SpaPlatense - Genesis

Chapter 1

1:1  Al principio creó Dios el cielo y la tierra.

1:2  La tierra era confusión y caos, y tinieblas cubrían la faz del abismo, mas el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas.

1:3  Y dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz.

1:4  Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

1:5  Llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y hubo tarde y hubo mañana: primer día.

1:6  Después dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe unas aguas de otras”.

1:7  E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas que estaban bajo el firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y así fue.

1:8  Llamó Dios al firmamento cielo; y hubo tarde y hubo mañana: día segundo.

1:9  Y dijo Dios: “Júntense en un lugar las aguas que quedan bajo el cielo y aparezca lo seco”.

1:10  Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares. Y vio Dios que estaba bien.

1:11  Después dijo Dios: “Brote la tierra hierba verde, plantas que den semilla, árboles frutales que produzcan fruto según su especie y cuya semilla esté en ellos sobre la tierra”. Y así fue.

1:12  Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que producían frutos y cuya semilla se hallaba en ellos según su especie. Y vio Dios que estaba bien.

1:13  Y hubo tarde y hubo mañana: día tercero.

1:14  Luego dijo Dios: “Haya lumbreras en el firmamento del cielo, que separen el día de la noche y sirvan de señales y (marquen) las estaciones, días y años.

1:15  Sirvan también de lumbreras en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra”. Y así fue.

1:16  Hizo, pues, Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para presidir el día, y la lumbrera menor para presidir la noche, y las estrellas.

1:17  Púsolas Dios en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra,

1:18  para regir el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que estaba bien.

1:19  Y hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.

1:20  Después dijo Dios: “Pululen las aguas multitud de seres vivientes; y vuelen aves sobre la tierra debajo del firmamento del cielo”.

1:21  Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todos los seres vivientes que marchan arrastrándose, de los cuales hierven las aguas, según su especie; y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que estaba bien.

1:22  Y Dios los bendijo, diciendo: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid las aguas en los mares; y multiplíquense las aves sobre la tierra”.

1:23  Y hubo tarde y hubo mañana: día quinto.

1:24  Luego Dios dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie: animales domésticos, reptiles, bestias salvajes, según su especie”. Y así fue.

1:25  Hizo, pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los animales domésticos según su especie, y todo reptil de la tierra según su especie. Y vio Dios que estaba bien.

1:26  Después dijo Dios: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza; y domine sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las bestias domésticas, y sobre toda la tierra y todo reptil que se mueve sobre la tierra”.

1:27  Y creó Dios al hombre a imagen suya; a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó.

1:28  Los bendijo Dios; y les dijo Dios: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra”.

1:29  Después dijo Dios: “He aquí que Yo os doy toda planta portadora de semilla sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de alimento.

1:30  Y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento toda hierba verde”. Y así fue.

1:31  Vio Dios todo cuanto había hecho; y he aquí que estaba muy bien. Y hubo tarde y hubo mañana: día sexto.

Chapter 2

2:1  Fueron, pues, acabados el cielo y la tierra con todo el ornato de ellos.

2:2  El día séptimo terminó Dios la obra que había hecho; y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho.

2:3  Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó; porque en él descansó Dios de toda su obra que en la creación había realizado.

2:4  Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra. El día en que Yahvé Dios creó la tierra y el cielo,

2:5  no había aún en la tierra arbusto campestre alguno; y ninguna planta del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrase el suelo;

2:6  pero brotaba una fuente de la tierra, que regaba toda la superficie de la tierra.

2:7  Y formó Yahvé Dios al hombre (del) polvo de la tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente.

2:8  Y plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.

2:9  Yahvé Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles de hermoso aspecto y (de frutos) buenos para comer, y en el medio del jardín el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

2:10  De Edén salía un río que regaba el jardín; y desde allí se dividía y se formaban de él cuatro brazos.

2:11  El nombre del primero es Fisón, el cual rodea toda la tierra de Havilá, donde está el oro.

2:12  El oro de aquella tierra es fino. Allí se encuentra también el bedelio y la piedra de ónice.

2:13  El nombre del segundo río es Gihón, que circunda toda la tierra de Cus.

2:14  El tercer río se llama Tigris, el cual corre al oriente de Asir. Y el cuarto río es el Éufrates.

2:15  Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén, para que lo labrara y lo cuidase.

2:16  Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: “De cualquier árbol del jardín puedes comer,

2:17  mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin remedio”.

2:18  Entonces dijo Yahvé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda semejante a él”.

2:19  Formados, pues, de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, los hizo Yahvé Dios desfilar ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que el nombre de todos los seres vivientes fuese aquel que les pusiera el hombre.

2:20  Así, pues, el hombre puso nombres a todos los animales domésticos, y a las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; mas para el hombre no encontró una ayuda semejante a él.

2:21  Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió; y le quitó una de las costillas y cerró con carne el lugar de la misma.

2:22  De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la condujo ante el hombre.

2:23  Y dijo el hombre: “Esta vez sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada varona, porque del varón ha sido tomada”.

2:24  Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne.

2:25  Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, mas no se avergonzaban.

Chapter 3

3:1  La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado “No comáis de ningún árbol del jardín”?”

3:2  Respondió la mujer a la Serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín;

3:3  mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis”.

3:4  Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis;

3:5  pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.

3:6  Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió y dio también a su marido (que estaba) con ella, y él comió también.

3:7  Efectivamente se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaba desnudos; por lo cual cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

3:8  Cuando oyeron el rumor de Yahvé Dios que se paseaba en el jardín al tiempo de la brisa del día, Adán y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín.

3:9  Yahvé Dios llamó a Adán y le dijo: “¿Dónde estás?”

3:10  Este contestó: “Oí tu paso por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí”.

3:11  Mas Él dijo: “¿Quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del cual te prohibí comer?”

3:12  Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y comí.”

3:13  Dijo luego Yahvé Dios a la mujer: “¿Qué es lo que has hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó, y comí.”

3:14  Entonces dijo Yahvé Dios a la serpiente: “Por haber hecho esto, serás maldita como ninguna otra bestia doméstica o salvaje. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.

3:15  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: este te aplastará la cabeza, y tú le aplastarás el calcañar.”

3:16  Después dijo a la mujer: “Multiplicaré tus dolores y tus preñeces; con dolor darás hijos a luz; te sentirás atraída por tu marido, pero él te dominará.”

3:17  A Adán le dijo: “Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, será maldita la tierra por tu causa; con doloroso trabajo te alimentarás de ella todos los días de tu vida;

3:18  te producirá espinas y abrojos, y comerás de las hierbas del campo.

3:19  Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra; pues de ella fuiste tomado. Polvo eres y al polvo volverás.”

3:20  Adán puso a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.

3:21  E hizo Yahvé Dios para Adán y su mujer túnicas de pieles y los vistió.

3:22  Y dijo Yahvé Dios: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo (de él) viva para siempre.”

3:23  Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase la tierra de donde había sido tomado.

3:24  Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida.

Chapter 4

4:1  Conoció Adán a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: “He adquirido un varón con el favor de Yahvé.”

4:2  Otra vez dio a luz (y tuvo) a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador.

4:3  Pasado algún tiempo, presentó Caín a Yahvé una ofrenda de los frutos de la tierra.

4:4  Y también Abel ofreció de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahvé miró a Abel y su ofrenda;

4:5  pero no miró a Caín y su ofrenda, por lo cual se irritó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

4:6  Entonces dijo Yahvé a Caín: “¿Por qué andas irritado, y por qué ha decaído tu semblante?

4:7  ¿No es cierto que si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, está asechando a la puerta el pecado que desea dominarte; pero tú debes dominarle a él.”

4:8  Dijo después Caín a su hermano Abel: “Vamos al campo.” Y cuando estuvieron en el campo, se levantó Caín contra su hermano Abel y lo mató.

4:9  Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Contestó: “No sé. ¿Soy acaso el guarda de mi hermano?”

4:10  Y dijo (Yahvé): “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra.

4:11  Por eso andarás maldito, lejos de esta tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.

4:12  Cuando labres la tierra, ella no te dará más su fruto; fugitivo y errante vivirás sobre la tierra.”

4:13  Entonces dijo Caín a Yahvé: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla.

4:14  He aquí que hoy me echas de esta tierra y he de esconderme de tu presencia; andaré fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará.”

4:15  Yahvé le respondió: “Pues por eso, cualquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces.” Y puso Yahvé una señal a Caín para que no lo matara quien lo hallase.

4:16  Salió entonces Caín de la presencia de Yahvé y habitó en el país de Nod, al oriente de Edén.

4:17  Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Y edificando por entonces una ciudad, le dio el nombre de su hijo, Enoc.

4:18  A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehuyael. Mehuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec.

4:19  Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una era Adá, y el nombre de la otra Sillá.

4:20  Adá dio a luz a Jabal, el cual vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado.

4:21  El nombre de su hermano era Jubal, el cual vino a ser padre de todos los que tocan la cítara y la flauta.

4:22  También Sillá dio a luz; a Tubalcaín, forjador de toda herramienta de cobre y hierro. Hermana de Tubalcaín fue Naamá.

4:23  Y dijo Lamec a sus mujeres: “Adá y Sillá, escuchad mi voz; yo maté a un hombre que me hirió, y a un joven por una contusión que recibí.

4:24  Caín será vengado siete veces, mas Lamec lo será setenta veces siete.”

4:25  Conoció Adán de nuevo a su mujer; y ella dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Set; porque (dijo ella) “Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”.

4:26  También a Set le nació un hijo, a quien llamó Enós. En aquel tiempo se comenzó a invocar el nombre de Yahvé.

Chapter 5

5:1  Este es el libro de los descendientes de Adán. El día en que Dios creó a Adán, lo hizo a imagen de Dios.

5:2  Los creó varón y mujer y los bendijo: y los llamó “hombre” en el día de su creación.

5:3  Tenía Adán ciento treinta años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, al cual puso por nombre Set.

5:4  Fueron los días de Adán, después de engendrar a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas.

5:5  Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años, y murió.

5:6  Set tenía ciento cinco años cuando engendró a Enós.

5:7  Y vivió Set, después de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas.

5:8  Y fueron todos los días de Set novecientos doce años, y murió.

5:9  Enós tenía noventa años cuando engendró a Cainán.

5:10  Vivió Enós, después de engendrar a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas.

5:11  Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años, y murió.

5:12  Cainán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel.

5:13  Vivió Cainán, después de haber engendrado a Mahalalel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas.

5:14  Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años, y murió.

5:15  Mahalalel tenía sesenta y cinco años, cuando engendró a Yared.

5:16  Vivió Mahalalel, después de engendrar a Yared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.

5:17  Y fueron todos los días de Mahalalel ochocientos noventa y cinco años, y murió.

5:18  Yared tenía ciento sesenta y dos años cuando engendró a Enoc.

5:19  Vivió Yared, después de engendrar a Enoc, ochocientos años y engendró hijos e hijas.

5:20  Y fueron todos los días de Yared novecientos sesenta y dos años, y murió.

5:21  Enoc tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén.

5:22  Anduvo Enoc con Dios, (viviendo) después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.

5:23  Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.

5:24  Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.

5:25  Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec.

5:26  Vivió Matusalén, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas.

5:27  Y fueron todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años, y murió.

5:28  Lamec tenía ciento ochenta y dos años, cuando engendró un hijo,

5:29  al cual puso por nombre Noé, diciendo: Este nos consolará de nuestras fatigas y del trabajo de nuestras manos, causado por la tierra que maldijo Yahvé.

5:30  Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas.

5:31  Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años, y murió. Noé tenía quinientos años, cuando engendró a Sem, Cam y Jafet.

Chapter 6

6:1  Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas,

6:2  y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que les agradaron.

6:3  Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y serán sus días ciento veinte años.”

6:4  En aquellos días había gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Estos son los héroes, los varones famosos de la antigüedad.

6:5  Viendo, pues, Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían únicamente al mal, todos los días,

6:6  Yahvé se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, y se dolió en su corazón.

6:7  Y dijo Yahvé: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlo hecho.”

6:8  Mas Noé halló gracia a los ojos de Yahvé.

6:9  He aquí la historia de Noé. Noé fue varón justo y perfecto entre los hombres de su tiempo, pues anduvo con Dios.

6:10  Y engendró Noé tres hijos: Sem, Cam y Jafet.

6:11  La tierra estaba entonces corrompida delante de Dios, y llena de violencia.

6:12  Miró, pues, Dios la tierra, y he aquí que estaba depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

6:13  Dijo entonces Dios a Noé: “He decidido el fin de toda carne; porque la tierra está colmada de violencia por culpa de ellos; por eso he aquí que voy a exterminarlos juntamente con la tierra.

6:14  Hazte un arca de maderas resinosas, la cual dividirás en compartimientos y calafatearás por dentro y por fuera con betún.

6:15  La fabricarás de esta manera: trescientos codos será la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura.

6:16  Harás en el arca una abertura para la luz, la cual dispondrás arriba, a un codo del techo. La puerta del arca pondrás en uno de sus costados, y harás un piso primero, un segundo y un tercero.

6:17  Pues he aquí que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene en sí aliento de vida bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra, perecerá.

6:18  Pero contigo estableceré mi pacto: Entrarás en el arca tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.

6:19  Y de todos los animales de toda carne, de toda clase (de ellos), introducirás parejas en el arca para que tengan vida contigo; serán macho y hembra;

6:20  de las aves según su especie, de las bestias según su especie, de todos los reptiles de la tierra según su especie. Dos de cada clase vendrán a ti, para que les conserves la vida.

