Todo lo que siento! !Todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en el perfume como el alma de los demas hombres en la musica. Tus cabellos contienen todo un ensueno, lleno de velamenes y de mastiles; contienen vastos mares, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es mas azul y mas profundo, en que la atmosfera esta perfumada por los frutos, por las hojas y por la piel humana. En el oceano de tu cabellera entreveo un puerto en que pululan cantares melancolicos, hombres vigorosos de toda nacion y navios de toda forma, que recortan sus arquitecturas finas y complicadas en un cielo inmenso en que se repantiga el eterno calor. En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un divan, en la camara de un hermoso navio, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre macetas y jarros refrescantes. En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azucar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me emborracho con los olores combinados del algodon, del almizcle y del aceite de coco. Dejame morder mucho tiempo tus trenzas, pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elasticos y rebeldes, me parece que como recuerdos.