SpaPlatense - Exodus

Chapter 1

1:1  Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia:

1:2  Rubén, Simeón, Leví, Judá,

1:3  Isacar, Zabulón, Benjamín,

1:4  Dan, Neftalí, Gad y Aser.

1:5  Todos los descendientes nacidos de Jacob eran setenta almas. José estaba ya en Egipto.

1:6  Luego murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación.

1:7  Mas los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, y llegaron a ser numerosos y fuertes, y se llenó de ellos el país.

1:8  Entretanto se alzó sobre Egipto un nuevo rey, que nada sabía de José;

1:9  el cual dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros.

1:10  Tomemos, pues, precauciones contra él, no sea que siga multiplicándose, y en caso de venir sobre nosotros una guerra, se asocie también él a nuestros enemigos para combatirnos, y salga (después) del país.”

1:11  Por lo cual pusieron sobre (Israel), sobrestantes de trabajos a fin de oprimirlos con sus cargas; y así edificaron para el Faraón ciudades almacenes: Pitom y Ramesés.

1:12  Pero cuanto más los oprimían, tanto más crecían y tanto más se multiplicaban, de modo que (los egipcios) tomaron aversión a los hijos de Israel.

1:13  Entonces los egipcios redujeron a cruel servidumbre a los hijos de Israel,

1:14  y les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre con que los oprimían por fuerza.

1:15  El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, de las cuales una se llamaba Sifrá, y la otra Puá,

1:16  diciéndoles: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, averiguad el sexo; si es niño, matadlo; mas si es niña, vivirá.”

1:17  Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños.

1:18  Por lo cual llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: “¿Por qué hacéis esto y dejáis con vida a los niños?”

1:19  Respondieron las parteras al Faraón: “Porque las hebreas no son como las egipcias. Son robustas, y antes que a ellas llegue la partera, ya han dado a luz.”

1:20  Recompensó Dios a las parteras; y se multiplicó el pueblo y se hizo muy poderoso.

1:21  Y por haber temido las parteras a Dios, Él les dio numerosa prole.

1:22  Entonces dio el Faraón a todo su pueblo esta orden: “Todo niño que naciere (a los hebreos) lo echaréis al río; mas a toda niña dejaréis con vida.”

Chapter 2

2:1  Un varón de la casa de Leví había ido y tomado por mujer a una hija de Leví.

2:2  Concibió la mujer y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses.

2:3  Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó para él una cestilla de juncos, la calafateó con betún y pez, y metió en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la ribera del río.

2:4  Entretanto, su hermana se apostó de lejos para saber lo que le ocurría.

2:5  Bajó la hija del Faraón para bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, divisó la cestilla en los juncos, y envió una criada suya para que se la trajese.

2:6  Al abrirla vio al niño que era una criatura que lloraba. Tuvo compasión de él, y exclamó: “Este es un niño de los hebreos.”

2:7  Entonces dijo su hermana a la hija del Faraón: “¿Quieres que yo vaya y te llame una nodriza de entre las hebreas que amamante para ti este niño?”

2:8  “Anda”, le contestó la hija del Faraón. Fue pues la joven y llamó a la madre del niño.

2:9  Y le dijo la hija del Faraón: “Toma este niño, y amamántalo para mí, y yo te recompensaré.” Y tomó la mujer al niño y lo amamantó.

2:10  El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija del Faraón. Así vino a ser hijo suyo, y le llamó Moisés, diciendo: “De las aguas lo he sacado.”

2:11  En aquellos días cuando Moisés ya era grande, visitó a sus hermanos, y vio sus trabajos penosos; vio también cómo un egipcio daba golpes a un hebreo, a uno de sus hermanos.

2:12  Miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.

2:13  Salió también al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Dijo al culpable: “¿Por qué pegas a tu hermano?”

2:14  Él respondió: “¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas acaso matarme como mataste al egipcio?” Por esto Moisés tuvo miedo y dijo: Seguramente ha trascendido este asunto.

2:15  Lo supo el Faraón y procuraba matar a Moisés; por lo cual Moisés huyó de la presencia del Faraón y se fue a morar en la tierra de Madián donde se sentó junto a un pozo.

2:16  Tenía el sacerdote de Madián siete hijas, las cuales llegaron a sacar agua y llenar los abrevaderos, para abrevar las ovejas de su padre.

2:17  Mas vinieron los pastores y las echaron. Entonces levantándose Moisés salió en su defensa y abrevó sus ovejas.

2:18  Volvieron ellas a Ragüel, su padre, y este preguntó: “¿Cómo es que venís hoy tan temprano?”

2:19  Respondieron: “Un egipcio nos libró de las manos de los pastores, y a más de eso ha sacado agua para nosotras y abrevado las ovejas.”

2:20  Preguntó entonces a sus hijas: “¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma pan.”

2:21  Consintió Moisés en morar con aquel hombre, el cual dio a Moisés su hija Seforá.

2:22  Esta le dio un hijo, al cual él llamó Gersom; pues dijo: “Extranjero soy en tierra extraña.”

2:23  Durante este largo período murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel, gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y desde su dura servidumbre subió su clamor a Dios.

2:24  Oyó Dios sus gemidos, y se acordó Dios de su pacto con Abrahán, con Isaac y con Jacob.

2:25  Y miró Dios a los hijos de Israel y (los) reconoció.

Chapter 3

3:1  Un día, apacentando las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián, llevó Moisés las ovejas al interior del desierto y vino al Horeb (que es) el monte de Dios.

3:2  Y se le apareció el Ángel de Yahvé en una llama de fuego, en medio de una zarza. Veía cómo la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía.

3:3  Dijo, pues, Moisés: “Iré a contemplar este gran fenómeno (para saber) por qué no se consume la zarza.”

3:4  Cuando Yahvé vio que se ponía en marcha para mirar, lo llamó de en medio de la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!” “Heme aquí”, respondió él.

3:5  Y Dios le dijo: “No te acerques aquí; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, es tierra santa.”

3:6  Y añadió: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Se cubrió entonces Moisés el rostro, porque temía mirar a Dios.

3:7  Y dijo Yahvé: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado el clamor que levanta a causa de sus exactores; pues conozco sus sufrimientos.

3:8  He descendido para librarlo de la mano de los egipcios y para llevarlo de esta tierra a una buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo.

3:9  Ahora el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta Mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.

3:10  Ve, por tanto, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.”

3:11  Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?”

3:12  Respondió Él: “Yo estaré contigo y esto te servirá de señal de que Yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.”

3:13  Contestó Moisés a Dios: “Iré, pues, a los hijos de Israel y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; pero cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé?

3:14  Entonces dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy.” Y agregó: “Así dirás a los hijos de Israel: «El que es me ha enviado a vosotros.»”

3:15  Prosiguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y este mi memorial de generación en generación.

3:16  Ve, pues, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob se me apareció y me dijo: Yo os he visitado (para ver) lo que os hacen en Egipto.

3:17  Y queda dicho: Os sacaré de la tribulación de Egipto, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo, a una tierra que mana leche y miel.

3:18  Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto; y le diréis: Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado. Permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios.

3:19  Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no será por mano poderosa.

3:20  Por eso extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda suerte de prodigios, que obraré allí; y después de esto os dejará salir.

3:21  Y haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, de modo que cuando partáis, no saldréis con las manos vacías,

3:22  sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa, objetos de plata y objetos de oro, y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, despojando así a los egipcios.”

Chapter 4

4:1  Respondió Moisés y dijo: “Mira que no me creerán ni escucharán mi voz; pues dirán: No se te ha aparecido Yahvé.”

4:2  Díjole Yahvé: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” “Una vara”, respondió él.

4:3  Y le replicó: “Arrójala a tierra.” La tiró a tierra, y se convirtió en una serpiente; y huyó Moisés de ella.

4:4  Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano y agárrala por la cola —y él extendiendo la mano, la agarró, y volvió a ser vara en su mano—,

4:5  para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.”

4:6  Le dijo además Yahvé: “Mete tu mano en tu seno.” Metió él la mano en su seno y la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa (blanca) como la nieve.

4:7  Y le dijo: “Vuelve a meter tu mano en tu seno.” Volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó era como su carne.

4:8  “Así, pues, si no te creen ni escuchan la voz de la primera señal creerán a la voz de la segunda.

4:9  Y si no creen tampoco a estas dos señales, y no escuchan tu voz, tomarás agua del río, y la derramarás en el suelo; y el agua que sacares del río, se convertirá en sangre sobre el suelo.”

4:10  Dijo entonces Moisés a Yahvé: “¡Ah, Señor! yo no soy hombre elocuente, y esto no desde ayer ni desde anteayer, ni desde que Tú hablas con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.”

4:11  Le respondió Yahvé: “¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Y quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy Yo, Yahvé?

4:12  Ahora, vete, que Yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.”

4:13  Mas él replicó: “¡Ah, Señor!, te ruego que mandes (tu mensaje) por mano de aquel que has de mandar.”

4:14  Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Moisés, y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla bien; he aquí que precisamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se regocijará en su corazón.

4:15  Hablarás, pues, con él y pondrás estas palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer.

4:16  Él hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás para él (representante de) Dios.

4:17  Toma también en tu mano esta vara, porque con ella has de hacer las señales.”

4:18  Se fue Moisés para volver a casa de Jetró, su suegro, al cual dijo: “Iré con tu permiso, y volveré a ver a mis hermanos que están en Egipto, y veré si viven todavía.” Y dijo Jetró a Moisés: “Vete en paz.”

4:19  Yahvé dijo (de nuevo) a Moisés en Madián: “Anda, vuelve a Egipto; pues han muerto todos los que buscaban tu vida.”

4:20  Tomó, pues, Moisés a su mujer y a sus hijos, y montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó Moisés también la vara de Dios en su mano.

4:21  Y dijo Yahvé a Moisés: “Cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todos los prodigios que he dado en tu mano; Yo, empero, endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo.

4:22  Y dirás al Faraón: “Así dice Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito.

4:23  Si Yo te digo: Deja ir a mi hijo para que me sirva, y si tú rehúsas dejarle ir, mira que Yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”

4:24  Y sucedió que en el camino, en la posada, Yahvé le salió al encuentro y quiso darle muerte.

4:25  Tomó entonces Seforá un pedernal y cortando el prepucio de su hijo, tocó las piernas de (Moisés), diciendo: “Tú eres para mí un esposo de sangre.”

4:26  Y (Yahvé) le soltó por haber dicho ella: “esposo de sangre”, con motivo de la circuncisión.

4:27  A Aarón le dijo Yahvé: “Vete al desierto al encuentro de Moisés.” Partió, pues, y le encontró en el monte de Dios y le besó.

4:28  Moisés contó a Aarón todas las cosas para las cuales Yahvé le había enviado y todas las señales que le había mandado hacer.

4:29  Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel.

4:30  Aarón refirió todas las palabras que Yahvé había dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo.

4:31  El pueblo creyó, y al oír que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y mirado su aflicción, inclinaron la cabeza y adoraron.

Chapter 5

5:1  Después se presentaron Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja marchar a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto.”

5:2  A lo cual respondió el Faraón: “¿Quién es Yahvé para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco a Yahvé, y no dejaré salir a Israel.”

5:3  Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha manifestado; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste y espada.”

5:4  EI rey de Egipto les replicó: “¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestras cargas.”

5:5  Y agregó el Faraón: “He aquí que el pueblo de esa región es ahora numeroso y vosotros lo hacéis descansar de sus cargas.”

5:6  Aquel mismo día el Faraón dio a los sobrestantes del pueblo y a los escribas esta orden:

5:7  “No deis ya, como antes, al pueblo paja, para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recoger paja.

5:8  Pero exigidles la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son perezosos; por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios.

5:9  Agrávense los trabajos sobre estos hombres, para que estén ocupados y no pierdan el tiempo con palabras mentirosas.”

5:10  Fueron, pues, los sobrestantes del pueblo y los escribas, y hablaron al pueblo diciendo: “Esto dice el Faraón: No os daré más paja;

5:11  id vosotros mismos a juntar la paja donde podáis hallarla; pero vuestro trabajo no se disminuirá en nada.”

5:12  Se esparció el pueblo por todo el país de Egipto a buscar rastrojo para emplearlo en lugar de paja.

5:13  Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: “Terminad vuestro trabajo que os ha sido fijado para cada día, como cuando había paja.”

5:14  Y los escribas de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes del Faraón habían puesto sobre ellos, fueron castigados, diciéndoseles: “¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?”

5:15  Fueron entonces los escribas de los hijos de Israel y clamaron al Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas así a tus siervos?

5:16  No se da paja a tus siervos y se nos dice: Haced ladrillos. Y he aquí que tus siervos son castigados, siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa.”

5:17  Él respondió: “Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís: Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé.

5:18  Id, pues, y trabajad; no se os dará paja, y habéis de entregar la cantidad fijada de ladrillos.”

5:19  Los escribas de los hijos de Israel se vieron en grandes angustias, puesto que les fue dicho: “No disminuiréis (la cantidad) de vuestros ladrillos; ¡la obra de cada día en su día!”

5:20  Se encontraron con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia del Faraón,

5:21  y les dijeron: “Que Yahvé os vea y que Él juzgue por qué nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus siervos y puesto la espada en sus manos para matarnos.”

5:22  Se volvió entonces Moisés a Yahvé y dijo: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Con qué fin me has enviado?

5:23  Pues desde que fui al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo, y Tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.”

Chapter 6

6:1  Respondió Yahvé a Moisés: “Ahora verás lo que voy a hacer al Faraón; porque por mano poderosa los dejará salir, y debido a una mano fuerte los arrojará él mismo de su país.”

6:2  Y habló Dios a Moisés y le dijo: “Yo soy Yahvé;

6:3  Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; mas con mi nombre de Yahvé no me di a conocer a ellos.

6:4  Establecí también mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus peregrinaciones, donde moraban como extranjeros.

6:5  He oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios han reducido a servidumbre, y tengo presente mi pacto.

6:6  Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahvé; Yo os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, os libertaré de su esclavitud y os salvaré con brazo extendido y con grandes juicios.

6:7  Yo os adoptaré por pueblo mío, y seré vuestro Dios; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud de Egipto.

6:8  Yo os llevaré a la tierra que he jurado dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y os la daré en heredad. Yo Yahvé.”

6:9  Habló, pues, Moisés de esta manera a los hijos de Israel; pero ellos no escucharon a Moisés, por cortedad de espíritu, y a causa de la dura servidumbre.

6:10  Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo:

6:11  “Ve a hablar con el Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los hijos de Israel fuera de su territorio.”

6:12  Respondió Moisés en la presencia de Yahvé, y dijo: “Mira, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que soy incircunciso de labios?”

6:13  Entonces habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y les dio órdenes para los hijos de Israel y para el Faraón, rey de Egipto, a fin de sacar del país de Egipto a los hijos de Israel.

6:14  Estos son los jefes de sus casas paternas: Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Falú, Hesrón y Carmí. Estas son las familias de Rubén.

6:15  Hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. Estas son las familias de Simeón.

6:16  Y estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, Caat y Merarí. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años.

6:17  Hijos de Gersón: Lobní y Semeí, según sus familias.

6:18  Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón y Uciel. Los años de la vida de Caat fueron ciento treinta y tres años.

6:19  Hijos de Merarí: Mahelí y Musí. Estas son las familias de los levitas, por sus linajes.

6:20  Amram tomó por mujer a Jocábed, su tía, de la cual le nacieron Aarón y Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete.

6:21  Hijos de Ishar: Coré, Néfeg y Sicrí.

6:22  Hijos de Uciel: Misael, Elsafán y Sitrí.

6:23  Aarón tomó por mujer a Elisabet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; de la cual le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.

6:24  Hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Estas son las familias de los coreítas.

6:25  Eleazar, hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Futiel, y de ella nació Fineés. Estos son los jefes de las casas de los levitas, según sus familias.

6:26  Estos, pues, son aquel Aarón y aquel Moisés a quienes dijo Yahvé: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus escuadras.”

6:27  Estos son los que hablaron al Faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Estos son Moisés y Aarón.

6:28  Y sucedió que en el día en que Yahvé habló a Moisés en el país de Egipto,

6:29  le habló en estos términos: “Yo soy Yahvé; di al Faraón, rey de Egipto, todo lo que Yo te digo.”

6:30  Y Moisés respondió ante Yahvé: “Mira, yo soy incircunciso de labios. ¿Cómo me va a escuchar el Faraón?”

Chapter 7

7:1  Dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que te he constituido dios para el Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta,

7:2  al cual dirás todo lo que Yo te mandare; y Aarón, tu hermano, se lo dirá al Faraón, a fin de que deje salir de su país a los hijos de Israel.

7:3  Yo, entretanto, endureceré el corazón del Faraón, y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto.

7:4  El Faraón no os escuchará, pero Yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo, los hijos de Israel a fuerza de severos juicios.