6:21  Provéete de todo alimento que se come, acópiate provisiones para que os sirvan de comida a ti y a ellos.”

6:22  Noé hizo conforme a cuanto Dios le había mandado. Así se hizo.

Chapter 7

7:1  Y dijo Yahvé a Noé: “Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque a ti te he visto justo delante de Mí en medio de esta generación.

7:2  De todos los animales puros te elegirás siete parejas, machos con sus hembras; y de todos los animales que no son puros, dos parejas, machos con sus hembras.

7:3  Asimismo de las aves del cielo siete parejas, machos y hembras para que se conserve su descendencia sobre la faz de toda la tierra.

7:4  Porque de aquí a siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré de la tierra todo ser viviente que he hecho.”

7:5  E hizo Noé conforme a cuanto Yahvé le había mandado.

7:6  Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la tierra.

7:7  Entró Noé en el arca, y con él sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio.

7:8  De los animales puros, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,

7:9  llegaron a Noé al arca, parejas, machos y hembras, como Dios había ordenado a Noé.

7:10  Y al cabo de siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.

7:11  El año seiscientos de la vida de Noé, el mes segundo, el día diez y siete del mes, en ese día prorrumpieron todas las fuentes del grande abismo, y se abrieron las cataratas del cielo.

7:12  Y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.

7:13  En aquel mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé, y con ellos la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos;

7:14  ellos, con todos los animales, según su especie, y todas las bestias domésticas según su especie, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, según su especie, y todas las aves según su especie, todo pájaro, todo volátil.

7:15  Se llegaron a Noé, al arca, de dos en dos, de toda carne en que hay aliento de vida

7:16  Y los que habían venido, machos y hembras de toda carne, entraron como Dios había mandado. Y tras él cerró Yahvé la puerta.

7:17  El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Y crecieron las aguas y levantaron el arca, la cual se alzó sobre la tierra.

7:18  Y se aumentaron las aguas y crecieron muchísimo sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre las aguas.

7:19  Tan desmesuradamente crecieron las aguas sobre la tierra, que quedaron cubiertos todos los montes más altos que había bajo el cielo entero.

7:20  Quince codos se alzaron sobre ellos las aguas y fueron así cubiertos los montes.

7:21  Entonces murió toda carne que se movía sobre la tierra; aves y ganados y fieras y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los hombres.

7:22  Todos los seres que en sus narices tenían soplo de vida, de cuantos hay en la tierra firme, perecieron.

7:23  Así fue exterminado todo ser viviente que había sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo. Fueron exterminados de la tierra, y quedaron solamente Noé y los que con él estaban en el arca.

7:24  Por espacio de ciento cincuenta días se alzaron las aguas sobre la tierra.

Chapter 8

8:1  Acordose Dios de Noé y de todas las fieras y de todas las bestias que con él estaban en el arca; e hizo Dios pasar un viento sobre la tierra, y bajaron las aguas.

8:2  Entonces se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas del cielo, y se detuvo la lluvia del cielo.

8:3  Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la tierra; y cuando al cabo de ciento cincuenta días las aguas empezaron a menguar,

8:4  reposó el arca sobre los montes de Ararat, en el mes séptimo, el día diecisiete del mes.

8:5  Las aguas siguieron decreciendo paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de los montes.

8:6  Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca,

8:7  y soltó un cuervo, el cual yendo salía y retornaba hasta que se secaron las aguas sobre la tierra.

8:8  Después soltó Noé una paloma, para ver si se habían retirado ya las aguas de la superficie terrestre.

8:9  Mas como la paloma no hallase donde poner la planta de su pie, tornó hacia él, al arca, porque había todavía agua sobre toda la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió consigo en el arca.

8:10  Esperó otros siete días y soltó de nuevo la paloma fuera del arca.

8:11  La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía en su pico hoja verde de olivo, por donde conoció Noé que las aguas se habían retirado de la tierra.

8:12  Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, la cual no volvió más a él.

8:13  El año seiscientos uno, el día primero del primer mes, ya no había aguas sobre la tierra, y abriendo Noé la cubierta del arca miró y vio que estaba seca la superficie del suelo.

8:14  En el mes segundo, a los veintisiete días del mes, quedó seca la tierra.

8:15  Habló entonces Dios a Noé, y dijo:

8:16  “Sal del arca, tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos.

8:17  Y sacarás contigo todos los animales de toda carne que te acompaña, aves, bestias y todos los reptiles que se arrastran en el suelo; pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra.”

8:18  Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos.

8:19  Salieron también del arca, según sus especies, todos los animales, todos los reptiles y todas las aves, todo cuanto se mueve sobre la tierra.

8:20  Después erigió Noé un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales puros, y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar.

8:21  Al aspirar Yahvé el agradable olor dijo en su corazón: “No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque los deseos del corazón humano son malos desde su niñez, ni volveré a exterminar a todos los seres vivientes, como he hecho.

8:22  Mientras dure la tierra, no cesarán (de sucederse) sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche.

Chapter 9

9:1  Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: “Creced y multiplicaos y llenad la tierra.

9:2  Tengan miedo y tiemblen ante vosotros todos los animales de la tierra, y todas las aves del cielo y todo lo que se arrastra sobre el suelo, y todos los peces del mar. En vuestra mano están puestos.

9:3  Todo lo que se mueve y tiene vida, os servirá de alimento. Como ya la hierba verde, así os lo entrego todo.

9:4  Pero no comeréis la carne con su vida, es decir, con su sangre.

9:5  Pues, en verdad, Yo pediré cuenta de vuestra sangre, para (protección) de vuestra vida; de mano de todo ser viviente la demandaré. De mano del hombre, de mano de su propio hermano, demandaré la vida del hombre.

9:6  Cualquiera que derramare sangre humana, por mano de hombre será derramada su sangre; porque a imagen de Dios hizo Él al hombre.

9:7  Vosotros, pues, creced y multiplicaos; dilataos sobre la tierra y aumentaos en ella.”

9:8  Dijo Dios a Noé, y a sus hijos juntamente con él:

9:9  “He aquí que Yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de vosotros;

9:10  y con todo ser viviente que esté entre vosotros, aves, bestias domésticas y salvajes de la tierra que hay entre vosotros, con todo lo que sale del arca, hasta el último animal de la tierra.

9:11  Hago mi pacto con vosotros: No será exterminada ya toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.”

9:12  Y dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que por generaciones perpetuas establezco entre Mí y vosotros y todo ser viviente que se halla entre vosotros:

9:13  Pondré mi arco en las nubes, que servirá de señal del pacto entre Mí y la tierra.

9:14  Cuando Yo cubriere la tierra con nubes y apareciere el arco entre las nubes,

9:15  me acordaré de mi pacto que hay entre Mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no volverán más a formar un diluvio para exterminar toda carne.

9:16  Pues cuando aparezca el arco en las nubes, Yo lo miraré, para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, de toda carne que existe sobre la tierra.”

9:17  Dijo, pues, Dios a Noé: “Esta es la señal del pacto que he establecido entre Mí y toda carne sobre la tierra.”

9:18  Los hijos de Noé, que salieron del arca, eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán.

9:19  Estos tres son los hijos de Noé, y por ellos ha sido poblada toda la tierra.

9:20  Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña.

9:21  Mas bebiendo del vino se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su tienda.

9:22  Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y fue a decirlo a sus dos hermanos (que estaban) afuera.

9:23  Entonces Sem y Jafet tomaron entrambos el manto (de Noé), se lo echaron sobre los hombros, y yendo hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Tenían vuelto el rostro de modo que no vieron la desnudez de su padre.

9:24  Cuando despertó Noé de su vino y supo lo que había hecho con él su hijo menor,

9:25  dijo: “Maldito sea Canaán; esclavo de esclavos será para sus hermanos.”

9:26  Y agregó: “Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem; y sea Canaán su esclavo.

9:27  Dilate Dios a Jafet, que habitará en las tiendas de Sem; y sea Canaán su esclavo.”

9:28  Vivió Noé, después del diluvio, trescientos cincuenta años.

9:29  Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años, y murió.

Chapter 10

10:1  Estos son los descendientes de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes después del diluvio nacieron estos hijos:

10:2  Hijos de Jafet: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mósoc y Tirás.

10:3  Hijos de Gómer: Asquenaz, Rifat, Togormá.

10:4  Hijos de Javán: Elisá, Tarsis, Kitim y Dodanim.

10:5  Estos se propagaron sobre las islas de las gentes y en sus tierras, según sus lenguas y sus tribus y sus naciones.

10:6  Hijos de Cam: Cus, Misraim, Put y Canán.

10:7  Hijos de Cus: Sabá, Havilá, Sabtá, Ragmá y Sabtecá. Hijos de Ragmá: Sabá y Dedán.

10:8  Cus engendró Nimrod, el cual fue el primero que se hizo poderoso en la tierra.

10:9  Fue él un gran cazador delante de Yahvé; por lo cual suele decir: “Gran cazador delante de Yahvé, como Nimrod”.

10:10  Reinó primero en Babel, Erec, Acad y Calné, en la tierra de Sinear.

10:11  De aquella tierra salió para Asur y edificó Nínive, Rehobot-Ir, Calah,

10:12  y Resen, entre Nínive y Calah; aquella es la gran ciudad.

10:13  Misraim engendró a los de Ludim, los Anamim, los Lahabim, los Naftuhim,

10:14  los Patrusim, los Casluhim, de donde salieron los Filisteos y los Caftoreos.

10:15  Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het,

10:16  y también al Jebuseo, al Amorreo, al Gergeseo,

10:17  al Heveo, al Araceo, al Sineo,

10:18  al Arvadeo, al Samareo y al Hamateo. Después se dispersaron las tribus de los cananeos.

10:19  El territorio de los cananeos se extendió desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección a Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboím, hasta Lesa.

10:20  Estos son los hijos de Cam, según sus familias y según sus lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

10:21  Nacieron hijos también a Sem, padre de todos los hijos de Éber y hermano mayor de Jafet.

10:22  Hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram.

10:23  Hijos de Aram: Us, Hul, Géter y Mas.

10:24  Arfaxad engendró a Sálah, y Sálah engendró a Éber.

10:25  A Éber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Fáleg, porque en sus días fue dividida la tierra. Su hermano se llamaba Joctán.

10:26  Joctán engendró a Almodad, a Sálef, a Hazarmávet, a Járah,

10:27  a Hadoram, a Uzal, a Diklá,

10:28  a Obal, a Abomael, a Sabá,

10:29  a Ofir, a Havilá y a Jobab. Todos estos fueron hijos de Joctán.

10:30  Su territorio se extendió desde Mesá, en dirección a Sefar, al monte del Oriente.

10:31  Estos son los hijos de Sem, según sus tribus y lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

10:32  Estas son las tribus de los hijos de Noé, según su origen y sus naciones; y de ellas se propagaron los pueblos en la tierra después del diluvio.

Chapter 11

11:1  Tenía la tierra entera una misma lengua y las mismas palabras.

11:2  Mas cuando (los hombres) emigrando desde el Oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinear, donde se establecieron,

11:3  se dijeron unos a otros: “Vamos, fabriquemos ladrillos, y cozámoslos bien.” Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el betún les sirvió de argamasa.

11:4  Y dijeron, pues: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo; hagámonos un monumento para que no nos dispersemos sobre la superficie de toda la tierra.”

11:5  Pero Yahvé descendió a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hijos de los hombres.

11:6  Y dijo Yahvé: “He aquí que son un solo pueblo y tienen todos una misma lengua. ¡Y esto es solo el comienzo de sus obras! Ahora, nada les impedirá realizar sus propósitos.

11:7  Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de modo que no entienda uno el habla del otro.”

11:8  Así los dispersó Yahvé de allí por la superficie de toda la tierra; y cesaron de edificar la ciudad.

11:9  Por tanto se le dio el nombre de Babel; porque allí confundió Yahvé la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó Yahvé sobre la faz de todo el orbe.

11:10  Estos son los descendientes de Sem. Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio.

11:11  Vivió Sem, después de haber engendrado a Arfaxad, quinientos años; y engendró hijos e hijas.

11:12  Arfaxad tenía treinta y cinco cuando engendró a Sálah.

11:13  Y vivió Arfaxad, después de haber engendrado a Sálah, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas.

11:14  Sálah tenía treinta años cuando engendró a Éber.

11:15  Y vivió Sálah, después de haber engendrado a Éber, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas.

11:16  Éber tenía treinta y cuatro años cuando engendró a Fáleg.

11:17  Y vivió Éber, después de engendrar a Fáleg, cuatrocientos treinta años; y engendró hijos e hijas.

11:18  Fáleg tenía treinta años cuando engendró a Reú.

11:19  Y vivió Fáleg, después de haber engendrado a Reú, doscientos nueve años; y engendró hijos e hijas.

11:20  Reú tenía treinta y dos años cuando engendró a Sarug.

11:21  Y vivió Reú, después de haber engendrado a Sarug, doscientos siete años; y engendró hijos e hijas.

11:22  Sarog tenía treinta años cuando engendró a Nacor.

11:23  Y vivió Sarug, después de haber engendrado a Nacor, doscientos años y engendró hijos e hijas.

11:24  Nacor tenía veinte y nueve años cuando engendró a Táreh.

11:25  Y vivió Nacor, después de haber engendrado a Táreh, ciento diez y nueve años; y engendró hijos e hijas.

