"Las obras de los grandes poetas aun no han sido leidas por la humanidad -solo los grandes poetas son capaces de leerlas-. Las masas, sin embargo, las leen como si leyeran las estrellas...; si hay suerte, como astrologos, pero no como astronomos. A la mayoria de las personas se les ensena a leer solo para su propia comodidad, como si se les ensenara a contar para que puedan comprobar las cuentas y no ser enganados. Pero del leer como noble ejercicio intelectual no tienen idea; ademas, solo hay una cosa que se puede llamar leer en el mas alto sentido de la palabra: no aquello que nos adormece narcotizando nuestros mas altos sentimientos, sino aquello a lo que hay que acercarse de puntillas, aquello a lo que dedicamos nuestras mejores horas de vigilia"."
Dona Lorena, una bibliotecaria sabia que rondaba por alli por las tardes, siempre me preparaba una pila de libros que denominaba <>. Dona Lorena decia que el nivel de barbarie de una sociedad se mide por la distancia que intenta poner entre las mujeres y los libros. <>. Durante la guerra la metieron en la carcel de mujeres y dijeron que se habia ahorcado en su celda.
Por eso, al final el mundo es invadido por Tlon, la realidad se disuelve y se altera. El narrador se refugia nuevamente en la lectura; en otro tipo de lectura esta vez, una lectura controlada, minuciosa, la lectura como traduccion. El traductor es aqui el lector perfecto, un copista que escribe lo que lee en otra lengua, que copia, fiel, un texto, y en la minuciosidad de esa lectura olvida lo real.
Lo que me interesa senalar en el bellisimo final de <> es algo que encontraremos en muchos otros textos de Borges: la lectura como defensa. La quietud a la que alude la hipalage esta en el acto de leer; todo queda en suspenso; la vida, por fin, se ha detenido.