Se quedo escuchando el goteo del agua en el bosque. Lecho rocoso, este. El frio y el silencio. Las cenizas del mundo difunto trajinadas de aca para alla por los crudos y transitorios vientos en el vacio. Llevadas, esparcidas y llevadas de nuevo. Todo desencajado de su apuntalamiento. Sin soporte en el viento cinereo. Sostenido por una respiracion, temblorosa y breve. Ojala mi corazon fuese de piedra.