11:26  Táreh tenía setenta años cuando engendró a Abram, a Nacor y a Aram.

11:27  Estos son los descendientes de Táreh. Táreh engendró a Abram, a Nacor y a Aram; Aram engendró a Lot.

11:28  Y murió Aram, antes de su padre Táreh, en el país de su nacimiento, en Ur de los caldeos.

11:29  Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milcá, hija de Aram, padre de Milcá y padre de Jescá.

11:30  Era Sarai estéril y no tenía hijo.

11:31  Y tomó Táreh a Abram su hijo, y a Lot, hijo de su hijo de Aram, su nieto, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse al país de Canaán. Y llegaron a Harán, donde se quedaron.

11:32  Y fueron los días de Táreh doscientos cinco años; y murió Táreh en Harán.

Chapter 12

12:1  Dijo Yahvé a Abram: “Sal de tu tierra, y de tu parentela, y de la casa de tu padre, al país que Yo te mostraré.

12:2  Pues de ti haré una nación grande y te bendeciré; haré grande tu nombre, y serás una bendición.

12:3  Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan; y en ti serán benditas todas las tribus de la tierra.”

12:4  Marchó, pues, Abram, como se lo había mandado Yahvé; y con él partió Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Harán.

12:5  Tomó Abran a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que poseían, y con las familias que habían procreado en Harán. Partieron para dirigirse a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.

12:6  Atravesó Abran el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de Moré.

12:7  Entonces se apareció Yahvé a Abram y dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Allí erigió un altar a Yahvé que se le había aparecido.

12:8  Pasó de allí a la montaña, al oriente de Betel, donde asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Allí construyó un altar a Yahvé en invocó el nombre de Yahvé.

12:9  Después levantó Abram su tienda y se dirigió en etapas hacia el Négueb.

12:10  Mas hubo hambre en el país, por lo cual Abram bajó a Egipto para morar allí, pues era grande el hambre en el país.

12:11  Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer hermosa;

12:12  por eso, cuando te vean los egipcios, dirán: “Esta es su mujer”; y me matarán a mí, y a ti te dejarán la vida.”

12:13  Di, pues, te ruego, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por causa tuya, y sea salva mi vida por amor de ti.”

12:14  Efectivamente, cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios que la mujer era muy hermosa.

12:15  Viéronla también los cortesanos del Faraón, los cuales se la alabaron al Faraón, de modo que la mujer fue llevada al palacio del Faraón.

12:16  Este trató a Abram muy bien por causa de ella; y se le dieron ovejas y ganados y asnos y siervos y siervas y asnas y camellos.

12:17  Mas Yahvé hirió al Faraón con grandes plagas, a él y a su casa, por Sarai, la mujer de Abram.

12:18  Entonces llamó el Faraón a Abram, y le dijo: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer?

12:19  ¿Por qué afirmaste: “Es mi hermana”, de manera que yo la tomé por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer; tómala y anda.”

12:20  Y el Faraón dio orden respecto de él a sus hombres, los cuales despidieron a él y a su mujer, con todo cuanto poseía.

Chapter 13

13:1  De Egipto subió Abram al Négueb, él su mujer y toda su hacienda, y Lot con él.

13:2  Era Abram muy rico en rebaños, en plata y oro.

13:3  Y se volvió, caminando por etapas, desde el Négueb hasta Betel, donde había acampado al principio, entre Betel y Hai,

13:4  hasta el lugar del altar que alzara allí anteriormente; e invocó allí Abram el nombre de Yahvé.

13:5  También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas.

13:6  Mas el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo que no podían habitar juntamente.

13:7  De ahí nacieron contiendas entre los pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además, los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región.

13:8  Dijo, pues Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis pastores y tus pastores; pues somos hermanos.

13:9  ¿No está todo el país delante de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”.

13:10  Alzando entonces Lot sus ojos vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor. Antes que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto.

13:11  Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro.

13:12  Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma.

13:13  Mas los habitantes de Sodoma eran malos y grandes pecadores ante Yahvé.

13:14  Dijo Yahvé a Abram, después que Lot se hubo separado de él: “Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el mediodía, hacia el oriente y hacia el occidente;

13:15  pues toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre.

13:16  Y haré tu descendencia (tan numerosa) como el polvo de la tierra. Si fuera posible contar el polvo de la tierra, podría contarse también tu descendencia.

13:17  Levántate, recorre el país, a su largo y a su ancho; porque a ti te lo daré.”

13:18  Y levantó Abram las tiendas y vino a establecerse en el encinar de Mamré, cerca de Hebrón, donde edificó un altar a Yahvé.

Chapter 14

14:1  Aconteció que en los días de Amrafel, rey de Sínear; Arioc, rey de Elasar; Codorlaómer, rey de Elam, y Tidal, de Goím,

14:2  hicieron guerra a Bera, rey de Sodoma; a Birsá, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Adamá; a Seméber, rey de Seboím, y al rey de Bela, que es Segor.

14:3  Todos estos se juntaron en el valle de Siddim, que (ahora) es el Mar Salado.

14:4  Doce años habían servido a Codorlaómer, mas el año decimotercero se rebelaron.

14:5  Vinieron, pues, en el año decimocuarto Codorlaómer, y los reyes con él coaligados y derrotaron a los refaítas en Astarot-Carnaim, a los susitas en Ham, a los emeos en Savé-Cariataim,

14:6  y a los horreos en sus montes en Seír, hasta El-Farán, que está junto al desierto.

14:7  Y volviéndose vinieron a En-Mispar, que es Cades, y derrotaron todo el campo de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hazazón-Tamar.

14:8  Salieron entonces el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adamá, y el rey de Seboím, y el rey de Bela, que es Segor, y ordenaron batalla contra ellos en el valle de Siddim;

14:9  esto es, contra Codorlaómer, rey de Elam; Tidal, rey de Gím; Amrafel, rey de Sinear, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco.

14:10  Ahora bien, había en el valle de Siddim muchísimos pozos de betún; cuando huyeron los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos. Los demás huyeron a la montaña.

14:11  (Los invasores) se llevaron toda la hacienda de Sodoma y Gomorra y todos sus víveres y se marcharon.

14:12  Se llevaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, y su hacienda, pues él habitaba en Sodoma, y se fueron.

14:13  Mas uno que escapó, fue a avisar a Abram el hebreo, el cual habitaba en el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram.

14:14  Y como oyese Abram que su hermano había sido hecho prisionero, reclutó entre los siervos nacidos en su casa a los más adiestrados, en número de trescientos diez y ocho, y persiguió (a los invasores) hasta Dan.

14:15  Y habiendo dividió su tropa (cayó) sobre ellos durante la noche, él y sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que está a la izquierda de Damasco.

14:16  Y recuperó toda la hacienda, y también a su hermano Lot con sus bienes; y asimismo a las mujeres y la gente.

14:17  Cuando regresaba tras la derrota de Codorlaómer y de los reyes que con él estaba, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé, que es el valle del Rey.

14:18  Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo.

14:19  Y le bendijo, diciendo “¡Bendito sea Abram del Dios altísimo, Señor del cielo y de la tierra!

14:20  ¡Y bendito sea el Dios altísimo, que puso tus enemigos en sus manos!” Y le dio (Abram) el diezmo de todo.

14:21  Dijo luego el rey de Sodoma a Abram: “Dame la gente, mas la hacienda tómala para ti.”

14:22  Pero Abram dijo al rey de Sodoma: “Levanto mi mano (jurando) por Yahvé, Dios altísimo, Señor del cielo y de la tierra,

14:23  que ni un hilo, ni la correa de un zapato, tomaré de lo que es tuyo, no sea que digas: “Yo he enriquecido a Abram”;

14:24  a excepción de lo que han comido los muchachos, y la porción de esos varones que vinieron conmigo, Aner, Escol y Mamré. Estos tomarán su porción.”

Chapter 15

15:1  Después de estos acontecimientos habló Yahvé a Abram en una visión, diciendo: “No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera grande.”

15:2  Respondió Abram: “Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Eliécer?”

15:3  Y repitió Abram: “Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un hombre de mi casa me ha de heredar.”

15:4  Mas he aquí que Yahvé le habló, diciendo: “No te heredará este, sino que uno que saldrá de tus entrañas, ese te ha de heredar.”

15:5  Y le sacó fuera, y dijo: “Mira el cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas”, y le agregó: “Así será tu descendencia.”

15:6  Y creyó a Yahvé, el cual se lo reputó por justicia.

15:7  Díjole después: “Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de darte esta tierra por herencia.”

15:8  Preguntó él: “Adonai, Yahvé, ¿en qué conoceré que he de heredarla?”

15:9  Y le respondió: “Escógeme una novilla de tres años, un tórtola y un pichón.”

15:10  Tomó entonces (Abram) todos estos (animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra, pero sin partir las aves.

15:11  Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de rapiña, mas Abram las espantaba.

15:12  Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy grande.

15:13  Entonces dijo (Dios) a Abram: “Ten por cierto que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años.

15:14  Mas la nación a la cual han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas.

15:15  Tú (entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad.

15:16  Mas a la cuarta generación volverán aquí; porque hasta el presente la maldad de los amorreos no ha llegado a su colmo.”

15:17  Y sucedió que, puesto ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas, un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos.

15:18  En aquel día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: “A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates:

15:19  los cineos, los ceneceos, los cadmoneos,

15:20  los heteos, los fereceos, los refaítas,

15:21  los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”

Chapter 16

16:1  Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar,

16:2  y dijo Sarai a Abram: “Mira que Yahvé me ha hecho estéril; llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizás podré tener hijos de ella.” Escuchó Abram la voz de Sarai.

16:3  Y así al cabo de diez años de habitar Abram en el país de Canaán, tomó Sarai, la mujer de Abram, a Agar la egipcia, su esclava, y se la dio por mujer a Abram, su marido.

16:4  Llegose, pues, él a Agar, la cual concibió; mas luego que vio que había concebido, miraba a su señora con desprecio.

16:5  Dijo entonces Sarai a Abram: “El agravio hecho a mí cae sobre ti. Yo puse mi esclava en tu seno, más viéndose ella encinta me mira con desprecio. Juzgue Yahvé entre mí y ti.”

16:6  Respondió Abram a Sarai: Ahí tienes a tu sierva a tu disposición. Haz con ella como bien te parezca.” Luego la maltrató Sarai; y ella huyó de su presencia.

16:7  La encontró el Ángel de Yahvé en el desierto, junto a una fuente de agua, que está en el camino de Sur;

16:8  y dijo: “¿Agar, esclava de Sarai, de dónde vienes y adónde vas?” Contestó ella: “Voy huyendo de la presencia de Sarai, mi señora.”

16:9  “Vuelve a tu señora, le replicó el Ángel de Yahvé, y humíllate bajo su mano.”

16:10  Y agregó el Ángel de Yahvé: “Multiplicaré de tal manera tu descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.”

16:11  Le dijo además el Ángel de Yahvé: “Mira, has concebido, y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael; porque Yahvé ha oído su aflicción.

16:12  Será hombre (fiero) como el asno montés. Su mano será contra todos, y la mano de todos contra él; y frente a todos sus hermanos pondrá su morada.”

16:13  Entonces ella llamó a Yahvé, que con ella hablaba, con el nombre de: “Atta El Roí”, pues dijo: “¿No he visto aquí mismo al que me ve?”

16:14  Por tanto llamó a aquel pozo “Pozo del Viviente que me ve.” Es el que está entre Cades y Barad.

16:15  Y Agar le dio un hijo a Abram, el cual al hijo que Agar había dado a luz, le puso por nombre Ismael.

16:16  Tenía Abram ochenta y seis años cuando Ismael le nació de Agar.

Chapter 17

17:1  Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; camina en mi presencia y sé perfecto.

17:2  Yo estableceré mi pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré sobremanera.”

17:3  Entonces Abram se postró rostro en tierra, y Dios siguió diciéndole:

17:4  “En cuanto a Mí, he aquí mi pacto contigo: tú serás padre de una multitud de pueblos;

17:5  y no te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abrahán, porque te he puesto por padre de muchos pueblos.

17:6  Te haré crecer sobremanera, y te haré padre de pueblos, y reyes saldrán de ti.

17:7  Y estableceré mi pacto en Mí y ti, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones, como pacto eterno, para ser Yo el Dios tuyo y el de tu posteridad después de ti.

17:8  Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua; y Yo seré su Dios.”

17:9  Dijo Dios a Abrahán: “Tú, pues, guarda mi pacto, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones.

17:10  Este es mi pacto que habéis de guardar entre Mí y vosotros y tu posteridad después de ti: Todo varón entre vosotros ha de ser circuncidado.

17:11  Os circundaréis la carne de vuestro prepucio; y esto será en señal del pacto entre Mí y vosotros.

17:12  A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón en el transcurso de vuestras generaciones, tanto el nacido en (tu) casa como el comprado con dinero a cualquier extraño, aunque no sea de su raza,

17:13  Sí, deben ser circuncidados el nacido en tu casa y el adquirido con tu dinero, de modo que mi pacto estará en vuestra carne como alianza eterna.

17:14  El varón incircunciso, que no se circuncidare la carne de su prepucio, será exterminado de entre su pueblo por haber quebrantado mi pacto.”

17:15  Dijo Dios a Abrahán: “A Sarai, tu mujer, no la llamarás más Sarai, porque su nombre será Sara.

