SpaTDP - Matthew

Chapter 1

1:1  El libro de la generación de Jesús el Cristo , el hijo de David, el hijo de Abraham.

1:2  Abraham concibió a Isaac, e Isaac concibió a Jacob, y Jacob concibió a Judá y sus hermanos.

1:3  Judá concibió a Fares y de Zara, con Tamar. Y Fares concibió a Esrom; Esrom concibió a Aram.

1:4  Aram concibió a Aminadab; y Aminadab concibió a Naasón. Naasón concibió a Salmón.

1:5  Salmón concibió a Booz con Rahab. Booz concibió a Obed con Rut. Obed concibió a Jessé.

1:6  Y Jessé concibió rey David. El rey David concibió a Salomón con la que había sido esposa de Urias.

1:7  Salomón concibió a Roboam. Roboam concibió a Abias. Abias concibió a Asa.

1:8  Asa concibió a Josafat. Josafat concibió a Joram. Joram concibió a Uzias.

1:9  Uzias concibió a Jotam. Jotam concibió a Acaz. Acaz concibió a Ezequias.

1:10  Ezequias concibió a Manasés. Manasés concibió a Amón. Amón concibió a Josías.

1:11  Josías concibió a Jeconías y sus hermanos, mientras fueron llevados cautivos a Babilonia.

1:12  Y después de que fueron llevados a Babilonia, Jeconías concibió a Salatiel. Salatiel concibió a Zerobabel.

1:13  Zerobabel concibió a Abiud. Abiud concibió a Eliaquim. Eliaquim concibió a Azor.

1:14  Azor concibió a Sadoc. Sadoc concibió a Aquim. Aquim concibió a Eliud.

1:15  Eliud concibió a Eleazar. Eleazar concibió a Matán. Matán concibió a Jacob.

1:16  Jacob concibió a José, el esposo de María, de quien nació Jesús , a quien se llama Cristo.

1:17  Así que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce ; y desde David hasta que los llevaron a Babilonia son catorce generaciones; y desde que los llevaron a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

1:18  El nacimiento de Jesús el Cristo fue así: después de que su madre, María se había comprometido con José, y antes de que estuvieran juntos, ella se encontró con bebé del Espíritu Santo.

1:19  Entonces José, su marido, siendo un hombre justo, y no queriendo hacer de ella un ejemplo público, quizo separarse de ella en secreto.

1:20  Pero mientras pensaba estas cosas, un ángel del Señor se le apareció en un sueño, diciendo, «José, hijo de David, no temas tomar a María, tu esposa, pues quien se ha concebido en ella es del Espíritu Santo.

1:21  Ella dará a luz un hijo. Debes llamarlo Jesús, porque Él es quien salvará a su gente de sus pecados.»

1:22  Todo esto fue hecho, para que se cumpliera lo que fue dicho por el Señor por medio del profeta que dijo

1:23  «Observen, la virgen concebirá un niño, y dará a luz un hijo. Y lo llamarán Emmanuel;» que traducido es «Dios con nosotros .»

1:24  Entonces José despertó de su sueño e hizo como el ángel del Señor le ordenó, y tomó a su esposa consigo;

1:25  y no la conoció hasta que ella dio a luz a su primer hijo. Él lo llamó Jesús.

Chapter 2

2:1  Cuando Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes, vinieron hombres sabios del oriente a Jerusalén,

2:2  diciendo«¿Dónde está el que es nacido Rey de los Judíos? Porque vimos su estrella en el oriente, y hemos venido a adorarlo .»

2:3  Cuando el rey Herodes lo escuchó, se perturbó, y todo Jerusalén junto con él.

2:4  Y tras reunir a todos los jefes de los sacerdotes y escribas del pueblo les preguntó dónde habría de nacer el Cristo.

2:5  Ellos le dijeron, «En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta,

2:6  `Y tu Belén, en la tierra de Judá, no eres de forma alguna menos entre príncipes de Judá: Porque de ti saldrá un gobernante, que pastoreará mi pueblo, Israel.´»

2:7  Entonces Herodes llamó en secreto a los hombres sabios, y averiguó de ellos el tiempo exacto en que había aparecido la estrella.

2:8  Y los envió a Belén, diciendoles, «Vayan y busquen diligentemente al niño. Cuando lo hayan encontrado, tráiganme la noticia , para que yo también pueda ir a adorarlo .»

2:9  Ellos, habiendo oído al rey, continuaron su camino; y he aquí, la estrella que habían visto en el este, fue delante de ellos, hasta que llegó y se posó sobre el sitio donde estaba el niño.

2:10  Cuando vieron la estrella, se alegraron con inmenso gozo.

2:11  Cuando entraron a la casa y vieron al bebe con María, su madre, cayeron y lo adoraron. Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

2:12  Habiendo sido avisados en un sueño que no debían volver a Herodes, regresaron a su país por otra ruta.

2:13  Y cuando se habían marchado, he aquí, un ángel del Señor se apareció a José en un sueño, diciendo, «Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, quédate allá hasta que te diga, porque Herodes buscará al niño para destruirlo .»

2:14  Cuando se levantó, tomó al niño y a su madre en la noche, y partió hacia Egipto,

2:15  y allí estuvo hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera lo que fue dicho por el Señor por medio del profeta , «De Egipto llamé a mi hijo.»

2:16  Entonces cuando Herodes vio que había sido engañado por los hombres sabios, se molestó sobremanera, y envió y mató a todos los niños que había en Belén y en todos los alrededores ; todos los niños de dos años o menos, de acuerdo al tiempo que había investigado de los hombre sabios.

2:17  Así se cumplió lo que había sido dicho por Jeremías el profeta, quien dijo,

2:18  «En Ramá, una voz se escuchó, lamentos, llanto y gran tristeza, Raquel llorando por sus niños; pero a ella nada la consuela, pues ellos ya no están.»

2:19  Pero cuando Herodes murió, he aquí, un ángel del Señor se apareció en un sueño a José en Egipto,

2:20  y le dijo «Levántate, toma al niño y a su madre, y ve a la tierra de Israel, porque ya están muertos, quienes planeaban contra la vida del niño.»

2:21  Se levantó y tomó al niño y a su madre, y fue a la tierra de Israel.

2:22  Pero cuando escuchó que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre, Herodes, tuvo miedo de ir allí. Siendo avisado por Dios en un sueño, fue a la región de Galilea,

2:23  y llegó y habitó en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliera lo que había sido dicho por los profetas: «Será llamado Nazareno.»

Chapter 3

3:1  En esos días llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,

3:2  diciendo «¡Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos está cerca!»

3:3  Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, diciendo, «Una voz grita en el desierto, preparen el camino del Señor. Hagan sus caminos rectos.»

3:4  El mismo Juan tenía ropa hecha de pelo de camello, y un cinturón de cuero alrededor de su cintura. Su comida era saltamontes y miel natural.

3:5  Entonces fue donde él, la gente de Jerusalén, y de toda Judea, y de toda la región alrededor del Jordán.

3:6  Y fueron bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

3:7  Pero cuando vio a muchos de los fariseos y saduceos viniendo por su bautizo baptism, les, dijo «Ustedes cría de víboras, ¿Quién les advirtió huir de la ira que vendrá?

3:8  ¡Den, entonces, fruto que demuestre arrepentimiento!

3:9  Y no piensen para ustedes mismos, `Tenemos a Abraham como nuestro padre,´ porque les digo que Dios puede de estas piedras, hacer nacer hijos de Abraham.»

3:10  «Justo ahora el hacha está puesta en la raíz de los árboles. Entonces, todo árbol que no de buenos frutos es cortado, y arrojado al fuego.

3:11  Yo, de hecho, los bautizo en agua para el arrepentimiento, pero aquel que viene tras de mi es más poderoso que yo, no soy digno de llevar sus sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y con fuego

3:12  El rastrillo está en su mano, y Él limpiará completamente el piso donde trilla. Y reunirá su trigo en el granero, pero quemará los restos con fuego inextinguible.»

3:13  Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán a donde Juan, para ser bautizado por él.

3:14  Pero Juan se le opuso, diciendo, «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿Y vienes tú a mí?»

3:15  Pero Jesús respondiendo, le dijo, «Permítelo así ahora, pues esta es la forma apropiada para que cumplamos con toda justicia.» Entonces se lo permitió.

3:16  Y cuando Jesús fue bautizado, salió directamente del agua; y he aquí que los cielos le fueron abiertos. Vio al Espíritu de Dios descendiendo como una paloma, y viniendo a Él.

3:17  Y he aquí, una voz de los cielos decía, «Este es mi amado hijo, en quien estoy bien complacido.»

Chapter 4

4:1  Entonces Jesús fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo.

4:2  Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

4:3  El tentador vino y le dijo, «Si eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.»

4:4  Pero Él contestó diciendo, «Está escrito, `El hombre no vivirá sólo de pan, sino de cada palabra que proceda de la boca de Dios.´»

4:5  Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa y lo puso en el tope del templo,

4:6  y le dijo, «Si eres el Hijo de Dios, lánzate abajo porque está escrito, `Él dará a sus ángeles un encargo con respecto a tí.´ Y, `En sus manos te cargarán, para que no tropiece tu pie contra una piedra.´»

4:7  Jesús le dijo, «Está escrito también, `No pondrás a prueba al Señor, tu Dios.´»

4:8  De nuevo, el diablo lo subió a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de estos.

4:9  Y le dijo, «Todas estas cosas te daré, si te postras y me adoras.»

4:10  Entonces Jesús le dijo, « ¡Aléjate de mí Satanás! Porque está escrito, `Adorarás al Señor tu Dios, y sólo a Él le servirás.´»

4:11  Entonces el diablo lo dejó, y he aquí, que vinieron ángeles y lo atendieron.

4:12  Cuando Jesús escuchó que Juan había sido arrestado, volvió a Galilea.

4:13  Saliendo de Nazaret, fue y se quedó en Capernaum, que está junto al mar, en la región de Zabulón y Neftalí,

4:14  Para que se cumpliera lo que fue dicho por medio de Isaías el profeta cuando dijo,

4:15  «La tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, hacia el mar, más allá del Jordán, Galilea de los Gentiles.

4:16  La gente que se sentaba en oscuridad vio una gran luz, Y para aquellos que se sentaban en la región y en sombra de muerte, la luz ha aparecido.»

4:17  Desde ese entonces, Jesús comenzó a predicar y a decir, «¡Arrepiéntanse! Porque el Reino de los Cielos está cerca.»

4:18  Caminando por el mar de Galilea, Jesús he vio dos hermanos: Simón, quien es llamado Pedro, y Andrés, su hermano, echando una red al mar; pues eran pescadores.

4:19  Y les dijo, «Síganme, y los haré pescadores de hombres.»

4:20  Y ellos de inmediato dejaron sus redes y lo siguieron.

4:21  Partiendo de allí, vio a otros dos hermanos, Santiago el hijo de Zebedeo y Juan su hermano, en un bote con Zebedeo su padre, arreglando sus redes. Él los llamó.

4:22  Ellos de inmediato dejaron el bote y a su padre, y lo siguieron.

4:23  Jesús fue por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, predicando la Buena Nueva del Reino, y sanando todo desorden y toda enfermedad entre la gente.

4:24  Y su fama se difundió por toda Siria. Le trajeron a todos los que estaban enfermos, afligidos por varios desórdenes y tormentos, poseídos por demonios, epilépticos y paralíticos; y Él los sanó.

4:25  Grandes multitudes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y de más allá del Jordán lo seguían.

Chapter 5

5:1  Viendo las multitudes, subió a una montaña. Cuando se había sentado sus discípulos fueron donde Él.

5:2  Abrió su boca y les enseñó diciendo,

5:3  «Benditos los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

5:4  Benditos aquellos que se lamentan, porque serán confortados.

5:5  Benditos sean los humildes, porque heredarán la tierra.

5:6  Benditos quienes tengan hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

5:7  Benditos sean los piadosos, porque obtendrán piedad.

5:8  Benditos los puros de corazón, porque verán a Dios.

5:9  Benditos quienes hacen la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

5:10  Benditos aquellos que sean perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

5:11  Benditos sean ustedes cuando la gente los reproche, los persiga, y diga toda clase de maldades falsamente en contra de ustedes, por mi causa.

5:12  Alégrense y estén muy contentos, pues grande es su recompensa en el cielo. Pues así es como han perseguido a los profetas que estuvieron antes de ustedes.

5:13  «Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿Con que podrá devolvérsele el sabor? Entonces no es buena para nada, sólo para ser arrojada y pisada bajo los pies de los hombres.

5:14  «Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad ubicada en una montaña no puede ocultarse.

5:15  Ni ustedes prenden una lampara, y la ponen debajo de un recipiente, sino en una repisa; y brilla para todos los que están en la casa.

5:16  Así mismo, permitan que su luz brille ante los hombres; para que ellos puedan ver sus buenas obras, y den gloria al Padre que está en el cielo.

5:17  «No piensen que he venido a destruir la ley o los profetas. No viene a destruir, sino a completar.

5:18  Porque con seguridad, les digo, hasta que el cielo y la tierra pasen, no pasará de forma alguna, ni la letra más pequeña ni un pequeño trazo de la ley, hasta que todas las cosas estén cumplidas.

5:19  Entonces, quien rompa uno de estos mandamientos, y le enseñe a otros a hacerlo, será llamado pequeño en el Reino de los Cielos; pero quien los cumpla y los enseñe será llamado grande en el Reino de los Cielos.

5:20  Porque les digo que a menos que su justicia exceda a la de los escribas y fariseos, no hay forma de que entren en el Reino de los Cielos.

5:21  «Ustedes han oído que fue dicho a los antiguos, `No debes matar;´ y `Quien mate estará en peligro del juicio.´

5:22  Pero les digo, cualquiera que este de mal genio con su hermano sin una causa estará en peligro del juicio; y cualquiera que le diga a su hermano, `¡ Raca!´ estará en peligro del Concejo; y cualquiera que le diga, `¡Tu, tonto!´ estará en peligro del fuego de Gehena .

5:23  «Entonces si estás dando tu ofrenda en el altar, y allí recuerdas que tu hermano tiene algo en contra tuya,

5:24  deja tu ofrenda allí ante el altar, y sigue tu camino. Primero reconcíliate con tu hermano y después ve y da tu ofrenda.

5:25  Llega a un acuerdo con tu adversario rápidamente, mientras que estás con él en el camino; porque tal vez el adversario podría entregarte al juez, y el juez podría entregarte al oficial, y tu podrías ser arrojado a prisión.

5:26  Con seguridad te digo, de ninguna forma saldrás de ahí, mientras no pagues hasta el último centavo.

5:27  «Ustedes han oído que se dijo , a los ancianos `No cometerás adulterio;´

5:28  pero les digo que quien mire a una mujer con deseo, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

5:29  Si tu ojo derecho te hace tropezar, sácatelo y arrójalo lejos de ti. Porque es mejor para ti que uno de tus miembros perezca, y no que tu cuerpo entero sea arrojado a Gehena.

5:30  Y si tu mano derecha te hace tropezar, córtatela y arrójala lejos de tí. Porque es mejor para ti, que uno de tus miembros perezca, y no que tu cuerpo entero sea arrojado a Gehena.

5:31  «También se dijo, `Cualquiera que aleje a su mujer, que le de un certificado de divorcio,´

5:32  pero les digo que cualquiera que aleje a su esposa, excepto si se trata de fornicación, la hace una adultera; y cualquiera que se case con ella cuando sea alejada comete adulterio.

5:33  «Ustedes también han oído que les fue dicho a los de los tiempos antiguos, `No harás promesas falsas, sino que cumplirás lo que has prometido al Señor ,´

5:34  pero les digo, no juren: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

5:35  ni por la tierra, porque es el estrado para sus pies ; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

5:36  Ni jurarás por tu cabeza, porque ni siquiera puedes hacer blanco o negro un cabello.

5:37  En cambio que tu `Si´ sea `Si´ y que tu `No´ sea `No.´ Pues lo que sea más que esto es del mal.

5:38  «Ustedes han oído que fue dicho, `Ojo por ojo, y diente por diente.´

5:39  Pero les digo, no se resistan al que les hace mal; sino que a cualquiera que te golpee en tu mejilla derecha, ponle la otra también.

5:40  Si alguien quiere demandarte para tomar tu abrigo, déjale también la capa.

5:41  A cualquiera que te obligue a caminar una milla, ve con él dos.

