SpaPlatense - I Maccabees - 4

4:1  Y tomó Gorgias consigo cinco mil hombres de a pie, y mil caballos escogidos; y de noche partieron,

4:2  para dar sobre el campamento de los judíos, y atacarlos de improviso; sirviéndoles de guías los del país que estaban en el alcázar.

4:3  Tuvo Judas aviso de este movimiento, y marchó con los más valientes de los suyos para acometer al grueso del ejército del rey, que estaba en Emaús.

4:4  Se hallaba el ejército todavía desparramado, fuera de los atrincheramientos.

4:5  Gorgias llegó aquella noche al campamento de Judas, y no halló en él alma viviente; se fue a buscarlos por los montes, diciendo: “Estas gentes van huyendo de nosotros.”

4:6  Mas así que se hizo de día, se dejó ver Judas en el llano, acompañado tan solamente de tres mil hombres, que se hallaban faltos de espadas y broqueles;

4:7  y reconocieron que el ejército de los gentiles era muy fuerte, y que estaba rodeado de coraceros y de caballería, y que todos eran diestros en el combate.

4:8  Entonces Judas habló a los suyos de esta manera: “No os asuste su muchedumbre, ni temáis su encuentro.

4:9  Acordaos del modo con que fueron librados nuestros padres en el Mar Rojo, cuando el Faraón iba en su alcance con un numeroso ejército;

4:10  y clamemos ahora al cielo, y el Señor se compadecerá de nosotros, y se acordará de la Alianza hecha con nuestros padres, y destrozará hoy a nuestra vista ese ejército;

4:11  con lo cual reconocerán todas las gentes que hay un salvador y libertador de Israel.”

4:12  En esto levantaron sus ojos los extranjeros, y percibieron que (los judíos) venían marchando contra ellos,

4:13  y salieron de los reales para acometerlos. Entonces los que seguían a Judas dieron la señal con las trompetas;

4:14  y habiéndose trabado combate, fueron desbaratadas las tropas de los gentiles; y echaron a huir por aquella campiña.

4:15  Mas todos los que se quedaron atrás, perecieron al filo de la espada. Y los vencedores fueron siguiéndoles al alcance hasta Gecerón, y hasta las campiñas de Idumea y de Azoto y de Jamnia, y murieron de ellos hasta tres mil hombres.

4:16  Después Judas se volvió con el ejército que le seguía,

4:17  y dijo a sus tropas: “No os dejéis llevar de la codicia del botín; porque aún tenemos enemigos que vencer;

4:18  y Gorgias se halla con su ejército cerca de nosotros en el monte. Ahora manteneos firmes contra nuestros enemigos, y vencedlos, y después tomaréis los despojos con toda seguridad.

4:19  En efecto, aún estaba hablando Judas cuando se descubrió parte de las tropas, que estaban acechando desde el monte.

4:20  Y reconoció Gorgias que los suyos habían sido puestos en fuga, y que habían sido entregados al fuego sus reales; pues la humareda que se veía le daba a entender lo sucedido.

4:21  Cuando ellos vieron esto, y al mismo tiempo a Judas y su ejército en el llano preparados para la batalla, se intimidaron en gran manera,

4:22  y echaron todos a huir a las tierras de las naciones extranjeras.

4:23  Con esto, Judas se volvió a tomar los despojos del campo, donde juntaron mucho oro y plata, y jacinto, y púrpura marina, y grandes riquezas.

4:24  Y al volverse, entonaban himnos, y bendecían a voces a Dios: porque el Señor es bueno, y eterna es su misericordia.

4:25  Y con esta memorable victoria se salvó Israel en aquel día.

4:26  Todos aquellos extranjeros que escaparon, fueron a llevar la nueva a Lisias de cuanto había sucedido;

4:27  y así que lo oyó, quedó consternado, y como fuera de sí, por no haber salido las cosas en Israel según él se había prometido y conforme el rey había mandado.

4:28  El año siguiente reunió Lisias sesenta mil hombres escogidos, y cinco mil de a caballo, con el fin de exterminar a los judíos.

4:29  Y entrando en Judea sentaron los reales en Bethorón, y les salió Judas al encuentro con diez mil hombres.

4:30  Y conociendo que era poderoso el ejército, oró, y dijo: “Bendito seas, oh Salvador de Israel, Tú que quebrantaste la fuerza de un gigante por medio de tu siervo David, y que entregaste el campamento de los extranjeros en poder de Jonatás, hijo de Saúl, y de su escudero.

4:31  Entrega ese ejército en poder de Israel, pueblo tuyo, y queden confundidas sus huestes y su caballería.