17:16  Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y será madre de naciones; reyes de pueblos procederán de ella.”

17:17  Entonces cayo Abrahán sobre su rostro y riéndose dijo en su corazón: “¿A hombre de cien años le ha de nacer hijo, y Sara ya nonagenaria va a dar a luz?”

17:18  Y dijo Abrahán a Dios: “¡Viva al menos delante de Ti Ismael!”

17:19  Respondió Dios: “De cierto que Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac; y Yo estableceré mi pacto con él como pacto eterno, y con su posteridad después de él.

17:20  “En cuanto a Ismael, he otorgado tu petición. He aquí que le he bendecido; le multiplicaré y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará y le haré padre de un gran pueblo.

17:21  Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.”

17:22  Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abrahán.

17:23  Tomó entonces Abrahán a Ismael, su hijo, y a todos los nacidos en su casa, y a todos los comprados con su dinero, a todos los varones de la casa de Abrahán, y en ese mismo día les circuncidó la carne del prepucio, como Dios le había mandado.

17:24  Tenía Abrahán noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio.

17:25  Ismael, su hijo, era de trece años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio.

17:26  En el mismo día fueron circuncidados Abrahán y su hijo Ismael.

17:27  Y todos los varones de su casa, los nacidos en su casa, y los comprados a extraños por dinero, fueron circuncidados juntamente con él.

Chapter 18

18:1  Apareciósele Yahvé (a Abrahán) en el encinar de Mamré mientras estaba sentado a la entrada de la tienda, durante el calor del día.

18:2  Alzando los ojos miró, y he aquí que estaban parados delante de él tres varones. Tan pronto como los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de su tienda, y postrándose en tierra

18:3  dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego no pases de largo junto a tu siervo.

18:4  Permitid que se traiga un poco de agua; y lavaos los pies, y descansaos debajo del árbol.

18:5  Traeré, entretanto, un bocado de pan, y fortaleceréis vuestros corazones; después pasaréis adelante; pues por eso habéis pasado delante de vuestro siervo.”

18:6  Fue, pues, Abrahán apresuradamente a la tienda, a Sara, y dijo: “¡Pronto, tres medidas de flor de harina; amasa y haz tortas!”

18:7  Corrió Abrahán también a la vacada, tomó un ternero tierno y gordo, y lo dio a un mozo, el cual se apresuró a aderezarlo.

18:8  Después tomó requesón y leche y el ternero que había aderezado, y se lo puso adelante; y mientras comían, él se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol.

18:9  Preguntáronle: “¿Dónde está Sara, tu mujer?” “Ahí, en la tienda”, contestó él.

18:10  Entonces dijo (Dios): “Volveré a ti sin falta, por este mismo tiempo, y he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Entretanto Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, detrás de él.

18:11  Porque Abrahán y Sara eran ancianos, de avanzada edad, y había cesado ya en Sara la costumbre de las mujeres.

18:12  Se rió, pues Sara interiormente y dijo: “¿Con que siendo ya consumida he de tener deleite? Y también mi señor es viejo.”

18:13  Entonces dijo Yahvé a Abrahán: “¿Por qué se ha reído Sara, diciendo?: ‘¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo, como soy, vieja?’

18:14  ¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible? En el plazo señalado por este mismo tiempo, te visitaré otra vez, y Sara tendrá un hijo.”

18:15  Pero Sara negó, diciendo: “No me he reído”; pues tenía miedo. Mas Él dijo: “No, que te has reído”.

18:16  Levantáronse de allí los varones y se dirigieron hacia Sodoma, y Abrahán los acompañó para despedirlos.

18:17  Entonces se dijo Yahvé: “¿He de encubrir a Abrahán lo que voy a hacer?

18:18  Pues Abrahán ha de ser padre de una nación grande y fuerte y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra.

18:19  Porque le he constituido para eso: que mande a sus hijos y a su casa después de él, guardar el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, a fin de que Yahvé haga venir sobre Abrahán lo que tiene prometido a su favor.”

18:20  Dijo, pues, Yahvé: “El clamor de Sodoma y Gomorra es grande, y sus pecados son extraordinariamente graves.

18:21  Bajaré a comprobar si han hecho realmente según el clamor que ha llegado hasta Mí; y si no, lo sabré.”

18:22  Partieron, pues, de allí los varones, y se encaminaron hacia Sodoma; mas Abrahán permanecía todavía en pie delante de Yahvé.

18:23  Y acercándose dijo Abrahán: “¿Es así que vas a destruir al justo con el impío?

18:24  Quizás habrá cincuenta justos en la ciudad. ¿Los exterminarás acaso, y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que se hallaren allí?

18:25  ¡Lejos de Ti obrar de esta manera, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo y el malvado sean tratados del mismo modo! ¡Lejos eso de Ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no ha de hacer justicia?”

18:26  Dijo entonces Yahvé: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos.”

18:27  Replicó Abrahán diciendo: “Mira, te ruego, me he atrevido a hablar al Señor, aunque soy polvo y ceniza.

18:28  Quizás falten de los cincuenta justos cinco; ¿destruirás por los cinco toda la ciudad?” Respondió: “No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.”

18:29  Y de nuevo le preguntó y dijo: “Quizás se encuentren allí cuarenta.” Contestó: “No lo haré por amor de los cuarenta.”

18:30  Dijo entonces: “No se irrite el Señor si sigo hablando. Quizás se hallen allí treinta.” Y respondió: “No lo haré si hallare allí treinta.”

18:31  Prosiguió: “Mira, ya que he osado hablar al Señor: Quizás haya allí veinte.” Respondió: “No la destruiré por amor de los veinte.”

18:32  Te ruego, insistió; no se irrite el Señor si hablare una sola vez más: Quizás se encuentre allí diez.” “No la destruiré por amor de los diez”, contestó Él.

18:33  Y se fue Yahvé, luego que acabó de hablar con Abrahán; y Abrahán volvió a su lugar.

Chapter 19

19:1  Llegaron los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a salirles al encuentro; y postrándose rostro en tierra,

19:2  dijo: “Mirad, señores míos, os ruego que os dirijáis hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro camino.” Mas ellos dijeron: “No, pues pasaremos la noche en la plaza.”

19:3  Pero les instó de tal manera que se encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un banquete y coció panes ácimos; y comieron.

19:4  Mas antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo junto, desde los jóvenes hasta los viejos,

19:5  llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que han venido a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos.”

19:6  Lot salió a la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí la puerta,

19:7  dijo: “Os ruego, hermanos míos, no hagáis esta maldad.

19:8  Mirad, tengo aquí dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced con ellas como bien os parezca, pero no hagáis nada a estos varones; pues para eso se han acogido a la sombra de mi techo.”

19:9  Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!” Y añadieron: “¡Este individuo que vino como extranjero, quiere hacerse juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.” Y arrojándose sobre el hombre, sobre Lot, con gran violencia se acercaron a forzar la puerta.

19:10  Entonces los (dos) varones alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde estaban, y cerraron la puerta.

19:11  Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que se fatigaron (inútilmente) por hallar la puerta.

19:12  Luego dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno? Sácalos a todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas, y todo cuanto tengas en la ciudad.

19:13  Pues vamos a destruir este lugar, porque se ha hecho grande su clamor delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla.”

19:14  Salió, pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas, diciendo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a destruir la ciudad.” Mas era a los ojos de sus yernos como quien se burlaba.

19:15  Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan (contigo), no sea que perezcas por la maldad de la ciudad.”

19:16  Y como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos hijas. Lo sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad.

19:17  Y mientras los sacaban fuera, dijo uno: “Ponte a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas.”

19:18  Pero Lot les dijo: “No, por favor, Señor mío.

19:19  Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la vida; mas no puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que me alcance la destrucción y la muerte.

19:20  He ahí cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña. Con tu permiso huiré a ella —¿no es ella tan pequeña?— y vivirá mi alma.”

19:21  Contestole: “Bien, te concedo también esta gracia de no destruir la ciudad de la cual hablas.

19:22  Date prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta que hayas entrado en ella.” Por eso fue llamada aquella ciudad Segor.

19:23  Salía el sol sobre la tierra cuando Lot entraba en Segor.

19:24  Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de Yahvé, desde el cielo.

19:25  Y destruyó aquellas ciudades y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo.

19:26  Mas la mujer de (Lot) miró atrás y se convirtió en estatua de sal.

19:27  Levantose Abrahán muy de mañana y se fue al lugar donde había estado en pie delante de Yahvé.

19:28  Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la región de la Vega, y vio que de aquella tierra subía humo, como humo de un horno.

19:29  Así, pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la Vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de en medio de la ruina, al asolar las ciudades donde Lot habitaba.

19:30  Subió Lot de Segor y habitó con sus hijas en la montaña, porque tuvo miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en una cueva, él y sus dos hijas.

19:31  Y dijo la mayor a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el país hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda la tierra.

19:32  Vayamos a embriagar a nuestro padre con vino, y nos acostaremos con él, a fin de conseguir de nuestro padre descendencia.”

19:33  Embriagaron, pues, con vino a su padre esa misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó.

19:34  Al día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté anoche con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú para acostarte con él, de modo que de nuestro padre consigamos descendencia.”

19:35  Embriagaron, pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó, ni cuando se levantó.

19:36  Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron de su padre.

19:37  La mayor dio a luz un hijo, a quien llamó Moab. Es el padre de los moabitas hasta hoy.

19:38  También la menor dio a luz un hijo, el cual llamó Ben-ammi. Es el padre de los ammonitas hasta hoy.

Chapter 20

20:1  De allí se trasladó Abrahán a la región del Négueb, y habitó entre Cades y el Sur, morando temporalmente en Gerar.

20:2  Y dijo Abrahán de Sara, su mujer: “Es mi hermana”; por lo cual Abimelec, rey de Gerar, envió a tomar a Sara.

20:3  Pero vino Dios a Abimelec en el sueño durante la noche, y le dijo: “He aquí que morirás a causa de la mujer que has tomado, porque es mujer casada.”

20:4  Abimelec aún no se había acercado a ella, por lo cual dijo: “Señor, ¿matarás Tú también a gente justa?

20:5  ¿No me dijo él mismo: ‘Es mi hermana’, y ella también dijo: ‘Es mi hermano’? Con sencillez de mi corazón, y con manos inocentes he hecho esto.”

20:6  Y le respondió Dios en sueños: “Bien sé que con sencillez de corazón has hecho esto; y Yo soy también quien te he preservado de pecar contra Mí. Por eso no te he permitido que la tocaras.

20:7  Devuélve, pues, la mujer de este hombre, porque es un profeta y rogará por ti, para que vivas; mas si no la devuelves, sabe que morirás indefectiblemente, tú con todos los tuyos.

20:8  Se levantó Abimelec muy de mañana, llamó a todos sus siervos y contó a sus oídos todas estas palabras. Y quedaron muy amedrentados.

20:9  Después llamó Abimelec a Abrahán, y le dijo “¿Qué es lo que has hecho con nosotros? ¿Y en qué te he ofendido, para que hayas traído sobre mí y mi reino un pecado tan grande? Has hecho tú conmigo cosas que no deben hacerse.”

20:10  Y Abimelec siguió diciendo a Abrahán: “¿Qué has visto para que hicieras esto?”

20:11  Respondió Abrahán: “Pensé: Seguramente no hay temor de Dios en este lugar y me van a matar a causa de mi mujer.”

20:12  Y en verdad, ella es también mi hermana, hija de mi padre, aunque no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer.

20:13  Mas cuando Dios me hizo errar fuera de la casa de mi padre, le dije a ella: “Este es el favor que me has de hacer. En cualquier lugar a que lleguemos, dirás de mí: ‘Es mi hermano’.”

20:14  Entonces Abimelec tomó ovejas y ganado y siervos y siervas, y se los dio a Abrahán. Le devolvió también a Sara, su mujer, diciéndole:

20:15  “He aquí que mi tierra está a tu disposición; habita en donde mejor te parezca.”

20:16  Y a Sara le dijo: “Mira, he dado mil siclos de plata a tu hermano. Esto te servirá para velar tus ojos ante todos los que están contigo. Así quedas justificada.”

20:17  Y rogó Abrahán a Dios, y sanó Dios a Abimelec, y a su mujer, y a sus siervas, y ellas tuvieron hijos.

20:18  Porque Yahvé había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec, a causa de Sara, mujer de Abrahán.

Chapter 21

21:1  Visitó, pues, Yahvé a Sara según había dicho, y cumplió en ella lo prometido.

21:2  Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo en su vejez, al tiempo que Dios había predicho.

21:3  Abrahán dio al hijo que le nació y cuya madre era Sara, el nombre de Isaac.

21:4  Y circuncidó Abrahán a Isaac, su hijo, a los ocho días, como Dios le había mandado.

21:5  Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo Isaac.

21:6  Y dijo Sara: “Dios me ha dado motivo para reírme; todo el que lo sepa se reirá de mí.”

21:7  Y agregó: “¿Quién hubiera dicho a Abrahán que Sara amamantaría hijos?; pues le he dado un hijo en su vejez.”

21:8  Creció el niño y fue destetado; y el día en que fue destetado Isaac, dio Abrahán un gran convite.

21:9  Mas cuando Sara vio que el hijo que Abrahán había recibido de Agar la egipcia, se burlaba,

21:10  dijo a Abrahán: “Echa fuera a esta esclava y a su hijo; porque el hijo de esta esclava no ha de ser heredero con mi hijo Isaac.”