7:5  Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel.”

7:6  Lo hicieron Moisés y Aarón. Como les había mandado Yahvé, así hicieron.

7:7  Tenía Moisés ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron al Faraón.

7:8  Después habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y dijo:

7:9  “Cuando el Faraón os dijere: Haced algún milagro en favor vuestro, dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante del Faraón, y se convertirá en serpiente.”

7:10  Se presentaron Moisés y Aarón al Faraón, e hicieron según la orden de Yahvé: Aarón echó su vara delante del Faraón y delante de sus servidores, la cual se convirtió en serpiente.

7:11  Mas el Faraón llamó igualmente a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas.

7:12  Echaron ellos cada cual su vara, y se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos.

7:13  Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón, de manera que no los escuchó, como había dicho Yahvé.

7:14  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “El corazón del Faraón es duro; se niega a dejar salir al pueblo.

7:15  Preséntate, pues, al Faraón por la mañana, cuando salga a las aguas. Tú lo esperarás a la orilla del río, y tomarás en tu mano la vara que se convirtió en serpiente.

7:16  Le dirás: ‘Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con esta orden: Deja ir a mi pueblo, a fin de que me den culto en el desierto; y he aquí que no has escuchado hasta ahora.

7:17  Por lo tanto, así dice Yahvé: En esto conocerás que Yo soy Yahvé: Mira que voy a golpear con la vara que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en sangre.

7:18  Los peces que hay en el río morirán, el río hederá, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río’.”

7:19  Yahvé dijo también a Moisés: “Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sobre sus ríos, sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de agua. Y se convertirán en sangre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, lo mismo en las vasijas de madera que en las de piedra.”

7:20  Hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Yahvé: Levantó (Aarón) la vara y golpeó las aguas en presencia del Faraón y de sus servidores, y se convirtieron todas las aguas del río en sangre.

7:21  Los peces que había en el río murieron, quedó apestado el río y los egipcios no podían beber las aguas del río; y hubo sangre en todo el país de Egipto.

7:22  Pero lo mismo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos; por lo cual se endureció el corazón del Faraón y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

7:23  Luego se volvió el Faraón y se retiró a su palacio sin hacer caso de estas cosas.

7:24  Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del río para hallar agua potable, porque no podían beber las aguas del río.

7:25  Pasaron siete días después que Yahvé había herido el río, y dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo para que me sirva. Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí que voy a castigar todo tu país con ranas. El río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y en tu lecho, en las casas de tus servidores y entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Subirán las ranas sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre tus siervos.”

Chapter 8

8:1  Dijo, pues, Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto.”

8:2  Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto; y subieron las ranas y cubrieron la tierra de Egipto.

8:3  Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, haciendo subir las ranas sobre el país egipcio.

8:4  El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: “Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé.”

8:5  Respondió Moisés al Faraón: “Dígnate decirme para cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, a fin de que (Dios) quite las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el río.”

8:6  “Para mañana”, contestó él. Replicó Moisés: “Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahvé, nuestro Dios.

8:7  Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán solamente en el río.”

8:8  Después salieron Moisés y Aarón de la presencia del Faraón; e invocó Moisés a Yahvé a causa de las ranas que afligían al Faraón.

8:9  E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, de manera que murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos.

8:10  Las juntaron en montones y el país estaba lleno de hediondez.

8:11  Pero el Faraón viendo que se le daba respiro, endureció su corazón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

8:12  Después dijo Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, y se convertirá en mosquitos en todo el país de Egipto.”

8:13  Así lo hicieron: Aarón extendió su mano en que tenía la vara, y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo el país de Egipto.

8:14  Los magos tentaron de hacer lo mismo con sus encantamientos, a fin de suscitar mosquitos, mas no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y bestias.

8:15  Dijeron entonces los magos al Faraón: “¡Este es el dedo de Dios!” Pero se endureció el corazón del Faraón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

8:16  Yahvé dijo a Moisés: “Levántate muy de mañana, y preséntate al Faraón cuando salga hacia las aguas, y le dirás: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

8:17  Si no dejas ir a mi pueblo, he aquí que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que se llenarán de tábanos las casas de los egipcios y también el suelo sobre el cual están.

8:18  Mas distinguiré en ese día la región de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que Yo soy Yahvé en medio de la tierra,

8:19  que hago distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.”

8:20  Hizo Yahvé así, y un enjambre de tábanos molestísimos vino sobre la casa del Faraón y las casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto fue devastada por los tábanos.

8:21  Entonces llamó el Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.”

8:22  Moisés respondió: “No conviene hacerlo así, porque lo que hemos de sacrificar a Yahvé, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si sacrificáramos ante sus ojos lo que para ellos es abominable?

8:23  Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, según Él nos mandare.”

8:24  Contestó el Faraón: “Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahvé vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.”

8:25  Moisés respondió: “He aquí que voy a salir de tu presencia y rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se alejarán del Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no vuelva el Faraón a obrar con engaño, impidiendo al pueblo que vaya a ofrecer sacrificios a Yahvé.”

8:26  Salió, pues, Moisés de la presencia del Faraón, y rogó a Yahvé.

8:27  E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, y quitó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedase uno solo.

8:28  Pero el Faraón endureció también esta vez su corazón y no dejó partir al pueblo.

Chapter 9

9:1  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me den culto.

9:2  Si te niegas a dejarlos ir y todavía los retienes,

9:3  he aquí que la mano de Yahvé enviará una peste gravísima sobre tu ganado que está en el campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas.

9:4  Mas Yahvé hará distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los egipcios, de modo que no morirá nada de lo perteneciente a Israel.”

9:5  Y Yahvé fijó el plazo, diciendo: “Mañana hará esto Yahvé en el país.”

9:6  Y lo hizo Yahvé al día siguiente, de modo que murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ni una sola cabeza.

9:7  El Faraón envió (a averiguarlo); y he aquí que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón y no dejó ir al pueblo.

9:8  Dijo entonces Yahvé a Moisés y a Aarón: “Tomad unos puñados de hollín de horno, y espárzalo Moisés hacia el cielo, a los ojos del Faraón;

9:9  y se convertirá en polvo fino en todo el territorio de Egipto, y formará tumores que producirán úlceras, tanto en los hombres como en las bestias, por toda la tierra de Egipto.”

9:10  Tomaron, pues, hollín de horno, y poniéndose delante del Faraón, lo esparció hacia el cielo; y hubo tumores que producían úlceras, tanto en los hombres como en las bestias.

9:11  Ni los magos pudieron mantenerse delante de Moisés a causa de los tumores; pues los magos tenían los mismos tumores que todos los egipcios.

9:12  Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, de modo que no les escuchó, según Yahvé lo había dicho a Moisés.

9:13  Luego dijo Yahvé a Moisés: “Levántate muy de mañana, preséntate al Faraón, y dile: ‘Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me den culto.

9:14  Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas sobre tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay como Yo en toda la tierra.

9:15  Si yo hubiera extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra;

9:16  pero para esto te he conservado, para mostrarte mi poder, y para que sea celebrado mi nombre en toda la tierra.

9:17  Tú, empero, te ensalzas todavía contra mi pueblo, para no dejarlo salir.

9:18  He aquí que mañana, a esta hora, haré llover una granizada tan fuerte, que nunca ha habido semejante en Egipto, desde el día que fue fundado hasta el presente.

9:19  Ahora, pues, envía y pon a salvo tu ganado y cuanto tienes en el campo; porque sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo sin recogerse bajo techumbre, caerá el granizo y perecerán’.”

9:20  Aquellos de entre los siervos del Faraón que temieron la palabra de Yahvé, recogieron en las casas a sus siervos y a su ganado;

9:21  mas aquellos que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron a sus siervos y a su ganado en el campo.

9:22  Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, y caiga granizo en todo el país de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todas las plantas que hay en la tierra de Egipto.”

9:23  Extendió, pues, Moisés su vara hacia el cielo, y Yahvé envió truenos y granizo; el relámpago discurría sobre la tierra, y Yahvé hizo llover granizo sobre el país de Egipto.

9:24  El granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria, que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser pueblo.

9:25  El granizo hirió en todo el país de Egipto cuanto había en el campo, desde los hombres hasta las bestias. El granizo destrozó también todas las hierbas del campo, y quebró todos los árboles campestres.

9:26  Solamente en la región de Gosen, donde habitaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

9:27  Entonces el Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado; Yahvé es el justo, y yo y mi pueblo somos los inicuos.

9:28  Rogad a Yahvé, para que no haya más truenos de Dios y granizo; y os dejaré salir y no os quedaréis más aquí.”

9:29  Le respondió Moisés: “Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé.

9:30  Mas ya sé que ni tu ni tus siervos teméis todavía a Yahvé, Dios.”

9:31  Habían sido destrozados ya el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en caña.

9:32  Mas el trigo y la espiga no fueron destrozados, por ser tardíos.

9:33  Dejó, pues, Moisés al Faraón y saliendo de la ciudad extendió las manos hacia Yahvé, con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra.

9:34  Pero en cuanto el Faraón vio que había cesado la lluvia y el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él como sus siervos,

9:35  se endureció, pues, el corazón del Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel como Yahvé había dicho por boca de Moisés.

Chapter 10

10:1  Después dijo Yahvé a Moisés: “Ve al Faraón, porque Yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estos mis prodigios en medio de ellos;

10:2  y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las grandes cosas que Yo hice en Egipto, y los prodigios que obré en él, a fin de que sepáis que Yo soy Yahvé.”

10:3  Fueron, pues, Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante Mí? Deja salir a mi pueblo, para que me sirva.

10:4  Si sigues resistiendo y no dejas salir a mi pueblo, he aquí que mañana traeré sobre tu país langostas;

10:5  las cuales cubrirán la superficie del país, de manera que no podrá verse el suelo. Comerán el resto que se salvó, lo que os dejó el granizo; y comerán también todos los árboles que os crecen en el campo.

10:6  Llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, lo que nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en que viven sobre la tierra hasta el día de hoy.” Con esto se retiró, y salió de la presencia del Faraón.

10:7  Dijeron entonces al Faraón sus siervos: “¿Hasta cuándo ha de sernos este hombre un lazo? Deja salir a esa gente a fin de que sirvan a Yahvé, su Dios. ¿No sabes aún que Egipto está al borde de la ruina?”

10:8  Llamaron, pues, de nuevo a Moisés y a Aarón a la presencia del Faraón; el cual les dijo: “Id, servid a Yahvé, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?”

10:9  Respondió Moisés: “Saldremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacadas; porque hemos de celebrar una fiesta en honor de Yahvé.”

10:10  Les contestó: “¡Así sea Yahvé con vosotros, como yo os dejo salir a vosotros y a vuestros hijos! Pero tened cuidado, pues seguramente procedéis con mala intención.

10:11  Por eso, no será así; salid los varones solos y servid a Yahvé, ya que esta fue vuestra petición.” Con esto fueron echados de la presencia del Faraón.

10:12  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; suba ella sobre el país de Egipto, y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.”

10:13  Extendió, pues, Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Yahvé hizo soplar el viento solano sobre el país, todo aquel día y toda la noche. Y cuando vino la mañana, el viento de oriente había traído las langostas.

10:14  Y subieron las langostas sobre todo el país de Egipto, y se posaron en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande, como nunca hubo anteriormente ni habrá después.

10:15  Cubrieron toda la superficie del país, de modo que se oscureció la tierra; comieron toda la hierba del país, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado, y no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en todo el territorio de Egipto.

10:16  Entonces el Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aarón, y dijo: “He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros.

10:17  Perdonad, por favor, mi pecado todavía esta única vez; rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí al menos esta muerte.”

10:18  Salió (Moisés) de la presencia del Faraón y rogó a Yahvé.

10:19  Y Yahvé hizo soplar un viento de occidente muy recio que se llevó las langostas y las echó al Mar Rojo. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.

10:20  Pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó ir a los hijos de Israel.

10:21  Después dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.”

10:22  Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto durante tres días.

10:23  No se veían unos a otros, ni se levantaba nadie de su sitio por espacio de tres días, en tanto que los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.

10:24  Entonces llamó el Faraón a Moisés, y dijo: “Id y servid a Yahvé; queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. Aun vuestros niños podrán ir con vosotros.”

10:25  Respondió Moisés: “Nos has de conceder también sacrificios y holocaustos, para que los ofrezcamos a Yahvé, nuestro Dios.

10:26  Por lo cual también nuestro ganado ha de ir con nosotros. No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto a Yahvé, nuestro Dios; y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahvé, hasta que lleguemos allá.”

10:27  Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no quiso dejarles salir.

10:28  Dijo, pues, el Faraón: “¡Retírate de mí! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro!, pues el día en que vieres mi rostro, morirás.”

10:29  A lo cual respondió Moisés: “Tú lo has dicho: no volveré a ver tu rostro.”

Chapter 11

11:1  Dijo Yahvé a Moisés: “Solo una plaga más haré venir sobre el Faraón y sobre los egipcios; después de la cual os dejará marchar de aquí; y cuando, por fin, os deje salir, lo hará expulsándoos por completo de aquí.

11:2  Di, pues, al pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.”

11:3  Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallase gracia a los ojos de los egipcios. Además, Moisés era una persona muy grande en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del Faraón como a los ojos del pueblo.

11:4  Dijo entonces Moisés: “Así dice Yahvé: A medianoche pasaré Yo a través de Egipto;

11:5  y morirá en el país de Egipto todo primogénito, desde el primogénito del Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás de la muela, y todo primogénito del ganado.

11:6  Y se alzará en todo el país de Egipto un alarido grande cual nunca ha habido, y nunca lo habrá.

11:7  Pero contra ninguno de los hijos de Israel, contra ningún hombre y ninguna bestia, ni siquiera ladrará un perro; para que sepáis qué distinción hace Yahvé entre los egipcios e Israel.

11:8  Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que te sigue. Y después de esto saldré.” Y encendido en cólera se retiró de la presencia del Faraón.

11:9  Y dijo Yahvé a Moisés: “No os escuchará el Faraón, para que se multipliquen mis prodigios en la tierra de Egipto.”

11:10  Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios delante del Faraón; pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó salir de su país a los hijos de Israel.

Chapter 12

12:1  Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón en el país de Egipto:

12:2  “Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; os será el primero de los meses del año.

12:3  Hablad a toda la asamblea de Israel y decid: El día diez de este mes tome cada uno para sí un cordero por familia, un cordero por casa.

12:4  Y si la casa no alcanzare para un cordero, lo tomará junto con el vecino más cercano a su casa, según el número de las personas. Calculad la porción que cada uno puede comer del cordero.

12:5  El cordero será sin defecto, macho y primal. De las ovejas o de las cabras lo tomaréis.

12:6  Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la multitud de los hijos de Israel lo inmolará entre las dos tardes.

12:7  Luego tomarán de la sangre y rociarán los dos postes (de la puerta) y el dintel de las casas en que han de comer.

12:8  Comerán la carne en aquella misma noche. La comerán asada al fuego, con panes ácimos y con hierbas amargas.

12:9  No comeréis nada de él crudo, ni cocido en agua, sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas.

12:10  Y no dejaréis nada de él para el día siguiente; lo que sobrare de él hasta la mañana, lo quemaréis al fuego.

12:11  Lo habéis de comer de la siguiente manera: Ceñidos vuestros lomos, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa, pues es la Pascua de Yahvé.

12:12  Porque Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y quitaré la vida a todos los primogénitos en el territorio de Egipto, desde los hombres hasta las bestias, y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto, Yo, Yahvé.

12:13  Será, pues, vuestro distintivo la sangre en las casas de vuestra morada. Viendo la sangre pasaré de largo por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando Yo hiera el país de Egipto.

12:14  Os será memorable este día, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahvé durante vuestras generaciones. La celebraréis como institución perpetua.

12:15  Por siete días comeréis panes ácimos, por lo cual desde el primer día apartaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo comiere pan fermentado será exterminado de en medio de Israel.

12:16  El primer día tendréis asamblea santa; asimismo el día séptimo os reuniréis en asamblea santa. Ninguna obra se haga en esos días, exceptuando la comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer.

12:17  Guardad (la fiesta de) los Ácimos, porque en ese mismo día habré sacado Yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Observad este día durante vuestras generaciones como institución perpetua.

12:18  Comeréis, pues, panes ácimos en el mes primero desde el día catorce del mes por la tarde, hasta la tarde del día veintiuno del mes.

12:19  No se halle levadura en vuestras casas por espacio de siete días, pues todo aquel que comiere cosa fermentada, sea extranjero o natural del país, será exterminado de en medio del pueblo de Israel.

12:20  No comeréis cosa fermentada alguna; en todas vuestras habitaciones comed panes ácimos.”

12:21  Entonces llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Buscad y tomaos corderos para vuestras familias, e inmolad la pascua.