5:42  Dale al que te pide, y no te alejes del que desea pedirte prestado.

5:43  «Ustedes han oído que fue dicho, `Amarás a tu prójimo, y odiarás a tu enemigo.´

5:44  Pero les digo, amen a sus enemigos, bendigan a quien los maldiga, hagan el bien a quien los odie, y oren por quienes los maltratan y los persigan,

5:45  para que puedan ser hijos de su Padre que está en el cielo. Porque Él hace que su sol salga sobre los malos y los buenos, y envía lluvia sobre el justo y el injusto.

5:46  Porque si aman a aquellos que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿Acaso no hacen lo mismo los recolectores de impuestos?

5:47  Y si sólo saludas a tus amigos, ¿qué haces de más que los demás? ¿Acaso no hacen lo mismo los paganos?

5:48  Entonces sean perfectos, tal como su Padre que está en el cielo es perfecto.

Chapter 6

6:1  «Tengan cuidado de no dar sus ofrendas de caridad ante los hombres, para ser vistos por ellos, o de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre quien está en el cielo.

6:2  Entonces cuando hagas actos de caridad, no toques una trompeta enfrente tuyo, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para poder obtener gloria de hombres. Con seguridad les digo, ellos ya han recibido su recompensa.

6:3  Cuando hagas actos de caridad, no permitas que tu mano izquierda sepa lo que tu mano derecha hace,

6:4  para que tus actos de caridad sean en secreto, y entonces tu Padre que ve en secreto te recompensará abiertamente.

6:5  «Y cuando ores, no seas como los hipócritas, pues ellos aman levantarse y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para poder ser vistos por hombres. Con seguridad, les digo, ellos ya recibieron su recompensa.

6:6  Pero tu, cuando ores, entra en tu cuarto, y después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre qen ve en lo secreto te recompensará abiertamente.

6:7  Y al orar, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles; pues ellos creen que serán oídos porque hablan mucho.

6:8  Por eso no sean como ellos, pues su Padre sabe lo que ustedes necesitan desde antes que le pidan.

6:9  Por tanto oren así: `Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

6:10  Que tu Reino venga. Que se haga tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

6:11  Danos hoy nuestro pan diario.

6:12  Y perdonanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido.

6:13  Y no nos conduzcas a la tentación, más líbranos del malo. Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria por siempre. Amén.´

6:14  «Pues si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones, su Padre celestial también los perdonará.

6:15  Pero si ustedes no perdonan a los hombres sus transgresiones, su Padre tampoco perdonara sus transgresiones.

6:16  «Además cuando ayunen, no sean como los hipócritas, con caras tristes. Pues desfiguran sus caras, para que su ayuno pueda ser visto por hombres. Con seguridad les digo, ellos ya han recibido su recompensa.

6:17  Pero tu, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro;

6:18  para que el ayuno no sea visto por hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en secreto, te recompensará abiertamente.

6:19  «No acumulen tesoros para ustedes mismos en la tierra, donde las polillas y el óxido corrompen y donde los ladrones irrumpen y roban;

6:20  más bien acumulen tesoros para ustedes mismos en el cielo, en donde ni las polillas ni el óxido corrompen y donde los ladrones no entran ni roban;

6:21  pues en donde está tu tesoro, allí también está tu corazón.

6:22  «La lampara del cuerpo es el ojo. Así que si tu ojo se encuentra sano, tu cuerpo entero estará lleno de luz.

6:23  Pero si tu ojo es malvado tu cuerpo entero estará lleno de oscuridad. Así que si la luz que está dentro de ti es oscuridad, ¡cuan grande es la oscuridad!

6:24  «Nadie puede servir a dos señores, pues bien a uno odiará y al otro amará; o bien será devoto a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas.

6:25  Por eso les digo, no se afanen por su vida: lo que comerán o lo que tomarán ni por lo que se pondrán en el cuerpo. ¿No es la vida más que comida y el cuerpo más que el vestido?

6:26  Miren los pájaros del cielo, pues ellos no siembran, ni recogen, ni recolectan en graneros. Más Su Padre celestial los alimenta. ¿No son ustedes de mucho más valor que ellos?

6:27  «¿Quién de ustedes, afanándose, puede aumentar un codo a su estatura?

6:28  ¿Y por qué se afanan por el vestido? Consideren los lirios del campo, como ellos crecen. No trabajan, ni tejen,

6:29  y sin embargo les digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos.

6:30  Entonces si Dios así viste al pasto del campo, que hoy existe, y que mañana es arrojado al horno, ¿No los vestirá mucho más a ustedes, gente de poca fe?

6:31  «Entonces no se afanen, diciendo, ` ¿Que comeremos?,´ o `¿Qué beberemos?´ o `¿Con que nos vestiremos?´

6:32  Pues los gentiles buscan todas estas cosas, pero su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todo esto.

6:33  Busquen primero el Reino de Dios, y su justicia; y todas estás cosas también les serán dadas por añadidura.

6:34  Así que no se afanen por el mañana, pues el mañana se afanará por las cosas de si mismo. Son suficientes los males propios de cada día .

Chapter 7

7:1  «No juzguen y no serán juzgados.

7:2  Pues con el juicio que juzguen, serán juzgados; y con la medida que midan, serán medidos.

7:3  ¿Y por qué ves la paja en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga en tu propio ojo?

7:4  ¿O cómo puedes decirle a tu hermano `Déjame sacar esa paja de tu ojo;´ cuando ocurre que la viga está en el tuyo?

7:5  ¡Tu hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.

7:6  «No des lo que es sagrado a los perros, ni arrojes tus perlas a los cerdos, no sea que las pisen bajo sus pies, y se vuelvan y te hagan pedazos.

7:7  «Pidan, y se les dará. Busquen y encontrarán. Golpeen y se abrirá para ustedes.

7:8  Pues todo aquel que pida, recibirá; y quien busca, encontrará; y a aquel que golpea se le abrirá.

7:9  ¿O quien de ustedes, si su hijo le pide un pan, le da una piedra?

7:10  ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

7:11  Entonces si ustedes, siendo malos, saben como darle buenos regalos a sus hijos, ¡cuanto más su Padre que está en el cielo dará buenas cosas a los que le pidan!

7:12  Entonces cualquier cosa que deseen que los hombres les hagan a ustedes, justamente eso les deben hacer ustedes a ellos; pues en esto consisten la ley y los profetas.

7:13  «Entren por la puerta angosta; pues ancha es la puerta y amplio el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que van allí.

7:14  How ¡Porque estrecha es la puerta, y angosto es el camino que conduce a la vida! Y son pocos los que lo encuentran.

7:15  «Tengan cuidado de los falsos profetas, que vienen a ustedes vestidos como ovejas pero son lobos feroces.

7:16  Por sus frutos los reconocerán. ¿O acaso recogen uvas de espinos o higos de los cardos?

7:17  De forma que, todo árbol bueno produce buenos frutos; pero un árbol corrupto produce frutos malos.

7:18  Un buen árbol no puede producir malos frutos, ni un árbol corrupto puede producir buenos frutos.

7:19  Todo árbol que no produce buenos frutos es derribado y arrojado al fuego.

7:20  Así pues por sus frutos los reconocerás.

7:21  No todo aquel que me dice `Señor, Señor,´ entrará al Reino de los Cielos; sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

7:22  Muchos me dirán en ese día, `Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y sacamos demonios en tu nombre e hicimos muchas obras maravillosas en tu nombre?´

7:23  Y entonces les diré, `Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes que trabajan la maldad.´

7:24  «Entonces todo el que oye estas palabras de mí, y las practica, lo compararé con un hombre sabio, que construye su casa sobre una roca.

7:25  La lluvia llega, las inundaciones vienen, y los vientos soplan y golpean la casa; pero esta no cae, porque tiene bases sobre una roca.

7:26  Todo aquel que escucha mis palabras, y no las practica será como un hombre necio, que construye su casa sobre arena.

7:27  La lluvia cae, las inundaciones llegan, los vientos soplan y golpean la casa, y esta cae y grande es su caída.»

7:28  Y ocurrió, cuando Jesús había terminado estas palabras, que las multitudes estaban atónitas con su enseñanza,

7:29  pues Él les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Chapter 8

8:1  Cuando bajó de la montaña, grandes multitudes lo siguieron.

8:2  Ocurrió que un leproso fue ante Él, y se postró diciendo, «Señor, si tu quieres, puedes hacerme limpio.»

8:3  Y Jesús estiró su mano, lo tocó, diciendo, «Yo quiero. Queda limpio.» Y de inmediato fue limpiado de su lepra.

8:4  Jesús le dijo, «Observa, no le digas a nadie, pero ve, muéstrate al sacerdote, y da la ofrenda que Moisés ordenó, como testimonio para ellos.»

8:5  Cuando Jesús llegó a Capernaum, un centurión fue donde Él, pidiéndo,

8:6  y diciendo «Señor, mi siervo yace en casa paralizado y atrozmente atormentado.»

8:7  Jesús le dijo, « Iré y lo sanaré.»

8:8  El centurión le contestó , «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Pero sólo dí la palabra, y mi siervo será sanado.

8:9  Pues yo también soy un hombre bajo la autoridad, teniendo a mi cargo soldados. Y le digo a este, `Ve,´ y él va, y le digo a otro, `Ven,´ y él viene; y le digo a mi siervo, `Haz esto,´ y él lo hace.»

8:10  Cuando Jesús escuchó esto, se maravilló, y les dijo a los que lo seguían, «Con seguridad les digo, que no he encontrado una fe tan grande, ni siquiera en Israel.

8:11  Y les digo que muchos vendrán de este y oeste, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos,

8:12  mientras que los hijos del Reino serán arrojados en la oscuridad exterior. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.»

8:13  Jesús le dijo al centurión, «Sigue tu camino. Que se cumpla para ti tal como lo haz creído.» Y su siervo fue sanado en ese mismo momento.

8:14  Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro vio a la suegra de este acostada y con fiebre.

8:15  Le tocó la mano y la fiebre la dejó. Ella se levantó y les sirvió.

8:16  Cuando cayó la tarde le llevaron muchos poseídos por demonios. Jesús expulsó a los espíritus con una palabra y sanó a todos los que estaban enfermos;

8:17  para que así se cumpliera lo que fue dicho por Isaías el profeta : «Él tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades.»

8:18  Cuando Jesús vio las grandes multitudes a su alrededor dio la orden de partir hacia el otro lado.

8:19  Cierto escriba vino y le dijo, «Maestro, yo te seguiré a donde quiera que vayas.»

8:20  Jesús le dijo, «Los zorros tienen madrigueras y los pájaros del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene lugar alguno donde reclinar su cabeza.»

8:21  Y otro de sus discípulos le dijo, «Señor, permíteme primero ir a sepultar a mi padre.»

8:22  Pero Jesús le dijo, «Sígueme y deja a los muertos sepultar a sus propios muertos.»

8:23  Cuando se subió al bote sus discípulos lo siguieron.

8:24  Una gran tempestad se levantó en el mar, tanto que el barco era cubierto con las olas pero Jesús estaba dormido.

8:25  Sus discipulos fueron donde Él y lo despertaron diciendo, «¡Sálvanos Señor! ¡Perecemos!»

8:26  Él les dijo, «¿Por qué tienen miedo, ustedes hombres de poca fe?» Entonces se levantó, reprendió al viento y al mar, y hubo una gran calma.

8:27  Los hombres se asombraron y dijeron, «¿Qué clase de hombre es este que hasta el viento y el mar le obedecen?»

8:28  Cuando llegó al otro lado a la región de Gadara dos personas poseídas por demonios lo encontraron allí, salían de las tumbas, y eran muy violentos, así que nadie podía pasar por ese camino.

8:29  He aquí que gritaron «¿Qué tenemos que ver contigo Jesús, Hijo de Dios? ¿Haz venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?»

8:30  Había una piara de muchos cerdos alimentándose lejos de ellos.

8:31  Así que los demonios le suplicaron diciendo, «Si nos expulsas permítenos ir a la piara de cerdos.»

8:32  Él les dijo, «¡Vayan!» Salieron y fueron a la piara de cerdos; y ocurrió, que la piara completa de cerdos corrió hasta caer por el precipicio al mar y murió en las aguas.

8:33  Los que cuidaban huyeron y fueron a la ciudad y contaron todo lo sucedido, incluyendo lo que paso con los que estaban poseídos por los demonios.

8:34  Toda la ciudad salió a encontrarse con Jesús. Cuando lo vieron le rogaron que se fuera de su región.

Chapter 9

9:1  Entró al bote, y cruzó, para llegar a su propia ciudad.

9:2  Ocurrió que le llevaron un hombre paralítico, que yacía sobre una camilla. Jesús viendo su fe, le dijo al paralítico, «¡Hijo, alégrate! Tus pecados te son perdonados.»

9:3  Algunos de los escribas dijeron entre ellos, «Este hombre blasfema.»

9:4  Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo, «¿Por qué piensan mal en sus corazones?

9:5  Pues ¿qué es más fácil, decir `Tus pecados te son perdonados;´ o decir `Levántate, y camina?´

9:6  Más sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad sobre la tierra para perdonar pecados.» Entonces le dijo al paralítico, «Levántate, toma tu camilla, y ve a tu casa.»

9:7  Él se levantó y fue a su casa.

9:8  Y cuando la multitud vio esto, se maravilló y dio gloria a Dios, quien le había dado tal autoridad a los hombres.

9:9  Cuando Jesús salía de allí, vio a un hombre llamado Mateo sentado en la oficina de recolección de impuestos. Le dijo, «Sígueme.» Él se levantó y lo siguió.

9:10  Ocurrió mientras se sentaba en la casa, que muchos recolectores de impuestos y pecadores vinieron y se sentaron con Jesús y sus discípulos.

9:11  Cuando los fariseos vieron esto, dijeron a sus discípulos, «¿Por qué su Maestro come con recolectores de impuestos y pecadores?»

9:12  Más cuando Jesús los escucho, les dijo, «Quienes están saludables no necesitan un médico, pero si quienes están enfermos.

9:13  Más vayan ustedes y aprendan lo que esto significa: `Deseo piedad, y no sacrificio,´ pues no vine a llamar al justo, sino a los pecadores al arrepentimiento.»

9:14  Entonces los discípulos de Juan fueron donde Él diciendo, «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo pero tus discípulos no ayunan?»

9:15  Jesús les dijo, «¿Acaso pueden estar tristes los amigos del novio mientras él está con ellos? Más vendrán los días cuando el novio les sera arrebatado y entonces ayunarán.

9:16  Nadie cose un pedazo de tela nueva sobre un vestido viejo; pues el parche encogerá, se desprenderá del vestido y hará un hueco peor.

9:17  Ni tampoco la gente pone vino nuevo en odres viejos porque se revientan los odres y el vino se riega y los odres se dañan. Más se pone vino nuevo en odres nuevos y ambos se conservan.»

9:18  Mientras les decía estas cosas un jefe llegó y se arrodillo ante Él diciendo, «Mi hija acaba de morir pero ven y pon tu mano sobre ella y ella vivirá.»

9:19  Jesús se levantó y lo siguió al igual que sus discípulos.

9:20  Entonces una mujer que sufría de hemorragias de sangre durante doce años se acerco a Él por detrás y tocó el borde de su manto;

9:21  pues ella dijo a si misma, «Si yo solo pudiera tocar su manto sería sanada.»

9:22  Pero Jesús dándose vuelta y viéndola, le dijo «¡Hija, alégrate! tu fe te ha hecho bien.» Y la mujer fue sanada desde ese instante.

9:23  Cuando Jesús entró en la casa del dirigente, vio a los flautistas y a la multitud en un desorden ruidoso,

9:24  y les dijo, «Hagan espacio, porque la niña no está muerta, sino dormida.» Más ellos lo ridiculizaron.

9:25  Pero cuando la multitud fue sacada, Él entró, tomó su mano y la niña se levantó.

9:26  La noticia de esto se difundió por toda esa región.

9:27  Mientras Jesús salía de allí, dos hombres ciegos lo siguieron, llamándolo y diciendo, «¡Ten piedad de nosotros, hijo de David!»

9:28  Cuando había entrado en la casa, los ciegos fueron donde Él. Jesús les dijo, «¿Creen que yo puedo hacer esto?» Ellos le dijeron, «Si, Señor.»

9:29  Entonces Él tocó sus ojos, diciendo, «Que se cumpla en ustedes, de acuerdo a su fe.»