21:11  Esta palabra parecía muy dura a Abrahán, por cuanto se trataba de su hijo.

21:12  Pero Dios dijo a Abrahán: “No te aflijas por el niño y por tu esclava. En todo lo que dijere Sara, oye su voz; pues por Isaac será llamada tu descendencia.

21:13  Mas también del hijo de la esclava hare una nación, por ser descendiente tuyo.”

21:14  Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre el hombro de esta; (le entregó) también el niño, y la despidió. La cual se fue y anduvo errante por el desierto de Bersabee.

21:15  Cuando se acabó el agua del odre, echó ella al niño bajo uno de los arbustos,

21:16  y fue a sentarse frente a él, a la distancia de un tiro de arco; porque decía “No quiero ver morir al niño.” Sentada, pues en frente, alzó su voz y prorrumpió en lágrimas.

21:17  Mas Dios oyó la voz del niño; y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: “Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del niño en el lugar donde está.

21:18  Levántate, alza al niño, y tómalo de la mano, porque haré de él un gran pueblo.”

21:19  Y le abrió Dios los ojos, y ella vio un pozo de agua; fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al niño.

21:20  Y Dios asistió al niño, el cual creció y habitó en el desierto, y vino a ser tirador de arco.

21:21  Se estableció en el desierto de Farán, y su madre le dio una mujer de la tierra de Egipto.

21:22  En aquel tiempo Abimelec, acompañado de Picol, capitán de sus tropas, dijo a Abrahán: “Dios está contigo en todo lo que haces.

21:23  Ahora bien, júrame, aquí por Dios que no me engañarás, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis nietos, sino que me tratarás a mí y la tierra que te dio hospedaje con la bondad que yo he usado contigo.”

21:24  Respondió Abrahán: “Lo juraré.”

21:25  Pero se quejó Abrahán ante Abimelec con motivo de un pozo de agua del que se habían apoderado los siervos de Abimelec.

21:26  A lo cual contestó Abimelec: “No sé quien ha hecho esto; ni tú me lo has manifestado, ni yo lo he oído hasta ahora.”

21:27  Tomó entonces Abrahán ovejas y ganado y se los dio a Abimelec; e hicieron los dos un pacto.

21:28  Mas como Abrahán pusiese aparte siete corderas del rebaño,

21:29  le dijo Abimelec: “¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte?”

21:30  Respondió: “Estas siete corderas has de aceptar de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo he excavado este pozo.”

21:31  Por eso fue llamado aquel lugar Bersabee, porque allí juraron los dos.

21:32  Hicieron, pues alianza en Bersabee; y se levantó Abimelec, con Picol, capitán de sus tropas, y se volvieron al país de los filisteos.

21:33  Después plantó (Abrahán) un tamarisco en Bersabee e invocó allí el nombre de Yahvé, el Dios eterno.

21:34  Y se detuvo Abrahán mucho tiempo en el país de los filisteos.

Chapter 22

22:1  Después de esto probó Dios a Abrahán, y le dijo “¡Abrahán!” “Heme aquí”, contestó este.

22:2  Le dijo entonces: “Toma a tu hijo único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te mostraré.”

22:3  Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, aparejó su asno y tomó consigo dos de sus criados y a Isaac, su hijo; después de partir leña para el holocausto se puso en camino para ir al lugar que Dios le había indicado.

22:4  Cuando al tercer día Abrahán alzó los ojos y vio el lugar desde lejos,

22:5  dijo a sus mozos: “Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.”

22:6  Tomó, pues, Abrahán la leña para el holocausto, la cargó sobre Isaac, su hijo, y tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y caminaron los dos juntos.

22:7  Y se dirigió Isaac a Abrahán, su padre diciendo: “Padre mío”; el cual respondió: “Heme aquí, hijo mío”. Y dijo (Isaac): “He aquí el fuego y la leña, mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?”

22:8  Contestó Abrahán: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.” Y siguieron caminando los dos juntos.

22:9  Llegado al lugar que Dios le había indicado, erigió Abrahán allí el altar, y dispuso la leña, después ató a Isaac su hijo, y le puso sobre el altar, encima de la leña.

22:10  Y alargando su mano tomó Abrahán el cuchillo para degollar a su hijo,

22:11  cuando he aquí que el Ángel de Yahvé le llamó desde el cielo, diciendo: “¡Abrahán, Abrahán!” Él respondió: “Heme aquí.”

22:12  Dijo entonces (el Ángel): “No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada; pues ahora conozco que eres temeroso de Dios, ya que no has rehusado darme tu hijo, tu único.”

22:13  Y alzó Abrahán los ojos y miró, y vio detrás de él un carnero, enredado por los cuernos en un zarzal. Fue Abrahán y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

22:14  Y dio Abrahán a aquel lugar el nombre de “Yahvé ve” por donde se dice hoy día: “En el monte de Yahvé se verá”.

22:15  El Ángel de Yahvé llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo,

22:16  y dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Yahvé: Por cuanto has hecho esto, y no has rehusado darme a tu hijo, tu único,

22:17  te colmaré de bendiciones y multiplicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como las arenas de la orilla del mar, y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemigos;

22:18  y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque has obedecido mi voz.”

22:19  Luego volvió Abrahán a sus criados y levantándose se dirigieron juntos a Bersabee, y habitó Abrahán en Bersabee.

22:20  Pasadas estas cosas fue dada a Abrahán esta noticia: “También Milcá ha dado a luz hijos a Nacor, tu hermano (cuyos nombres son):

22:21  Us, el cual es su primogénito; Buz, su hermano; Camuel, padre de Aram,

22:22  Cased, Azau, Feldas, Jedlaf y Batuel.

22:23  Batuel engendró a Rebeca. Estos ochos dio Milcá a luz a Nacor, hermano de Abrahán.

22:24  Su concubina, llamada Reumá, le dio también hijos: Tábeh, Gáham, Tahas y Maaca.

Chapter 23

23:1  Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.

23:2  Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella.

23:3  Después se levantó Abrahán de junto a su difunta, y habló con los hijos de Het diciendo:

23:4  “Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de mi vista.”

23:5  Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole:

23:6  “Óyenos, señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, para que entierres a tu muerta.”

23:7  Entonces se levantó Abrahán, y postrándose ante el pueblo del país, los hijos de Het,

23:8  les habló en estos términos: “Si es vuestra buena voluntad que sepulte yo a mi difunta, sacándola de mi vista, escuchadme, y rogad por mí a Etrón, hijo de Sóhar,

23:9  que me ceda la cueva de Macpelá que es de su propiedad y que está al extremo de su campo; que me la ceda por buena plata, para poseer sepultura entre vosotros.”

23:10  Efrón estaba sentado entre los hijos de Het, y respondió Efrón, el heteo, a Abrahán en presencia de los hijos de Het, de todos los que habían venido a la puerta de la ciudad, diciendo:

23:11  No, señor mío; óyeme; te doy el campo y te cedo la cueva que está en él; en presencia de los hijos de mi pueblo te la cedo; entierra a tu muerta.”

23:12  Entonces Abrahán, postrándose de nuevo ante el pueblo del país,

23:13  dijo a Efrón, oyéndolo el pueblo del país: “¡Ojalá me escucharas! Te doy el precio del campo; recíbelo de mí, y enterraré allí a mi muerta.”

23:14  Respondió Efrón a Abrahán, diciéndole:

23:15  “Señor mío, escúchame: Un terreno de cuatrocientos siclos de plata, entre tú y yo, ¿qué es esto? Sepulta a tu muerta.”

23:16  Oyó Abrahán a Efrón; y Abrahán pesó a Efrón el dinero que este había pedido en presencia de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente entre mercaderes.

23:17  Con esto el campo de Efrón, que estaba en Macpelá frente a Mamré, el campo y la cueva que estaba en él, con todos los árboles de ese campo, con todos sus contornos,

23:18  vino a ser propiedad de Abrahán, estando presentes los hijos de Het, todos los que habían venido a la puerta de su ciudad.

23:19  Después de esto sepultó Abrahán a Sara, su mujer, en la cueva del campo, en Macpelá, frente a Mamré, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.

23:20  Así este campo, y la cueva que había en él, vinieron a ser propiedad de Abrahán como posesión sepulcral, adquirida de los hijos de Het.

Chapter 24

24:1  Era Abrahán ya viejo, de edad muy avanzada; y Yahvé había bendecido a Abrahán en todo.

24:2  Dijo, pues, Abrahán al siervo más viejo de su casa, el cual administraba todo lo que tenía: “Pon, te ruego, tu mano debajo de mi muslo,

24:3  para que te haga jurar por Yahvé, Dios del cielo y Dios de la tierra, de que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en medio de los cuales habito;

24:4  sino que irás a mi tierra y a mi parentela, a fin de tomar mujer para mi hijo Isaac.”

24:5  Respondiole el siervo: “Tal vez no quiera la mujer venir conmigo a este país. ¿Debo en tal caso llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?”

24:6  Contestole Abrahán: “Guárdate de llevar allá a mi hijo.

24:7  Yahvé, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y del país de mi nacimiento, y que me habló y me juró, diciendo: ‘A tu descendencia daré esta tierra’; Él enviará su ángel delante de ti, de modo que puedas traer de allí mujer para mi hijo.

24:8  Si la mujer no quisiere venir contigo, estarás libre de este mi juramento, pero no lleves allá a mi hijo.”

24:9  Entonces puso el siervo su mano debajo del muslo de Abrahán, su señor, y le prestó juramento sobre estas cosas.

24:10  Luego tomó el siervo diez camellos de su señor y emprendió el viaje, llevando consigo las cosas más preciosas que tenía su señor, y levantándose se dirigió a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.

24:11  Allí hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto al pozo de agua, al caer la tarde, al tiempo que suelen salir las mujeres a sacar agua;

24:12  y dijo: “Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, concede, te ruego, que tenga suerte hoy, y ten misericordia de mi señor Abrahán.

24:13  Heme aquí en pie junto a la fuente de aguas, adonde las hijas de los habitantes de la ciudad están saliendo a sacar agua.

24:14  Ahora bien, la joven a quien yo dijere: ‘Baja, por favor, tu cántaro para que yo beba’, y ella respondiere: ‘Bebe tú, y también a tus camellos daré de beber’, esa sea la que designaste para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que has tenido misericordia de mi señor.”

24:15  Aún no había acabado de hablar, cuando he aquí que salía Rebeca, hija de Batuel, el hijo de Milcá, mujer de Nacor, hermano de Abrahán.

24:16  La joven era de muy hermoso aspecto, virgen, que no había conocido varón. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y volvió a subir.

24:17  El siervo le salió al encuentro y dijo: “Dame de beber un poco de agua de tu cántaro.”

24:18  “Bebe, señor mío”, respondió ella, y se apresuró a bajar el cántaro de su mano, y le dio de beber.

24:19  Y después de darle de beber, dijo: “También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber.”

24:20  Y vaciando apresuradamente su cántaro en el abrevadero, corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.

24:21  Entretanto el hombre la contemplaba en silencio por saber si Yahvé había bendecido o no su camino.

24:22  Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes que pesaban diez siclos de oro para los brazos de ella.

24:23  Y preguntó: “¿De quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en casa de tu padre lugar para pasar la noche?”

24:24  Ella le contestó: “Soy hija de Batuel, el hijo de Milcá, a quien ella dio a luz a Nacor.”

24:25  Y agregó: “Tenemos paja y forraje en abundancia, y lugar para pernoctar.”

24:26  Entonces se postró el hombre y adoró a Yahvé,

24:27  y dijo: “Bendito sea Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que no ha dejado de mostrar su benevolencia y su fidelidad para con mi señor, pues me ha guiado Yahvé en el camino a la casa de los hermanos de mi señor.”

24:28  Entretanto, la joven se fue corriendo y contó en casa de su madre todas estas cosas.

24:29  Tenía Rebeca un hermano que se llamaba Labán. Salió entonces Labán presuroso afuera en busca del hombre que estaba junto a la fuente.

24:30  Había visto el anillo, y los brazaletes en las manos de su hermana, y había oído las palabras de Rebeca, su hermana, que decía: “Así me habló el hombre.” Vino, pues, al hombre cuando este estaba todavía con los camellos junto a la fuente.

24:31  Y dijo: “¡Entra, bendito de Yahvé! ¿Por qué te quedas afuera?, pues tengo preparado la casa, y un lugar para los camellos.”

24:32  Fue el hombre a la casa, y desaparejó los camellos, Entretanto dio (Labán) paja y forraje a los camellos, y agua para que se lavasen los pies al hombre y los que le acompañaban.

24:33  Después le sirvió la comida; mas él dijo: “No comeré hasta que haya dicho mi mensaje.” A lo que respondió (Labán): “Habla.”

24:34  Dijo, pues: “Yo soy siervo de Abrahán.

24:35  Yahvé ha colmado de bendiciones a mi señor, el cual se ha hecho rico, pues le ha dado ovejas y ganado, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.

24:36  Y Sara, mujer de mi señor, envejecida ya, dio a luz un hijo a mi señor, quien le ha dado todo cuanto posee.

24:37  Y me hizo jurar mi señor, diciendo: «No tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en cuya tierra habito,

24:38  sino que irás a casa de mi padre y a mi parentela, y traerás mujer para mi hijo».

24:39  Yo dije a mi señor: «Tal vez no quiera la mujer venir conmigo».