12:22  Luego tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que está en el tazón, y rociad el dintel y los dos postes con la sangre del tazón; y nadie de vosotros salga de la puerta de su casa hasta la mañana.

12:23  Pues pasará Yahvé y herirá a los egipcios, mas al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, Yahvé pasará de largo por aquella puerta, y no permitirá que el exterminador entre en vuestras casas para herir.

12:24  Guardad este mandato como ley perpetua para vosotros y vuestros hijos.

12:25  Observad este rito también después de vuestra llegada a la tierra que os dará Yahvé según su promesa.

12:26  Y cuando os preguntaren vuestros hijos: ¿Qué significado tiene para vosotros este rito?,

12:27  responderéis: Este es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, quien pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas. Entonces el pueblo se prosternó para adorar,

12:28  fueron, pues, los hijos de Israel e hicieron así como había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

12:29  Y sucedió que a media noche Yahvé hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito del Faraón que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todos los primogénitos de las bestias.

12:30  Con lo que se levantó el Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.

12:31  Y llamó a Moisés y a Aarón de noche y dijo: “¡Adelante!, salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel. Id y ofreced sacrificios a Yahvé como habéis dicho.

12:32  Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacadas, como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.”

12:33  Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida del país; pues decían: “Pereceremos todos.”

12:34  Tomó, pues, el pueblo la harina amasada, antes que fermentara y envueltas sus artesas en la ropa se las echaron a cuestas.

12:35  Y los hijos de Israel hicieron según la palabra de Moisés, pidiendo a los egipcios objetos de plata y objetos de oro y vestidos.

12:36  Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallara gracia a los ojos de los egipcios, los cuales accedieron a sus pedidos. Así despojaron a los egipcios.

12:37  Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés para Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.

12:38  Salió con ellos también mucha gente de toda clase, y ganado menor y mayor, muchísimos animales.

12:39  De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas ácimas; porque (la masa) no había aún fermentado; pues habían sido echados de Egipto a toda prisa y sin que pudieran prepararse provisiones.

12:40  El tiempo que los hijos de Israel habían habitado en Egipto, fue de cuatrocientos treinta años.

12:41  Al fin de los cuatrocientos treinta años, en ese mismo día, salieron de la tierra de Egipto todas las escuadras de Yahvé.

12:42  Noche de vela fue esta para Yahvé cuando los sacó de la tierra de Egipto. Esa misma noche será noche de vela en honor de Yahvé para todos los hijos de Israel de generación en generación.

12:43  Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Esta es la ley de la Pascua: No coma de ella ningún extranjero.

12:44  Todo siervo, comprado por dinero, después de haber sido circuncidado, comerá de ella.

12:45  Mas el advenedizo y el jornalero no comerán de ella,

12:46  En una misma casa se ha de comer; no sacaréis fuera de la casa nada de la carne, ni le quebraréis ningún hueso.

12:47  La celebrará todo el pueblo de Israel.

12:48  Si un extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua en honor de Yahvé, sean circuncidados todos sus varones, y entonces podrá acercarse para celebrarla; y será como el indígena, porque ningún incircunciso comerá de ella.

12:49  Una misma ley habrá para el indígena y para el extranjero que habita en medio de vosotros.”

12:50  Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Según había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón, así lo hicieron.

12:51  Y en aquel mismo día Yahvé sacó del país de Egipto a los hijos de Israel (repartidos) en sus escuadras.

Chapter 13

13:1  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

13:2  “Conságrame todo primogénito. Mío es todo primer nacido entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales.”

13:3  Dijo pues Moisés al pueblo: “Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de la servidumbre; pues Yahvé os ha sacado de aquí con mano poderosa; y no comáis pan fermentado.

13:4  Salís hoy, en el mes de Abib.

13:5  Así, pues, cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, que juró a tus padres darte, tierra que mana leche y miel, celebrarás ese rito en este mes.

13:6  Siete días comerás panes ácimos y el día séptimo será fiesta en honor de Yahvé.

13:7  Se comerán panes ácimos durante siete días, y no se verá pan fermentado en tu casa, ni levadura en todo tu territorio.

13:8  En aquel día dirás a tu hijo: “Esto es a causa de lo que hizo conmigo Yahvé cuando salí de Egipto.

13:9  Y esto te será como una señal en tu mano, y como un recuerdo entre tus ojos, para que la ley de Yahvé se halle en tu boca; porque con mano poderosa te sacó Yahvé de Egipto.”

13:10  Guardarás este precepto, año por año, en el tiempo señalado.

13:11  Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado,

13:12  apartarás para Yahvé a todos los primogénitos. También todos los primerizos de tus animales, si son machos, pertenecen a Yahvé.

13:13  Todo primerizo del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, has de quebrarle la cerviz. Rescatarás también todo primogénito humano de entre tus hijos.

13:14  Y cuando el día de mañana te preguntare tu hijo, diciendo: “¿Qué significa esto?”, le dirás: “Con mano poderosa nos sacó Yahvé de Egipto, de la casa de la servidumbre.

13:15  Al obstinarse el Faraón en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito de la bestia. Por eso sacrifico a Yahvé todo primer nacido macho, y rescato todo primogénito de mis hijos.”

13:16  Esto será como una señal en tu mano, y como frontal entre tus ojos; porque con mano poderosa Yahvé nos ha sacado de Egipto.”

13:17  Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los condujo por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca; pues dijo Dios: “No sea que al verse atacado se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto.”

13:18  Dios hizo, pues, rodear al pueblo por el camino del desierto hacia el Mar Rojo. Y los hijos de Israel salieron en buen orden del país de Egipto.

13:19  Moisés llevó también consigo los huesos de José, pues este había hecho jurar a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando os visitare Dios, llevad de aquí con vosotros mis huesos.”

13:20  Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto.

13:21  E iba Yahvé al frente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos en el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que pudiesen marchar de día y de noche.

13:22  La columna de nube no se retiraba del pueblo de día, ni la columna de fuego de noche.

Chapter 14

14:1  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

14:2  “Di a los hijos de Israel que se vuelvan y acampen frente a Fihahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baalsefón. Delante de ese lugar acamparéis, junto al mar.

14:3  Porque el Faraón dirá respecto de los hijos de Israel: ‘Andan errantes en el país, y el desierto los tiene encerrados.’

14:4  Y Yo endureceré el corazón del Faraón, y os perseguirá; pero Yo manifestaré mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que Yo soy Yahvé.” Así lo hicieron.

14:5  Efectivamente, cuando fue dado aviso al rey de Egipto que había huido el pueblo, se mudó el corazón del Faraón y de sus siervos respecto del pueblo, y dijeron: “¿Qué es lo que hemos hecho dejando ir a Israel, privándonos así de su servicio?”

14:6  Hizo, entonces, enganchar sus carros y llevó consigo a su pueblo.

14:7  Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, con capitanes para todos ellos.

14:8  Así endureció Yahvé el corazón del Faraón, rey de Egipto, el cual persiguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel salieron (guiados) por una mano elevada.

14:9  Los persiguieron, pues, los egipcios, todos los caballos de los carros del Faraón, y su gente de a caballo y su ejército; y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Fihahirot, frente a Baalsefón.

14:10  Cuando el Faraón se iba acercando, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios marcharon en pos de ellos. Con lo que se amedrentaron mucho los hijos de Israel y clamaron a Yahvé.

14:11  Y dijeron a Moisés: “¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?

14:12  ¿No te decíamos en Egipto: Déjanos que sirvamos a los egipcios? Porque mejor nos sería servir a los egipcios que morir en el desierto.”

14:13  Contestó Moisés al pueblo: “No temáis; estad firmes, y veréis el auxilio que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que hoy veis, no los volveréis a ver nunca jamás.

14:14  Yahvé peleará por vosotros, y vosotros quedaos tranquilos.”

14:15  Y dijo Yahvé a Moisés “¿Por qué sigues clamando a mí? Manda a los hijos de Israel que se pongan en marcha.

14:16  Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel entren en medio del mar a pie enjuto.

14:17  Yo, entretanto, endureceré el corazón de los egipcios para que entren tras ellos, y se manifestará mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería.

14:18  Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando haya manifestado mi gloria en el Faraón, en sus carros y en su caballería.

14:19  Se levantó entonces el Ángel de Yahvé que marchaba al frente del ejército de Israel, y se puso detrás de ellos. Se levantó también la columna de nube de delante de ellos, y se colocó a la espalda,

14:20  intercalándose así entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. Era nube y tinieblas (por una parte) , y (por la otra) iluminaba la noche, de modo que no pudieron acercarse aquellos a estos en toda la noche.

14:21  Extendió Moisés su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar un viento del Oriente muy fuerte durante toda la noche, el cual hizo retroceder el mar y lo dejó seco, y se dividieron las aguas.

14:22  Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar a pie enjuto, formando para ellos las aguas una muralla a su derecha y a su izquierda.

14:23  Los egipcios los persiguieron y entraron en pos de ellos, todos los caballos del Faraón, sus carros y su caballería, hasta el medio del mar.

14:24  Llegada la vigilia de la mañana, echó Yahvé una mirada desde la columna de fuego y de humo hacia el ejército de los egipcios, y puso en consternación al ejército egipcio.

14:25  Quitó las ruedas de sus carros, de suerte que no podían avanzar sino con gran dificultad. Dijeron por tanto los egipcios: “Huyamos delante de Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra los egipcios.”

14:26  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre su caballería.”

14:27  Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba el mar volvió a su sitio; de modo que los egipcios queriendo huir se vieron frente a las (aguas). Así arrojó Yahvé a los egipcios en medio del mar.

14:28  Pues reuniéndose las aguas cubrieron los carros y la gente de a caballo y todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar para seguirlos, y no escapó ni siquiera uno de ellos.

14:29  Mas los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, teniendo las aguas por muralla a su derecha y a su izquierda.

14:30  Aquel día salvó Yahvé a Israel de mano de los egipcios; y vio Israel a los egipcios muertos a orillas del mar.

14:31  Y cuando Israel vio la mano poderosa que Yahvé había extendido contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyeron en Yahvé y en Moisés, su siervo.

Chapter 15

15:1  Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yahvé. Dijeron así: “Cantaré a Yahvé por su altísima gloria; arrojó al mar al caballo y a su jinete.

15:2  Yahvé es mi fortaleza y (el objeto) de mi canción. Él me ha salvado; Él es mi Dios, a quien celebraré, el Dios de mi padre, a quien he de ensalzar.

15:3  El Señor es un guerrero poderoso; Yahvé es su nombre.

15:4  Ha precipitado en el mar los carros del Faraón y su ejército; la flor de sus capitanes se hundió en el Mar Rojo.

15:5  Los cubrió el abismo; como una piedra cayeron al fondo.

15:6  Tu diestra, Yahvé, es admirable por su poder; tu diestra, Yahvé, aplasta al enemigo.

15:7  En tu grandeza sin medida derribas a los que contra Ti se levantan, desencadenas tu ira que los consume como hojarasca.

15:8  Soplaron tus narices y se apiñaron las aguas; se pararon las olas como un dique, los abismos se cuajaron en medio del mar.

15:9  Perseguiré, alcanzaré, había dicho el enemigo; repartiré despojos, se saciará mi alma; desenvainaré mi espada, los destruirá mi mano.

15:10  Pero con tu viento soplaste y los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las temibles aguas.

15:11  ¿Quién como Tú, Yahvé, entre los dioses? ¿Quién, como Tú, glorioso en santidad, terrible en prodigios, hacedor de maravillas?

15:12  Extendiste tu diestra, y los engulló la tierra.

15:13  Guiaste en tu misericordia al pueblo por Ti redimido; con tu poder lo condujiste a la morada de tu santidad.

15:14  Lo oyeron los pueblos temblando; se amedrentó la gente de Filistea;

15:15  los príncipes de Edom se estremecieron; temblaron los valientes de Moab y trepidaron todos los moradores de Canaán.

15:16  Cayó sobre ellos pavor y espanto; por la grandeza de tu brazo enmudecieron como una piedra, hasta que pasó tu pueblo, Yahvé, hasta que pasó el pueblo que Tú adquiriste.

15:17  Tú los condujiste y los plantaste en el monte de tu herencia; en el lugar que Tú, oh Yahvé, preparaste para tu sede; en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos.

15:18  Yahvé reinará por siempre jamás.”

15:19  Porque cuando los caballos del Faraón y sus carros y su caballería entraron en el mar, Yahvé hizo volver sobre ellos las aguas marinas, en tanto que los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por medio del mar.

15:20  También María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano un tamboril, y todas las mujeres salieron en pos de ella, con tamboriles y danzando.

15:21  Y María les repetía: “Cantad a Yahvé por su altísima gloria; arrojó al mar al caballo y a su jinete.”

15:22  Moisés hizo partir a los hijos de Israel del Mar Rojo, y se dirigieron hacia el desierto de Sur, donde caminaron tres días en el desierto sin encontrar agua.

15:23  Luego llegaron a Mará, mas no pudieron beber el agua, por ser amarga. Por eso llamaron (a ese lugar) Mará.

15:24  Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: “¿Qué vamos a beber?”

15:25  Entonces clamó Moisés a Yahvé, y Yahvé le mostró un madero que Moisés echó en el agua, y el agua se volvió dulce. Allí Yahvé le dio (a Israel) leyes y estatutos, y allí lo probó,

15:26  y dijo: “Si de veras escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandamientos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque Yo soy Yahvé, el que te sana.

15:27  Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

Chapter 16

16:1  Habiendo partido de Elim llegó todo el pueblo de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto.

16:2  Y murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto.

16:3  Les decían los hijos de Israel: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahvé en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan en abundancia! Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo este pueblo.”

16:4  Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Mira, Yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; y saldrá el pueblo a recoger cada día la porción diaria; de esta manera lo pongo a prueba si quiere andar o no según mi ley.

16:5  Mas al día sexto han de conservar lo que hayan traído, porque será el doble de lo que acostumbran recoger cada día.”

16:6  Dijeron, pues, Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: “Esta tarde conoceréis que Yahvé es quien os ha sacado del país de Egipto;

16:7  y a la mañana veréis la gloria de Yahvé, ya que ha oído vuestras murmuraciones que se dirigen contra Él; porque nosotros ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?”

16:8  Y añadió Moisés: “Esto será al daros Yahvé esta tarde carne para comer, y a la mañana pan en abundancia; pues Yahvé ha oído vuestras murmuraciones con que murmuráis contra Él; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahvé.”

16:9  Dijo entonces Moisés a Aarón: “Di a todo el pueblo de los hijos de Israel: Acercaos a Yahvé, porque Él ha oído vuestras murmuraciones.”

16:10  Aún estaba hablando Aarón a todo pueblo de los hijos de Israel, cuando ellos volvieron la cara hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahvé se apareció en la nube.

16:11  Y habló Yahvé a Moisés, diciendo:

16:12  “He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre las dos tardes comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

16:13  Y sucedió que a la tarde vinieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento.

16:14  Y al evaporarse la capa de rocío se vio en la superficie del desierto una cosa menuda y granosa, tan menuda como la escarcha sobre la tierra.

16:15  Cuando la vieron los hijos de Israel, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Les dijo Moisés: “Este es el pan que Yahvé os da por alimento.”

16:16  Esta es la orden prescrita por Yahvé: “Recoged de ello cada uno cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, conforme al número de vuestras personas; cada uno recogerá para la gente que tenga en su tienda.”

16:17  Lo hicieron así los hijos de Israel, y recogieron unos más, otros menos.

16:18  Mas cuando lo midieron con el gomor (encontraron que) quien había recogido mucho, nada tenía de mas, y quien había recogido poco, nada tenía de menos. Cada uno había recogido según lo que podía comer.

16:19  Les dijo también Moisés: “Nadie deje nada de ello hasta el día siguiente.”

16:20  Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron sobras para el día siguiente, y se produjeron gusanos y hediondez, por lo cual Moisés se airó contra ellos.

16:21  Lo recogían pues todas las mañanas, cada uno según lo que necesitaba para comer; mas cuando se dejaba sentir el calor del sol se derretía.

16:22  El día sexto recogieron doble porción de alimento, dos gomor para cada persona. Y fueron todos los príncipes del pueblo a decírselo a Moisés;

16:23  el cual les respondió: “Esto es lo que ha mandado Yahvé: Mañana es sábado, día de reposo, consagrado a Yahvé. Coced lo que hayáis de cocer, y lo que hayáis de hervir, hervidlo; y todo lo que sobre guardadlo como reserva para el día siguiente.”

16:24  Y ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no hedió, ni se halló en él gusano alguno.

16:25  Dijo entonces Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es sábado en honor de Yahvé; hoy no lo hallaréis en el campo.

16:26  Seis días lo recogeréis, mas al séptimo día que es sábado, no habrá nada”.

16:27  A pesar de todo al séptimo día salieron algunos del pueblo a recogerlo pero no encontraron nada.