9:30  Sus ojos se abrieron y Jesús les indicó estrictamente, «Cuiden que nadie sepa sobre esto.»

9:31  Pero ellos salieron y difundieron su fama en toda esa región.

9:32  Cuando se iban, le llevaron un hombre mudo que estaba poseído por un demonio.

9:33  Y cuando el demonio fue expulsado, el mudo pudo hablar. La multitud maravillada, decía, «¡Nunca antes había sido visto en Israel algo como esto!»

9:34  Pero los fariseos decían, «Por el príncipe de los demonios, Él expulsa demonios.»

9:35  Jesús fue por todas las ciudades y pueblos, enseñando en sus sinagogas, predicando la Buena Nueva del Reino, y sanando todo sufrimiento y toda enfermedad entre la gente.

9:36  Pero cuando vio las multitudes, fue movido por la compasión hacia ellas, porque estaban cansadas y dispersas como ovejas sin pastor.

9:37  Entonces les dijo a sus discípulos, «De hecho la cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.

9:38  Por esto oren al Señor de la cosecha para que envíe trabajadores a su cosecha.»

Chapter 10

10:1  Llamó a sus doce discípulos, y les dio poder sobre los espíritus inmundos, para expulsarlos, y para sanar todo sufrimiento y toda enfermedad.

10:2  Los nombres de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, quien es llamado Pedro; Andrés, su hermano; Santiagoel hijo de Zebedeo y Juan su hermano;

10:3  Felipe; Bartolome; Tomás; Mateo el recolector de impuestos; Santiago el hijo de Alfeo; y Lebeo quien era llamado Tadeo;

10:4  Simón el cananita; y Judas Iscariote, quien también lo traicionó.

10:5  Jesús envió a estos doce, y les encargó, «No vayan por el camino de los gentiles, y no entren en ninguna ciudad de samaritanos.

10:6  En cambio, vayan a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

10:7  Mientras van, prediquen, `¡El Reino de los Cielos está cerca!´

10:8  Sanen a los enfermos, limpien a los leprosos, resuciten a los muertos , y expulsen demonios. Han recibido gratuitamente, así que den gratuitamente.

10:9  No lleven oro, ni plata, ni bronce en sus monederos.

10:10  No lleven bolsa para su viaje, ni dos vestidos, ni zapatos, ni bastón: pues el trabajador merece su comida.

10:11  Y en cualquier ciudad o pueblo que entren, averigüen quien lo merece, y allí quédense hasta que salgan.

10:12  Cuando entren a una casa, den un saludo de paz.

10:13  Si la familia lo merece que su paz llegue sobre esta; pero si no lo merece que su paz regrese a ustedes.

10:14  Si alguien no los recibe, ni escucha sus palabras, cuando salgan de esa casa o ciudad, sacudan el polvo de sus pies.

10:15  Con seguridad les digo, será más tolerable para la tierra de Sodoma y Gomorra en el día del juicio que para esa ciudad.

10:16  «Observen, los envío como ovejas en medio de lobos. Entonces sean astutos como serpientes, e inocentes como palomas.

10:17  Pero cuídense de los hombres: pues los entregarán a consejos, y en sus sinagogas los castigarán.

10:18  Si, y serán llevados ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y las naciones.

10:19  Pero cuando los entreguen, no estén ansiosos sobre como o que dirán, pues en esa misma hora les será dado lo que dirán.

10:20  Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre quien hablará en ustedes.

10:21  «Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo. Y los hijos se levantarán contra sus padres, y por causa de ellos serán condenados a muerte.

10:22  Y serán odiados por todos los hombre por causa de mi nombre, pero aquel que persevere hasta el final será salvado.

10:23  Más cuando los persigan en esta ciudad, huyan a otra, pues con seguridad les digo, ustedes no habrán ido por todas las ciudades de Israel, hasta que el Hijo del Hombre haya venido.

10:24  «Un discípulo no está sobre su maestro, ni un siervo sobre su señor.

10:25  Es suficiente para el discípulo ser como su maestro, y para el siervo ser como su señor. Si ellos han llamado al maestro de la casa Beelzebú, ¡cuanto más los de su familia!

10:26  Entonces no les teman, pues no hay nada encubierto que no sea revelado, ni nada escondido que no sea conocido.

10:27  Lo que les digo en la oscuridad, díganlo a la luz; y lo que escuchan susurrado al oído, proclámenlo desde los techos de las casas.

10:28  No teman a aquellos que matan el cuerpo, pero que no pueden matar el alma. Por el contrario, teman a quien es capaz de destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno.

10:29  «¿No son vendidos dos pájaros por un asarión? Y ninguno de estos caerá a tierra, sin la voluntad de vuestro Padre

10:30  pero cada uno de los cabellos de sus cabezas está contado.

10:31  Por eso no se preocupen. Ustedes son de más valor que muchos pájaros.

10:32  Entonces a todo aquel que me reconozca ante los hombres, a él también yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo.

10:33  Pero a cualquiera que me niegue ante los hombres, a él también lo negaré ante mi Padre que está en el cielo.

10:34  «No piensen que he venido a traer calma sobre la tierra. No vine a traer calma, sino una espada.

10:35  Pues he venido a poner un hombre en disputa contra su padre, y a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra.

10:36  Los enemigos de un hombre serán los de su propia familia.

10:37  Aquel que ame a padre o madre más que a mí no es digno de mí; y aquel que ame a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.

10:38  Aquel que no tome su cruz y me siga, no es digno de mí.

10:39  Aquel que encuentre su vida la perderá; y aquel que pierda su vida por mi causa la encontrará.

10:40  Aquel que los reciba me recibe, y aquel que me recibe a mi recibe al que me envió.

10:41  Aquel que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá la recompensa de un profeta; y aquel que recibe a un hombre justo porque es justo, recibirá la recompensa de un hombre justo.

10:42  Y cualquiera que le da a uno de estos pequeños sólo un vaso de agua fría para beber por ser un discípulo mio, con seguridad les digo que de ninguna forma perderá su recompensa.»

Chapter 11

11:1  Ocurrió que cuando Jesús había terminado de dar indicaciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

11:2  Cuando Juan escuchó en prisión las obras de Cristo, envió a dos de sus discípulos

11:3  a decirle, «¿Eres tu el que vendría, o debemos buscar otro?»

11:4  Jesús les contestó, «Vayan y díganle a Juan las cosas que escuchan y ven:

11:5  los ciegos reciben su vista, los minusválidos caminan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y la buena nueva es predicada a los pobres.

11:6  Bendito es quien no encuentra ocasión para dudar de mi.

11:7  Mientras se iban por su camino, Jesús comenzó a hablarles a las multitudes sobre Juan «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña movida por el viento?

11:8  ¿Pero qué fueron a ver? ¿ Un hombre vestido con suaves prendas? Observen, que quienes usan suaves prendas están en las casas de los reyes.

11:9  ¿Pero que fueron a ver? ¿Un profeta? Si, y les digo, mucho más que un profeta.

11:10  Pues este es aquel de quien está escrito, `Observa, envío mi mensajero antes de tu rostro, él preparará el camino antes de ti.´

11:11  Con seguridad les digo, entre aquellos que han nacido de mujer no ha aparecido alguien más grande que Juan el Bautista; y aún así el que es menos en el Reino de los Cielos es más grande que él.

11:12  Y desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo toman a la fuerza.

11:13  Pues todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

11:14  Si ustedes desean recibirlo, este es Elías, quien estaba por venir.

11:15  He who has ears to hear, let him hear. Quien tenga oídos para escuchar, que escuche.

11:16  «Pero ¿con qué compararé a esta generación? Es como niños que se sientan en las plazas, llaman a sus compañeros

11:17  y dicen, `Tocamos la flauta para ustedes, y ustedes no bailaron. Lloramos por ustedes, y ustedes no se lamentaron.´

11:18  Pues Juan vino sin comer ni beber y ellos dijeron, `Tiene un demonio.´

11:19  El Hijo del Hombre vino comiendo y bebiendo y ellos dijeron, `¡Observen, un glotón y bebedor, un amigo de los recolectores de impuestos y de los pecadores!´ Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.»

11:20  Entonces comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho la mayoría de sus obras poderosas, porque no se arrepentían.

11:21  «¡Pobre de ti, Corazín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Pues si las obras poderosas que se han hecho en ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, la gente se habría arrepentido hacia tiempo en camisas de penitencia y cenizas.

11:22  Pero les digo, será más tolerable para Tiro y Sidón en el día del juicio que para ustedes.

11:23  Tu, Capernaum, que eres exaltada hasta el cielo, bajarás al infierno. Pues si las poderosas obras que se han hecho en ti se hubieran hecho en Sodoma, habría permanecido hasta estos días.

11:24  Pero les digo que será más tolerable para la tierra de Sodoma en el día del juicio que para ustedes.»

11:25  En ese momento, Jesús dijo, «Te agradezco, Padre, Señor del cielo y la tierra, que escondes estas cosas al sabio y al entendido, y las revelas a los niños.

11:26  Si, Padre, pues así fue agradable a tu vista.

11:27  Todo me ha sido enviado por mi Padre. Nadie conoce al Hijo, excepto el Padre, y nadie conoce al Padre, excepto el Hijo, y aquel a quien el Hijo desea revelárselo.

11:28  «Vengan a mi, todos ustedes que trabajan y llevan pesadas cargas, y les daré descanso.

11:29  Tomen mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mi, pues soy tranquilo y humilde de corazón; y ustedes encontrarán descanso para sus almas.

11:30  Pues mi yugo es fácil, y mi carga es liviana.»

Chapter 12

12:1  En ese tiempo, Jesús fue el día sabático por los campos de granos. Sus discípulos estaban hambrientos y comenzaron a arrancar granos y a comer.

12:2  Pero cuando los fariseos los vieron, le dijeron, «Observa, tus discípulos hacen algo que no es permitido hacer en el día sabático.»

12:3  Pero Él les dijo, «¿No han leído sobre lo que David hizo cuando él y los que estaban con él tuvieron hambre;

12:4  como entró a la casa de Dios y comió del pan sagrado el cual no le era permitido comer ni tampoco a los que estaban con él, más era solo para los sacerdotes?

12:5  ¿O no han leído en la ley que en el día sabático los sacerdotes en el templo profanan el día sabático, y no son culpables?

12:6  Pero les digo que uno más grande que el templo está aquí.

12:7  Pero si ustedes hubieran sabido lo que esto significa, `quiero compasión y no sacrificio´ no habrían condenado al inocente.

12:8  Pues el Hijo del Hombre es Señor incluso del día sabático.»

12:9  Él se marchó de allí, y entró a la sinagoga.

12:10  Y ocurrió que allí había un hombre con su mano tullida. Ellos le preguntaron, «¿Es legal sanar en el día sabático?» Para así poder acusarlo.

12:11  Él les dijo, «¿Qué hombre hay entre ustedes que si tiene una oveja y esta se cae en un hoyo el día sabático no se aferra a ella y la saca de allí?

12:12  ¡Pues que tanto más valor tiene un hombre que una oveja! Por tal razón es legal hacer el bien en el día sabático.»

12:13  Entonces le dijo al hombre, «Estira tu mano.» Él estiró la mano; y esta quedó restaurada completamente tal como la otra mano.

12:14  Pero los fariseos salieron y conspiraron en contra de Jesús para ver como lo podrían destruir.

12:15  Jesús, percibiéndolo, se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron; y Él los sanó a todos,

12:16  y les encargo que no debían darlo a conocer:

12:17  para que se cumpliera lo que fue dicho por Isaías el profeta cuando dijo,

12:18  «Observen, mi siervo al cual he escogido; Mi amado en quien mi alma está bien complacida: Pondré mi Espíritu sobre Él. Él proclamará la justicia a las naciones.

12:19  Él no discutirá, ni gritará; Ni nadie escuchará su voz en las calles.

12:20  Él no cortará una caña maltrecha. Él no extinguirá una mecha que humea, Hasta que lleve la justiciaa la victoria.

12:21  En su nombre, las naciones tendrán esperanza.»

12:22  Entonces un poseído por un demonio, ciego y mudo, le fue llevado y Él lo sanó, así que el ciego y mudo, habló y vio.

12:23  Todas las multitudes estaban maravilladas, y dijeron, «¿No es este el hijo de David?»

12:24  Pero cuando los fariseos lo escucharon, dijeron, «Este hombre no expulsa demonios, excepto por Beelzebú, el príncipe de los demonios.»

12:25  Conociendo sus pensamientos, Jesús les dijo, «Todo reino dividido contra si mismo es llevado a la desolación, y toda ciudad o casa dividida contra si misma no se mantendrá.

12:26  Si Satanás expulsara a Satanás, él se divide contra si mismo . ¿Cómo entonces se mantendrá su reino?

12:27  ¿Si yo expulsara demonios por Beelzebú, los hijos de ustedespor quien los expulsan? Pues ellos serán sus jueces.

12:28  Pero si yo por el Espíritu de Dios expulso demonios, entonces el Reino de Dios ha llegado sobre ustedes.

12:29  ¿O cómo puede alguien entrar en la casa de un hombre fuerte, y robar sus bienes, a menos que primero ate al hombre fuerte? Entonces podrá robar su casa.

12:30  «Aquel que no está conmigo está contra mi, y el que no recolecta conmigo, dispersa.

12:31  Por eso les digo, todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero las blasfemias contra el Espíritu no les serán perdonadas a los hombres.

12:32  A cualquiera que hable una palabra en contra del Hijo del Hombre, le será perdonado; pero a quien hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en esta época, ni en la que está por venir.

12:33  «O bien hacen el árbol bueno y su fruto es bueno, o hacen el árbol corrupto, y su fruto es corrupto; pues el árbol se conoce por sus frutos.

12:34  Ustedes nido de víboras, ¿cómo pueden siendo malos, hablar cosas buenas? Pues la boca habla de lo que abunda en el corazón.

12:35  Un hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el hombre malo de su tesoro malo saca cosas malas.

12:36  Les digo que de toda palabra inútil que los hombres digan, por ella darán cuenta en el día del juicio.

12:37  Pues por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.»

12:38  Entonces algunos de los escribas y los fariseos contestaron diciendo, «Maestro, queremos ver una señal de ti.»

12:39  Pero Él les contestó diciendo, «Una generación mala y adultera busca una señal, pero ninguna señal le será dada solo la de Jonás el profeta.

12:40  Pues así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el estomago de una ballena, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.

12:41  Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán, pues ellos se arrepintieron con la prédica de Jonás; más observen que alguien más grande que Jonás esta aquí.

12:42  La reina del sur se levantará en el juicio con esta generación y la condenará, pues vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y alguien más grande que Salomón está aquí.

12:43  Pero el espíritu impuro cuando sale del hombre pasa por lugares sin agua buscando descanso más no lo halla.

12:44  Entonces dice, `Regresaré a mi casa de donde salí,´ y cuando regresa la encuentra desocupada, barrida y ordenada.

12:45  Entonces se va y toma con él otros siete espíritus más malos que él y entran y habitan allí. La situación final de ese hombre es peor que al comienzo. También será así para esta generación perversa.»

12:46  Mientras aún hablaba a la multitud, vea que su madre y sus hermanos estaban afuera buscando hablar con Él.

12:47  Entonces alguién le dijo, «Mira, tu madre y tus hermanos están afuera buscando hablar contigo.»

12:48  Pero Él le contestó diciendo al que le hablaba, «¿Quién es mi madre? y ¿Quiénes son mis hermanos?»

12:49  Estiró su mano hacia sus discípulos, y dijo, «¡Observen, mi madre y mis hermanos!

12:50  Pues cualquiera que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo, es mi hermano y hermana y madre.»

Chapter 13

13:1  El mismo día Jesús salió de la casa, y se sentó cerca al mar.

13:2  Grandes multitudes se reunieron con Él, así que Jesús entró en un bote, y se sentó y la multitud completa se quedó en la playa.

13:3  Les habló muchas cosas en parábolas, diciendo, «Observen, un sembrador salió a sembrar.

13:4  Mientras sembraba, algunas semillas cayeron a la carretera, y los pájaros vinieron y las devoraron.

13:5  Algunas cayeron en tierra pedregosa, donde no tenían mucha tierra, y de inmediato crecieron, porque no tenían profundidad en la tierra.

13:6  Cuando el sol subió, se quemaron. Porque no tenían raíz, se secaron.