24:40  Mas él respondió: «Yahvé, en cuya presencia ando, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino, y así tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre.

24:41  Serás libre de mi maldición cuando llegues a mi parentela; si no te la dieren, libre quedarás entonces de mi maldición».

24:42  Ahora bien, llegué hoy a la fuente y dije: «Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, si en verdad Tú bendices el camino por donde yo ando,

24:43  he aquí que me quedo junto a la fuente de agua; si saliere una doncella a sacar agua, y yo le dijere: ‘Dame de beber un poco de agua de tu cántaro’,

24:44  y ella me respondiere: ‘Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua’, esa será la mujer que Yahvé ha designado para el hijo de mi señor.

24:45  Y aún no había acabado de hablar en mi corazón, cuando he aquí que salía Rebeca, con su cántaro al hombro, y ella bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: «Dame, te ruego, de beber»

24:46  y al mismo instante ella bajó su cántaro de sobre su hombro, y dijo «Bebe, y también a tus camellos daré de beber». Bebí y ella abrevó también a los camellos.

24:47  Entonces le pregunté, diciendo: «¿De quién eres hija?» Me respondió: «Soy hija de Batuel, el hijo de Nacor, para quien Milcá le dio a luz». Luego puse el anillo en su nariz, y los brazaletes en sus manos;

24:48  y postrándome adoré a Yahvé, y bendije a Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que me ha conducido por camino recto, a fin de traer la hija del hermano de mi señor, para su hijo.

24:49  Por lo cual, si ahora queréis usar de benevolencia y lealtad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que yo me dirija a la derecha o a la izquierda.”

24:50  Respondieron Labán y Batuel, diciendo: “De Yahvé viene esto; nosotros no podemos decirte ni mal ni bien.

24:51  Ahí tienes a Rebeca, tómala y vete, y sea ella mujer del hijo de tu señor, como lo ha dispuesto Yahvé.”

24:52  Cuando el siervo de Abrahán oyó lo que decían, se postró en tierra ante Yahvé.

24:53  Y sacó el siervo objetos de plata y objetos de oro y vestidos y los dio a Rebeca; hizo también ricos presentes a su hermano y a su madre.

24:54  Después comieron y bebieron, él y los hombres que le acompañaban y pasaron la noche. Cuando se levantaron a la mañana, dijo: “Dejadme volver a casa de mi señor.”

24:55  A lo cual respondieron el hermano de ella y su madre: “Quédese la niña con nosotros algunos días, unos diez; después partirá.”

24:56  Mas él les contestó: “No me detengáis, ya que Yahvé ha bendecido mi viaje; despedidme para que vaya a mi señor.”

24:57  Ellos dijeron: “Llamemos a la joven y preguntemos lo que diga ella.”

24:58  Llamaron, pues, a Rebeca, y la preguntaron: “Quieres ir con este hombre.” “Iré”, contestó ella.

24:59  Entonces despidieron a Rebeca, su hermana, y a su nodriza, y al siervo de Abrahán con sus hombres.

24:60  Y bendijeron a Rebeca, diciéndole: “¡Hermana nuestra, crezcas en millares y decenas de millares, y apodérese tu descendencia de la puerta de sus enemigos!”

24:61  Después se levantó Rebeca con sus doncellas, y montadas sobre los camellos, siguieron al hombre, el cual tomó a Rebeca y partió.

24:62  Entre tanto Isaac había vuelto del pozo del “Viviente que me ve”; pues habitaba en la región del Négueb;

24:63  y por la tarde cuando salió al campo a meditar y alzó los ojos vio que venían unos camellos.

24:64  También Rebeca alzó sus ojos y viendo a Isaac, descendió del camello;

24:65  y preguntó al siervo: “Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro” Contestó el siervo: “Es mi señor.” Entonces ella tomó su velo y se cubrió.

24:66  El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho;

24:67  y condujo Isaac a Rebeca a la tienda de Sara, su madre; y tomó a Rebeca, la cual pasó a ser su mujer; y la amó; y así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

Chapter 25

25:1  Abrahán tomó todavía otra mujer, que se llamaba Keturá.

25:2  De esta le nacieron Simrán, Jocsán, Madán, Madián, Jesboc y Sua.

25:3  Jocsan engendró a Sabá y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron los Asurim, los Letusim y los Leummim.

25:4  Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaá. Todos estos son hijos de Keturá.

25:5  Todo cuanto tenía dio Abrahán a Isaac.

25:6  A los hijos de sus concubinas les hizo donaciones; y, viviendo aún él mismo, los separó de Isaac, enviándolos hacia el Oriente, a las regiones orientales.

25:7  Estos fueron los días de los años de la vida de Abrahán: ciento setenta y cinco años.

25:8  Expiró Abrahán y murió en buena vejez, anciano y satisfecho; y fue a reunirse con su pueblo.

25:9  Isaac e Ismael, sus hijos lo enterraron en la cueva de Macpelá, en el campo de Efrón, hijo de Sohar, el heteo, frente a Mamré,

25:10  en el campo que Abrahán había comprado a los hijos de Het. Allí está sepultado Abrahán, con Sara, su mujer.

25:11  Después de la muerte de Abrahán bendijo Dios a Isaac, su hijo, el cual habitaba junto al pozo del “Viviente que me ve”.

25:12  Estos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán, que le nació de Agar la egipcia, esclava de Sara.

25:13  Y estos son los nombres de los hijos de Ismael, según los nombres de sus linajes: El primogénito de Ismael fue Nebayot; después Kedar, Abdeel, Mibsam,

25:14  Mismá, Dumá, Masá.

25:15  Hadad, Temá, Yetur, Nafís y Kedmá.

25:16  Estos son los hijos de Ismael, y estos son sus nombres según sus poblados y sus campamentos; doce príncipes de otros tantos pueblos.

25:17  Y estos fueron los años de la vida de Ismael: ciento treinta y siete años; después expiró y murió, y fue a reunirse con su pueblo.

25:18  Habitó desde Havilá hasta Sur, que está frente a Egipto, cuando uno va a Asiria, y se extendió al este de todos sus hermanos.

25:19  Esta es la historia de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac.

25:20  Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Mesopotamia, hermana de Labán, arameo.

25:21  Rogó Isaac a Yahvé por su mujer, porque ella era estéril; y Yahvé le escuchó, y concibió Rebeca, su mujer.

25:22  Pero se chochaban los hijos en su seno, por lo cual dijo “Si es así, ¿qué será de mí?” Y se fue a consultar a Yahvé.

25:23  Le respondió Yahvé: “Dos pueblos están en tu seno, dos naciones que se dividirán desde tus entrañas. Y una nación será más fuerte que la otra; pues el mayor servirá al menor.”

25:24  Y he aquí, cuando llegó el tiempo de dar a luz, había mellizos en su seno.

25:25  Salió el primero, rubio todo él como un manto de pelo; y le llamaron Esaú.

25:26  Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú; por lo cual le llamaron Jacob. Isaac contaba sesenta años cuando nacieron.

25:27  Crecieron los niños, y fue Esaú diestro en la caza, hombre del campo; Jacob, empero, hombre apacible, que quedaba en casa.

25:28  Isaac amaba a Esaú, porque comía de su caza; Rebeca, por su parte, quería a Jacob.

25:29  Ahora bien, Jacob habíase hecho un guiso; y cuando Esaú, muy fatigado, volvió del campo,

25:30  dijo a Jacob: “Por favor, déjame comer de este guiso rojo, que estoy desfallecido.” Por esto fue llamado Edom.

25:31  Respondió Jacob: “Véndeme ahora mismo tu primogenitura.”

25:32  “Mira, dijo Esaú, yo me muero, ¿de qué me sirve la primogenitura?”

25:33  Replicó Jacob: “Júramelo ahora mismo.” Y él se lo juró, vendiendo a Jacob su primogenitura.

25:34  Entonces Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y este comió y bebió; después se levantó y se marchó. Así despreció Esaú la primogenitura.

Chapter 26

26:1  Vino un hambre sobre el país, fuera de la primera hambre que había habido en tiempo de Abrahán. Se fue entonces Isaac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos.

26:2  Pues se le apareció Yahvé, y le dijo: “No desciendas a Egipto; fija tu residencia en el país que Yo te indicaré.

26:3  Vive como extranjero en este país, y Yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y cumpliré el juramento que hice a tu padre Abrahán.

26:4  Multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra,

26:5  por haber obedecido Abrahán mi voz, y haber cumplido mi servicio, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”

26:6  Habitó, pues, Isaac en Gerar.

26:7  Al preguntarle los hombres del lugar acerca de su mujer, dijo: “Es mi hermana”; porque tenía miedo de que al decir: “Es mi mujer”, lo matasen los hombres del lugar a causa de Rebeca; pues ella era de hermoso aspecto.

26:8  Mas como se prolongase allí su estancia, aconteció que Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana vio que Isaac acariciaba a su mujer Rebeca.

26:9  Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo: “Bien veo que ella es tu mujer. ¿Por qué, pues dijiste: ‘Es mi hermana’?” Y le respondió Isaac: “Porque pensé: No vaya yo a morir por causa de ella.”

26:10  Replicó Abimelec: “¿Qué es esto que nos has hecho? Fácilmente alguno del pueblo hubiera podido tomar tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros un pecado.”

26:11  Por lo cual dio Abimelec a todo el pueblo una orden que decía: “Quien tocare a este hombre o a su mujer, morirá irremisiblemente.”

26:12  Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno; pues Yahvé le bendijo.

26:13  Y el hombre se hizo rico y fue engrandeciéndose cada día más, de manera que vino a ser muy rico.

26:14  Tenía rebaños de ovejas y de ganados y mucha servidumbre. Por lo cual los filisteos le tuvieron envidia;

26:15  y cegaron todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en tiempo de Abrahán, su padre y los llenaron de tierra.

26:16  Dijo entonces Abimelec a Isaac: “Retírate de nosotros, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros.”

26:17  Fuése, pues, Isaac de allí, y acampó en el valle de Gerar, donde fijó su residencia.

26:18  Isaac abrió de nuevo los pozos de agua cavados en los días de Abrahán, su padre, que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán; y les dio los mismos nombres que les había puesto su padre.

26:19  Después cavaron los siervos de Isaac en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva.

26:20  Pero riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: “Nuestra es el agua.” De donde llamó al pozo Esec, porque habían reñido con él.

26:21  Cavaron otro pozo; y también por él se pelearon, por lo cual le puso por nombre Sitná.

26:22  Partió de allí y cavó otro pozo, por el cual no hubo altercado; por tanto lo llamó Rehobot, diciendo: “Porque ahora Yahvé nos ha dado anchura, y podremos prosperar sobre la tierra.”

26:23  De allí subió a Bersabee;

26:24  y se le apareció Yahvé aquella noche, y dijo: “Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre. No temas, porque Yo estoy contigo; te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor a Abrahán, mi siervo.”

26:25  Erigió allí un altar, donde invocó el nombre de Yahvé y plantó su tienda; y los siervos de Isaac cavaron allí un pozo.

26:26  Vino entonces a él Abimelec desde Gerar, con Ahuzar, su amigo, y Picol, capitán de sus tropas.

26:27  Isaac les dijo: “¿Cómo es que venís a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros?”

26:28  Contestaron ellos: “Hemos visto claramente que Yahvé está contigo; por lo cual nos dijimos: Haya un juramento entre nosotros, entre ti y nosotros. Pactaremos alianza contigo,

26:29  de que no nos harás mal alguno, así como nosotros no te hemos tocado, pues no hemos hecho contigo sino bien, y te hemos despedido en paz. Tú eres ahora el bendito de Yahvé.”

26:30  Entonces les dio un convite, y comieron y bebieron;

26:31  y levantándose muy de mañana juraron el uno al otro. Después los despidió Isaac, y se retiraron de él en paz.

26:32  Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a darle noticia del pozo que habían cavado, diciéndole: “Hemos hallado agua.”

26:33  Y lo llamó Sebá. Por eso el nombre de aquella ciudad es Bersabee hasta el día de hoy.

26:34  Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujeres a Judit, hija de Beerí, heteo, y a Basemat, hija de Elón, heteo,

26:35  las cuales causaron a Isaac y Rebeca mucha amargura.

Chapter 27

27:1  Cuando Isaac era viejo y se le habían debilitado los ojos, de modo que ya no veía, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío”; el cual le contestó: “Heme aquí.”

27:2  Y dijo: “Mira, yo soy viejo, y no sé el día de mi muerte.

27:3  Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba, y tu arco, y sal al campo, cázame algo,

27:4  y prepárame un buen guiso, según mi gusto, y tráemele para comida, y mi alma te bendecirá antes de morirme.”

27:5  Mas Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a Esaú, su hijo; y cuando Esaú fue al campo a cazar una presa de casa para traérselo,

27:6  habló Rebeca con Jacob, su hijo, diciendo: “Mira, he oído a tu padre cómo hablando con Esaú tu hermano, le decía:

27:7  ‘Tráeme caza, y hazme un buen guiso para comida, y te bendeciré delante de Yahvé antes de morirme’.

27:8  Ahora bien, hijo mío, oye mi voz en lo que te mando.

27:9  Ve al rebaño, y tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos para tu padre un sabroso guiso como a él le gusta;

27:10  y se lo presentarás a tu padre, el cual lo comerá y te bendecirá antes de su muerte”.

27:11  Contestó Jacob a Rebeca, su madre: “Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo, y yo lampiño.