16:28  Dijo entonces Yahvé a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

16:29  He aquí que Yahvé os ha dado el sábado; por eso en el día sexto os da pan para dos días. Quédese cada hombre en su sitio; no salga nadie el día séptimo de su lugar”.

16:30  Y descansó el pueblo el día séptimo.

16:31  La casa de Israel dio a ese alimento el nombre de maná. Era como granos de cilantro, blanco, y su sabor como de torta de miel.

16:32  Y dijo Moisés: “Esto es lo que manda Yahvé: Llenad de maná un gomor, a fin de que se guarde para vuestros descendientes y vean ellos el pan con que os he alimentado en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.”

16:33  Dijo, pues, Moisés a Aarón: “Toma una vasija y pon en ella un gomor completo de maná, y colócalo delante de Yahvé, a fin de guardarlo para vuestros descendientes”.

16:34  Y de acuerdo con lo que Yahvé había mandado a Moisés, puso Aarón el (maná) ante el Testimonio para guardarlo.

16:35  Los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron el maná hasta llegar a los confines del país de Canaán.

16:36  El gomor es la décima parte del efa.

Chapter 17

17:1  Partió todo el pueblo de los hijos de Israel del desierto de Sin, haciendo sus jornadas según ordenaba Yahvé; y acamparon en Rafidim, donde el pueblo no tenía agua que beber.

17:2  Por lo cual el pueblo se querelló contra Moisés, diciendo: “Danos agua de beber.” Les respondió Moisés: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?”

17:3  Pero el pueblo sufriendo allí sed de agua, siguió murmurando contra Moisés, y dijo: “¿Por qué nos has hecho salir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?”

17:4  Clamó entonces Moisés, a Yahvé y dijo: “¿Qué hago yo con este pueblo? Falta poco que me apedreen.”

17:5  Respondió Yahvé a Moisés: “Pasa delante del pueblo, y lleva contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma en tu mano la vara con que heriste el río y anda.

17:6  He aquí que Yo estaré enfrente de ti, allá sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.” Moisés lo hizo así a los ojos de los ancianos de Israel.

17:7  Y dio a aquel lugar el nombre de Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel, y por haber ellos tentado a Yahvé, diciendo: “¿Está Yahvé en medio de nosotros, o no?”

17:8  Vino después Amalec e hizo guerra contra Israel en Rafidim.

17:9  Y dijo Moisés a Josué: “Escógenos hombres, y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo me colocaré sobre la cima del monte, con la vara de Dios en mi mano.”

17:10  Hizo Josué como le había dicho Moisés, y peleó contra Amalec. Moisés, empero, y Aarón y Hur subieron a la cima del monte.

17:11  Y sucedió que mientras Moisés tenía alzada su mano, prevalecía Israel; y cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec.

17:12  Mas como las manos de Moisés se cansasen, tomaron ellos una piedra, se la pusieron debajo, y se sentó sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, uno por un lado, y otro por el otro. Así quedaron firmes sus manos hasta ponerse el sol.

17:13  Y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo al filo de la espada.

17:14  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Escribe esto para recuerdo en un libro, y notifica a Josué que Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.”

17:15  Después erigió Moisés un altar, al cual puso por nombre Yahvé Nisí,

17:16  diciendo: “Por haber levantado la mano contra el trono de Yahvé, peleará Yahvé con Amalec de generación en generación.”

Chapter 18

18:1  Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, supo todo lo que había hecho Dios en favor de Moisés e Israel, su pueblo: que Yahvé había sacado a Israel de Egipto.

18:2  Y tomó Jetró, suegro de Moisés, a Seforá, mujer de Moisés, después de haberla (Moisés) despedido;

18:3  y a los dos hijos de este, de los cuales uno se llamaba Gersom, pues había dicho (Moisés): “Soy un extranjero en tierra extraña.”

18:4  El otro se llamaba Eliéser, porque (Moisés) había dicho: “El Dios de mi padre fue mi protector y me ha librado de la espada del Faraón.”

18:5  Vino, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de este, al desierto, donde acampaba junto al monte de Dios.

18:6  Y envió a decir a Moisés: “Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti con tu mujer, y con ella están sus dos hijos.”

18:7  Moisés salió al encuentro de su suegro, se prosternó y le besó. Y después de preguntarse mutuamente por su salud entraron en la tienda.

18:8  Luego contó Moisés a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; y todos los trabajos sufridos en el camino y cómo Yahvé los había librado.

18:9  Jetró se alegró de todo el bien que Yahvé había hecho a Israel, librándolo de la mano de los egipcios.

18:10  Y dijo Jetró: “¡Bendito sea Yahvé que os ha librado de la mano de los egipcios y de la mano del Faraón y ha salvado al pueblo del poder de los egipcios!

18:11  Ahora acabo de conocer que Yahvé es más grande que todos los dioses; pues en aquello mismo en que ellos se ensoberbecieron los ha castigado.”

18:12  Después tomó Jetró, suegro de Moisés, un holocausto y sacrificios para (ofrecerlos) a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.

18:13  Al día siguiente se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estaba delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.

18:14  Vio el suegro de Moisés todo lo que hacía para con el pueblo, y dijo: “¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo permanece parado alrededor tuyo desde la mañana hasta la tarde?”

18:15  Contestó Moisés a su suegro: “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

18:16  Cuando tienen un pleito, vienen a mí; y yo juzgo entre unos y otros, dándoles a conocer los preceptos de Dios y sus leyes.”

18:17  Entonces el suegro de Moisés le dijo: “No está bien lo que haces.

18:18  Te cansarás demasiado, tú y este pueblo que contigo está; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo.

18:19  Oye, pues, ahora mi voz; yo te doy un consejo, y Dios sea contigo. Sé tú solamente el representante del pueblo delante de Dios, al cual presentarás los asuntos.

18:20  Enséñales los preceptos y las leyes, y dales a conocer el camino que deben seguir, y las obras que han de practicar.

18:21  Y escoge de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres fieles y enemigos de la avaricia, y constitúyelos sobre ellos como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez.

18:22  Ellos sean jueces del pueblo en todo tiempo; todo caso importante llévenlo a ti, mas en todos los asuntos de menor importancia decidan ellos. Así se aliviará tu carga, llevándola ellos contigo.

18:23  Si haces esto, y Dios te lo manda, podrás sostenerte, y por su parte todo este pueblo podrá volver en paz a su lugar.”

18:24  Moisés escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho.

18:25  Escogió, pues, Moisés hombres capaces de entre todo Israel, y los constituyó jefes del pueblo, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez.

18:26  Estos juzgaban al pueblo en todo tiempo; los asuntos graves los llevaban a Moisés; mas en todos los asuntos menores decidían ellos mismos.

18:27  Después despidió Moisés a su suegro, el cual se volvió a su tierra.

Chapter 19

19:1  Al tercer mes después de la salida de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí.

19:2  Habiendo partido de Rafidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente a la montaña.

19:3  Moisés subió hacia Dios, y le llamó Yahvé desde el monte, diciendo: “Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel:

19:4  Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he llevado sobre alas de águila y os he traído a Mí.

19:5  Ahora, pues, si de veras escuchareis mi voz y guardareis mi pacto, seréis entre todos los pueblos mi propiedad particular, pues mía es toda la tierra.

19:6  y seréis para Mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

19:7  Fue Moisés y convocó a los ancianos del pueblo, a los cuales expuso todas estas palabras según Yahvé le había mandado.

19:8  Y todo el pueblo respondió a una voz, diciendo: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” Y Moisés llevó a Yahvé la respuesta del pueblo.

19:9  Entonces dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que Yo vendré a ti en una densa nube para que el pueblo oiga que hablo contigo, y también te dé crédito para siempre.” Y refirió Moisés a Yahvé las palabras del pueblo.

19:10  Luego dijo Yahvé a Moisés: “Vuélvete al pueblo y santifícalos hoy y mañana. Que se laven sus vestidos,

19:11  y estén preparados para el día tercero; porque al tercer día descenderá Yahvé a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.

19:12  Le señalarás al pueblo un límite en torno (al monte), diciendo: Guardaos de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo el que tocare el monte morirá irremisiblemente.

19:13  Nadie lo toque con la mano, pues será apedreado o asaeteado; sea animal, sea hombre, perderá la vida. Cuando suene la trompeta, entonces subirán al monte.”

19:14  Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y santificó al pueblo, y ellos lavaron sus vestidos.

19:15  Y dijo al pueblo: “Preparaos para el tercer día, y no toquéis mujer.”

19:16  Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte, y también un toque penetrante de trompeta; por lo cual todo el pueblo que estaba en el campamento comenzó a temblar.

19:17  Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se apostaron al pie del monte.

19:18  Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé descendía sobre él en medio de fuego. Este humo subía como el humo de un horno, y todo el monte temblaba fuertemente.

19:19  El sonido de la trompeta se sentía cada vez más fuerte; mientras Moisés hablaba y Dios le respondía con voz (de trueno).

19:20  Después, cuando Yahvé había descendido sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, llamó a Moisés a la cumbre del monte y Moisés subió,

19:21  y dijo Yahvé a Moisés: “Desciende y prohíbe terminantemente al pueblo que traspase los límites por ver a Yahvé, no sea que mueran muchos de ellos;

19:22  y que también los sacerdotes que se acercan a Yahvé se santifiquen para que Yahvé no haga estragos entre ellos.”

19:23  Moisés respondió a Yahvé: “El pueblo no podrá subir al monte Sinaí; porque Tú nos lo has prohibido, diciendo: Señala límites alrededor del monte y santifícalo.”

19:24  Yahvé le dijo: “Anda y baja, y después subirás tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir hacia Yahvé, no sea que haga estragos entre ellos.”

19:25  Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y se lo dijo.

Chapter 20

20:1  Entonces habló Dios todas estas palabras, diciendo:

20:2  “Yo soy. Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre.

20:3  No tendrás otros dioses delante de Mí.

20:4  No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.

20:5  No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque Yo soy Yahvé, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian,

20:6  y que uso de misericordia hasta mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.

20:7  No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien tomare en vano su nombre.

20:8  Acuérdate del día de sábado para santificarlo.

20:9  Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo,

20:10  pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios. No hagas ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas.

20:11  Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto ellos contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día de sábado y lo santificó.

20:12  Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

20:13  No matarás.

20:14  No cometerás adulterio.

20:15  No hurtarás.

20:16  No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.

20:17  No codiciarás la casa de tu prójimo, tampoco codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que pertenecen a tu prójimo.”

20:18  Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y (veía como) el monte humeaba; y viéndolo el pueblo temblaba y permanecía a distancia.

20:19  Y dijeron a Moisés: “Habla tú con nosotros, y escucharemos, pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.”

20:20  Respondió Moisés al pueblo: “No temáis, pues para probaros ha venido Dios, y para que su temor esté ante vuestros ojos, a fin de que no pequéis.”

20:21  Así el pueblo se mantuvo a distancia; pero Moisés se acercó a la densa nube en que estaba Dios.

20:22  Y dijo Yahvé a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo.

20:23  No hagáis junto a Mí dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro,

20:24  antes bien me erigirás un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus ofrendas pacíficas, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo veo que se hace memoria de mi nombre vendré a ti y te bendeciré.

20:25  Y si me fabricas un altar de piedra no lo edificarás de piedras labradas; porque al levantar tu hierro contra la piedra la habrás profanado.

20:26  Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra allí tu desnudez.”

Chapter 21

21:1  Estas son las leyes que les has de dar:

21:2  Cuando comprares un esclavo hebreo, te servirá seis años, más al séptimo saldrá libre sin pagar nada.

21:3  Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá con él su mujer.

21:4  Si su amo le dio mujer, y ella le dio (a su marido) hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

21:5  Mas si el esclavo dijere: “Amo a mi señor, y a mi mujer y a mis hijos, no quiero salir libre”,

21:6  su amo lo llevará ante Dios, y arrimándolo a la puerta o al poste de ella, su amo le horadará la oreja con una lezna; y así quedará esclavo suyo para siempre.

21:7  Cuando un hombre vendiere a su hija por esclava, ella no saldrá como salen los esclavos.

21:8  Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, permita él su rescate; mas no podrá venderla a gente extraña, por haberla engañado.

21:9  Si la destina para su hijo, la ha de tratar según el derecho de las hijas.

21:10  Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá la comida, ni el vestido, ni el deber conyugal.

21:11  Y si él no quiere darle estas tres cosas, puede ella salirse, sin pagar nada, sin rescate.

21:12  El que hiera mortalmente a otro, muera irremisiblemente.

21:13  Mas si no le hizo asechanzas, sino que Dios le dejó caer en su mano, para este tal Yo te señalaré lugar donde podrá refugiarse.

21:14  Pero al que obrare con malicia contra su prójimo, matándole con alevosía, a ese lo arrancarás hasta de mi altar para matarlo.

21:15  El que pegare a su padre o a su madre, muera irremisiblemente.

21:16  Quien robare un hombre y le vendiere, o si fuere hallado todavía en su poder, muera irremisiblemente.

21:17  El que maldijere a su padre o a su madre, muera sin remedio.

21:18  Cuando riñeren unos hombres y el uno hiriere al otro con piedra o con el puño, sin causarle la muerte, y si este después de hacer cama

21:19  se levantare y anduviere fuera, apoyándose en su bastón, quedará libre aquel que lo hirió. Le pagará solamente el tiempo perdido y los gastos de su curación completa.

21:20  Quien hiriere con un palo a su siervo o a su sierva, de modo que muera bajo su mano, caerá irremisiblemente bajo la ley de venganza.

21:21  Pero si sobreviviere un día o dos, no será castigado, por cuanto es hacienda suya.

21:22  Cuando hombres trabados en riña dieren un golpe a una mujer encinta, de modo que aborte, sin más daño, (el culpable) será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y según determinen los jueces.

21:23  Pero si resultare daño, darás vida por vida,

21:24  ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

21:25  quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.

21:26  Si uno, hiriendo el ojo de su siervo o el ojo de su sierva lo destruyere, le dará libertad en compensación de su ojo.

21:27  Asimismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, lo pondrá en libertad en compensación de su diente.

21:28  Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, con subsiguiente muerte, aquel buey será apedreado y no se comerá su carne, mas el dueño del buey quedará sin culpa.

21:29  Pero si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, a pesar de ser avisado, no lo tuvo encerrado, de modo que pudo matar a hombre o a mujer, el buey será apedreado, y también su dueño será muerto.

21:30  Si le imponen un precio de rescate, dará en rescate de su vida cuanto se le imponga.

21:31  Si acornea a un hijo o a una hija, hágase con él según esta ley.

21:32  Pero si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado.

21:33  Si uno deja abierto un pozo, o si uno cava un pozo y no lo tapa, y cayere en él un buey o asno,

21:34  el propietario del pozo pagará indemnización en dinero al dueño de ellos, y el animal muerto será suyo.

21:35  Si el buey de uno hiere al buey de otro, y este muere, venderán el buey vivo partiéndose su precio, y también el buey muerto será dividido entre ellos.

21:36  Mas si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás y su dueño faltó en custodiarlo, este resarcirá el daño: buey por buey; mas el (buey) muerto será suyo.

Chapter 22

22:1  Si uno roba un buey o una oveja, y los mata o vende, restituirá cinco reses mayores por el buey, y cuatro ovejas por la oveja,

22:2  Si el ladrón sorprendido al forzar (una casa) es herido de modo que muera, no hay delito de sangre.

22:3  Mas si esto sucede salido ya el sol, es delito de sangre. Debe restituir. Si no tiene con qué hacerlo, sea vendido por su robo.

22:4  Si lo robado fuere hallado vivo en su poder, sea buey o asno u oveja, restituirá el doble.

22:5  Si uno causa daño en un campo o en una viña, dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, tiene que dar en compensación lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña,

22:6  Si se declara un fuego, y encuentra espinos, y se abrasan las cosechas recogidas o en pie, o el campo, debe restituir el daño el que haya encendido el fuego.

22:7  Si uno da a otro dinero o utensilios en custodia, y fueren estos robados de la casa de tal hombre, si fuere hallado el ladrón, restituirá el doble.

22:8  Si el ladrón no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar si no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo.

22:9  En todo caso de fraude, trátese de buey, o asno, u oveja, o ropa, o cualquier otra cosa desaparecida, si uno dice: Esto es (mío), ante Dios vendrá la causa de ambos; y aquel a quien Dios condenare, restituirá el doble a su prójimo.

22:10  Si uno entrega un asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal en custodia de otro, y estos mueren o sufren daño o llevados por los enemigos sin que nadie los haya visto,

22:11  se interponga entre los dos el juramento de Yahvé (para averiguar) si (el depositario) no ha puesto su mano sobre la hacienda de su prójimo; lo cual el dueño ha de aceptar, y no habrá restitución.

22:12  Pero si la (bestia) le ha sido robada hará restitución al dueño de ella.