13:7  Y otras cayeron entre espinas. Las espinas crecieron y las detuvieron;

13:8  pero otras cayeron en tierra buena, y dieron fruto: algunas cien veces, algunas sesenta y otras treinta.

13:9  Aquel que tenga oídos para escuchar, que escuche.»

13:10  Los discípulos fueron, y le dijeron, «¿Por qué les hablas en parábolas?»

13:11  Él les contestó, diciendo «Porque a ustedes les es dado conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero no les es dado a ellos.

13:12  Pues a quien tenga a él se le dará, y tendrá en abundancia, pero a quien no tenga, se le quitará incluso lo que tenga.

13:13  Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y escuchando no escuchan ni entienden.

13:14  En ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice, `Escuchando ustedes escucharán, Pero no entenderán; Viendo ustedes verán, pero nopercibirán:

13:15  Pues el corazón de esta gente ha crecido endurecido, Y de escuchar, sus oídos no entienden, han cerrado sus ojos; O de lo contrario tal vez verían con sus ojos, y escucharían con sus oídos, y entenderían con sus corazones, y de nuevo se convertirían; y yo los sanaría.´

13:16  «Pero benditos son sus ojos porque ven; y sus oídos porque escuchan.

13:17  Pues con seguridad les digo que muchos profetas y hombres justos desearon ver las cosas que ustedes ven, y no las vieron; y escuchar lo que ustedes escuchan, y no lo escucharon.

13:18  «Escuchen entonces, la parábola del sembrador.

13:19  Cuando alguien escucha la palabra del Reino, y no la entiende, viene el maligno, y se lleva lo que fue sembrado en su corazón. Esta es la que fue sembrada en el camino.

13:20  La que fue sembrada en lugares pedregosos, es que escucha la palabra, y de inmediato la recibe con alegría;

13:21  pero no tiene raíz en él, aunque dura un poco. Cuando llegan la persecución o la opresión a causa de la palabra, de inmediato tropieza.

13:22  La que fue sembrada entre las espinas, es aquel que escucha la palabra, pero las preocupaciones de esta época y la inclinación por las riquezas sofocan la palabra, y no permiten que de fruto.

13:23  La que fue sembrada en tierra buena, es aquel que escucha la palabra y la entiende, en quien con seguridad crece y da fruto, algunos cien veces, algunos sesenta y algunos treinta.»

13:24  Él les ofreció otra parábola, diciendo, «El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo,

13:25  pero mientras la gente dormía, su enemigo llegó y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

13:26  Y cuando la espiga brotó y dio fruto, la cizaña también apareció.

13:27  Los siervos de la casa fueron y le dijeron, `Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? Entonces ¿de donde vino esta maleza?´

13:28  «Él les dijo, `Un enemigo ha hecho esto.´ «Los siervos le preguntaron, `¿Quieres entonces que vayamos y la recojamos?´

13:29  «Pero él dijo, `No, pues tal vez mientras recogen la maleza también sacan las raíces del trigo junto con esta.

13:30  Dejen que ambas crezcan juntas hasta el tiempo de la recolección, en ese momento le diré a los recolectores, «Primero recojan la cizaña, y átenla en montones para quemarla; pero recojan el trigo en mi granero.»´»

13:31  Él les ofreció otra parábola, diciendo, «El Reino de los Cielos es como un grano de mostaza, que un hombre tomó, y sembró en su campo;

13:32  este es de hecho más pequeño que todas las semillas. Pero cuando crece es la más grande entre las hierbas, y se convierte en árbol, así que los pájaros del aire vienen y moran en sus ramas.»

13:33  Él les dijo otra parábola . «El Reino de los Cielos es como levadura, que una mujer toma y esconde en tres medidas de harina, hasta que toda queda fermentada.»

13:34  Jesús habló todas estas cosas en parábolas a las multitudes; y sin una parábola, Él no les hablaba,

13:35  para que se cumpliera lo que fue dicho por intermedio del profeta: «Abriré mi boca en parábolas; Publicaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.»

13:36  Entonces Jesús envió de regreso a la multitudes, y se fue a la casa. Sus discípulos fueron donde Él, diciendo, «Explícanos la parábola de la maleza en el campo.»

13:37  Él les contestó, «Quien siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre,

13:38  el campo es el mundo; y la buena semilla, son los hijos del Reino; y la maleza son los hijos del maligno.

13:39  el enemigo que la sembró es el demonio. El tiempo de la colecta, es el final de esta época, y los recolectores son ángeles.

13:40  Así como la maleza es recolectada y quemada con fuego; también será al final de esta época.

13:41  El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y ellos recolectarán de su Reino todas las causas que hacen tropezar, y a aquellos que hacen injusticia,

13:42  y los enviarán al horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

13:43  Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Aquel que tenga oídos para escuchar, que escuche.

13:44  «De nuevo, el Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en el campo que se encontró un hombre y lo escondió. Y entonces para su felicidad va y vende todo lo que tiene y compra ese terreno.

13:45  «De nuevo, el Reino de los Cielos es como un mercader buscando finas perlas,

13:46  quien habiendo encontrado una fina perla de gran precio se fue y vendió todo lo que tenía para comprarla.

13:47  «De nuevo, el Reino de los Cielos es como una red que fue lanzada al mar y recogió peces de todos los tipos,

13:48  cuando está llena la jalan a la playa. Se sientan a recoger los buenos en contenedores pero los malos los arrojan.

13:49  Así será al final del mundo. Los ángeles vendrán y separarán los malvados de los correctos,

13:50  y los malos serán arrojados al horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.»

13:51  Jesús les dijo, «¿Han entendido todas estas cosas?» Le contestaron, «Si, Señor.»

13:52  Entonces Él les dijo, «Por lo tanto cada escriba que ha sido instruido para el Reino de los Cielos es como un dueño de casa, que saca de sus tesoros cosas nuevas y viejas.»

13:53  Sucedió que cuando Jesús había terminado estas parábolas se fue de allí.

13:54  Y cuando llegó a su propia tierra les enseñó en su sinagoga, tanto que la gente estaba asombrada y decía, «¿De donde saco este hombre esa sabiduría, y estas maravillosas obras?

13:55  ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? Judas ?

13:56  ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde saco este hombre todas estas cosas?»

13:57  Ellos se ofendieron por causa de Él. Pero Jesús les dijo, «Un profeta es honrado en todas partes excepto en su propia tierra y en su propia casa.»

13:58  Y no hizo muchos milagros allí por causa de su incredulidad.

Chapter 14

14:1  En ese tiempo, Herodes el tetrárca escuchó de la fama de Jesús,

14:2  y les dijo a sus siervos, «Este es Juan el Bautista. Ha resucitado de la muerte. Y por esta razón estos poderes obran en él.»

14:3  Pues Herodes había apresado a Juan, lo había atado y lo había puesto en prisión por causa de Herodías, la esposa de su hermano Felipe.

14:4  Porque Juan le había dicho, «No es legal para tí tenerla por esposa.»

14:5  Y aunque lo hubiera hecho matar, temía a la multitud porque lo contaban como un profeta.

14:6  Pero cuando llego el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó ante ellos y agradó a Herodes.

14:7  Por lo cual declaró con juramento darle cualquier cosa que pidiera.

14:8  Y ella instigada por su madre, dijo, «Traeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.»

14:9  El rey estaba apenado, pero por causa de su juramento y de aquellos que se sentaban a la mesa con él, ordenó que le fuera concedido,

14:10  y mandó a decapitar a Juan en la prisión.

14:11  Su cabeza fue traída en una bandeja, y entregada a la joven; y ella la entregó a su madre.

14:12  Y sus discípulos fueron, tomaron el cuerpo y lo enterraron; después fueron y le contaron a Jesús.

14:13  Cuando Jesús escuchó esto, se alejó de allí en un bote, a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes lo escucharon, lo siguieron a pie desde las ciudades.

14:14  Jesús salió, y vio a la gran multitud. Y tuvo compasión de ellos, y sanó sus enfermedades.

14:15  Cuando la noche había llegado, sus discípulos fueron a Él diciendo, «Este lugar está desierto, y ya ha pasado tiempo. Envía de regreso a las multitudes para que puedan ir a los pueblos, y para que puedan comprar su comida.»

14:16  Pero Jesús les dijo, «No necesitan irse. Ustedes denles de comer.»

14:17  Ellos le dijeron, «Sólo tenemos aquí cinco panes y dos pescados.»

14:18  Él dijo, «Traigánmelos aquí.»

14:19  Y ordenó a las multitudes sentarse sobre el pasto, y tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo, los partió y dio los panes a sus discípulos, y los discípulos los dieron a las multitudes.

14:20  Y todos comieron, y se saciaron. Recogieron doce canastos llenos de los pedazos sobrantes.

14:21  Quienes comieron eran alrededor de cinco mil hombres, además de mujeres y niños.

14:22  De inmediato Jesús hizo que sus discípulos entraran al bote, y que fueran delante de Él hacia el otro lado, mientras Él enviaba de regreso a las multitudes.

14:23  Después de haber enviado de regreso a las multitudes, subió a la montaña para orar . Cuando llegó la noche, Él estaba allí sólo.

14:24  El bote estaba en medio del mar, agitado por las olas, pues el viento era contrario.

14:25  In En la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos, caminando sobre el mar.

14:26  Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el mar, se angustiaron, diciendo, «¡Es un fantasma!» y gritaban de miedo.

14:27  Pero de inmediato Jesús les habló , «¡Anímense! ¡SOY YO! No se asusten.»

14:28  Y Pedro le contestó , «Señor, si eres tu, ordéname ir a ti sobre las aguas.»

14:29  Él le dijo, «¡Ven!» Y cuando Pedro salió del bote caminó sobre las aguas para ir donde Jesús.

14:30  Pero cuando vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, y comenzó a hundirse, entonces gritó, «¡Señor, sálvame!»

14:31  Y de inmediato Jesús estiró su mano y lo tomó y le dijo, «Tu, hombre de poca de fe, ¿Por qué dudaste?»

14:32  Cuando subieron al bote, el viento cesó.

14:33  Los que estaban en el bote fueron y lo alabaron, diciendo, «¡Tu eres verdaderamente el Hijo de Dios!»

14:34  Cuando cruzaron, llegaron a la tierra de Genesaret.

14:35  Cuando los hombres del lugar lo reconocieron, avisaron en todas los alrededores de esa región, y le trajeron a todos los que estaban enfermos,

14:36  y le rogaban que les permitiera siquiera tocar el borde de su vestido. Pues quienes lo tocaban eran sanados.

Chapter 15

15:1  Entonces los fariseos y los escribas fueron donde Jesús desde Jerusalén, diciendo,

15:2  «¿Por qué tus discípulos desobedecen la tradición de los mayores? Pues no lavan sus manos cuando comen pan.»

15:3  Él les contestó diciendo, «¿Por qué también desobedecen ustedes los mandamientos de Dios a causa de su tradición?

15:4  Pues Dios ordenó, `Honren a su padre y a su madre,´ y `Aquel que hable mal de su padre o madre, que le llegue la muerte.´

15:5  Pero ustedes dicen, `Cualquiera puede decirle a su padre o a su madre «Cualquier ayuda que pudieras haber recibido de mi es un regalo que ofrezco a Dios,»

15:6  y entonces no honraría a su padre o su madre.´ Así han anulado los mandamientos de Dios a causa de su tradición.

15:7  ¡Hipócritas! Bien hizo Isaías profecía sobre ustedes, al decir,

15:8  `Esta gente se acerca a mí con su boca, y me honra con sus labios; Pero su corazón está lejos de mí.

15:9  Más en vano me alaban, mientras enseñan como doctrinas reglas hechas por hombres.´»

15:10  Llamó a la multitud, y les dijo, «Escuchen y entiendan.

15:11  No es aquello que entra en la boca lo que hace impuro al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que hace impuro al hombre.»

15:12  Entonces sus discípulos vinieron, y le dijeron, «¿Sabes que los fariseos se ofendieron, cuando escucharon lo que decías?»

15:13  Pero Él contestó, «Toda planta que mi Padre celestial no plantó sera sacada de raíz.

15:14  Déjenlos. Son guías ciegos de los ciegos. Y si el ciego guia al ciego, ambos caerán en un hoyo.»

15:15  Entonces Pedro le contestó , «Explícanos esta parábola.»

15:16  Jesús entonces dijo, «¿ Tampoco entienden aún?

15:17  ¿No entienden que cualquier cosa que entre a la boca pasa al estomago y después va al inodoro?

15:18  Pero lo que sale de la boca, viene del corazón, y esto hace impuro al hombre.

15:19  Pues del corazón proceden malos pensamientos, muerte, adulterio, pecados sexuales, robo, falsos testimonios y blasfemias.

15:20  Estas son las cosas que hacen impuro al hombre; pero comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre.»

15:21  Entonces Jesús salió de allí, y se dirigió a la regiónde Tiro y Sidón.

15:22  Ocurrió que una mujer cananea llego de aquellas fronteras, llorando y diciendole, «¡Ten piedad de mi, Señor, tu hijo de David! ¡Mi hija está severamente endemoniada!»

15:23  Pero Él no le contestó ni una palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo, «Envíala de regreso; pues ella llora detrás de nosotros.»

15:24  Pero Él contestó, «No fui enviado a otros más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»

15:25  Más ella fue y lo alabó diciendo, «Señor, ayúdame.»

15:26  Más Él le contestó, «No es apropiado tomar el pan de los niños y tirarlo a los perros.»

15:27  Y ella dijo, « Si, Señor, pero aún los perros comen de los pedazos que caen de la mesa de sus amos.»

15:28  Entonces Jesús le contestó, «¡Mujer, grande es tu fe! Que se te cumpla como has deseado.» Y su hija fue sanada desde esa hora.

15:29  Y Jesús partió de allí, y llegó cerca del mar de Galilea; y subió a una montaña y se sentó allí.

15:30  Grandes multitudes fueron donde Él, llevando con ellos cojos, ciegos, sordos, impedidos y muchos otros, y los pusieron a los pies de Jesús. Y Él los sanó,

15:31  así que la multitud se maravilló cuando vieron a los mudos hablando, a los heridos sanados, a los cojos caminando, a los ciegos viendo y dieron gloria al Dios de Israel.

15:32  Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo, «Tengo compasión por la multitud, pues han continuado conmigo por tres días y no tienen nada para comer. No quiero enviarlos de regreso en ayunas, o ellos podrían debilitarse en el camino.»

15:33  Sus discípulos le dijeron, «¿Donde conseguiríamos tanto pan en un lugar desierto, como para satisfacer a tan grande multitud?»

15:34  Jesús les dijo, «¿Cuántos panes tienen?» Ellos le dijeron, «Siete, y unos pocos pescaditos.»

15:35  Él le ordenó a la multitud sentarse en el piso;

15:36  y tomó los siete panes y los pescados. Dio gracias, lo partió, y lo entregó a sus discípulos, y los discípulos a las multitudes.

15:37  Todos comieron, y se saciaron. Reunieron siete canastos llenos de los pedazos sobrantes.

15:38  Quienes comieron eran cuatro mil hombres, además de mujeres y niños.

15:39  Entonces Él envió de regreso a la multitud, subió al bote y fue a las fronteras de Magadán.

Chapter 16

16:1  Los fariseos junto con los saduceos vinieron y lo probaron pidiendole que les mostrara una señal del cielo.

16:2  Pero Él les contestó , «Cuando es el atardecer ustedes dicen, `El clima será bueno, pues el cielo está rojo.´

16:3  Y en la mañana, `Hará mal tiempo hoy, pues el cielo está rojo y amenazante.´ ¡Hipócritas! ¡Pueden discernir la apariencia del cielo pero no pueden discernir las señales de los tiempos!

16:4  Una generación malvada y adúltera busca una señal, más no le será dada ninguna excepto la señal del profeta Jonás.» Entonces los dejó y se fue.

16:5  Sus discípulos llegaron al otro lado pero habían olvidado llevar pan.

16:6  Y Jesús les dijo, « Observen y sea cautos con la levadura de los fariseos y de los saduceos.»

16:7  Ellos razonaron entre si diciendo, «Es porque no trajimos pan.»

16:8  Cuando Jesús lo percibió les dijo, «¿Por qué razonan entre ustedes, hombres de poca fe, que es porque no han traído pan?

16:9  ¿No perciben aún, ni se acuerdan de los cinco panes para los cinco mil ni cuantas canastas recogieron?

