SpaPlatense - Psalms - 72

72:1  De Asaf. ¡Cuán bueno es Dios para Israel, el Señor para los que son rectos de corazón!

72:2  Pero, mis pies casi resbalaron, cerca estuve de dar un mal paso;

72:3  porque envidiaba a los jactanciosos al observar la prosperidad de los pecadores.

72:4  No hay para ellos tribulaciones; su cuerpo está sano y robusto.

72:5  No conocen las inquietudes de los mortales, ni son golpeados como los demás hombres.

72:6  Por eso la soberbia los envuelve como un collar; y la violencia los cubre como un manto.

72:7  De su craso corazón desborda su iniquidad; desfogan los caprichos de su ánimo.

72:8  Zahieren y hablan con malignidad, y altivamente amenazan con su opresión.

72:9  Su boca se abre contra el cielo, y su lengua se pasea por toda la tierra.

72:10  Así el pueblo se vuelve hacia ellos y encuentra sus días plenos;

72:11  y dice: “¿Acaso lo sabe Dios? ¿Tiene conocimiento el Altísimo?

72:12  Ved cómo tales impíos están siempre tranquilos y aumentan su poder.

72:13  Luego, en vano he guardado puro mi corazón, y lavado mis manos en la inocencia,

72:14  pues padezco flagelos todo el tiempo y soy atormentado cada día.”

72:15  Si yo dijere: “Hablaré como ellos”, renegaría del linaje de tus hijos.

72:16  Me puse, pues, a reflexionar para comprender esto; pero me pareció demasiado difícil para mí.

72:17  Hasta que penetré en los santos arcanos de Dios, y consideré la suerte final de aquellos hombres.

72:18  En verdad Tú los pones en un camino resbaladizo y los dejas precipitarse en la ruina.

72:19  ¡Cómo se deslizaron de golpe! Son arrebatados, consumidos por el terror,

72:20  son como quien despierta de un sueño; así Tú, Señor, al despertar despreciarás su ficción.

72:21  Cuando, pues, exasperaba mi mente y se torturaban mis entrañas,

72:22  era yo un estúpido que no entendía; fui delante de Ti como un jumento.

72:23  Mas yo estaré contigo siempre, Tú me has tomado de la mano derecha.

72:24  Por tu consejo me conducirás, y al fin me recibirás en la gloria.

72:25  ¿Quién hay para mí en el cielo sino Tú? Y si contigo estoy ¿qué podrá deleitarme en la tierra?

72:26  La carne y el corazón mío desfallecen, la roca de mi corazón es Dios, herencia mía para siempre.

72:27  Pues he aquí que cuantos de Ti se apartan perecerán; Tú destruyes a todos los que se prostituyen, alejándose de Ti.

72:28  Mas para mí la dicha consiste en estar unido a Dios. He puesto en el Señor Dios mi refugio para proclamar todas tus obras en las puertas de la hija de Sión.