22:13  Si ha sido destrozada, traiga lo destrozado en testimonio, y no ha de restituir el daño.

22:14  Si uno pide a otro prestada (una bestia) y esta sufre daño o muere, en ausencia de su dueño, deberá restituirla sin falta.

22:15  Si estaba presente su dueño, no se hará restitución. Si era alquilada, la compensación consistirá en el precio del alquiler.

22:16  Si uno seduce a una doncella no desposada, acostándose con ella, le pagará sin falta la dote, y sea ella su mujer.

22:17  Si el padre de ella de ningún modo quiere dársela, (el seductor) pagará la suma correspondiente a la dote de las vírgenes.

22:18  A la hechicera no la dejarás con vida.

22:19  Todo aquel que pecare con bestia, será muerto irremisiblemente.

22:20  Quien ofreciere sacrificios a dioses, y no a Yahvé solo, será exterminado.

22:21  No maltratarás al extranjero, ni lo oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto.

22:22  No afligiréis a la viuda ni al huérfano.

22:23  Si los afligiereis, clamarán a Mí, y Yo no dejaré de oír su clamor;

22:24  y se encenderá mi ira, y os mataré a espada; y vuestras mujeres quedarán viudas, y vuestros hijos, huérfanos.

22:25  Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él como usurero; no le exigirás interés.

22:26  Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol;

22:27  porque es su único abrigo; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué dormirá? Si clamare a Mí, le prestaré oído, porque soy misericordioso.

22:28  No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

22:29  No tardarás (en darme) las primicias de tu cosecha y de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

22:30  Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás.

22:31  Gente santa seréis para Mí. No comáis la carne destrozada (por una fiera) en el campo; echádsela a los perros.

Chapter 23

23:1  No siembres falsos rumores ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio.

23:2  No sigas a la muchedumbre para hacer el mal; ni depongas en una causa inclinándote hacia la mayoría para torcer (la justicia).

23:3  Tampoco favorecerás al pobre en su pleito.

23:4  Cuando encuentres extraviado el buey de tu enemigo, o su asno, devuélveselos sin falta.

23:5  Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no te niegues a ayudarlo. Ayúdalo juntamente con el (dueño).

23:6  No dobles el derecho de tu pobre en su pleito.

23:7  Aléjate de causas mentirosas, y no quites la vida al inocente y justo; porque Yo no absolveré al malvado.

23:8  No recibas regalos; porque el regalo ciega a los prudentes, y pervierte las causas justas.

23:9  No oprimas al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es ser extranjero; pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

23:10  Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto;

23:11  al séptimo la abandonarás y la dejarás sin cultivo para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que quede, lo comerán las bestias del campo; lo mismo harás con tu viña y tu olivar.

23:12  Seis días trabajarás, y al séptimo dejarás de trabajar, para que descansen tu buey y tu asno, y se recree el hijo de tu sierva y el extranjero.

23:13  Atended a todo lo que os he dicho. No mencionaréis el nombre de otros dioses, ni se oiga este de tu boca.

23:14  Tres veces al año me celebraréis fiestas.

23:15  Guardarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de Mí con las manos vacías.

23:16  También la fiesta de la siega, de las primicias de tus labores, de cuanto hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al final del año al recoger del campo los frutos de tu trabajo.

23:17  Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Yahvé, el Señor.

23:18  No ofrecerás la sangre de mi sacrificio juntamente con pan fermentado; ni has de guardar la grasa de mi sacrificio hasta el día siguiente.

23:19  Los primeros productos de tu tierra los llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

23:20  He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto.

23:21  Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre.

23:22  Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores.

23:23  Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré.

23:24  No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto.

23:25  Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti.

23:26  En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el número de tus días.

23:27  Enviaré delante de ti mi terror y llenaré de consternación a todos los pueblos a los que llegues; y haré que todos tus enemigos vuelvan ante ti las espaldas.

23:28  También enviaré tábanos delante de ti que ahuyentarán ante tu presencia al heveo, al cananeo y al heteo.

23:29  No los expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen contra ti las fieras del campo.

23:30  Poco a poco los haré desaparecer de tu vista, hasta que tú crezcas y te apoderes del país.

23:31  Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río. Pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia.

23:32  No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses.

23:33  No habiten ellos en tu país, no sea que te hagan pecar contra Mí. Porque sirviendo a sus dioses caerías en un lazo.

Chapter 24

24:1  Dijo (Dios) a Moisés: “Sube a donde está Yahvé, tú, Aarón, Nadab y Abiú, con setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos.

24:2  Mas solo Moisés se acercará a Yahvé; ellos, en cambio, no se acercarán; tampoco subirá con él el pueblo.”

24:3  Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas sus leyes. Y todo el pueblo respondió a una voz: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.”

24:4  Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahvé; y levantándose muy de mañana, erigió al pie del monte un altar y doce piedras según el número de las doce tribus de Israel.

24:5  Y mandó a algunos jóvenes, hijos de Israel, que ofreciesen holocaustos e inmolaran becerros como sacrificios pacíficos para Yahvé.

24:6  Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar.

24:7  Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.”

24:8  Y tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: “He aquí la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de todas estas palabras.”

24:9  Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los ancianos de Israel.

24:10  Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo.

24:11  Mas no extendió su mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y bebieron.

24:12  Después dijo Yahvé a Moisés: “Sube al monte, hacia Mí, y permanece allí, y te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos que tengo escritos para instrucción de ellos.”

24:13  Se levantó, pues, Moisés, con Josué, su ministro; y cuando subió al monte de Dios,

24:14  dijo a los ancianos: “Esperadnos aquí hasta que volvamos a dónde estáis vosotros. Tenéis aquí a Aarón y a Hur. Quien tenga alguna cuestión recurra a ellos.

24:15  Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte.

24:16  La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube.

24:17  Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte.

24:18  Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

Chapter 25

25:1  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

25:2  “Di a los hijos de Israel que me traigan una ofrenda. De todo aquel a quien mueva su corazón aceptarás para Mí ofrendas.

25:3  Estas son las ofrendas que tomaréis de ellos: Oro, plata y bronce;

25:4  jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra;

25:5  pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, madera de acacia;

25:6  aceite para el candelabro, especias aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso de perfumes;

25:7  piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral.

25:8  Pues me han de hacer un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos.

25:9  Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al modelo del Tabernáculo y según el modelo de todos sus utensilios, lo haréis.”

25:10  “Se fabricará un Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto.

25:11  La cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; una guirnalda de oro la rodeará por el borde superior.

25:12  Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro ángulos, dos anillos a un costado, y dos anillos al otro costado.

25:13  Harás también varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro;

25:14  y pasarás las varas por los anillos de los costados del Arca, para llevar el Arca con ellas.

25:15  Las varas deben permanecer en los anillos del Arca, y no se sacarán de allí.

25:16  Y dentro del Arca pondrás el Testimonio que Yo te voy a dar.”

25:17  “Harás asimismo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.

25:18  Harás, además, dos querubines de oro; los harás de oro labrado a martillo, en los dos extremos del propiciatorio.

25:19  Haz un querubín en un extremo y el otro querubín en el otro extremo. Haréis los querubines de tal manera que formen una sola pieza con el propiciatorio, a sus dos extremos.

25:20  Los querubines estarán con sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro y con las caras vueltas hacia el propiciatorio.

25:21  Pondrás el propiciatorio sobre el Arca, y dentro del Arca el Testimonio que Yo te daré.

25:22  Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el Arca del Testimonio, te intimaré todas mis órdenes para los hijos, de Israel.”

25:23  “Harás también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho, y codo y medio de alto.

25:24  La cubrirás de oro puro y le pondrás una guirnalda de oro alrededor.

25:25  Le harás también en torno un listón de un palmo y una guirnalda de oro alrededor del listón.

25:26  Y le harás cuatro anillos de oro, y pondrás los anillos en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies.

25:27  Los anillos estarán cerca del listón, para meter por ellos las varas, a fin de llevar la mesa.

25:28  Fabricarás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. Con ellas se llevará la mesa.

25:29  Harás también sus platos, sus cucharones, sus copas y sus tazas con que se han de hacer las libaciones. De oro puro los harás.

25:30  Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de Mí el pan de la proposición.”

25:31  “Harás también un candelabro de oro puro. El candelabro se haga de oro labrado a martillo. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores serán de una sola pieza.

25:32  Seis brazos saldrán de sus lados: de un lado tres brazos del candelabro, y del otro lado otros tres brazos.

25:33  El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro (cada una), con un botón y una flor; también el segundo brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con un botón y una flor; y así los seis brazos que salen del candelabro.

25:34  En el tallo del candelabro habrá cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores.

25:35  Habrá en el tallo un botón debajo de los dos brazos (inferiores) que salen de él, y un botón debajo de (otros) dos de los brazos que salen de él, y un botón debajo de los dos brazos (superiores) que salen de él, según el número de los seis brazos que salen del candelabro.

25:36  Sus botones y sus brazos serán de una sola pieza. Todo ello será una sola masa labrada a martillo, de oro puro.

25:37  Harás para él siete lámparas, y colocarás esas lámparas de tal manera que alumbren la parte delante (del candelabro).

25:38  Sus despabiladeras y sus cazoletas serán de oro puro.

25:39  Un talento de oro puro se empleará para hacer el candelabro con todos estos utensilios.

25:40  Y mira que lo hagas según modelo que te ha sido mostrado en el monte.”

Chapter 26

26:1  “Al hacer la Morada emplearás diez cortinas de tienda, de lino fino torcido, de color de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines; harás de ella una obra maestra.

26:2  La longitud de cada cortina será de veinte y ocho codos, y el ancho de cada cortina será de cuatro codos. Una misma medida tendrán todas las cortinas.

26:3  Cinco cortinas estarán unidas entre sí, y las otras cinco estarán también unidas la una con la otra.

26:4  Pondrás lazos de jacinto en el borde de la primera cortina, en el extremo donde se une con la otra; lo mismo harás en el borde de la cortina que termina el segundo conjunto.

26:5  Cincuenta lazos pondrás en la primera cortina, y otros cincuenta harás en el extremo de la segunda cortina donde termina el segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros.

26:6  Y harás cincuenta broches de oro, y por medio de los broches enlazarás las cortinas entre sí, a fin de que la Morada forme un todo.

26:7  Fabricarás también cortinas de pelo de cabra para un techo encima de la Morada. De estas cortinas harás once.

26:8  La longitud de cada cortina será de treinta codos, y el ancho de cada cortina, de cuatro codos. Una misma medida tendrán las once cortinas.

26:9  Juntarás cinco cortinas aparte y seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina sobre el frente del Tabernáculo.

26:10  Pondrás cincuenta lazos en el borde de la última cortina del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto.

26:11  Y harás cincuenta broches de bronce e introducirás los broches en los lazos, uniendo así el Tabernáculo a fin de que forme un conjunto.

26:12  En cuanto a la parte sobresaliente de las cortinas del Tabernáculo, (tomarás) la mitad de la cortina sobrante para colgarla en la parte posterior de la Morada.

26:13  Lo que sobra del largo de las cortinas del Tabernáculo —un codo por este lado, y uno por el otro— colgará de ambos lados de la Morada, a un lado y a otro, para cubrirla.

26:14  Harás también para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo: y sobre esta, una cubierta de pieles de tejón.”

26:15  “Harás asimismo para la Morada unos tablones de madera de acacia que sirvan de postes.

26:16  La longitud de cada tablón será de diez codos, y la anchura de cada tablón será de codo y medio.

26:17  Cada tablón tendrá dos espigas, para ensamblar el uno con el otro. De la misma manera harás todos los tablones de la Morada.

26:18  De los tablones de la Morada harás veinte para el lado del Négueb, hacia el sur.

26:19  Iguahnente fabricarás cuarenta basas de plata para colocar debajo de los veinte tablones: dos basas bajo cada uno de los tablones, para sus dos espigas.

26:20  Para el segundo lado de la Morada, la parte del norte, harás también veinte tablones,

26:21  con sus cuarenta basas de plata: dos basas bajo cada uno de los tablones.

26:22  Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, harás seis tablones;

26:23  y dos más para los ángulos de la parte posterior de la Morada;

26:24  los cuales estarán unidos por la parte inferior, formando un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así se harán los dos tablones destinados para los dos ángulos.

26:25  Serán, pues, ocho tablones, con sus basas de plata, (en total) diez y seis basas; dos basas bajo cada uno de los tablones.

26:26  Harás, además, cinco travesaños de madera de acacia para los tablones de un lado de la Morada,

26:27  y cinco travesaños para los tablones del otro lado de la Morada, y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada, hacia el occidente.

26:28  Y el travesaño intermedio pasará a través de los tablones de un extremo al otro.

26:29  Los tablones los revestirás de oro, y harás anillos de oro, por donde han de pasar los travesaños. Revestirás de oro también los travesaños.

26:30  Erigirás la Morada según el plan que te ha sido mostrado en el monte.”

26:31  “Y harás un velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, con querubines. Ha de ser una obra maestra.

26:32  Y lo colgarás de cuatro columnas de acacia, revestidas de oro, provistas de clavos de oro y (asentadas) sobre cuatro basas de plata.

26:33  Y colgarás el velo de los corchetes; y allí, detrás del velo, pondrás el Arca del Testimonio, y el velo os servirá para separar el Santo del Santísimo.

26:34  El propiciatorio lo pondrás sobre el Arca del Testimonio en el Santísimo.

26:35  Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; de manera que pondrás la mesa en el lado norte.”

26:36  “Harás también para la puerta del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, obra de recamador.

26:37  Para la cortina fabricarás cinco columnas de acacia, las que cubrirás de oro; sus corchetes serán también de oro, y fundirás para ellas cinco basas de bronce.”

Chapter 27

27:1  “Harás de madera de acacia también el altar, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho. El altar será, pues, de forma cuadrada y tendrá tres codos de altura,

27:2  En sus cuatro ángulos le pondrás cuernos, procedentes de él mismo, y lo revestirás de bronce.

27:3  Y harás para él recipientes donde recoger sus cenizas, y paletas y tazones y tenedores y braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce.

27:4  Fabricarás para él también una rejilla de bronce, en forma de red; y en la red, en sus cuatro extremos, harás cuatro anillos de bronce;

27:5  y la colocarás abajo, en el circuito inferior del altar, de modo que la red llegue hasta la mitad del altar.

27:6  Y harás varas para el altar, varas de madera de acacia, que revestirás de bronce.

27:7  Estas varas se introducirán por los anillos de modo que corran a lo largo de ambos lados del altar para transportarlo,

27:8  Lo harás de tablas y hueco. Conforme a lo que te he mostrado en el monte, así sea hecho.”

27:9  También harás el atrio de la Morada. Del lado del Négueb, hacia el sur, habrá para el atrio cortinas de lino fino torcido, en una extensión de cien codos a lo largo de este lado, con sus veinte columnas y sus veinte basas de bronce.

27:10  Los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata.

27:11  A lo largo del lado septentrional habrá igualmente cortinas en una extensión de cien codos de largo, con sus veinte columnas, y veinte basas de bronce para ellas; y los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata.

27:12  A lo ancho del atrio, por el lado occidental, habrá cortinas en una extensión de cincuenta codos; sus columnas serán diez, y las basas para ellas, diez.

27:13  El ancho del atrio por el lado oriental, donde sale el sol, será de cincuenta codos.

27:14  Las cortinas puestas por un lado (de la puerta) tendrán quince codos; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres

27:15  Y por el otro lado, quince (codos) de cortinas; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres.

27:16  La puerta del atrio tendrá una cortina de veinte codos, de Jacinto, de púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador. Sus columnas serán cuatro, y las basas para ellas, cuatro.

27:17  Todas las columnas en torno al atrio tendrán anillos de plata; sus corchetes serán de plata, y sus basas de bronce.

27:18  El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta de ancho por ambos lados y cinco codos de alto; (sus cortinas) serán de lino torzal y sus basas de bronce.

27:19  Todos los utensilios de la Morada para toda clase de servicio, con todas sus estacas y todas las estacas del atrio, serán de bronce.”

27:20  “Mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro, a fin de alimentar las lámparas continuamente.

27:21  En el Tabernáculo de la Reunión, fuera del velo que pende delante del Testimonio, lo han de preparar Aarón y sus hijos, (para que arda) delante de Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Estatuto perpetuo es este para todas las generaciones de los hijos de Israel.”

Chapter 28

28:1  “Has llegar a ti de en medio de los hijos de Israel a tu hermano Aarón, con sus hijos, para que él sea sacerdote mío: Aarón, con Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.

28:2  Y harás a Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas, para gloria y adorno.

28:3  Hablarás con todos los hombres ingeniosos, que Yo he dotado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón, para santificarle, a fin de que sea sacerdote mío.

28:4  Estas son las vestiduras que han de hacer: un pectoral, un efod, una sobretúnica, una túnica bordada, una mitra y un cinturón. Harán, pues, vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, y para sus hijos, a fin de que sean sacerdotes delante de Mí.