16:10  ¿Ni de los siete panes para los cuatro mil ni cuantas canastas recogieron?

16:11  ¿Cómo es que ustedes no perciben que no les hablé sobre pan? Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y los saduceos.»

16:12  Entonces ellos entendieron que Él no les había dicho que tuvieran cuidado de la levadura del pan sino de la enseñanza de los fariseos y los saduceos.

16:13  Cuando Jesús entró a la regiónde Cesarea de Filipo les preguntó a sus discípulos, «¿Quién dicen los hombres que soy yo, el Hijo del Hombre?»

16:14  Ellos dijeron, «Algunos dicen Juan el Bautista, algunos Elías y otros que Jeremías o alguno de los profetas.»

16:15  Él les dijo, «¿Pero quién dicen ustedes que soy yo?»

16:16  Y Simón Pedro respondió diciendo, «Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»

16:17  Jesús le contestó , «Bendecido eres tu, Simón hijo de Jonás pues carne y sangre no te han revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo.

16:18  También te digo que tu eres Pedro y sobre esta piedra construiré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre esta.

16:19  Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos, y todo lo que unas en la tierra estará unido en el cielo; y todo lo que liberes en la tierra será liberado en el cielo.»

16:20  Entonces les encargo a sus discípulos que no le dijeran a nadie que Él era Jesús el Cristo.

16:21  Desde ese momento Jesús les empezó a mostrar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas de los ancianos, de jefe de los sacerdotes y de los escribas, que sería asesinado y al tercer día resucitaría.

16:22  Pedro lo apartó y comenzó a reprenderlo diciendo, «¡Lejos este eso de ti Señor! Esto no será en ti.»

16:23  Pero él se volteó y le dijo a Pedro, «¡Quitate de delante de mi Satanás!Me eres escándalo, pues no tienes tu mente en las cosas de Dios sino en cosas de hombres.»

16:24  Entonces Jesús dijo sus discípulos, «Si alguien desea seguirme que se niegue a si mismo, tome su cruz y sigame.

16:25  Pues quien quiera salvar su vida la perderá y quien pierda su vida por mi, la encontrará.

16:26  ¿Qué beneficio tendrá un hombre si gana el mundo entero y pierde su propia alma? ¿O que dará un hombre a cambio de su alma?

16:27  Pues el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona de acuerdo a sus actos.

16:28  En verdad les digo, que algunos de los que están aquí no probarán la muerte hasta ver al Hijo del Hombre viniendo a su Reino.»

Chapter 17

17:1  Después de seis días, Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y su hermano Juan y los llevo aparte a una montaña alta.

17:2  Y ante ellos se transfiguró. Su rostro brilló como el sol, y su vestido se hizo tan blanco como la luz.

17:3  Y ocurrió que, vieron a Moisés y Elías hablando con Él.

17:4  Entonces Pedro le dijo a Jesús, «Señor, es bueno que estemos aquí. Si quieres, hagamos tres tiendas aquí: una para ti, una para Moisés y una para Elías.»

17:5  Mientras aún hablaba, ocurrió que una nube brillante los cubrió con su sombra. Y una voz desde la nube, dijo, «Este es mi Hijo amado, en quien estoy bien complacido. Escúchenlo.»

17:6  Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros, y se asustaron mucho.

17:7  Jesús vino, los tocó y dijo, «Levántense, y no tengan miedo.»

17:8  Levantando sus ojos, no vieron a nadie, excepto a Jesús sólo.

17:9  Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó, «No le digan a nadie lo que vieron, hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de la muerte.»

17:10  Sus discípulos le preguntaron, «¿Entonces por qué los escribas dicen que Elías debe venir primero?»

17:11  Jesús les contestó, «Elías de hecho viene primero, y restaura todas las cosas,

17:12  pero les digo que Elías ya vino, y ellos no lo reconocieron, sino que hicieron con él lo que quisieron. Así también sufrirá por causa de ellos el Hijo del Hombre.»

17:13  Entonces los discípulos entendieron que Él les hablaba de Juan el Bautista.

17:14  Cuando fueron donde la multitud, un hombre fue a Él, arrodillándose y diciendo,

17:15  «Señor, ten piedad de mi hijo, pues es lunático, y sufre dolorosamente; porque a menudo cae al fuego, y a veces al agua.

17:16  Así que lo he traído a tus discípulos, pero ellos no pudieron curarlo.»

17:17  Entonces Jesús le contestó, «!Generación perversa y sin fe! ¿Cuánto tiempo estaré con ustedes? ¿Cuanto tiempo los soportaré? Traíganmelo aquí.»

17:18  Jesús reprendió al demonio, y este salió del niño y fue curado desde ese mismo momento.

17:19  Entonces los discípulos fueron donde Jesús en privado, y le dijeron, «¿Por qué no nos fue posible expulsarlo?»

17:20  Jesús les dijo, «Por su falta de fe. Pues con seguridad les digo, si tienen tanta fe como una semilla de mostaza, le dirán a esta montaña, `Muévete de aquí para allí,´ y se moverá; y nada será imposible para ustedes.

17:21  Pero esta clase no sale excepto con oración y ayuno.»

17:22  Mientras se quedaban en Galilea, Jesús les dijo, «El Hijo del Hombre será entregado a manos de hombres,

17:23  y lo matarán, y al tercer día Él resucitará.» Entonces ellos se apenaron mucho.

17:24  Cuando habían llegado a Capernaum, aquellos que recolectaban las monedas didracma como tributo fueron donde Pedro y le dijeron, «¿Tu maestro no paga el didracma?»

17:25  Él dijo, «Si.» Cuando llegó a la casa, Jesús se le anticipó, diciendo, «¿Qué piensas tu Simón? ¿De quienes reciben impuestos o tributos los reyes de la tierra? ¿De sus propios hijos, o de extraños?»

17:26  Pedro le dijo, «De extraños.» Jesús le dijo, «Entonces los hijos están exentos.

17:27  Pero para evitar ofenderlos, ve al mar, lanza un anzuelo, y toma el primer pescado que salga. Cuando hayas abierto su boca, encontrarás una moneda estatero. Tómala, y entrégasela a ellos por mi y por tí.»

Chapter 18

18:1  En aquel momento los discípulos llegaron donde Jesús diciendo, «¿Quién es entonces el más grande en el Reino de los Cielos?»

18:2  Jesús llamó a un niño pequeño y lo puso en medio de ellos,

18:3  y dijo, «En verdad les digo, a no ser que cambien y sean como niños pequeños no entrarán al Reino de los Cielos.

18:4  Así que quien se haga humilde como este niñito, el mismo será el más grande en el Reino de los Cielos.

18:5  Él que reciba a un niño como este en mi nombre me recibe a mi,

18:6  pero el que haga tropezar uno de estos pequeños que cree en mi, sería mejor para él que una piedra de molino fuera colgada alrededor de su cuello y se hundiera en las profundidades del mar.

18:7  «¡Pobre el mundo porlas ocasiones de tropiezo! Pues es necesario que las ocasiones lleguen, pero ¡pobre esa persona por quien llega la ocasión!

18:8  Entonces si tu mano o tu pié te hacen tropezar córtatelo y apártalo de ti. Pues es mejor para tí entrar a la vida manco o cojo que tener dos manos o dos pies y ser enviado al fuego eterno.

18:9  Si tu ojo te hace equivocar, sácatelo y apártalo de ti. Es mejor para ti entrar a la vida con un ojo que teniendo dos ojos seas mandado a la GehennaGehena de fuego.

18:10  Observen no despreciar a uno de estos pequeños, pues les digo que en el cielo sus ángeles siempre ven el rostro de mi Padre que está en el cielo.

18:11  Pues el Hijo del Hombre vino a salvar lo que se había perdido.

18:12  «¿Qué piensan? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve, va a la montañas, y busca la que se ha perdido?

18:13  Si ocurre que la encuentra, en verdad les digo, se alegra más por esa que por las noventa y nueve que no se habían perdido.

18:14  Así mismo no es la voluntad de su Padre que está en el cielo que uno de estos pequeños perezca.

18:15  «Si tu hermano peca en contra tuya, ve, muestrale su falta estando a solas tu y él. Si te escucha, has ganado a tu hermano.

18:16  Pero si no te escucha, toma uno o dos más contigo, pues en la boca de dos o tres testigos toda palabra puede establecerse.

18:17  Si se rehusa a escucharlos, dilo a la congregación. Si se rehusa a escuchar a la congregación, que sea para ti como un gentil y un recolector de impuestos.

18:18  En verdad les digo, cualquier cosa que aten en la tierra, será atada en el cielo, y cualquier cosa que liberen en la tierra será liberada en el cielo.

18:19  También, les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre la tierra con respecto a cualquier cosa que pidan, les será concedido por mi Padre que está en el cielo.

18:20  Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

18:21  Entonces Pedro llegó donde Él y dijo, «Señor, ¿que tan a menudo debo perdonar a mi hermano cuando peca contra mí? ¿Hasta siete veces?»

18:22  Jesús le dijo, «No te digo hasta siete veces, sino, hasta setenta veces siete.

18:23  Porque el Reino de los Cielos es como cierto rey, que quería conciliar cuentas con sus siervos.

18:24  Cuando había comenzado a conciliar, le fue llevado uno que le debía diez mil talentos

18:25  Pero como no tenía para pagar, su señor ordenó que lo vendieran, con su esposa, sus hijos y todo lo que tenia en forma de pago.

18:26  El siervo entonces cayó y se arrodilló ante él, diciendo, `¡Señor, ten paciencia conmigo, y yo te pagaré todo!´

18:27  El señor de ese siervo, siendo movido por la compasión, lo liberó y le perdonó la deuda.

18:28  «Pero el mismo siervo salió, y encontró uno de sus siervos colegas, quien le debía cien denarios y puso sus manos sobre él tomándolo por el cuello y diciendo `¡Págame lo que me debes!´

18:29  «Así que su colega cayó a sus pies y le rogó, diciendo, `¡Ten paciencia conmigo, y yo te pagaré todo!´

18:30  Pero él no lo hizo, sino que fue y lo arrojó a prisión, hasta que pagara la deuda.

18:31  Así que cuando sus otros siervos colegas vieron lo que había hecho, se apenaron mucho, y fueron y le dijeron a su señor todo lo que había hecho.

18:32  Entonces su señor lo llamó y le dijo, `¡Tu siervo malo! Te perdoné toda esa deuda porque me rogaste.

18:33  ¿No debiste haber tenido también piedad de tu colega, así como yo tuve piedad de ti?

18:34  Su señor estaba enojado, y lo envió donde los torturadores, hasta que pagara todo lo que le debía.

18:35  Así también les hará mi Padre celestial, si todos ustedes no perdonan a su hermano de corazón por sus faltas.»

Chapter 19

19:1  Ocurrió cuando Jesús había terminado estas palabras que partió de Galilea y llegó a las fronteras de Judea más allá del Jordán.

19:2  Grandes multitudes lo siguieron y Él los curó allí.

19:3  Unos fariseos también llegaron donde Él para probarlo diciendole, «¿Es legal para un hombre divorciarse de su esposa por cualquier causa?»

19:4  Él les contestó diciendo, «No han leído que aquel que los hizo desde el comienzo los hizo hombre y mujer,

19:5  y dijo, `Por esta causa el hombre dejará a su padre y madre y se unirá a su esposa y los dos serán una sola carne.´

19:6  Así que ya no son dos sino una sola carne. Entonces lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»

19:7  Le preguntaron, «¿Por qué entonces Moisés ordenó dar un certificado de divorcio y alejarla?»

19:8  Él les dijo, «Por la dureza de sus corazones, Moisés les permitió alejar a sus esposas pero no ha sido así desde el comienzo.

19:9  Yo les digo que aquel que aleje a su esposa, excepto por fornicación, y se case con otra comete adulterio; y aquel que se casa con la alejada comete adulterio.»

19:10  Sus discípulos le dijeron, «Si es así el caso del hombre con su esposa, no es bueno casarse.»

19:11  Pero Él les dijo, «No todos los hombres pueden recibir esto que les digo, excepto a quien le es dado.

19:12  Pues hay algunos eunucos que nacieron así desde el vientre de sus madres, y hay algunos eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron eunucos a si mismos por causa del Reino de los Cielos. Aquel que pueda recibirlo, que lo reciba.»

19:13  Entonces le llevaron niños, para que pusiera sus manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron.

19:14  Pero Jesús dijo, «Dejen a los niños, no les prohíban venir a mí; porque de los tales es el Reino de los Cielos.»

19:15  Él puso sus manos sobre ellos, y partió de allí.

19:16  Observe que un hombre llegó y le dijo, «Buen maestro, ¿qué cosas buenas debo hacer para tener vida eterna?»

19:17  Él le dijo, «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno excepto uno, que es Dios. Pero si quieres entrar a la vida, guarda los mandamientos.»

19:18  Él le preguntó, «¿Cuales?» Jesús le dijo, «`No matarás.´ `No cometerás adulterio.´ `No robarás.´ `No darás testimonio falso.´

19:19  `Honra a tu padre y a tu madre.´ Y `Ama a tu prójimo como a ti mismo.´»

19:20  El joven le dijo, «Todas estas cosas las he observado desde mi juventud. ¿Qué me falta aún?»

19:21  Jesús le dijo, «Si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme.»

19:22  Pero cuando el joven escuchó esto, se fue triste, pues era alguién que tenía muchas posesiones.

19:23  Entonces Jesús le dijo a sus discípulos, «Verdaderamente les digo, que un rico dificilmente entrará en al Reino de los Cielos.

19:24  De nuevo les digo, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios.»

19:25  Cuando sus discípulos escucharon esto, quedaron muy asombrados, diciendo, «¿Quien puede entonces ser salvo?»

19:26  Pero Mirándolos, Jesús les dijo, «Con hombres esto es imposible, pero con Dios todas las cosas son posibles.»

19:27  Entonces Pedro contestó diciendole, «Observa, hemos dejado todo, y te hemos seguido. ¿Entonces qué tendremos?»

19:28  Jesús les dijo, «Verdaderamente les digo, que ustedes que me han seguido, en el nuevo mundo cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes también se sentarán en doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel.

19:29  Todo aquel que haya dejado casas o hermanos o hermanas o padre o madre o esposa o hijos o tierra, a causa de mi nombre, recibirá cien veces, y heredará la vida eterna.

19:30  Pero muchos que son primeros serán últimos; y los últimos serán los primeros.

Chapter 20

20:1  «Pues el Reino de los Cielos es como un hombre que era amo de su hogar, quien se fue temprano por la mañana a contratar trabajadores para su viña.

20:2  Y cuando acordó con los trabajadores por un denario al día, los envío a su viña.

20:3  Alrededor de la tercera hora salió, y en el mercado vio a otros que estaban desempleados.

20:4  Y les dijo, `Vayan ustedes también a la viña, y les daré lo que sea justo.´ Y ellos fueron.

20:5  De nuevo salió a la hacia la sexta y la novena hora, e hizo lo mismo.

20:6  Alrededor de la undécima hora salió y encontró a otros desocupados. Y les dijo, `¿Por qué han estado desempleados aquí, el día entero?´

20:7  «Ellos le dijeron, `Porque nadie nos ha contratado.´ «Él les dijo, `Vayan también a la viña, y recibirán lo que sea justo.´

20:8  Cuando llegó la noche, el señor de la viña le dijo a su mayordomo, `Llama a los trabajadores y págales sus jornales, comenzando por los últimos hasta los primeros.´

20:9  «Y cuando llegaron quienes fueron contratados alrededor de la undécima hora, cada uno recibió un denario.

20:10  Cuando los primeros llegaron, suponían que recibirían más; pero de la misma forma cada uno de ellos recibió un denario.

20:11  Y cuando lo recibieron, murmuraron contra el señor de la casa,

20:12  diciendo, `¡Estos últimos han estado una hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día!´

20:13  «Pero él le contestó a uno de ellos diciendo, `Amigo, no estoy haciéndote mal alguno. ¿No acordaste conmigo por un denario?

20:14  Toma lo que es tuyo, y sigue tu camino. Es mi deseo dar a este último tanto como a ti.

20:15  ¿No es legal para mi hacer lo que quiero con lo que poseo? ¿O es tu ojo malo, porque soy bueno?´

20:16  Así que los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. Pues muchos son llamados, pero pocos son escogidos.»