4:32  Infúndeles miedo, y aniquila su osadía y coraje, y despedácense ellos mismos con sus propias fuerzas.

4:33  Derríbalos con la espada de aquellos que te aman, para que todos los que conocen tu nombre te canten himnos de alabanza.”

4:34  Trabada luego la batalla, quedaron en ella muertos cinco mil hombres del ejército de Lisias.

4:35  Viendo este la fuga de los suyos, y el ardimiento de los judíos, y que estos estaban resueltos a vivir, o a morir valerosamente, se fue a Antioquía, y levantó nuevas tropas escogidas para volver con mayores fuerzas a la Judea.

4:36  Entonces Judas y sus hermanos, dijeron: “Ya que quedan destruidos nuestros enemigos, vamos ahora a purificar y restaurar el Templo”.

4:37  Y reunido todo el ejército, subieron al monte Sión

4:38  donde vieron desierto el lugar santo, y profanado el altar, y quemadas las puertas, y que en los patios habían nacido arbustos como en los bosques y montes, y que estaban arruinadas todas las habitaciones de los ministros del Santuario.

4:39  Al ver esto rasgaron sus vestidos, y lloraron amargamente, y se echaron ceniza sobre la cabeza;

4:40  y se postraron rostro por tierra, e hicieron resonar las trompetas con que se daban las señales, y levantaron sus clamores hasta el cielo.

4:41  Entonces Judas dispuso que fueran algunas tropas a combatir a los que estaban en el alcázar, mientras tanto que se iba purificando el Santuario.

4:42  Y escogió sacerdotes sin tacha, amantes de la Ley de Dios,

4:43  los cuales purificaron el Santuario, y llevaron a un sitio profano las piedras contaminadas.

4:44  Y estuvo pensando qué debía hacerse del altar de los holocaustos, que había sido profanado;

4:45  y tomaron el mejor partido, que fue el destruirle, a fin de que no fuese para ellos motivo de oprobio, puesto que había sido contaminado por los gentiles, y así le demolieron;

4:46  y depositaron las piedras en un lugar a propósito del monte en que estaba el Templo, hasta tanto que viniese un profeta, y decidiese qué era lo que de ellas debía hacerse.

4:47  Tomaron después piedras intactas, conforme a la Ley, y construyeron un altar nuevo semejante a aquel que había habido antes;

4:48  y reedificaron el Santuario, y aquello que estaba de la parte de adentro de la Casa, y santificaron el Templo y sus atrios.

4:49  E hicieron nuevos vasos sagrados, y colocaron en el Templo el candelero y el altar de los inciensos y la mesa.

4:50  Y pusieron después incienso sobre el altar, y encendieron las lámparas que estaban sobre el candelero, y alumbraron el Templo.

4:51  Y pusieron los panes sobre la mesa, colgaron los velos, y completaron todas las obras que habían comenzado.

4:52  Se levantaron antes de amanecer, el día veinticinco del noveno mes, llamado Casleu, del año ciento cuarenta y ocho.

4:53  y ofrecieron el sacrificio, según la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido.

4:54  Con lo cual se verificó que en el mismo tiempo, y el mismo día que este altar había sido profanado por los gentiles, fue renovado al son de cánticos, de cítaras, de liras, y de címbalos.

4:55  Y todo el pueblo se postró, hasta juntar su rostro con la tierra, y adoraron a Dios, y levantando su voz hasta el cielo, bendijeron a Aquel que les había concedido aquella felicidad.

4:56  Celebraron la dedicación del altar por espació de ocho días, y ofrecieron holocaustos con regocijo, y sacrificios de acción de gracias y alabanza.

4:57  Adornaron también la fachada del Templo con coronas de oro y con escudetes, y renovaron las puertas, y las habitaciones de los ministros, y les pusieron puertas.

4:58  Fue extraordinaria la alegría del pueblo; y sacudieron de sí el oprobio de las naciones.

4:59  Entonces estableció Judas y sus hermanos, y toda la iglesia de Israel, que en lo sucesivo se celebrase cada año con grande gozo y regocijo este día de la dedicación del altar por espacio de ocho días seguidos, empezando el día veinticinco del mes de Casleu.

4:60  Fortificaron entonces mismo el monte Sión, y le circuyeron de altas murallas y de fuertes torres, para que no viniesen los gentiles a profanarle, como lo habían hecho antes.

4:61  Y puso allí Judas una guarnición para que le custodiase, y le fortificó para seguridad de Betsura, a fin de que el pueblo tuviese a esta fortaleza en la frontera de Idumea.