28:5  Tomarán para ello oro, jacinto, púrpura escarlata y carmesí y tejido de lino fino.”

28:6  “El efod lo harán artísticamente de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

28:7  Tendrá dos hombreras unidas entre sí y atadas a sus dos extremos.

28:8  La cinta que está sobre él para ceñirlo, formará una misma pieza con él arrancando del mismo, y será de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

28:9  Y tomarás dos piedras de ónice, sobre las cuales grabarás los nombres de los hijos de Israel:

28:10  seis de sus nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, por orden de su nacimiento.

28:11  Como se tallan las piedras y como se graban los sellos, así harás grabar en esas dos piedras los nombres de los hijos de Israel, engarzándolas en engastes de oro.

28:12  Después pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, y así llevará Aarón sus nombres sobre sus dos hombros para memoria delante de Yahvé.

28:13  Harás, pues, engastes de oro;

28:14  y también dos cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones, y fijaras las cadenillas trenzadas en los engastes.”

28:15  “Harás también artísticamente el pectoral del juicio, al estilo de la obra del efod. De oro, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal lo harás.

28:16  Será cuadrado y doblado, de un palmo de largo y de un palmo de ancho.

28:17  Lo guarnecerás de engastes de pedrería, poniendo las piedras en cuatro filas; en la primera fila un sardio, un topacio y una esmeralda;

28:18  en la segunda fila un rubí, un zafiro y un diamante;

28:19  en la tercera fila un jacinto, un ágata y una amatista;

28:20  en la cuarta fila un crisólito, un ónice y un jaspe; todos engastados en oro.

28:21  Las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel: doce, como los nombres de ellos, entalladas como sellos cada una con su nombre, conformé a las doce tribus.”

28:22  “Sobre el pectoral harás cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones;

28:23  y sobre el pectoral dos anillos de oro, que fijarás en los dos extremos del pectoral.

28:24  Introducirás los dos cordones de oro por los dos anillos, en los extremos del pectoral;

28:25  y unirás los dos extremos de los dos cordones a los dos engastes, y los fijarás en la parte delantera de las hombreras del efod.

28:26  Harás (otros) dos anillos de oro, que pondrás en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior que mira hacia el efod.

28:27  Además harás dos anillos de oro y los fijarás en la parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca de su enlace, por encima de la cinta del efod.

28:28  El pectoral se unirá por sus anillos a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quede sobre la cinta del efod y no se desprenda el pectoral del efod.

28:29  Así llevará Aarón sobre su corazón los nombres de los hijos de Israel, en el pectoral del juicio, siempre que entre en el Santuario, en memoria perpetua delante de Yahvé.

28:30  En el pectoral del juicio pondrás los Urim y Tummim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando se presente ante Yahvé. Así llevará Aarón constantemente sobre su corazón delante de Yahvé el juicio de los hijos de Israel.”

28:31  “La sobretúnica del efod la harás toda de jacinto.

28:32  En su centro habrá una abertura para la cabeza; esta abertura tendrá todo en torno una orla, tejida como el cuello de una cota, para que no se rompa.

28:33  Alrededor de todo su borde inferior pondrás granadas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, y en medio de ellas todo en torno campanillas de oro.

28:34  A una campanilla de oro y una granada siga otra campanilla de oro y otra granada, todo alrededor del borde inferior de la sobretúnica.

28:35  Aarón la llevará en el ejercicio de su ministerio, para que se oiga su sonido cuando entre en el Santuario ante Yahvé y cuando salga; y así no morirá.”

28:36  “Harás, además, una lámina de oro puro, y en ella grabarás, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé.

28:37  La sujetarás con un cordón de jacinto de tal modo que esté fija sobre la mitra, por delante.

28:38  Estará sobre la frente de Aarón; pues Aarón llevará las faltas cometidas por los hijos de Israel en las cosas sagradas al ofrecer toda suerte de santas ofrendas. Estará constantemente sobre su frente, para que hallen gracia delante de Yahvé.”

28:39  “La túnica la tejerás de lino fino. Harás también la mitra de lino fino. El cinturón lo harás de labor de recamado.”

28:40  “Para los hijos de Aarón harás túnicas. Les harás también cinturones y turbantes para distinción y adorno.

28:41  Vestirás así a Aarón, tu hermano, y a sus hijos. Y los ungirás, los consagrarás y los santificarás, para que sean sacerdotes míos.

28:42  Hazles también calzoncillos de lino, para cubrir su desnudez desde la cintura hasta los muslos.

28:43  Aarón y sus hijos los llevarán al entrar en el Tabernáculo de Reunión, o al acercarse al altar para servir en el Santuario, a fin de que no se atraigan culpa y así mueran. Estatuto perpetuo será este para él y su descendencia después de él.”

Chapter 29

29:1  “Para consagrar a los sacerdotes míos, has de proceder con ellos de esta manera: Toma un novillo y dos carneros sin tacha,

29:2  y panes ácimos y tortas sin levadura amasadas con aceite, como también galletas sin levadura, untadas con aceite. De flor de harina de trigo los harás.

29:3  Y los pondrás en un canasto, y los presentarás en el canasto junto con el novillo y los dos carneros.

29:4  Luego harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde los lavarás con agua.

29:5  Tomarás después las vestiduras y vestirás a Aarón con la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con la cinta del efod.

29:6  Pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra colocarás la diadema de santidad.

29:7  Entonces tomarás el óleo de la unción, se lo derramarás sobre la cabeza y así lo ungirás.

29:8  Harás igualmente que se lleguen sus hijos y los vestirás con túnicas;

29:9  y ceñirás a Aarón y a sus hijos los cinturones y les sujetarás las tiaras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por ley perpetua. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos.

29:10  El novillo lo llevarás ante el Tabernáculo de la Reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del novillo.

29:11  Luego degollarás el novillo delante de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

29:12  Y tomando de la sangre del novillo la pondrás con tu dedo sobre los cuernos del altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar.

29:13  Saca todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar.

29:14  Mas la carne del novillo, con su piel y sus excrementos, la quemarás fuera del campamento. Es sacrificio por el pecado.”

29:15  “Después tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero.

29:16  Degollado el carnero tomarás de su sangre y rociarás con ella el altar todo en derredor.

29:17  Luego descuartizarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus piernas, las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza,

29:18  y quemarás todo el carnero en el altar. Es holocausto a Yahvé, olor grato, sacrificio consumido por el fuego en honor de Yahvé.

29:19  Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero.

29:20  Y degollado este carnero, tomarás de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y derramarás la sangre (restante) alrededor del altar.

29:21  Toma luego de la sangre que habrá sobre el altar, y del óleo de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, sus hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. Así quedarán consagrados él y sus vestiduras, y con él sus hijos y las vestiduras de sus hijos.

29:22  Toma después de este carnero el sebo: la cola, el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones con el sebo que los envuelve, y la pierna derecha, porque es carnero de consagración.

29:23  Toma también un pan, una torta de pan de aceite y una galleta del canasto de los ácimos que está delante de Yahvé.”

29:24  “Todo eso pondrás sobre las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé.

29:25  Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar encima del holocausto como olor grato a Yahvé. Es un sacrificio a fuego en honor de Yahvé.

29:26  Tomarás también el pecho del carnero degollado en la consagración de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé; esa será tu porción.

29:27  Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la elevación, es decir, aquellas partes del carnero de la consagración que han sido mecidas y elevadas y pertenecen a Aarón y a sus hijos;

29:28  y serán de Aarón y de sus hijos, como porción legal perpetua, de parte de los hijos de Israel; porque es ofrenda de elevación; y esa ofrenda de elevación han de dársela los hijos de Israel en sus sacrificios pacíficos como ofrenda alzada en honor de Yahvé.”

29:29  “Las vestiduras sagradas de Aarón serán después de él para sus hijos. Con ellas serán ungidos y con ellas serán consagrados.

29:30  Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que sea sacerdote en su lugar y entre en el Tabernáculo de la Reunión para servir en el Santuario.

29:31  Después tomaras el carnero de la consagración y cocerás su carne en lugar sagrado;

29:32  y Aarón y sus hijos comerán a la entrada del Tabernáculo de la Reunión la carne del carnero y el pan que estará en el canasto.

29:33  Comerán aquello que ha servido para su expiación, al consagrarlos y santificarlos; pero ningún extraño coma de ellas, porque son cosas santas.

29:34  Si sobrare algo de la carne de la consagración o del pan hasta el día siguiente, quemaras el resto; no ha de comerse, porque es cosa santa.”

29:35  “Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado. Durante siete días los consagrarás.

29:36  Cada día ofrecerás un novillo como sacrificio por el pecado, para expiación; y purificarás el altar mediante esta expiación, y lo ungirás para santificarlo.

29:37  Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo cuanto toque el altar quedará santificado.”

29:38  “He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día perpetuamente.

29:39  Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes;

29:40  y con el primer cordero la décima parte (de un efa) de flor de harina amasada con un cuarto de hin de aceite de oliva majada, y para libación un cuarto de hin de vino.

29:41  El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, con la misma ofrenda como a la mañana y con la misma libación, como olor grato, sacrificio a fuego en honor de Yahvé;

29:42  en holocausto perpetuo, durante vuestras generaciones, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde me encontraré con vosotros, para hablar allí contigo.

29:43  Allí me reuniré con los hijos de Israel y (el lugar) será consagrado por mi gloria.

29:44  Consagraré el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y consagraré también a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes.

29:45  Y habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré su Dios.

29:46  Y reconocerán que Yo soy Yahvé, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para habitar entre ellos, Yo, Yahvé, su Dios.”

Chapter 30

30:1  “Harás también un Altar para quemar el incienso. De madera de acacia lo harás.

30:2  Será cuadrado: de un codo de largo y de un codo de ancho, y su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un mismo cuerpo con él.

30:3  Lo revestirás de oro puro, tanto su parte superior como sus cuatro lados, y sus cuernos. Le harás en torno una guirnalda de oro,

30:4  y debajo de la guirnalda, a los costados, dos anillos. Hazlos a ambos lados, para pasar por ellas las varas con que transportarlo.

30:5  Fabricarás las varas tomando madera de acacia y las recubrirás de oro.

30:6  Lo colocarás delante del velo que está ante el Arca del Testimonio y ante el propiciatorio que se halla encima del Testimonio, donde Yo me entrevistaré contigo.

30:7  Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará todas las mañanas, al preparar las lámparas,

30:8  y lo quemará Aarón también cuando entre las dos tardes preparare las luces. Será incienso continuo ante Yahvé de generación en generación.

30:9  No ofrezcáis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni ofrendas, ni derraméis sobre él libación alguna.

30:10  Una vez al año hará Aarón expiación sobre los cuernos de este altar con la sangre del sacrificio por el pecado. Una vez cada año hará sobre él expiación para vuestros descendientes. Cosa santísima es esta para Yahvé.”

30:11  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

30:12  “Cuando contares el número de los hijos de Israel, para hacer su censo, cada uno de ellos pagará a Yahvé un rescate por su vida al ser empadronados, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento.

30:13  Esto es lo que ha de dar cada uno de los empadronados: medio siclo, según el peso del Santuario. Un siclo son veinte gueras. Medio siclo es, pues, el tributo que se ha de dar a Yahvé.

30:14  Todos los empadronados, de veinte años para arriba, pagarán el tributo a Yahvé.

30:15  El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahvé como rescate de vuestras vidas.

30:16  Tomarás el dinero del rescate de parte de los hijos de Israel, para emplearlo en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; y será para los hijos de Israel un recuerdo ante Yahvé para el rescate de sus vidas.”

30:17  Habló Yahvé a Moisés diciendo:

30:18  “Haz una pila de bronce con su base de bronce para las abluciones. Colócala entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar y echa agua en ella,

30:19  para que Aarón y sus hijos se laven en ella las manos y los pies.

30:20  Antes de entrar en el Tabernáculo de la Reunión se han de lavar con agua para que no mueran, y también antes de acercarse al altar para el ministerio, para quemar un sacrificio en honor de Yahvé.

30:21  Se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Esta será ley perpetua para ellos, para Aarón y sus descendientes de generación en generación.”

30:22  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

30:23  “Y tú, toma de los mejores aromas de mirra pura quinientos (siclos); de canela aromática la mitad de esto, o sea doscientos cincuenta, de caña aromática doscientos cincuenta,

30:24  de casia quinientos, según el siclo del Santuario, y un hin de aceite de olivas.

30:25  Con ello formarás el óleo para la unción sagrada, perfume oloroso compuesto según el arte de perfumería. Este será el óleo para la unción sagrada.

30:26  Con él ungirás el Tabernáculo de la Reunión y el Arca del Testimonio,

30:27  la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso,

30:28  el altar del holocausto con todos sus utensilios y la pila con su base.

30:29  Así los santificarás y serán cosa santísima. Todo el que los toque quedará santificado.

30:30  Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás, para que me sirvan de sacerdotes.”

30:31  Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: “Este será para Mí el óleo de la unción sagrada de generación en generación.

30:32  No debe derramarse sobre ningún hombre, y en cuanto a su composición no haréis ninguno parecido a él. Santo es y lo tendréis por cosa sagrada.

30:33  Cualquiera que elabore algo semejante o derrame de él sobre persona extraña será exterminado de en medio de su pueblo.”

30:34  Dijo Yahvé a Moisés: “Toma por cantidades iguales los siguientes aromas: resina, uña odorífera y gálbano, especias aromáticas e incienso puro.

30:35  Con ello harás, según el arte de perfumería, un incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo;

30:36  del cual pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio en el Tabernáculo de la Reunión, donde Yo me entrevistaré contigo. Será para vosotros cosa santísima.

30:37  Y en cuanto a la composición de este incienso que vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado a Yahvé.

30:38  Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.”

Chapter 31

31:1  Habló Yahvé a Moisés, diciendo:

31:2  “Mira que he llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá;

31:3  y le he llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos.

31:4  Para inventar diseños y labrar el oro, la plata y el bronce;

31:5  para grabar piedras de engaste, para tallar la madera y ejecutar cualquier otra obra.

31:6  Y mira que le he dado por compañero a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y además he infundido sabiduría en el corazón de todos los hombres hábiles, para que hagan todo lo que te he mandado:

31:7  el Tabernáculo de la Reunión, el Arca del Testimonio, el propiciatorio que la cubre, con todos los utensilios del Tabernáculo;

31:8  la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro puro, con todos sus utensilios, el altar del incienso,

31:9  el altar del holocausto, con todos sus utensilios, la pila con su base;

31:10  las vestiduras litúrgicas y las vestiduras sagradas de Aarón el sacerdote y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales;

31:11  el óleo de la unción y el incienso aromático para el Santuario. Ellos lo han de hacer conforme a todo lo que te he ordenado.”

31:12  Habló Yahvé a Moisés y dijo:

31:13  “Di a los hijos de Israel: Mirad que guardéis mis sábados; porque el sábado es una señal entre Mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que Yo, Yahvé soy quien os santifico.

31:14  Guardad el sábado, porque es santo para vosotros. El que lo profane morirá irremisiblemente. Todo el que trabajare en él, será exterminado de en medio de su pueblo.

31:15  Seis días se trabajará; mas el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá irremisiblemente.

31:16  Los hijos de Israel observarán el sábado como pacto perpetuo celebrándolo de generación en generación.

31:17  Será entre Mí y los hijos de Israel una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, y el día séptimo descansó y reposó.”

31:18  Después de hablar Dios con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

Chapter 32

32:1  Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió alrededor de Aarón y le dijeron: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos que ha sido de ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.”

32:2  Les respondió Aarón: “Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.”

32:3  Y todos se quitaron los pendientes de oro que llevaban en las orejas, y los entregaron a Aarón.

32:4  Y él, tomándolos de sus manos le dio forma con el buril e hizo así un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.”

32:5  Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro e hizo esta proclamación: “Mañana habrá fiesta en honor de Yahvé.”

32:6  Y levantándose al día siguiente muy temprano, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios pacíficos. Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron a divertirse.

32:7  Entonces habló Yahvé a Moisés, y dijo: “¡Ve, baja! porque ha pecado tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto.

32:8  Muy pronto se han apartado del camino que Yo les había prescrito. Se han hecho un becerro de fundición y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.”

32:9  Y dijo Yahvé a Moisés: “Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.

32:10  Déjame ahora para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.”

32:11  Pero Moisés imploró a Yahvé, su Dios, diciendo: “¿Por qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?

32:12  ¿Por qué han de decir los egipcios: Para hacerles mal los ha sacado a fin de matarlos en las montañas, y extirparlos de sobre la faz de la tierra? Deja el ardor de tu ira y arrepiéntete del mal contra tu pueblo.

32:13  Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales por Ti mismo juraste, diciéndoles: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán para siempre.”