20:17  Mientras Jesús iba a Jerusalén, tomó consigo a los doce discípulos aparte en el camino y les dijo,

20:18  «Escuchen, vamos hacia Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas, y ellos lo condenaran a muerte,

20:19  y lo entregarán a los gentiles para que lo ridiculicen, lo castiguen y lo crucifiquen; y al tercer día Él resucitará.»

20:20  Entonces la madre de los hijos de Zebedeo fue donde Él con sus hijos, arrodillándose y pidiendo algo de Él.

20:21  Él le dijo, «¿Qué quieres?» Ella le dijo, «Ordena que estos, mis dos hijos, puedan sentarse, uno a tu derecha y el otro a la izquierda en tu Reino.»

20:22  Pero Jesús contestó diciendo, «No saben lo que piden. ¿Pueden beber de la copa que debo beber, y ser bautizados con el bautizmo que yo soy bautizado? Ellos le dijeron, «Podemos.»

20:23  Él les dijo, «De hecho beberán de mi copa y serán bautizados con el bautizmo que yo estoy bautizado, pero no está en mí conceder sentarse a mi derecha y a mi izquierda; pues son para quienes haya sido preparado por mi Padre.»

20:24  Cuando los diez escucharon esto, se indignaron con los dos hermanos.

20:25  Pero Jesús los llamó, y les dijo, «Ustedes saben, que los gobernantes de los gentiles ejercen dominio sobre ellos , y los poderosos ejercen autoridad sobre ellos.

20:26  Pero esto no será así entre ustedes, pues cualquiera de ustedes que desee ser grande entre ustedes que sea shall be su servidor.

20:27  Quien desee ser el primero entre ustedes será su servidor,

20:28  así como el Hijo del Hombre vino no a ser servido, sino a servir, y a dar su vida como pago para muchos.»

20:29  Mientras salían de Jericó, una gran multitud lo seguía.

20:30  Observe, estaban dos hombres ciegos sentados en la carretera, cuando escucharon que Jesús pasaba, gritaron diciendo, «¡Ten piedad de nosotros, Señor, tu Hijo de David!»

20:31  Y la multitud los reprendió, para que permanecieran callados, pero ellos gritaban aún más diciendo «¡Ten piedad de nosotros, Señor, tu Hijo de David!»

20:32  Jesús se detuvo, los llamó y dijo, «¿Que desean que haga por ustedes?»

20:33  Le dijeron, «Señor, que nuestros ojos puedan abrirse.»

20:34  Jesús tuvo compasión, tocó sus ojos; y de inmediato sus ojos recibieron la vista, y lo siguieron.

Chapter 21

21:1  Cuando se acercaron a Jerusalén, y llegaron a Betfagé Bethsphage, al Monte de los Olivos, entonces Jesús envió dos discípulos,

21:2  diciéndoles, «Vayan a la villa que está al otro lado , y de inmediato encontrarán una burra atada y un burrito con esta. Desátenlos y traíganmelos.

21:3  Si alguien les dice algo, ustedes dirán, `El Señor los necesita, pero pronto Él los enviará de vuelta.»

21:4  Todo esto se dio, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta,

21:5  «Digan a la hija de Sión, Observa, tu Rey viene a ti, Humilde, y montado en una burra, Y un burrito, la cría de la burra.»

21:6  Los discípulos fueron e hicieron tal como Jesús les ordenó,

21:7  y trajeron la burra y el burrito, y pusieron sus ropas sobre estos; y Él se sentó allí .

21:8  Y una gran multitud puso sus ropas sobre el camino. Otros cortaron ramas de los árboles y las pusieron sobre el camino.

21:9  La multitud que iba adelante de Él, y la que lo seguía gritaba diciendo, «¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en lo más alto!»

21:10  Cuando había llegado a Jerusalén, toda la ciudad estaba agitada , diciendo «¿Quién es este?»

21:11  La multitud decía, «Este es Jesús el profeta de Nazaret de Galilea.»

21:12  Jesús entró en el templo de Dios, y sacó a todos los que vendían y compraban en el templo, y tumbó las mesas de los cambiadores de dinero y los asientos de aquellos que vendían palomas.

21:13  Les dijo, «Está escrito, `¡Mi casa será llamada una casa para quien ora,´ pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones!»

21:14  Los ciegos y los minusválidos fueron donde Él en el templo, y Él los sanó.

21:15  Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los escribas vieron las cosas maravillosas que hacía, y que los niños estaban gritando en el templo y diciendo, «¡Hosanna al hijo de David!» se indignaron,

21:16  y le dijeron, «¿Escuchas lo que estos están diciendo?» Jesús les dijo, «Si. ¿Nunca leyeron, i `De la boca de bebes y de lactantes tendrán alabanza perfeccionada?´»

21:17  Los dejó, y salió de la ciudad para ir a Betania y descansó allí.

21:18  En la mañana, cuando Él volvía a la ciudad, tuvo hambre.

21:19  Viendo una higuera por el camino, fue a esta, pero no encontró nada allí excepto hojas . Y le dijo, «¡Que desde ahora no crezca fruto de ti!» Y de inmediato la higuera se secó.

21:20  Cuando los discípulos vieron esto, se maravillaron, diciendo, «¿Cómo se secó de inmediato la higuera?»

21:21  Jesús les contestó diciendo, «En verdad les digo, si tienen fe, y no dudan, no sólo harán esto que se hizo con la higuera, sino que si le dijeran a esta montaña, `Levántate y arrójate al mar,´ eso ocurriría.

21:22  Todas las cosas, que pidan en oración, creyendo, ustedes la recibirán.»

21:23  Cuando llegó al templo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo fueron donde Él mientras enseñaba, y le dijeron, «¿Con que autoridad haces esta cosas? ¿Quien te dio esta autoridad?»

21:24  Jesús les contestó diciendo, «También les preguntaré algo, si me contestan, de la misma forma les diré con que autoridad hago estas cosas.

21:25  ¿De donde venía el bautizo de Juan? ¿Del cielo o de hombres? Ellos razonaron entre si, diciendo, «Si decimos, `Del cielo,´ nos preguntará, `¿Entonces porque no creyeron en él?´

21:26  Pero si decimos, `De hombres,´ tememos a la multitud, pues todos consideran a Juan como un profeta.»

21:27  Le contestaron a Jesús diciendo, «No sabemos.» Y Él les dijo, «Tampoco les diré con que autoridad hago estas cosas.

21:28  ¿Qué piensan? Un hombre tenía dos hijos, y llegó donde el primero y le dijo, `Hijo, ve y trabaja hoy en mi viñedo.´

21:29  Él le contestó diciendo, `no lo haré,´ pero luego se arrepintió y fue.

21:30  Llegó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó , `yo voy señor,´ pero no fue.

21:31  ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?» Le dijeron, «El primero.» Jesús les dijo, «En verdad les digo que los recogedores de impuestos y las prostitutas irán al Reino de Dios antes que ustedes.

21:32  Pues Juan vino a ustedes en el camino de la justicia y no le creyeron, pero los recolectores de impuestos y las prostitutas le creyeron. Y después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para poder creerle.

21:33  «Escuchen otra parábola. Había un hombre jefe de su casa que plantó un viñedo, lo rodeó con una cerca construyó una prensa para vinos en este, construyó una torre, se la dejó a granjeros y se fue a otro país.

21:34  Cuando la estación de la fruta se acercó envió a sus siervos donde los granjeros para recibir la fruta .

21:35  Los granjeros cogieron a sus siervos golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a otro.

21:36  De nuevo, mandó a otros siervos más que la primera vez, pero los trataron de la misma manera.

21:37  Y finalmente les envió a su hijo diciendo, `Ellos reverenciarán a mi hijo.´

21:38  Pero cuando los granjeros vieron al hijo dijeron entre ellos, `Este es el heredero. Vengan matémoslo y apoderemonos de su herencia.´

21:39  Así que lo tomaron, lo lanzaron fuera del viñedo y lo mataron.

21:40  ¿Cuándo el señor del viñedo llegue entonces que le hará a esos granjeros?»

21:41  Ellos le dijeron, «Él destruirá miserablemente a esos hombres perversos y dará el viñedo a otros granjeros que le darán los frutos en su estación.»

21:42  Jesús les dijo, «¿No leyeron nunca en las escrituras, `La piedra que los constructores rechazaron, La misma fue hecha cabeza de la esquina. Esto es obra del Señor. Y es maravilloso ante nuestros ojos?´

21:43  «Por lo tanto les digo, el Reino de Dios les será quitado a ustedes y le será dado a gente que de sus frutos.

21:44  Aquel que caiga sobre esta piedra se romperá en pedazos, y sobre quien esta caiga lo volverá polvo .»

21:45  Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos escucharon sus parábolas percibieron que Él hablaba de ellos.

21:46  Más cuando quisieron poner sus manos sobre Él tuvieron miedo de la multitud, porque lo consideraban un profeta.

Chapter 22

22:1  Jesús les contestó y les habló de nuevo en parábolas diciendo,

22:2  «El Reino de los Cielos es como cierto rey, que hizo una fiesta de matrimonio para su hijo,

22:3  y envió a sus siervos a llamar a quienes estaban invitados a la boda, pero ellos no fueron.

22:4  De nuevo envió a otros siervos diciendo, `Digan a estos que están invitados, «Observen, he alistado mi cena. Mi buey y mi cordero fueron sacrificados, y todas las cosas están listas. ¡Vengan a la fiesta de matrimonio!»´

22:5  Pero ellos lo despreciaron, y fueron por sus caminos, uno a su finca, otro a sus mercancías,

22:6  y los demás atraparon a sus siervos, los trataron indignamente y los mataron.

22:7  Más Cuando el rey escuchó esto, se enojó, y envió a sus soldados, a destruir a esos asesinos, y quemó su ciudad.

22:8  «Entonces dijo a sus siervos, `La boda está lista, pero quienes fueron invitados no eran dignos.

22:9  Vayan entonces a los cruces de caminos, y a cuanta persona encuentren invítenla a la fiesta de matrimonio.´

22:10  Asi que esos siervos salieron a los caminos, y reunieron a todos los que encontraron, tanto a malos como a buenos. La boda se llenó de invitados.

22:11  Pero cuando el rey entró a ver los invitados, vio allí a un hombre que no se había puesto un vestido para el matrimonio,

22:12  y le dijo, `Amigo, ¿cómo viniste aquí sin ponerte un vestido para el matrimonio?´ Él estaba sin habla.

22:13  Entonces el rey dijo a los siervos, `Átenlo de pies y manos, llévenlo afuera y tírenlo a la oscuridad exterior; allí será el llanto y el rechinar de dientes.´

22:14  Pues muchos son llamados, pero pocos son escogidos.»

22:15  Entonces los fariseos fueron y recibieron concejo sobre como podrían atraparlo en su predica.

22:16  Enviaron a sus discípulos a Él, junto con partidarios de Herodes, diciendo, «Maestro, sabemos que eres honesto, y enseñas el camino de Dios en la verdad, sin importarte a quien enseñes, pues no haces distinción por la condición o apariencia de las personas.

22:17  Dinos entonces, que piensas, ¿Es legal pagar impuestos al Cesar o no?»

22:18  Pero Jesús percibió la maldad de ellos, y dijo, «¿Hipócritas, por qué me prueban?

22:19  Muéstrenme el dinero de los impuestos.» Le trajeron un denario.

22:20  Y Él les preguntó, «¿De quien es esta imagen e inscripción?»

22:21  Ellos le dijeron, «del Cesar.» Entonces Él les dijo, «Den entonces al Cesar las cosas que son del Cesar, y a Dios las cosas que son de Dios.»

22:22  Cuando lo escucharon, se maravillaron, lo dejaron y se fueron.

22:23  El mismo día los saduceos (aquellos que dicen que no hay resurrección) fueron donde Él. Y le preguntaron,

22:24  «Maestro, Moisés dijo, `Si un hombre muere, sin tener hijos, su hermano debe casarse con su esposa, y levantar semilla por su hermano.

22:25  Ocurrió que había con nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió, pero sin haber tenido semilla, dejó su esposa a su hermano.

22:26  Y de la misma forma el segundo, el tercero, hasta el séptimo.

22:27  Después de todos, murió también la mujer.

22:28  Entonces en la resurrección ¿de cual de los siete será esposa? Pues todos la tuvieron .»

22:29  Pero Jesús les respondió , «Están perdidos, no conocen las escrituras, ni el poder de Dios.

22:30  Pues en la resurrección no se casan, ni se dan en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.

22:31  Pero con respecto a la resurrección de la muerte, ¿no han leído lo que fue dicho a ustedes por Dios,

22:32  `Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?´ Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos.»

22:33  Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas por su enseñanza.

22:34  Pero cuando los fariseos escucharon que había dejado en silencio a los saduceos, se reunieron.

22:35  Entonces uno de ellos, un abogado, le hizo una pregunta, probándolo y diciendo.

22:36  «Maestro, cual es el mayor mandamiento en la ley?»

22:37  Jesús le dijo, «`Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente.´

22:38  Este es el primer y gran mandamiento.

22:39  Y, el segundo es similiar , `Amarás a tu prójimo como a ti mismo.´

22:40  De estos dos mandamientos dependen la ley entera y los profetas .»

22:41  Mientras que los fariseos estaban reunidos, Jesús les hizo una pregunta,

22:42  saying, «¿Qué piensan del Cristo? ¿ De quién es hijo?» Ellos le dijeron, «De David.»

22:43  Él les dijo, «¿Cómo entonces David en el Espíritu lo llama Señor, cuando dijo,

22:44  `El Señor le dijo a mi Señor, Siéntate a mi mano derecha, Hasta que haga de tus enemigos un estrado para tus pies ?´

22:45  «Entonces si David lo llama Señor, ¿cómo es Él su hijo?»

22:46  Ninguno pudo contestarle una palabra, y desde ese día no se atrevió hombre alguno a hacerle más preguntas.

Chapter 23

23:1  Entonces Jesús le habló a las multitudes y a sus discípulos,

23:2  saying, «Los escribas y los fariseos se sentaron en la silla de Moisés .

23:3  Por esto todas las cosas que ellos digan acátenlas, acátenlas y háganlas, pero no hagan sus obras; pues ellos hablan y no hacen.

23:4  Pues ellos atan pesadas cargas que son difíciles de soportar, y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos mismos no las mueven con un dedo.

23:5  Todas sus obras las hacen para ser vistos por hombres. Amplían sus hábitos, y alargan los bordes de sus vestidos,

23:6  y aman los sitios de honor en las fiestas, las mejores sillas en las sinagogas,

23:7  los saludos en la plaza de mercado, y ser llamados `Rabí, Rabí´ por hombres.

23:8  Pero que ustedes no sean llamados `Rabí,´ pues uno es su maestro, el Cristo, y todos ustedes son hermanos.

23:9  Y no llamen padre a hombre alguno sobre la tierra, pues uno es su Padre, que está en el cielo.

23:10  Tampoco se llamen maestros, pues uno es su maestro, Cristo.

23:11  Pero aquel que sea el más grande entre ustedes, será su servidor.

23:12  Cualquier que se exalte a si mismo será humillado, y cualquiera que se humille a si mismo será exaltado.

23:13  «¡Pero pobres de ustedes escribas y fariseos, hipócritas! Porque ustedes cierran el Reino de los Cielos para los hombres; y ustedes mismos no entran, ni dejan entrar a quienes están entrando .

23:14  «¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues ustedes devoran las casas de las viudas, y pretenden hacer largas oraciones. Por eso ustedes recibirán mayor condena.

23:15  ¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas! Pues viajan por mar y tierra para hacer un seguidor; y cuando se convierte ustedes lo hacen el doble de hijo del infierno que ustedes mismos.

23:16  «Pobres de ustedes guías ciegos que dicen, `Quien jure por el templo no es nada; pero quien jure por el oro del templo, este está obligado.´

23:17  ¡Ustedes ciegos y necios! Pues ¿cuál es más grande, el oro o el templo que santifica el oro?

23:18  `Quien jura por el altar, no es nada; pero aquel que jura por la ofrenda que está sobre este, si está obligado.´

23:19  ¡Ustedes ciegos y necios! Pues ¿cuál es más grande, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?

23:20  Entonces quien jura por el altar jura por él y por todo lo que hay sobre este.

23:21  Y quien jura por el templo jura por este y por aquel que lo habita.

23:22  El que jura por el cielo jura por el trono de Dios, y por quien está sentado sobre este.