27:12  Quizás me palpe mi padre; seré entonces a sus ojos como quien se burla de él y me acarrearé maldición, en lugar de bendición.”

27:13  Replicole su madre: “Sobre mí tu maldición, hijo mío; oye tan solo mi voz, anda y tráemelos.”

27:14  Fue, pues, a tomarlos, y los trajo a su madre; e hizo su madre un sabroso guiso, como le gustaba a su padre.

27:15  Después tomó Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y los vistió a Jacob, su hijo menor.

27:16  Y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lisa de su cuello.

27:17  Luego puso el guiso y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo,

27:18  el cual entró donde estaba su padre, y dijo “Padre mío”, a lo que este respondió: “Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?”

27:19  “Yo soy tu primogénito Esaú”, dijo Jacob a su padre. “He hecho como me dijiste; levántate, te ruego, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.”

27:20  Preguntó Isaac a su hijo: “¿Cómo es que has podido encontrarla tan pronto, hijo mío?” El cual respondió: “porque Yahvé, tu Dios me la puso delante.”

27:21  Dijo entonces Isaac a Jacob: “Acércate, y te palparé, a ver si realmente eres o no mi hijo Esaú.”

27:22  Acercose, pues Jacob a su padre Isaac, el cual lo palpó y dijo: “La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.”

27:23  Y no lo reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las manos de su hermano Esaú y así lo bendijo.

27:24  Pero repitió la pregunta: “¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?” Y él respondió: “Soy yo.”

27:25  Dijo entonces: “Acércame la caza, y comeré de ella, hijo mío, para que te bendiga mi alma.” Se la acercó, y comió; le sirvió también vino y bebió.

27:26  Después le dijo Isaac, su padre: “Acércate y bésame, hijo mío.”

27:27  Se acercó y lo besó; y cuando (Isaac) sintió la fragancia de sus vestidos, le bendijo diciendo: “Mira, el olor de mi hijo es como el olor de un campo bendecido por Yahvé.

27:28  ¡Te de Dios del rocío del cielo, y de la grosura de la tierra, y abundancia de trigo y de vino!

27:29  ¡Sírvante pueblos, y póstrense delante de ti naciones; sé señor de tus hermanos, e inclínense ante ti los hijos de tu madre! ¡Maldito el que te maldiga, y bendito quien te bendiga!”

27:30  Apenas Isaac había acabado de bendecir a Jacob, y no bien había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, cuando Esaú, su hermano, volvió de su caza.

27:31  Hizo también un sabroso guiso y presentándolo a su padre le dijo: “Levántese mi padre y coma la caza de su hijo, para que me bendiga tu alma.”

27:32  Isaac, su padre, le dijo: “¿Quién eres tú?” Le contestó: “Soy tu hijo, el primogénito tuyo Esaú.”

27:33  Asombrose Isaac sobremanera, hasta el extremo, y dijo: “¿Quién es, pues, aquel que fue a cazar y me trajo caza, y yo he comido de todo antes que tu vinieses, y lo he bendecido de suerte que quedará bendito?”

27:34  Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y extremadamente amargo, y dijo a su padre: “¡Bendíceme también a mí, padre mío!”

27:35  Mas él respondió: “Ha venido tu hermano con engaño, y se ha llevado tu bendición.”

27:36  Dijo entonces (Esaú): “Con razón se llama Jacob; pues me ha suplantado ya dos veces: me quitó la primogenitura, y ya ves que ahora me ha quitado la bendición.” Y añadió “¿No has reservado bendición para mí?

27:37  Isaac respondió y dijo a Esaú: “Mira, le he puesto por señor tuyo, le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he provisto de trigo y vino. Por ti, pues, ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?”

27:38  Dijo Esaú a su padre: “¿No tienes más que un sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!” y levantó Esaú su voz y rompió a llorar.

27:39  Entonces repuso Isaac, su padre, diciendo: “He aquí que lejos de la grosura de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo.

27:40  De tu espada vivirás, y servirás a tu hermano, pero cuando empieces a dominar, romperás su yugo de sobre tu cerviz.”

27:41  Esaú concibió odio contra Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre; y dijo Esaú en su corazón: “Se acercan ya los días en que haré duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano.”

27:42  Rebeca tuvo noticia de las palabras de Esaú, su hijo mayor; por lo cual envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de ti, matándote.

27:43  Ahora, pues, hijo mío, oye mi voz: levántate y huye a Harán, a casa de mi hermano Labán;

27:44  y estarás con él algún tiempo, hasta que se apacigüe la cólera de tu hermano;

27:45  hasta que la ira de tu hermano se aparte de ti, y él se olvide de lo que le has hecho. Yo entonces enviaré por ti y te traeré de allá. ¿Por qué he de quedar privada de vosotros dos en un mismo día?

27:46  Y dijo Rebeca a Isaac: “Me da fastidio el vivir, a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como estas, de las hijas de este país, ¿para qué seguir viviendo?”

Chapter 28

28:1  Llamó, pues, Isaac a Jacob y lo bendijo, y le dio esta orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán.

28:2  Levántate y ve a Mesopotamia, a casa de Batuel, padre de tu madre, y toma de allí mujer, de las hijas de Labán, hermano de tu madre.

28:3  Bendígate el Dios Todopoderoso, y te haga crecer, y te multiplique, para que llegues a ser padre de muchos pueblos.

28:4  Y te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia contigo; a fin de que poseas la tierra de tus peregrinaciones, que Dios ha dado a Abrahán.”

28:5  Despidió, pues, Isaac a Jacob, el cual se fue a Mesopotamia, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.

28:6  Vio, pues Esaú que Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Mesopotamia a fin de que allí se tomase mujer, y que al bendecirlo le había dado la orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán”,

28:7  y que Jacob, obedeciendo a su padre y a su madre, había marchado a Mesopotamia,

28:8  conoció Esaú que las hijas de Canaán eran malas a los ojos de Isaac, su padre,

28:9  por lo cual fue Esaú a Ismael, y se tomó por mujer, sobre las mujeres que ya tenía, a Mahalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán y hermana de Nabayot.

28:10  Jacob salió de Bersabee y se dirigió a Harán.

28:11  Llegado a cierto lugar, pasó allí la noche, porque ya se había puesto el sol. Y tomando una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal, y se acostó en aquel sitio.

28:12  Y tuvo un sueño: he aquí una escalera que se apoyaba en la tierra, y cuya cima tocaba en el cielo; los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.

28:13  Y sobre ella estaba Yahvé, que dijo: “Yo soy Yahvé, el Dios de tu padre Abrahán, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia.

28:14  Tu posteridad será como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el aquilón y hacia el mediodía; y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las tribus de la tierra.

28:15  Y he aquí que Yo estaré contigo, y te guardaré en todos tus caminos y te restituiré a esta tierra; porque no te abandonaré hasta haber cumplido cuanto te he dicho.”

28:16  Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: “Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía.”

28:17  Y lleno de temor añadió: “¡Cuan venerable es este lugar!, no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.”

28:18  Se levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabezal, la erigió en monumento y derramó óleo sobre ella.

28:19  Y llamó a aquel lugar Betel —antiguamente el nombre de la ciudad era Luz—.

28:20  Y Jacob hizo un voto, diciendo: “Si Dios está conmigo, y me guarda en este viaje que hago, y me da pan que comer y ropa con que vestirme,

28:21  y vuelvo yo en paz a la casa de mi padre, entonces será Yahvé mi Dios.

28:22  Esta piedra que he erigido en monumento será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te daré el diezmo sin falta.”

Chapter 29

29:1  Jacob prosiguió su viaje y se fue al país de los hijos de Oriente.

29:2  Mirando vio en el campo un pozo y he aquí tres rebaños de ovejas sesteando junto a él; pues en aquel pozo se abrevaban los rebaños; y había una piedra grande sobre la boca del pozo.

29:3  Allí se reunían todos los rebaños; (los pastores) removían la piedra de sobre la boca del pozo, para abrevar los rebaños, y después volvían aponer la piedra en su lugar sobre la boca del pozo.

29:4  Díjoles Jacob: “Hermanos, ¿de dónde sois?” Contestaron: “Somos de Harán”.

29:5  Les preguntó: “¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor?” Respondieron: “Lo conocemos.”

29:6  Les dijo entonces: “¿Está bien?” “Bien está, respondieron ellos, y he aquí a Raquel, su hija, que viene con su rebaño.”

29:7  Entonces dijo: “Todavía es muy de día, no es hora de recoger el ganado; abrevad las ovejas, y volved a apacentarlas.”

29:8  Ellos respondieron: “No podemos, hasta que se reúnan todos los rebaños y se remueva la piedra de sobre la boca del pozo para que abrevemos las ovejas.”

29:9  Aún estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues ella era pastora.

29:10  Como viese Jacob a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, se acercó y removió la piedra de sobre la boca del pozo y abrevó las ovejas de Labán, hermano de su madre.

29:11  Y besó Jacob a Raquel, y alzó su voz para llorar.

29:12  Luego declaró Jacob a Raquel que era hermano de su padre e hijo de Rebeca. Tras lo cual ella echó a correr y avisó a su padre.

29:13  Cuando Labán oyó lo que le decía de Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lo condujo a su casa. Y (Jacob) contó a Labán todas estas cosas.

29:14  Díjole entonces Labán: “De veras, eres hueso mío y carne mía.” Y estuvo con él por espacio de un mes.

29:15  Dijo Labán a Jacob: “¿Acaso por ser mi hermano, has de servirme de balde? Dime cuál será tu salario.”

29:16  Ahora bien, tenía Labán dos hijas; el nombre de la mayor era Lía, y el nombre de la menor, Raquel.

29:17  Lía tenía los ojos enfermos; Raquel, en cambio, era de buena figura y de hermoso aspecto.

29:18  Jacob amaba a Raquel, por lo cual dijo: “te serviré siete años por Raquel, tu hija menor.”

29:19  Labán respondió: “Mejor es dártela ti, que dársela a otro; quédate conmigo.”

29:20  Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años, que le parecieron como unos pocos días, por el amor que le tenía.

29:21  Dijo entonces Jacob a Labán: “Dame mi mujer, que se han cumplido los días, y me llegaré a ella.”

29:22  Reunió, pues, Labán a toda la gente del lugar y dio un banquete.

29:23  Mas por la noche tomó a Lía, su hija, y la llevó a Jacob, y este se llegó a ella.

29:24  Y dio Labán a su hija Lía su sierva Silfá para esclava.

29:25  Llegada la mañana, vio (Jacob) que era Lía. Dijo, pues, a Labán: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has engañado?”

29:26  Respondió Labán: “No es costumbre en nuestra tierra dar la menor antes que la mayor.

29:27  Cumple la semana con esta, y te daremos también la otra, por el servicio que me prestarás durante otros siete años.”

29:28  Jacob lo hizo así; y habiendo cumplido la semana con ella, le dio por mujer a su hija Raquel.

29:29  Y dio Labán por esclava a su hija Raquel su sierva Bilhá.

29:30  Así se llegó (Jacob) también a Raquel, a la cual amó más que a Lía y sirvió a (Labán) otros siete años.

29:31  Viendo Yahvé que Lía era menospreciada, la hizo fecunda, mientras Raquel era estéril.

29:32  Concibió Lía y dio a luz un hijo, al cual llamó Rubén, pues decía: “Yahvé ha mirado mi aflicción; ahora sí que me amará mi marido.”

29:33  Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: “Yahvé oyó que yo era menospreciada; por eso me ha dado también este.” Y le llamó Simeón.

29:34  Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: “Ahora, esta vez, mi marido se aficionará a mí, ya que le he dado tres hijos.” Por eso le llamó Leví.

29:35  Volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y dijo “Esta vez alabaré a Yahvé.” Por tanto, le puso por nombre Judá; y cesó de tener hijos.

Chapter 30

30:1  Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y dijo a Jacob: “Dame hijos, de lo contrario me muero.”

30:2  Entonces se airó Jacob contra Raquel, y dijo: “¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios, que te ha negado el fruto del seno?”

30:3  A lo cual ella contestó: “Ahí tienes a mi sierva Bilhá: llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas. Así también yo tendré descendencia, por medio de ella.”

30:4  Diole, pues, a Bilhá, su sierva, por mujer; y Jacob se llegó a ella.

30:5  Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo.

30:6  Y dijo Raquel: “Dios me ha hecho justicia, y también ha oído mi voz, concediéndome un hijo.” Por eso le llamó Dan.

30:7  Concibió otra vez Bilhá, sierva de Raquel, y dio a Jacob un segundo hijo.

30:8  Entonces dijo Raquel: “Luchas de Dios he luchado con mi hermana y he vencido.” Y le llamó Neftalí.

30:9  Ahora bien, cuando Lía vio que había dejado de dar a luz, tomó a Silfá, su sierva, y se la dio a Jacob por mujer.

30:10  Y cuando Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob un hijo,

30:11  exclamó Lía: ¡Qué buena suerte!”, y le puso por nombre Gad.

30:12  Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob también un segundo hijo,

30:13  y dijo Lía: “¡Por dicha mía!, porque me llamarán dichosa las doncellas.” Y le llamó Aser.

30:14  Un día salió Rubén, en tiempo de la cosecha del trigo, y halló mandrágoras en el campo, que llevó a su madre Lía. Y dijo Raquel a Lía: “Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.”

30:15  Mas ella le contestó: “¿Te parece poco haberme quitado mi marido? ¿Quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?” A lo cual contestó Raquel: “Duerma entonces contigo esta noche, a trueque de las mandrágoras de tu hijo.”