32:14  Y se arrepintió Yahvé del mal con que había amenazado a su pueblo.

32:15  Se volvió Moisés y bajó del monte, con las dos tablas del Testimonio en su mano; tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara estaban escritas.

32:16  Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas.

32:17  Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: “Gritos de guerra hay en el campamento.”

32:18  Respondió él: “No son gritos de victoria, ni alaridos de derrota. Voz de canto es lo que oigo.”

32:19  Mas cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el becerro y las danzas, se encendió su ira de tal manera que arrojó de su mano las tablas y las hizo pedazos al pie del monte.

32:20  Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció en el agua y se lo dio de beber a los hijos de Israel.

32:21  Y dijo Moisés a Aarón: “¿Qué te hizo este pueblo para que le hayas acarreado pecado tan grave?”

32:22  Aarón respondió: “No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo sabes que este pueblo es propenso al mal.

32:23  Me dijeron: ‘Haznos un dios que vaya delante de nosotros; ya que no sabemos qué ha sucedido a ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.’

32:24  Yo les contesté: ‘Quien tenga oro, quíteselo.’ Me lo dieron y yo lo eché al fuego y salió este becerro.”

32:25  Entonces Moisés viendo al pueblo desenfrenado —pues Aarón les había dado rienda suelta, para que se alegrasen sus enemigos—,

32:26  se puso a la puerta del campamento, y exclamo: “¡A mí los de Yahvé!” Y se reunieron con él todos los hijos de Leví.

32:27  Y les dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada sobre su muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad, cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.”

32:28  Hicieron los hijos de Leví según la orden de Moisés; y perecieron en aquel día unos tres mil hombres del pueblo.

32:29  Y dijo Moisés: “Hoy os habéis consagrado a Yahvé, cada uno contra su hijo y su hermano; para que hoy recibáis bendición.”

32:30  Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: “Habéis cometido un gran pecado. Subiré ahora a Yahvé; quizás podré obtener la remisión de vuestro pecado.”

32:31  Y se volvió Moisés a Yahvé y dijo: “¡Ay! este pueblo ha cometido un pecado grande, fabricándose un dios de oro.

32:32  Pero ahora, perdona su pecado; y si no, bórrame de tu libro que has escrito.”

32:33  Yahvé respondió a Moisés: “Al que haya pecado contra Mí, a este le borraré de mi libro.

32:34  Por ahora ve y conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí que mi Ángel irá delante de ti, mas en el día de mi visitación los castigaré por su pecado.”

32:35  Así hirió Yahvé al pueblo por haber hecho el becerro por manos de Aarón.

Chapter 33

33:1  Dijo Yahvé a Moisés: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de Egipto, al país que Yo con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu posteridad lo daré.

33:2  Enviaré delante de ti un Ángel, y echaré al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo,

33:3  (para que entres) en la tierra que mana leche y miel; pues Yo no iré en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te destruya en el camino.”

33:4  Al oír estas duras palabras el pueblo se puso de luto y nadie se atavió con sus galas.

33:5  Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Di a los hijos de Israel: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si Yo un solo momento subiera contigo, te consumiría. Ahora, pues, quítate tus atavíos, para que Yo sepa qué he de hacer contigo.”

33:6  Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.

33:7  Y tomó Moisés el Tabernáculo y lo plantó a cierta distancia fuera del campamento, y lo llamó Tabernáculo de la Reunión. De modo que todo el que buscaba a Yahvé salía hacia el Tabernáculo de la Reunión fuera del campamento.

33:8  Cuando salía Moisés hacia el Tabernáculo se ponía en pie todo el pueblo, y cada cual se estaba a la puerta de su tienda, siguiendo con sus ojos a Moisés hasta entrar este en el Tabernáculo.

33:9  Y cuando Moisés entraba en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta del Tabernáculo, mientras (Yahvé) hablaba con Moisés.

33:10  Todo el pueblo que veía la columna de nube erguida a la puerta del Tabernáculo, se levantaba, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda.

33:11  Así hablaba Yahvé con Moisés cara a cara, como suele hablar un hombre con su amigo. Luego volvía este al campamento, pero su ministro, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del Tabernáculo.

33:12  Y dijo Moisés a Yahvé: “Mira, Tú me dices: Saca este pueblo; mas no me has dado a conocer a quien enviarás conmigo; y sin embargo me has dicho: Te conozco por tu nombre, y también: Has hallado gracia a mis ojos.

33:13  Ahora, pues, si realmente he hallado gracia a tus ojos, te ruego me muestres tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y considera que este pueblo es pueblo tuyo.”

33:14  Respondió Él: “Mi Rostro irá (delante de ti) y te daré descanso.”

33:15  Le contestó: “Si tu Rostro no va (delante nuestro), no nos hagas partir de aquí.

33:16  Pues ¿en qué podrá conocerse que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso en que Tú marches con nosotros, para que nos distingamos, yo y tu pueblo, de todos los pueblos que hay sobre la tierra?”

33:17  Respondió Yahvé a Moisés: “Cumpliré también esto que me acabas de pedir, pues has hallado gracia a mis ojos, y Yo te conozco por tu nombre.”

33:18  Entonces dijo (Moisés): “Muéstrame, te ruego tu gloria.”

33:19  Él le contestó: “Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvé; y haré merced a quien Yo haga merced y usaré de misericordia con quien Yo use de misericordia.”

33:20  Y añadió: “Pero mi Rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y vivir.”

33:21  Luego dijo Yahvé: “He aquí un lugar junto a Mí; tú te pondrás sobre la peña;

33:22  y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que Yo haya pasado.

33:23  Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi Rostro no se puede ver.”

Chapter 34

34:1  Dijo Yahvé a Moisés: “Tállate dos tablas de piedras como las primeras, y Yo escribiré sobre estas tablas las palabras que había en las primeras tablas que quebraste.

34:2  Y prepárate para mañana para subir temprano al monte Sinaí; allí en la cumbre del monte te presentarás delante de Mí.

34:3  No suba nadie contigo, ni aparezca nadie en todo el monte; ni tampoco oveja ni buey pazca frente a este monte.”

34:4  Talló, pues, Moisés dos tablas de piedra como las primeras, y levantándose muy de mañana subió al monte Sinaí, como le había mandado Yahvé, llevando en su mano las dos tablas de piedra.

34:5  Y descendió Yahvé en la nube y poniéndose allí junto a él pronunció el nombre de Yahvé.

34:6  Y mientras Yahvé pasaba por delante de él, exclamó: “Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, longánimo y rico en bondad y fidelidad;

34:7  que conserva la misericordia hasta mil (generaciones), que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo los deja impune; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos, y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.”

34:8  Al instante Moisés se prosternó en tierra y adoró,

34:9  diciendo: “Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor andar en medio de nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por herencia tuya.”

34:10  Respondió Él: “Mira, Yo hago un pacto: haré maravillas delante de todo tu pueblo, como nunca se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo en medio del cual estás verá la obra de Yahvé, porque tremendas son las cosas que he de hacer por medio de ti.”

34:11  “Observa bien lo que te mando hoy. He aquí que voy a echar delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo.

34:12  Guárdate de hacer alianza con los habitantes del país en que vas a entrar, para que no sean un lazo en medio de ti;

34:13  antes bien, destruid sus altares, quebrad sus piedras idolátricas y romped sus ascheras.

34:14  No te postrarás ante ningún otro Dios, pues Yahvé, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso.

34:15  No hagas pacto con los moradores de aquella tierra, porque ellos fornican con sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán y tú comerás de sus sacrificios;

34:16  y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas con sus dioses harán también fornicar a tus hijos con los dioses de ellas.

34:17  No te harás dioses de fundición.

34:18  Guardarás la fiesta de los Ácimos; siete días comerás panes ácimos como te he mandado, al tiempo fijado, esto es, en el mes de Abib; pues en el mes de Abib saliste de Egipto.

34:19  Todo primogénito es mío, asimismo todo primerizo de tu ganado, que fuere del sexo masculino, sea de vaca o de oveja.

34:20  Mas el primerizo del asno rescatarás con una oveja; y si no lo rescatas le quebrarás la cerviz. A todos los primogénitos de tus hijos los rescatarás, y nadie se presentará ante Mí con las manos vacías.

34:21  Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás. Descansarás también en el tiempo de la siembra y de la siega.

34:22  Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de los primeros frutos de la cosecha del trigo, y también la fiesta de la recolección al fin del año.

34:23  Tres veces al año, comparezcan todos tus varones ante Yahvé, el Señor, el Dios de Israel.

34:24  Porque Yo arrojaré los pueblos delante de ti, y ensancharé tus límites, y nadie codiciará tu tierra mientras subas tres veces al año a presentarte delante de Yahvé, tu Dios.

34:25  No ofrecerás con pan fermentado la sangre de mi sacrificio ni quede hasta el día siguiente la víctima de la fiesta de Pascua.

34:26  Llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios, las primicias de los primeros frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.”

34:27  Y dijo Yahvé a Moisés: “Escríbete estas palabras; porque a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.”

34:28  Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y Yahvé escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos.

34:29  Luego bajó Moisés del monte Sinaí, y al bajar del monte tenía en su mano las dos tablas del Testimonio; mas no sabía Moisés que la piel de su rostro se había hecho radiante por haber hablado con Él.

34:30  Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la piel de su rostro brillaba, por lo cual tuvieron miedo de acercársele.

34:31  Pero Moisés los llamó y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes del pueblo, y Moisés habló con ellos.

34:32  Después se acercaron también todos los hijos de Israel, y él les dio todas las órdenes que Yahvé le había dado en el monte Sinaí.

34:33  Y cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro.

34:34  Y siempre cuando Moisés iba a presentarse delante de Yahvé para hablar con Él se quitaba el velo hasta que salía, y cuando salía, refería a los hijos de Israel lo que se le había ordenado.

34:35  Los hijos de Israel veían entonces el rostro de Moisés y la radiante piel de su rostro. Y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Él.

Chapter 35

35:1  Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: “Estas son las cosas que Yahvé ha mandado hacer.

35:2  Seis días trabajarás, mas el día séptimo os será santo, sábado de descanso completo en honor de Yahvé. Cualquiera que en él hiciere obra alguna será muerto,

35:3  En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en el día de sábado.”

35:4  Moisés habló a toda la congregación de los hijos de Israel y dijo: “Esta es la orden de Yahvé:

35:5  Tomad de lo que poseéis una ofrenda para Yahvé. Todos den generosamente un tributo para Yahvé: oro, plata y bronce,

35:6  jacinto, purpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra,

35:7  pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de tejón, madera de acacia,

35:8  aceite para el candelabro, aromas para el óleo de unción y para el incienso aromático,

35:9  piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y el pectoral.

35:10  Y vengan los artífices hábiles de entre vosotros a fabricar todo cuanto Yahvé ha ordenado:

35:11  la Morada, su Tabernáculo y su cubierta, sus broches, sus tablas, sus travesaños, sus columnas y sus basas;

35:12  el Arca y sus varas, el propiciatorio y la cortina del velo;

35:13  la mesa con sus varas y todos sus utensilios, el pan de la proposición,

35:14  el candelabro para el alumbrado con sus utensilios y sus lámparas y el aceite del alumbrado;

35:15  el altar del incienso con sus varas; el óleo de la unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta de entrada a la Morada,

35:16  el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base;

35:17  las cortinas del atrio con sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio;

35:18  las estacas de la Morada y las estacas del atrio y sus cuerdas;

35:19  los ornamentos litúrgicos para el servicio en el Santuario; las vestiduras sagradas para Aarón, el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para sus funciones sacerdotales.”

35:20  Entonces toda la congregación de los hijos de Israel salió de la presencia de Moisés;

35:21  y cuantos se sentían impulsados por su corazón y cuyo espíritu era generoso, vinieron a ofrecer tributo a Yahvé, para la obra del Tabernáculo de la Reunión, para todo su culto y para las vestiduras sagradas.

35:22  Vinieron, pues, hombres y mujeres, todos los de corazón generoso, trayendo zarcillos, pendientes, anillos, brazaletes y toda clase de objetos de oro, y, además, todos los que presentaban una ofrenda de oro para Yahvé.

35:23  Y cuantos tenían jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, lo trajeron.

35:24  Todos los que podían presentar una ofrenda de plata y de bronce, la trajeron como tributo a Yahvé. También los que tenían madera de acacia para cualquier obra del servicio, la trajeron.

35:25  Y todas las mujeres diestras hilaron con sus manos y trajeron lo que habían hilado: jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino.

35:26  Y todas las mujeres que se sentían a ello impulsadas y que eran hábiles hilaron pelo de cabra.

35:27  Los príncipes trajeron piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral;

35:28  aromas y aceite para el alumbrado, para el óleo de la unción y para el incienso aromático.

35:29  Todos los hijos de Israel, hombres y mujeres, cuyo corazón los impulsaba a que trajesen algo para toda la obra que Yahvé por medio de Moisés, había mandado hacer; dieron así sus ofrendas voluntarias a Yahvé.

35:30  Dijo entonces Moisés a los hijos de Israel: “Mirad que Yahvé ha llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá,

35:31  y le ha llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos,

35:32  para idear diseños, labrar el oro, la plata y el bronce,

35:33  grabar piedras de engaste, tallar madera y ejecutar toda obra de arte;

35:34  y le ha puesto en el corazón el don de enseñar, lo mismo que a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan.

35:35  Él les ha llenado de sabiduría el corazón para hacer toda obra de escultor y artista, de recamador en jacinto y púrpura, carmesí y lino fino, y de tejedor, para ejecutar toda suerte de obra y para proyectar obras de arte.”

Chapter 36

36:1  Así, pues, Besalel y Oholiab y todos los hombres hábiles en cuyo corazón Yahvé ha infundido sabiduría e inteligencia para saber realizar todas las obras para el servicio del Santuario, las ejecutarán conforme al mandato de Yahvé.

36:2  LIamó, pues, Moisés a Besalel y a Oholiab y a todos los hombres de talento en cuyo corazón Yahvé había infundido sabiduría, a todos los que voluntariamente estaban dispuestos a ponerse a la obra para realizarla.

36:3  Y recibieron de Moisés todas las ofrendas que los hijos de Israel habían traído para la ejecución de las obras del Santuario. Entretanto el pueblo siguió entregando a Moisés ofrendas voluntarias de mañana en mañana.

36:4  Por eso todos los artífices que hacían todas las obras del Santuario dejaron cada cual la obra que estaban haciendo,

36:5  y fueron a hablar con Moisés, diciendo: “El pueblo trae más de lo que se precisa para la realización de las obras que Yahvé ha mandado hacer.”

36:6  Entonces Moisés hizo promulgar por el campamento: “Ni hombre ni mujer traiga ya más ofrendas para el Santuario.” Y se impidió al pueblo traer más;

36:7  pues ya había material suficiente para ejecutar todas las obras y aun sobraba.

36:8  Entonces todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, fabricaron la Morada de diez cortinas de fino lino torzal, de color jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines. Resultó una obra maestra.

36:9  El largo de cada cortina era de veinte y ocho codos y la anchura de cada cortina de cuatro codos. Todas las cortinas tenían la misma medida.

36:10  (Besalel) unió cinco de las cortinas una con otra, y las otras cinco cortinas también las unió una con otra.

36:11  E hizo lazos de jacinto en el borde de la última cortina del primer conjunto; las hizo también en el borde extremo de las cortinas del segundo conjunto.

36:12  Cincuenta lazos hizo en el primer conjunto, y cincuenta en el extremo del segundo conjunto allá donde se unen, correspondiéndose los lazos unos a otros.

36:13  Hizo también cincuenta broches de oro, y enlazó los conjuntos el uno con el otro, por medio de los broches, de modo que la Morada vino a ser una sola pieza.

36:14  Hizo también cortinas de pelo de cabra para que sirvan de tienda sobre la Morada. Once cortinas hizo para esto.

36:15  La longitud de cada cortina era de treinta codos, y de cuatro codos era la anchura de cada cortina. Una misma medida tenían las once cortinas.

36:16  Enlazó cinco de las cortinas entre sí, y seis de las cortinas entre sí.

36:17  Y puso cincuenta lazos en el borde del (primer) conjunto en el extremo donde se enlazan, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto, donde se enlazan.

36:18  Hizo asimismo cincuenta broches de bronce a fin de unir el Tabernáculo; para que fuese un solo todo.

36:19  Hizo además para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y por encima una cubierta de pieles de tejón.

36:20  Para la Morada hizo tablones de madera de acacia para colocarlos verticalmente.

36:21  Diez codos de largo tenía un tablón, y de codo y medio era el ancho de cada tablón.

36:22  Cada tablón tenía dos espigas unidas una con otra. Así hizo todos los tablones de la Morada.