23:23  «¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas! Pues ustedes separan la décima parte de la menta, del anís, del comino , y han omitido las cosas más importantes de la ley: justicia, piedad, y fe. Ustedes debieron haber hecho estas cosas, y no haber dejado las otras sin hacer.

23:24  ¡Ustedes guías ciegos, que cuelan un mosquito pero se pasan un camello!

23:25  ¡Pobres de ustedes escribas y fariseos, hipócritas! Pues limpian el exterior de copas y platos, pero por dentro están llenos de extorsión e incontinencia .

23:26  Ustedes fariseos ciegos, primero limpien el interior de la copa y del plato, para que el exterior también pueda llegar a limpiarse.

23:27  «¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues son como tumbas blancas, que de hecho en el exterior parecen bellas, pero en el interior están llenas de huesos de muertos, y de toda suciedad.

23:28  Así mismo ustedes exteriormente parecen correctos ante los hombres, pero en el interior están llenos de hipocresía y maldad.

23:29  «¡Pobres de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Pues ustedes construyen las tumbas de los profetas, y decoran los sepulcros de los justos ,

23:30  y dicen, `Si hubiéramos estado en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido participantes con ellos al derramar la sangre de los profetas.´

23:31  Así que ustedes mismos dan testimonio que son los hijos de quienes mataron a los profetas.

23:32  Llenen entonces la medida de sus padres.

23:33  Ustedes serpientes, ustedes nido de víboras, ¿cómo escaparán al juicio del infierno?

23:34  Entonces, observen, les envío profetas, hombres sabios y escribas. A algunos de ellos ustedes los matarán y los crucificarán; a algunos de ellos los castigarán en sus sinagogas, y los perseguirán de ciudad en ciudad;

23:35  para que sobre ustedes pueda venir toda la sangre justa vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar.

23:36  Con seguridad les digo, todas estas cosas vendrán sobre esta generación.

23:37  «¡Jerusalén, Jerusalén, que asesinas a los profetas y apedreas a aquellos que te son enviados! ¡Que tanto quisiera haber reunido a tus hijos, así como una gallina reúne a sus polluelos bajos sus alas, pero no quisiste!

23:38  Observa tu casa te queda desolada.

23:39  Pues les digo, ustedes no me verán desde ahora, hasta que digan, `¡Bendito es el que viene en el nombre del Señor!´»

Chapter 24

24:1  Jesús salió del templo, y siguió su camino. Sus discípulos fueron a Él para mostrarle las construcciones del templo.

24:2  Pero Jesús les contestó, «¿No ven todas estas cosas? Con seguridad les digo, no quedará aquí una piedra sobre otra, ninguna que no sea derribada.»

24:3  Mientras estaba sentado en el monte de los Olivos los discípulos fueron a Él en privado diciendo, «Dinos, ¿Cuándo pasarán estas cosas? Y ¿Cuál será la señal de tu regreso y del final de esta época?»

24:4  Jesús les contestó, «Tengan cuidado para que nadie los haga perder.

24:5  Pues muchos vendrán en mi nombre diciendo, `Yo soy el Cristo,´ y harán perder a muchos.

24:6  Ustedes escucharán de guerras y rumores de guerras. Pero no se sientan afligidos, pues todo esto tiene que pasar, pero el final todavía no llegará.

24:7  Pues nación se levantará contra nación y reino contra reino; habrá hambre, plagas y terremotos en varios lugares.

24:8  Pero todas estas cosas son el comienzo de los dolores del parto.

24:9  Entonces los entregarán para que sean oprimidos y los asesinarán. Serán odiados por todas las naciones por causa de mi nombre.

24:10  Entonces muchos tropezarán, y se traicionarán uno al otro y se odiarán uno a otro.

24:11  Muchos falsos profetas surgirán y perderán a muchos.

24:12  Como la maldad abundará, el amor de muchos se enfriará.

24:13  Pero quien persevere hasta el final será salvado.

24:14  Esta Buena Nueva del Reino será predicada en todo el mundo como testimonio para todas las naciones, y entonces llegará el fin.

24:15  «Entonces cuando ustedes vean la abominación de la desolación que fue dicha por Daniel el profeta, parada en el lugar sagrado (que el lector entienda),

24:16  entonces que los que estén en Judea huyan a las montañas.

24:17  El que esté en la parte de arriba de su casa que no baje a recoger las cosas de su casa.

24:18  El que esté en el campo que no regrese a recoger su ropa.

24:19  ¡Pobres de aquellas que tengan niños y de aquellas que esten amamantando en esos días!

24:20  Más oren para que su partida no sea en invierno, ni en día sabático,

24:21  pues entonces habrá gran opresión, como no la ha habido desde el comienzo del mundo hasta ahora, y como nunca habrá.

24:22  Si esos días no fueran acortados, ninguna carne sería salvada. Pero por causa de los elegidos, esos días se acortarán.

24:23  «Entonces si alguien les dice, `Observen, aquí está el Cristo,´ o `Allí,´ no le crean.

24:24  Pues se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes signos y maravillas, como para hacer perder, si es posible, a los mismos elegidos.

24:25  «Observen, les he dicho con anticipación.

24:26  Entonces si les dicen, `Observen, Él está en el desierto,´ no salgan; `Observen, Él está en los cuartos interiores´ no lo crean.

24:27  Pues así como el relámpago viene del oriente, y brilla incluso en el occidente, así también será el advenimiento del Hijo del Hombre.

24:28  Pues donde quiera que esté la carroña, allí los buitres se reunirán .

24:29  Y de inmediato después de la tribulación de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo, y los poderes del cielo se agitarán;

24:30  y entonces la señal del Hijo del Hombre aparecerá en el cielo. Entonces todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del Hombre viniendo entre nubes del cielo con poder y gran gloria.

24:31  Enviará a sus ángeles con un gran sonido de trompeta, y ellos recogerán a sus elegidos desde los cuatro vientos, desde un lado del cielo hasta el otro .

24:32  «Ahora de la higuera aprendan esta parábola. Cuando su rama es aún suave, y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.

24:33  Así mismo, cuando ustedes vean todas estas cosas, sepan que está cerca, incluso en la puerta.

24:34  Con seguridad les digo, esta generación no pasará, hasta que todas estas cosas se cumplan.

24:35  Cielo y tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

24:36  Más nadie sabe de ese día y hora, ni siquiera los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre.

24:37  «Así como fue en los días de Noé, así será también el advenimiento del Hijo del Hombre.

24:38  Pues como en aquellos días antes de la inundación, comían y bebían, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca.

24:39  y no supieron hasta que la inundación llegó, y se los llevó a todos, así también será el advenimiento del Hijo del Hombre.

24:40  Pues de dos hombres que estén en el campo, uno será tomado y el otro dejado;

24:41  de dos mujeres que trabajen en el molino, una será llevada y la otra dejada.

24:42  Entonces estén alerta, pues ustedes no saben a que hora vendrá su Señor.

24:43  Pero sepan esto, que si el dueño de la casa supiera a que hora de la noche llega el ladrón, él estaría alerta, y no permitiría que entrara a su casa.

24:44  Entonces estén listos también, pues el Hijo del Hombre vendrá a una hora que ustedes no esperan.

24:45  «¿Quién es entonces el siervo fiel y sabio, a quien su señor ha puesto a cargo de su casa, para darles la comida en el momento apropiado?

24:46  Bendito es aquel siervo a quien su señor encuentre obrando así cuando llegue.

24:47  Con seguridad les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.

24:48  Pero si ese siervo malo dijera en su corazón, `Mi señor se demora en llegar,´

24:49  y comienza a golpear a sus siervos compañeros, y a comer y beber con los ebrios,

24:50  el señor de ese siervo llegará en un día que él no lo espere, y a una hora que él no conoce,

24:51  y lo cortará en pedazos, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Chapter 25

25:1  «Entonces el Reino de los Cielos es como con diez vírgenes, que tomaron sus lamparas, y salieron a encontrar al novio.

25:2  Cinco de ellas eran sabias y cinco eran necias.

25:3  Las que eran necias, cuando tomaron sus lamparas, no tomaron aceite consigo,

25:4  pero las sabias llevaron aceite en botellas junto con sus lamparas.

25:5  Cuando el novio se demoró, todas ellas se acostaron y durmieron.

25:6  Pero a medianoche se escuchó un grito, `¡Observen! ¡El novio está llegando! ¡ Salgan a encontrarlo!´

25:7  Entonces todas esas vírgenes se levantaron y alistaron sus lamparas.

25:8  Las necias dijeron a las sabias, `Dennos de su aceite, pues nuestras lamparas se apagan.´

25:9  Pero las sabias contestaron, `¿Si no hay suficiente para nosotras y para ustedes? Mejor vayan donde quienes venden, y compren para ustedes.´

25:10  Mientras ellas fueron a comprar, llegó el novio, y las que estaban listas entraron con él a la fiesta de matrimonio, y la puerta fue cerrada.

25:11  Después las otras vírgenes también llegaron diciendo `Señor, Señor, ábrenos.´

25:12  Pero él contestó, `En verdad les digo, que no las conozco.´

25:13  Entonces estén alerta, porque ustedes no conocen el día ni la hora en la que el Hijo del Hombre vendrá.

25:14  «Pues es como un hombre, que va a otro país, llama a sus siervos, y les encarga sus bienes.

25:15  A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno; a cada uno de acuerdo a sus diversas potencialidades. Entonces se fue a su viaje.

25:16  Entonces el que recibió cinco talentos fue a comerciar con ellos, e hizo otros cinco talentos.

25:17  De la misma forma el que había recibido dos, también ganó otros dos.

25:18  Pero el que había recibido uno se fue y lo enterró en la tierra, y escondió así el dinero de su señor.

25:19  «Después de un largo tiempo el señor de aquellos siervos llegó, y concilió cuentas con ellos.

25:20  El que recibió los cinco talentos llegó y trajo otros cinco talentos, diciendo, `Señor, me diste cinco talentos. Observa, he ganado otros cinco talentos además de esos.´

25:21  «Su señor le dijo, `Bien hecho, siervo bueno y confiable. Has sido confiable con unas pocas cosas, te pondré sobre muchas cosas. Entra a la dicha de tu señor.´

25:22  « El que recibió dos talentos también vino y dijo, `Señor, me diste dos talentos. Observa, he ganado otros dos talentos además de esos.´

25:23  «Su señor le dijo, `Bien hecho, siervo bueno y confiable. Has sido confiable con unas pocas cosas, te pondré sobre muchas cosas. Entra a la dicha de tu señor.´

25:24  «Entonces vino el que había recibido un talento y dijo, `Señor, sabía que eres un hombre duro, que recoge de donde no ha sembrado, y reúne de donde no ha esparcido.

25:25  Estaba asustado, salí y escondí tu talento en la tierra. Observa, tienes lo que es tuyo.´

25:26  «Pero su señor le contestó, `Siervo malo y perezoso. Sabías que recojo donde no he sembrado y reúno donde no he esparcido.

25:27  Entonces debiste haber depositado mi dinero con los banqueros, y a mi vuelta hubiera recibido lo mio con usura.

25:28  Quítenle entonces el talento, y désenlo al que tiene diez talentos.

25:29  Porque a todo el que tenga se le dará, y tendrá en abundancia, pero a aquel que no tiene, incluso lo que tenga se le quitará.

25:30  Arrojen al siervo improductivo a la oscuridad exterior, donde habrá llanto y rechinar de dientes.´

25:31  «Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con Él, entonces Él se sentará en el trono de su gloria.

25:32  Ante Él se reunirán todas las naciones y Él los separará unos de otros como un pastor separa sus ovejas de las cabras .

25:33  Él pondrá las ovejas a su mano derecha y las cabras a la izquierda.

25:34  Entonces el Rey les dirá a los de su mano derecha, `Vengan, bendecidos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo;

25:35  pues yo tenía hambre y ustedes me dieron alimento; tenía sed y me dieron de beber; fui un extraño y me recibieron;

25:36  estuve desnudo y ustedes me vistieron; estuve enfermo y me visitaron; estuve en prisión y ustedes fueron a mi.´

25:37  «Entonces los correctos le contestarán diciendo, `Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; o sediento y te dimos de beber?

25:38  ¿Cuándo te vimos como un extraño y te recibimos; o desnudo y te vestimos?

25:39  ¿Cuándo te vimos enfermo o en prisión y fuimos a ti?´

25:40  «El Rey les contestará, `En verdad les digo, así como hicieron con uno de los menores de mis hermanos , así lo hicieron conmigo.

25:41  Entonces también les dirá a los de la mano izquierda, `Aléjense de mi, ustedes malditos, al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles;

25:42  pues tuve hambre y no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber;

25:43  fui un extraño y no me aceptaron; estuve desnudo y no me vistieron; estuve enfermo y en prisión pero no me visitaron.´

25:44  «Entonces ellos le contestarán diciendo, `Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como un extraño, o desnudo, o enfermo o en prisión y no te ayudamos?´

25:45  «Entonces Él les contestará diciendo, `En verdad les digo, así como no lo hicieron a uno de estos menores, tampoco lo hicieron conmigo.´

25:46  Estos irán al castigo eterno, pero los correctos a la vida eterna.»

Chapter 26

26:1  Ocurrió, cuando Jesús había terminado todas estas palabras, que dijo a sus discípulos,

26:2  «Saben que en dos días será la Pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.»

26:3  Entonces los jefes de los sacerdotes, los escribas y los ancianos del pueblo se reunieron en la corte del sumo sacerdote, quien se llamaba Caifás.

26:4  Ellos se pusieron de acuerdo en atrapar a Jesús con alguna trampa y lo matarían.

26:5  Pero dijeron, «No durante la fiesta, para evitar que haya una protesta entre la gente.»

26:6  Cuando Jesús estaba en Betania, en la casa de Simón el leproso,

26:7  llegó una mujer con un jarro de alabastro lleno de un ungüento muy costoso, y lo vertió sobre su cabeza mientras Él se sentaba en la mesa.

26:8  Pero cuando sus discípulos vieron esto, se indignaron, diciendo, «¿Para qué este gasto?

26:9  Pues este ungüento podría haber sido vendido por mucho, y dado a los pobres.»

26:10  Pero Jesús, sabiéndolo, les dijo, «¿Por qué molestan a la mujer? Pues ella ha hecho una buena obra para mí.

26:11  Porque ustedes siempre tendrán al pobre con ustedes, pero no siempre me tendrán a mí.

26:12  Pues si ella ha vertido este ungüento en mi cuerpo, lo hizo como preparación para mi sepultura.

26:13  En verdad les digo, donde quiera en el mundo entero que esta Buena Nueva sea predicada, lo que ella ha hecho también será dicho para recordarla.»

26:14  Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los jefes de los sacerdotes,

26:15  y les dijo, «¿Que me darán, para que se los entregue?» Y llegarón a un acuerdo con él por treinta monedas de plata.

26:16  Desde ese momento él buscó una oportunidad para traicionarlo.

26:17  En el primer día de la fiesta del pan sin levadura, los discípulos fueron donde Jesús, diciéndole, «¿Dónde quieres que preparemos para que comas las Pascua?»

26:18  Y dijo, «Vayan a la ciudad donde cierta persona, y díganle, `El Maestro dice, "Mi hora está cerca. Celebraré la pascua en tu casa con mis discípulos."´»

26:19  Los discípulos hicieron tal como Jesús les ordenó, y prepararon la Pascua.

26:20  Cuando había llegado la noche, Él estaba sentado a la mesa con los doce.

26:21  Y mientras comían, Él dijo, «En verdad les digo que uno de ustedes me traicionará.»

26:22  Ellos estaban muy apenados, y cada uno de ellos comenzó a preguntarle, «¿Seré yo Señor?»

26:23  Él contestó, «Aquel que sumerja su mano conmigo en el plato, el mismo me traicionará.

26:24  El Hijo del Hombre se va, así como está escrito sobre Él, ¡pero pobre aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Sería mejor para ese hombre si no hubiera nacido.»

26:25  Entonces Judas, quien lo había traicionado, contestó, «Maestro ¿Seré yo?» Él le contestó, «Tu lo has dicho.»

26:26  Mientras estaban comiendo , Jesús tomó pan, lo bendijo por este y lo partió. Lo repartió a los discípulos y dijo, «Tomen, coman; este es mi cuerpo.»