36:23  Hizo, pues, los tablones para la Morada (de esta manera): veinte tablones para el lado del Négueb, hacia el sur,

36:24  colocando debajo de los veinte tablones cuarenta basas de plata, dos basas debajo de un tablón para sus dos espigas; y dos basas debajo de los otros tablones para sus dos espigas.

36:25  Para el otro flanco de la Morada, para el lado del norte, hizo también veinte tablones,

36:26  con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de un tablón, y dos asas debajo de los otros tablones.

36:27  Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, hizo seis tablones;

36:28  y dos tablones hizo para los ángulos de la Morada, en el fondo,

36:29  los cuales eran dobles desde abajo y formaban un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así lo hizo con entrambos, en los dos ángulos.

36:30  Eran, pues, ocho tablones, con sus basas de plata: diez y seis basas, dos basas bajo cada tablón.

36:31  Después hizo travesaños de madera de acacia, cinco para los tablones de un costado de la Morada;

36:32  y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Morada; y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada hacia el occidente.

36:33  E hizo el travesaño central de tal suerte que pasase en medio de los tablones, de un extremo al otro.

36:34  Los tablones los revistió de oro, y de oro hizo también los anillos correspondientes, por los cuales habían de pasar los travesaños, revestidos igualmente de oro.

36:35  Hizo también el velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Era una obra artística con motivos de querubines.

36:36  Fabricó para el mismo cuatro columnas de acacia, que revistió de oro; también sus clavos eran de oro, y fundió para ellas cuatro basas de plata.

36:37  Hizo para la entrada del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador,

36:38  con sus cinco columnas y sus clavos, revistiendo de oro sus capiteles y sus anillos de oro y haciendo de bronce sus cinco basas.

Chapter 37

37:1  Besalel hizo el Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, de codo y medio de ancho, y de codo y medio de alto.

37:2  La Revistió de oro puro, por dentro y por fuera, e hizo para ella una guirnalda de oro alrededor.

37:3  Fundió para ella cuatro anillos de oro para sus cuatro pies, dos anillos a un lado y dos anillos al otro.

37:4  Hizo también varas de madera de acacia, que revistió de oro;

37:5  y pasó las varas por los anillos a los costados del Arca, para transportarla.

37:6  Después hizo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y de codo y medio de ancho.

37:7  Hizo igualmente dos querubines de oro labrados a martillo para los dos extremos del propiciatorio;

37:8  un querubín por un lado, y el otro querubín por el otro, de tal manera que (salieran) del propiciatorio en sus dos extremos.

37:9  Estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio. Tenían sus caras vueltas la una a la otra, pues las caras de los querubines se dirigían hacia el propiciatorio.

37:10  Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, de un codo de ancho y de codo y medio de alto.

37:11  La recubrió de oro puro, y puso alrededor de ella una guirnalda de oro,

37:12  haciéndole, además, un borde a la redonda, del ancho de un palmo, y ornándole con una moldura alrededor.

37:13  Fundió para ella cuatro anillos de oro, y colocó los anillos en los cuatro ángulos, o sea en sus cuatro pies.

37:14  Junto al borde se hallaban los anillos por los cuales habían de pasar las varas para el transporte de la mesa.

37:15  Hizo también las varas para llevar la mesa de madera de acacia y las recubrió de oro.

37:16  Asimismo fabricó de oro puro los utensilios que habían de estar sobre la mesa; sus platos, sus cucharas, sus copas y sus tazas, con que se hacían las libaciones.

37:17  Hizo el candelabro de oro puro; labrado a martillo hizo el candelabro. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores eran de una sola pieza.

37:18  De sus lados salían seis brazos: tres brazos de un lado del candelabro, y tres brazos del otro lado del candelabro.

37:19  En el primer brazo había tres cálices en forma de flor de almendro, con botón y flor; también en el segundo brazo había tres cálices, en forma de flor de almendro, con botón y flor, y así en los seis brazos que salían del candelabro.

37:20  En el (tallo del) candelabro había cuatro cálices, en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores:

37:21  un botón debajo de los dos (primeros) brazos que salían de él, un botón debajo de los dos brazos (siguientes) que salían de él, y un botón debajo de los dos brazos (restantes) que salían de él, conforme a los seis brazos que salían del mismo.

37:22  Sus botones y sus brazos formaban con él un solo cuerpo; todo ello era una pieza labrada a martillo, de oro puro.

37:23  Hizo también sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro,

37:24  empleando un talento de oro puro para el candelabro y todos sus utensilios.

37:25  Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y de un codo de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban con él una sola pieza.

37:26  Lo revistió de oro puro, por encima y por sus lados alrededor, y también sus cuernos. Le hizo también todo en torno una guirnalda de oro.

37:27  Por debajo de la guirnalda, a sus dos lados, en ambos costados, hizo dos anillos de oro, por los cuales habían de pasar las varas, a fin de transportarlo con ellas.

37:28  Hizo las varas de madera de acacia y las revistió de oro.

37:29  Confeccionó también el óleo santo de la unción, y el incienso puro de especies aromáticas, con arte de perfumería.

Chapter 38

38:1  Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho, cuadrado; y de tres codos de alto.

38:2  En sus cuatro ángulos le puso cuernos que salían de él, y lo recubrió de bronce.

38:3  Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes, las palas, los tazones, los tenedores y los braseros. Todos sus utensilios los hizo de bronce.

38:4  Hizo para el altar una rejilla de bronce, a manera de red, en torno a su base, que llegaba hasta la mitad del mismo.

38:5  Y fundió cuatro anillos para los cuatro extremos de la rejilla de bronce, por donde habían de pasar las varas.

38:6  Hizo las varas de madera de acacia, las recubrió de bronce,

38:7  y pasó las varas por los anillos a los costados del altar, para transportarlo mediante ella. Lo hizo hueco y de tablas.

38:8  Hizo la fuente de bronce, y también su base de bronce, de los espejos de las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo de la Reunión.

38:9  Hizo también el atrio: por el lado meridional, a la derecha, las cortinas del atrio, de lino fino torzal, de cien codos.

38:10  Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

38:11  Por el lado del norte había también (cortinas de) cien codos. Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

38:12  En el lado occidental había (cortinas de) cincuenta codos. Sus columnas eran diez, y diez sus basas; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata.

38:13  En el lado oriental, donde nace el sol, colgaban también cincuenta codos (de cortinas):

38:14  cortinas de quince codos, con tres columnas y tres basas, por un lado (de la entrada),

38:15  y de igual manera por el otro lado. A ambos lados de la entrada del atrio había cortinas de quince codos. Sus columnas eran tres, y tres sus basas.

38:16  Todas las cortinas en torno al atrio eran de lino fino torzal.

38:17  Las basas de las columnas eran de bronce, los corchetes de las columnas y sus anillos de plata. También sus capiteles estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban anillos de plata.

38:18  La cortina de la entrada del atrio era obra de recamador y estaba hecha de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Tenía veinte codos de largo; su altura correspondía a su anchura y era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio.

38:19  Sus cuatro columnas y sus cuatro basas eran de bronce; sus corchetes de plata, como también el revestimiento de sus capiteles y sus anillos.

38:20  Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba, eran de bronce.

38:21  Este es el inventario de la Morada, de la Morada del Testimonio, hecho por orden de Moisés por los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón, el sacerdote.

38:22  Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés;

38:23  juntamente con Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, diseñador y recamador en jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino.

38:24  El total del oro empleado en la obra, en toda la construcción del Santuario, o sea, el oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el peso del Santuario.

38:25  Y la plata de los empadronados de entre el pueblo, fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el peso del Santuario:

38:26  un beka por cabeza, o sea medio siclo, según el peso del Santuario, para cada hombre comprendido en el censo, de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba.

38:27  Los cien talentos de plata se emplearon para fundir las basas del Santuario y las basas del velo: cien basas correspondientes a los cien talentos, un talento por basa.

38:28  De los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo corchetes para las columnas, revistió sus capiteles y las unió mediante aros.

38:29  El bronce de la ofrenda fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos.

38:30  De él hizo las basas para la entrada del Tabernáculo de la Reunión, el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los utensilios del altar,

38:31  las basas del atrio alrededor del mismo y las basas de la entrada del atrio, todas las estacas de la Morada y todas las estacas del atrio que la rodeaba.

Chapter 39

39:1  Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras litúrgicas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí. Hicieron también las vestiduras sagradas de Aarón, como Yahvé había mandado a Moisés.

39:2  Se hizo, pues, el efod, de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino torzal.

39:3  Fabricaron láminas delgadas de oro y las cortaron en hilos, para entretejerlos con jacinto, púrpura escarlata y carmesí y con el lino fino, obra de recamador.

39:4  Le pusieron hombreras que se juntaban y se unían en sus dos extremos.

39:5  La faja del cinturón que pasaba sobre él y que servía para ceñir (el efod), formaba con él una sola pieza y era de la misma labor: oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, como Yahvé lo había mandado a Moisés.

39:6  Labraban igualmente las piedras de ónice, engastadas en oro y grabadas como se graban los sellos, (doce) conforme a los nombres de los hijos de Israel;

39:7  y las colocaron sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, según Yahvé había ordenado a Moisés.

39:8  Hizo también el pectoral, obra primorosa, al estilo de la obra del efod, de oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

39:9  El pectoral era cuadrado y doble; tenía un palmo de largo y un palmo de ancho y era doble.

39:10  Lo guarnecieron de cuatro filas de piedras. En la primera fila había un sardio, un topacio y una esmeralda;

39:11  en la segunda fila: un rubí, un zafiro y un diamante;

39:12  en la tercera fila: un jacinto, un ágata y una amatista;

39:13  y en la cuarta: un crisólito, un ónice y un jaspe. Cada una de ellas tenía su engaste y estaba engarzada y guarnecida de oro.

39:14  Las piedras eran doce, correspondientes a los nombres de los hijos de Israel, según sus nombres propios, grabados como se graban los sellos, cada una con su nombre, conforme a las doce tribus.

39:15  Fijaron sobre el pectoral cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones.

39:16  E hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro, y pusieron los dos anillos a los dos extremos (superiores) del pectoral.

39:17  Pasaron después las dos cadenillas de oro por los dos anillos a los extremos del pectoral.

39:18  Y los otros dos extremos de las dos cadenillas los ataron a los dos engastes, que colocaron en la parte delantera de las hombreras del efod.

39:19  Hicieron otros dos anillos de oro y los pusieron en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior vuelto hacia el efod.

39:20  E hicieron dos anillos de oro, que fijaron a las dos hombreras del efod, por debajo y en su parte delantera, cerca de su juntura, por encima de la cinta del efod.

39:21  Y por medio de sus anillos ataron el pectoral a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quedase fijo sobre la cinta del efod y no se desprendiese el pectoral del efod, como Yahvé había mandado a Moisés.

39:22  Hizo también la sobretúnica del efod, obra de tejedor, todo de jacinto.

39:23  Había una abertura en medio de la sobretúnica, semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la abertura para que no se rompiese.

39:24  En el borde inferior de la sobretúnica aplicaron granadas de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal.

39:25  Hicieron, además, campanillas de oro puro, colocándolas entre las granadas en el borde inferior de la sobretúnica, en medio de las granadas, todo alrededor suyo.

39:26  Una campanilla y una granada alternaba con otra campanilla y otra granada en el borde inferior de la sobretúnica, todo en derredor. (Así se usaba) para el ministerio, como Yahvé ordenara a Moisés.

39:27  Hicieron también las túnicas de lino fino, obra de tejedor, para Aarón y sus hijos;

39:28  y la mitra de lino fino, las cintas de los turbantes de lino fino, y también los calzoncillos de lino fino torcido,

39:29  lo mismo que el cinturón de lino fino torcido, de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, obra de recamador, como Yahvé había ordenado a Moisés.

39:30  E hicieron de oro puro la lámina, la diadema sagrada, en la cual grabaron, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé.

39:31  Y fijaron en ella una cinta de jacinto para ponerla sobre la mitra, por la parte de arriba, como Yahvé había mandado a Moisés.

39:32  Así fue acabada toda la obra de la Morada y del Tabernáculo de la Reunión, y los hijos de Israel hicieron todo conforme a lo que había mandado Yahvé a Moisés. Así lo hicieron.

39:33  Luego presentaron a Moisés la Morada, el Tabernáculo y todos sus utensilios; sus ganchos, sus tablones, sus travesaños, sus columnas y sus basas;

39:34  la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejón y la cortina del velo;

39:35  el Arca del Testimonio con sus varas y el propiciatorio;

39:36  la mesa con todos sus utensilios, y el pan de la proposición;

39:37  el candelabro (de oro) puro con sus lámparas —las lámparas que habían de colocarse en él—, todos sus utensilios y el aceite del alumbrado;

39:38  el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada del Tabernáculo;

39:39  el altar de bronce con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base;

39:40  las cortinas del atrio, sus columnas con sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, sus estacas y todos los utensilios del servicio de la Morada para el Tabernáculo de la Reunión;

39:41  las vestiduras litúrgicas para el servicio en el Santuario, los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio.

39:42  Conforme a cuanto Yahvé había ordenado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra.

39:43  Moisés vio toda la obra y reconoció que la habían llevado a cabo; tal como había mandado Moisés, así la habían hecho; y Moisés los bendijo.

Chapter 40

40:1  Habló Yahvé a Moisés y dijo:

40:2  “El día primero del primer mes erigirás la Morada del Tabernáculo de la Reunión.

40:3  Pondrás allí el Arca del Testimonio y cubrirás el Arca con el velo.

40:4  Introducirás la mesa y dispondrás lo que hay que poner sobre ella; colocarás también el candelabro y ubicarás en él las lámparas.

40:5  Erigirás el altar de oro para el incienso delante del Arca del Testimonio y pondrás la cortina a la entrada del Tabernáculo.

40:6  Colocarás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión.

40:7  Pondrás la pila entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echarás agua en ella,

40:8  levantarás el atrio en derredor y tenderás la cortina a la entrada del atrio.

40:9  Y tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. La consagrarás con todos sus utensilios para que sea santa.

40:10  Ungirás también el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa santísima.

40:11  Asimismo ungirás la pila y su base, y la consagrarás.

40:12  Después dispondrás que Aarón y sus hijos se presenten a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y los lavarás con agua.

40:13  Y vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, le ungirás y le consagrarás para que me sirva de sacerdote.

40:14  Harás también que se presenten sus hijos; los vestirás con túnicas

40:15  y los ungirás, como ungiste a su padre, para que me sirvan de sacerdotes. Su unción les conferirá el sacerdocio sempiterno entre sus descendientes.”

40:16  Hizo Moisés conforme a todo lo que Yahvé le había mandado. Así lo hizo.

40:17  En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue erigida la Morada.

40:18  Moisés alzó la Morada, asentó sus basas, colocó sus tablones, metió sus travesaños y erigió sus columnas.

40:19  Después extendió el Tabernáculo por encima de la Morada y puso sobre ella, por la parte de arriba, la cubierta del Tabernáculo, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:20  Luego tomó el Testimonio y lo depositó dentro del Arca; acomodó las varas al Arca y asentó sobre ella el propiciatorio.

40:21  Metió el Arca en la Morada, colgó la cortina del velo y ocultó el Arca del Testimonio, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:22  Colocó también la mesa en el Tabernáculo de la Reunión, al lado septentrional de la Morada, fuera del velo.

40:23  Y dispuso sobre ella los panes delante de Yahvé, así como Yahvé ordenara a Moisés.

40:24  Luego instaló el candelabro en el Tabernáculo de la Reunión, frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada,

40:25  y colocó las lámparas delante de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:26  Asimismo erigió el altar de oro en el Tabernáculo de la Reunión, delante del velo;

40:27  y quemó sobre él incienso aromático, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:28  Tendió la cortina a la entrada de la Morada,

40:29  y colocó también el altar de los holocaustos a la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión; y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:30  La pila la colocó entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echó en ella agua para las abluciones;

40:31  y Moisés y Aarón y los hijos de este se lavaron en ella sus manos y sus pies.

40:32  Siempre que entraban en el Tabernáculo de la Reunión, y siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Yahvé había mandado a Moisés.

40:33  Por fin erigió el atrio alrededor de la Morada y del altar, y puso la cortina a la puerta del atrio. Así acabó Moisés la obra.

40:34  Entonces la nube cubrió el Tabernáculo de la Reunión y la gloria de Yahvé llenó la Morada,

40:35  de modo que Moisés no pudo entrar en el Tabernáculo de la Reunión, pues la nube descansaba sobre este, y la gloria de Yahvé llenaba la Morada.

40:36  En todas sus marchas los hijos de Israel levantaban el campamento cuando la nube se alzaba de encima de la Morada. Y si la nube no se levantaba, no marchaban, hasta el día en que se levantaba. Porque durante el día estaba sobre la Morada la nube de Yahvé, en la cual durante la noche había fuego, viéndolo toda la casa de Israel en todas sus marchas.