26:27  Tomó la copa, dio gracias y se las dio diciendo, «Todos ustedes beban de ella,

26:28  pues esta es mi sangre de la nueva alianza, la cual es derramada para muchos para el perdón de los pecados.

26:29  Pero les digo que no tomaré de este fruto de la vid de ahora en adelante sino hasta ese día que lo tome recién hecho con ustedes en el Reino de mi Padre.»

26:30  Cuando habían cantado un himno se fueron al Monte de los Olivos.

26:31  Entonces Jesús les dijo, «Todos ustedes tropezarán a causa mía esta noche, pues está escrito, `Golpearé al pastor y las ovejas del rebaño se separarán.´

26:32  Pero después de que yo sea resucitado, iré antes que ustedes a Galilea.»

26:33  Pero Pedro le contestó diciendo, «Aunque todos tropiecen por tu causa, yo nunca tropezaré.»

26:34  Jesús le dijo, «En verdad te digo que esta noche antes de que el gallo cante me negarás tres veces.»

26:35  Pedro le dijo, «Aunque tenga que morir contigo no te negaré.» Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

26:36  Entonces Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemani y le dijo a sus discípulos, «Siéntense acá mientras voy allá a orar.»

26:37  Llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a entristecerse y a preocuparse.

26:38  Entonces les dijo, «Mi alma está extremadamente triste, incluso hasta la muerte. Quédense aquí y velen conmigo.»

26:39  Se adelantó un poco, cayó sobre su rostro y oró diciendo, «Padre mio, si es posible que está copa se aleje de mi; aunque que no sea lo que yo desee sino que sea tu voluntad.»

26:40  Fue donde los discípulos y los encontró durmiendo y le dijo a Pedro, «¿Qué, no podían hacer vigilia conmigo por una hora?

26:41  Vigilen y oren para que no entren en tentación. El espíritu en verdad lo desea pero la carne es débil.»

26:42  De nuevo y por segunda vez se apartó de ellos y oró diciendo, «Mi Padre, si esta copa no se puede alejar de mi sin que la beba, que se haga tu voluntad.»

26:43  Fue y de nuevo los encontró durmiendo pues sus ojos estaban pesados.

26:44  Los dejó y de nuevo se apartó de ellos y oró por tercera vez diciendo las mismas palabras.

26:45  Entonces fue donde sus discípulos y les dijo, «Ahora duerman y descansen. Observen la hora está cerca y el Hijo del Hombre es traicionado en las manos de pecadores.

26:46  Levántense y vámonos. Observen el que me traiciona está cerca.»

26:47  Mientras aún hablaba, Judas uno de los doce llegó, y con él una gran multitud con espadas y palos; eran de los jefes de los sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

26:48  Entonces el que lo traicionó les dio una señal, diciendo, «A quien yo bese, ése es. Aprésenlo.»

26:49  De inmediato fue donde Jesús, y le dijo , «¡Saludos, Rabi!» y lo besó.

26:50  Jesús le dijo, «Amigo, ¿por qué has venido?» Entonces fueron, pusieron sus manos sobre Jesús, y lo atraparon.

26:51  Observe, uno de los que estaban con Jesús estiró su mano, sacó su espada y le dio al siervo del sumo sacerdote atinándole en su oreja.

26:52  Entonces Jesús le dijo, «Pon tu espada en su lugar, pues aquellos que toman la espada morirán con espada.

26:53  ¿O no piensas que ahora yo podría pedirle a mi Padre, y Él me enviaría al instante más de doce legiones de ángeles?

26:54  ¿O entonces como se cumplirían las escrituras, que así debía ser?»

26:55  En ese momento Jesús dijo a la multitud, «¿Han venido como contra un ladrón con espadas y palos para apresarme? Me senté a diario con ustedes para enseñar en el templo y no me arrestaron.

26:56  Pero todo esto ha ocurrido, para que se cumplieran las Escrituras de los profetas.» Entonces todos los discípulos lo dejaron, y huyeron.

26:57  Los que habían detenido a Jesús lo condujeron donde Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos.

26:58  Pero Pedro lo siguió a distancia hasta la corte del sumo sacerdote, entró y se sentó con los criados, para ver el final.

26:59  Entonces el sumo sacerdote, los ancianos y el consejo entero buscaban testimonios falsos contra Jesús, para poder sentenciarlo a muerte;

26:60  pero no encontraron. Aun cuando muchos testigos falsos fueron, no encontraron ninguno. Al final dos testigos falsos fueron,

26:61  y dijeron, «Este hombre dijo, `Puedo destruir el templo de Dios, y construirlo en tres días.´»

26:62  El sumo sacerdote se levantó, y le dijo, «¿Nada respondes? ¿Qué es esto que estos atestiguan en contra tuya?»

26:63  Pero Jesús mantuvo su paz. El sumo sacerdote le dijo, «Te ordeno por el Dios viviente, que nos digas si tu eres el Cristo, el Hijo de Dios.»

26:64  Jesús le dijo, «Tu lo has dicho. Sin embargo, te digo, desde ahora ustedes verán al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poderoso, y viniendo entre las nubes del cielo.»

26:65  Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestido, diciendo, «¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? Observen, ahora ustedes han escuchado su blasfemia.

26:66  ¿Qué piensan?» Le contestaron y dijeron, «¡Es culpable y merece la muerte!»

26:67  Entonces escupieron en su rostro y lo golpearon con sus puños, y algunos le dieron bofetadas,

26:68  diciendo «¡Profetiza para nosotros, tu Cristo! ¿Quién fue el que te golpeó?

26:69  Pedro estaba sentado fuera de la corte, y una empleada fue donde él diciendo, «¡Tu también estabas con Jesús de Galilea!»

26:70  Pero él lo negó ante todos, diciendo, « No se de que estás hablando.»

26:71  Cuando salió al pórtico, alguien más lo vio, y dijo a los que estaban allí, «Este hombre también estaba con Jesús de Nazaret.»

26:72  Y de nuevo lo negó con un juramento, «No conozco al hombre.»

26:73  Después de un momento, los que allí estaban fueron y le dijeron a Pedro, «Verdaderamente tu eres también uno de ellos, pues tu forma de hablar te da a conocer.»

26:74  Entonces él comenzó a maldecir y a jurar, «¡No conozco al hombre!» Y de inmediato el gallo cantó.

26:75  Pedro recordó las palabras de Jesús, cuando le dijo «Antes de que el gallo cante, me negarás tres veces.» Y se fue y lloró amargamente.

Chapter 27

27:1  Cuando la mañana llegó, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tomaron concejo contra Jesús para condenarlo a muerte:

27:2  lo ataron, lo condujeron afuera y lo enviaron a Poncio Pilato, el gobernador.

27:3  Entonces Judas, quien lo había traicionado, cuando vio que Jesús fue condenado, se arrepintió, y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos,

27:4  diciendo, «he pecado porque he traicionado sangre inocente.» Pero ellos le dijeron, «¿Que tiene que ver con nosotros? Míralo tu.»

27:5  Lanzó las monedas de plata en el santuario, salió, y fue a colgarse.

27:6  Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron , «No es legal ponerlas en el tesoro del templo, porque es el precio de sangre.»

27:7  Tomaron concejo, y compraron el campo del alfarero con estas, para enterrar extranjeros.

27:8  Por esto ese campo se llamó «El campo de la sangre» hasta este día.

27:9  Entonces se cumplió lo que había sido dicho por intermedio de Jeremías el profeta: cuando dijo «Y tomaron las treinta monedas de plata, El precio del que fue avaluado, A quien los hijos de Israel le pusieron precio,

27:10  Y las dieron por el campo del alfarero, Como el Señor me ordenó.»

27:11  Entonces Jesús fue ante el gobernador: y el gobernador le preguntó, «¿Eres tu el Rey de los Judíos?» Y Jesús le dijo, «Tu lo has dicho.»

27:12  Cuando fue acusado por los jefes de los sacerdotes y los ancianos, no contestó nada.

27:13  Entonces Pilato le dijo, «¿No escuchas cuantas cosas dan como testimonio contra ti?»

27:14  Él no le respondió, ni siquiera una palabra, así que el gobernador se maravilló grandemente.

27:15  En la fiesta el gobernador solía liberar un prisionero para la multitud, a quien ellos quisieran.

27:16  Tenían, entonces, un notable prisionero llamado Barrabás.

27:17  Cuando la gente se había reunido, Pilato les dijo, «¿A quien quieren que libere para ustedes? ¿A Barrabás, o a Jesús, quien es llamado Cristo?»

27:18  Pues él sabia que por envidia le entregaron a Jesús.

27:19  Cuando se sentaba en la silla para juzgar, su esposa le envió, diciendo, «No tengas nada con este hombre justo, pues he sufrido muchas cosas este día en un sueño por su causa.»

27:20  Más los jefes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud para que pidieran a Barrabás y destruyeran a Jesús.

27:21  El gobernador les dijo , «¿A cuál de los dos desean que les libere?» Y ellos dijeron, «¡Barrabás!»

27:22  Pilato les dijo, «¿Qué debo hacer entonces con Jesús, quien es llamado Cristo?» Todos ellos le dijeron, «¡Que sea crucificado!»

27:23  Pero el gobernador dijo, «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?» Pero gritaron aún más diciendo, «¡Que lo crucifiquen!»

27:24  Así que cuando Pilato se dio cuenta de que no conseguía nada, más en cambio se estaba formando un disturbio, tomó agua y se lavó las manos ante la multitud diciendo, «Soy inocente de la sangre de este hombre justo. Ustedes verán.»

27:25  Entonces toda la gente contestó diciendo, «¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»

27:26  Entonces les liberó a Barrabás y tras azotar a Jesús lo entregó para que fuera crucificado.

27:27  Luego los soldados del gobernador llevaron a Jesús a la tienda del Pretor y reunieron a toda la tropa en torno a Él.

27:28  Le quitaron la ropa y le pusieron un manto escarlata.

27:29  Trenzaron una corona de espinas y la pusieron sobre su cabeza y una vara en su mano derecha; se arrodillaron delante de Él y lo ridiculizaban diciendo, «¡Salve, Rey de los Judíos!»

27:30  Lo escupieron, tomaron una vara y lo golpearon en la cabeza.

27:31  Después de ridiculizarlo le quitaron el manto y le pusieron su ropa y lo llevaron para crucificarlo.

27:32  Cuando salieron encontraron un hombre de Cirene llamado Simón, lo obligaron a cargar su cruz.

27:33  Y Llegaron a un lugar llamado «Gólgota» que significa, «El lugar de la calavera.»

27:34  Le dieron para tomar vinagre mezclado con hiel. Cuando lo probó no quiso tomar.

27:35  Cuando lo crucificaron se dividieron su ropa entre ellos echando suertes, para que se cumpliera lo dicho por el profeta: `Repartieron mi ropa entre ellos y por mis vestidos hecharon suertes'

27:36  y se sentaron y lo vigilaron allí.

27:37  Escrita sobre su cabeza, pusieron su acusación «ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.»

27:38  Habían dos ladrones crucificados con Él, uno a su derecha y el otro a su izquierda.

27:39  Los que pasaban lo blasfemaban moviendo sus cabezas,

27:40  y diciendo, «Tu que destruyes el templo y vuelves a construirlo en tres días, ¡sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios baja de esa cruz!»

27:41  De la misma forma los jefes de los sacerdotes también lo ridiculizaban, junto con los escribas y los ancianos, diciendo,

27:42  «Él salvó a otros, pero no puede salvarse a si mismo. Si es el Rey de Israel, que baje de la cruz ahora, para que creamos en Él.

27:43  Él confía en Dios. Que Dios lo libere ahora, si lo aprecia; pues Él dijo, `Soy el Hijo de Dios.´»

27:44  También los ladrones que estaban crucificados con Él, le reprochaban lo mismo.

27:45  Desde la sexta hora hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la novena hora

27:46  Alrededor de la novena hora Jesús grito con fuerte voz diciendo, «Elí, Elí, ¿lama sabactani? » Que es, «Dios mio, Dios mio, ¿por qué me has abandonado?»

27:47  Algunos de lo que estaban allí, cuando lo escucharon, dijeron, «Este hombre está llamando a Elías.»

27:48  De inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó con vinagre, la puso en una vara y le dio para que bebiera.

27:49  Los demás dijeron, «Déjalo. Veamos si Elías viene a salvarlo.»

27:50  Jesús gritó nuevamente con fuerte voz, y entregó su espíritu.

27:51  Vea que la cortina del templo se rasgó de arriba hasta abajo en dos y temblo la tierra y se rompieron las rocas.

27:52  Se abrieron las tumbas, y muchos cuerpos de santos que dormian se levantaron;

27:53  y salieron de las tumbas después de su resurrección, y entraron a la ciudad santa y se aparecieron a muchos.

27:54  Cuando el centurión, y los que estaban con él viendo a Jesús, sintieron el temblor y las cosas que ocurrieron, se asustaron en gran manera y dijeron, «Verdaderamente este era el Hijo de Dios.»

27:55  Muchas mujeres estaban allí mirando a cierta distancia, ellas habían seguido a Jesús desde Galilea y le habían servido.

27:56  Entre ellas estaba María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

27:57  Cuando comenzó la noche, llegó un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también era discípulo de Jesús.

27:58  Él fue donde Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que le entregaran el cuerpo.

27:59  José tomó el cuerpo, y lo envolvió en una tela de lino limpia,

27:60  lo puso en una tumba nueva de su propiedad, que había cavado en la roca, rodó una gran piedra frente a la puerta de la tumba, y partió.

27:61  María Magdalena estaba allí, junto con la otra María, sentadas al otro lado de la tumba.

27:62  Al día siguiente, que era el posterior al día de la Preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se reunieron con Pilato

27:63  y le dijeron, «Señor recordamos lo que ese impostor dijo mientras aún estaba vivo: `Después de tres días resucitaré.´

27:64  Ordena entonces que la tumba sea asegurada hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan durante la noche, lo roben y digan a la gente, `Ha resucitado de la muerte;´ y el último error sea peor que el primero.»

27:65  Pilato les dijo, «Tienen una guardia. Vayan y asegúrenlo tanto como puedan.»

27:66  Así que fueron y aseguraron la tumba, sellando la roca y dejando al guardia.

Chapter 28

28:1  Después del día Sabático, cuando comenzó a amanecer hacía el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver la tumba.

28:2  Observe, hubo un gran temblor de tierra, pues un ángel del Señor bajó del cielo, fue y rodó la piedra de la puerta y se sentó sobre esta.

28:3  Su apariencia era como un rayo, y su vestido blanco como la nieve.

28:4  Por temor a él, los guardias temblaron y quedaron como muertos.

28:5  El ángel contestó diciendo a las mujeres, «No tengan miedo, pues se que buscan a Jesús quien fue crucificado.

28:6  Él no está aquí, pues ha resucitado así como había dicho. Vengan y vean el sitio donde yacía el Señor.

28:7  Vayan rápido y díganle a sus discípulos que, `Él ha resucitado de la muerte, y observen, irá antes que ustedes a Galilea, allí lo verán.´ Observern, les he dicho.»

28:8  Partieron rápidamente de la tumba con temor y gran alegría, y corrieron a llevar su palabra a los discípulos.

28:9  Cuando iban a contarle a sus discípulos, observe Jesús las encontró y les dijo, «¡Alégrense !» Ellas se acercaron, tomaron sus pies y lo adoraron.

28:10  Entonces Jesús les dijo, «No se asusten. Vayan y díganle a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.»

28:11  Mientras ellas iban, observe que algunos de los guardias fueron a la ciudad, y les hicieron saber a los jefes de los sacerdotes todas las cosas que habían ocurrido.

28:12  Cuando se reunieron con los ancianos, y habían tomado concejo, le dieron una gran cantidad de dinero a los soldados,

28:13  y les dijeron, «Digan `Sus discípulos vinieron en la noche, y lo robaron mientras dormíamos.´

28:14  Si esto llega a oídos del gobernador, lo convenceremos y los haremos libres de preocupación.»

28:15  Así que tomaron el dinero e hicieron como se les dijo. Este mensaje se reporta comunmente entre los judíos hasta este día.

28:16  Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús les había ordenado.

28:17  Cuando lo vieron, lo adoraron, pero algunos dudaron.

28:18  Jesús fue donde ellos y les habló diciendo, «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y sobre la tierra.

28:19  Entonces vayan y hagan discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,

28:20  enseñándoles a seguir todas las cosas que les he ordenado. Miren, estoy con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.» Amén.