30:16  A la tarde, cuando Jacob volvió del campo, salió Lía a su encuentro y le dijo: “A mí has de venir, pues te he comprado por las mandrágoras de mi hijo”; por lo cual aquella noche durmió con ella.

30:17  Y oyó Dios a Lía, que concibió y dio a Jacob un quinto hijo.

30:18  Y dijo Lía. “Dios ha dado mi recompensa por haber dado mi sierva a mi marido”; y le llamó Isacar.

30:19  Lía concibió otra vez y dio un sexto hijo a Jacob.

30:20  Y dijo Lía: “Dios me ha dado un buen regalo; ahora habitará mi marido conmigo, pues le he dado seis hijos.” Y le puso por nombre Zabulón.

30:21  Después dio a luz una hija, a la que llamó Dina.

30:22  Se acordó Dios también de Raquel, la oyó y la hizo fecunda.

30:23  Concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Ha quitado Dios mi oprobio.”

30:24  Y le puso por nombre José, diciendo: “Añádame Yahvé otro hijo”.

30:25  Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: “Déjame marchar, e iré a mi lugar y a mi tierra.

30:26  Dame mis mujeres y mis hijos, por quienes te he servido, y me iré; bien sabes los servicios que te he hecho.”

30:27  Le respondió Labán: “¡Halle yo gracia a tus ojos! He observado que Yahvé me ha bendecido por tu causa.”

30:28  Y agregó: “Fíjame tu salario, y lo daré.”

30:29  Contestó él: “Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha crecido tu hacienda conmigo.

30:30  Poco era lo que tenías antes de mi venida, pero se ha aumentado en extremo, pues Yahvé te ha bendecido con mi llegada. Ahora, pues, ¿cuándo podré trabajar también por mi casa?”

30:31  Le preguntó (Labán): “¿Qué es lo que he de darte?” “No me des nada, respondió Jacob, antes bien haz conmigo lo que te voy a decir, y volveré a pastorear y guardar tu rebaño.

30:32  Recorreré hoy toda tu grey, apartando de ella todo animal salpicado y mancho y todo animal negro entre los corderos y todo animal manchado y salpicado entre las cabras, y (esto) será mi recompensa.

30:33  Y responderá por mí mi rectitud el día de mañana, cuando se presente delante de ti mi salario: Todo lo que no fuere salpicado y manchado entre las cabras, y negro entre los corderos, será en mí un robo.”

30:34  “Bien está, dijo Labán, sea como dices.”

30:35  Y aquel mismo día (Labán) separó los chivos listados y manchados y todas las cabras salpicadas y manchadas, todo lo que tenía algo de blanco, y todo lo negro entre los corderos, y lo entregó en manos de sus hijos.

30:36  Además fijó una distancia de tres jornadas entre él y Jacob, el cual siguió apacentando el resto del rebaño de Labán.

30:37  Entonces tomó Jacob unas varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y les quitó parte de la corteza, dejando al descubierto lo blanco de las varas.

30:38  Y colocó las varas así descortezadas en los canales o abrevaderos de agua a donde venían los animales a beber. (Las colocó) a la vista de los animales, para que se encelasen al tiempo de beber.

30:39  Y así se encelaban los animales a la vista de las varas, y parían crías listadas, salpicadas y manchadas.

30:40  Y Jacob separó los corderos, dirigiendo ese ganado hacia las reses listadas y poniendo, en cambio, todo lo negro en el rebaño de Labán; y él colocó sus hatos aparte, sin ponerlos junto al rebaño de Labán.

30:41  Y cada vez que se encelaban las reses robustas, ponía Jacob las varas ante los ojos del ganado en los abrevaderos, para que se encelasen ante las varas.

30:42  Mas cuando el ganado estaba débil, no las ponía, de modo que las crías débiles eran para Labán, y las robustas para Jacob.

30:43  Así el hombre se enriqueció de un modo extraordinario, y tuvo muchos rebaños, siervas y siervos, camellos y asnos.

Chapter 31

31:1  Oyó Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: “Jacob se ha apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y con la hacienda de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.”

31:2  Jacob observó también el rostro de Labán y vio que no era para él como antes.

31:3  Dijo, pues, Yahvé a Jacob: “Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela, y Yo estaré contigo.”

31:4  Entonces Jacob envió llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaban sus rebaños,

31:5  y le dijo “Veo que el rostro de vuestro padre no es para mí como antes, mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.

31:6  Como sabéis he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas;

31:7  pero vuestro padre se ha burlado de mí, cambiando diez veces mi salario, aunque Dios no le ha permitido dañarme.

31:8  Si él decía: ‘Las ovejas salpicas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías salpicadas. Y se decía: ‘Las listadas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías listadas.

31:9  De esta suerte Dios ha quitado la hacienda de vuestro padre y me la ha entregado a mí.

31:10  Al tiempo que las ovejas entraban en calor, alcé mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían el ganado eran listados, salpicados y manchados,

31:11  Y me dijo el Ángel de Dios en sueño: ‘¡Jacob!’, a lo cual yo respondí: ‘Heme aquí.’

31:12  Y dijo Él: ‘Alza los ojos, y verás que todos los machos que cubren el ganado son listados, salpicados y manchados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán.

31:13  Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste un monumento, y donde me hiciste un voto. Ahora, pues, levántate, sal de esta tierra, y vuelve al país de tu nacimiento.”

31:14  Respondieron Raquel y Lía, diciéndole: “¿Tenemos acaso todavía alguna parte y herencia en la casa de nuestro padre?

31:15  ¿No nos ha tratado como extranjeras?, pues nos vendió, y se comió por completo nuestro dinero.

31:16  Mas ahora toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Haz, pues, cuanto te ha dicho Dios.”

31:17  Se levantó entonces Jacob, hizo subir a sus hijos y a sus mujeres sobre los camellos,

31:18  y llevándose todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, los bienes que había ganado en Mesopotamia, y se fue a Isaac, su padre, al país de Canaán.

31:19  Labán había ido a esquilar sus ovejas. Entre tanto robó Raquel los terafim que tenía su padre,

31:20  y Jacob engañó a Labán, arameo, no comunicándole su huída.

31:21  Pues huyó con todo lo que era suyo, y levantándose pasó el río, y se encaminó hacia las montañas de Galaad.

31:22  Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob había escapado.

31:23  Entonces tomó a sus hermanos consigo, y persiguiéndolo durante siete días, le dio alcance en la montaña de Galaad.

31:24  Mas Dios se llegó a Labán, arameo, en sueño durante la noche y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.”

31:25  Alcanzó, pues Labán a Jacob, cuando este tenía fijadas sus tiendas en el monte, y acampó también Labán, con sus hermanos, en el monte de Galaad.

31:26  Y dijo Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? Me engañaste y te has llevado a mis hijas como cautivas de guerra.

31:27  ¿Por qué escapaste secretamente, engañándome, y no me avisaste? Te habría despedido con alegría y cantos, con tamboriles y cítaras.

31:28  Ni siquiera me has dejado besar a mis hijos y a mis hijas. De veras, has obrado neciamente.

31:29  Está en mi mano el haceros mal; pero el Dios de vuestro padre me habló anoche, diciendo: ‘Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.’

31:30  Mas ya que has partido, porque tanto deseabas ir a la casa de tu padre, ¿por qué has robado mis dioses?”

31:31  Contestó Jacob, y dijo a Labán: “Tuve miedo, pues pensaba que tal vez me quitarías tus hijas.

31:32  En cuanto a tus dioses, aquel en cuyo poder los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos haz tus pesquisas, y en caso que tengo yo algo, llévatelo.” Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado.

31:33  Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, y en la tienda de Lía, y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la tienda de Raquel.

31:34  Mas Raquel había tomado los terafim y los había metido en la albarda del camello, sentándose encima, y a Labán que registró toda la tienda, sin encontrar nada,

31:35  le dijo: “No se irrite mi señor si no puedo levantarme delante de ti; porque estoy con la costumbre de las mujeres.” De manera que él, a pesar de escudriñarlo (todo), no halló los terafim.

31:36  Entonces Jacob, montado en cólera, recriminó a Labán; y tomando Jacob la palabro dijo a Labán: “¿Cuál es mi crimen, y cuál mi pecado, para que tanto te enardezcas en mi persecución?

31:37  Después de registrar todo mi equipaje, ¿qué has hallado de todos los objetos de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de tus hermanos, y sean ellos jueces entre nosotros dos.

31:38  Hace veinte años que estoy contigo, y tus ovejas y tus cabras no han abortado, y no me he comido los carneros de tu rebaño.

31:39  Lo destrozado no te lo he mostrado, pues yo mismo pagaba el daño; y lo robado de noche y lo robado de día de mi mano lo reclamabas.

31:40  De día me consumía el calor, y de noche el frío, y huía el sueño de mis ojos.

31:41  Esta ha sido mi suerte por veinte años en tu casa. Catorce años te he servido por tus dos hijas, y seis años por tu rebaño; y diez veces has cambiado mi salario.

31:42  Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, me habrías ahora despedido con las manos vacías. Mas Dios ha visto mi aflicción, y el trabajo de mis manos; y Él (te) recriminó la noche pasada.”

31:43  Respondiendo dijo Labán a Jacob: “Las hijas, hijas mías son, los hijos son hijos míos y los rebaños, rebaños míos; y todo cuanto ves, mío es. Mas ¿qué puedo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz?

31:44  Ahora, ven, pues, pactemos alianza, yo y tú, que será para testimonio entre los dos.”

31:45  Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en monumento.

31:46  Y dijo Jacob a sus hermanos: “Recoged piedras.” Y recogieron piedras e hicieron un montón; y comieron allí sobre aquel montón.

31:47  Labán lo llamó “Jegar-Sahaduta”, y Jacob lo llamó “Galaad”.

31:48  Y dijo Labán: “Este majano sea hoy testigo entre mí y entre ti” Por eso se le dio el nombre de Galaad,

31:49  y también de Masfá, porque dijo: “¡Vele Yahvé sobre nosotros dos, cuando nos hallemos separados el uno del otro!

31:50  Si tu maltratas a mis hijas, o si tomas otras mujeres, además de mis hijas, estará entre nosotros no un hombre; mira, es Dios quien estará como testigo entre los dos.”

31:51  Y siguió diciendo Labán a Jacob: “He aquí este majano, y he aquí este monumento que he erigido entre mí y entre ti;

31:52  este majano sea testigo, y testigo sea este monumento de que yo no pasaré este majano yendo contra ti, y de que tú no pasarás este majano y este monumento yendo contra mí para hacerme mal.

31:53  El Dios de Abrahán, el Dios de Nacor y el Dios de sus padres sea juez entre nosotros”. Y Jacob juró por el Temor de su padre Isaac.

31:54  Luego ofreció Jacob un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a comer. Comieron, pues, y pasaron la noche en el monte.

31:55  A la mañana se levantó Labán muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; luego se puso en camino para volver a su lugar.

Chapter 32

32:1  Prosiguió Jacob su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios.

32:2  Al verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y llamó a aquel lugar Mahanaim.

32:3  Luego envió Jacob mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, al país de Seír, a las campiñas de Edom,

32:4  y les dio esta orden: “Así diréis a mi señor Esaú: Esto dice tu siervo Jacob: He estado con Labán donde me detuve como huésped hasta hoy.

32:5  Tengo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora envío mensaje a mi señor, para hallar gracia a tus ojos.”

32:6  Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: “Hemos ido a tu hermano Esaú, y él viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”

32:7  Se atemorizó entonces Jacob en gran manera, y lleno de angustia dividió la gente que tenía, incluso las ovejas, el ganado mayor y los camellos, en dos campamentos;

32:8  pues se decía: “Si viene Esaú a uno de los dos campamentos y lo destroza, se salvará el campamento restante.”

32:9  Y oró Jacob: “Oh Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra y al país de tu nacimiento, que Yo te haré bien,

32:10  ¡qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la fidelidad de que has hecho objeto a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán, y ahora he venido a formar dos campamentos.

32:11  Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú; porque le temo, no sea que venga y me destruya a mí y a las madres con los hijos.

32:12  Tú mismo dijiste: Yo te colmaré de bienes y haré tu descendencia como las arenas del mar, que a causa de su muchedumbre no pueden contarse.”

32:13  Habiendo pasado allí aquella noche, tomó Jacob de lo que tenía a mano para hacer un presente a Esaú, su hermano:

32:14  doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,

32:15  treinta camellas criando con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos.

32:16  Los entregó a sus siervos, cada rebaño aparte, y dijo a sus siervos: “Id delante de mí, dejando un espacio entre rebaño y rebaño.”

32:17  Y dio al primero esta orden: “Cuando te encontrare Esaú, mi hermano, y te preguntare: ¿De quién eres, y adónde vas, y de quién es lo (que marcha) delante de ti?,

32:18  dirás: De tu siervo Jacob; es un presente, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él mismo viene detrás de nosotros.”

32:19  Y también al segundo, como asimismo al tercero, y a todos los que iban tras los rebaños, mandó: “En estos términos hablaréis a Esaú cuando lo encontrareis.”

32:20  Y diréis también: “He aquí, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Porque se decía: Aplacaré su ira con el presente que va delante de mí; después veré su rostro; quizá me sea propicio.

32:21  Pasó, pues el presente delante de él; mas él se quedó aquella noche en el campamento.

32:22  Aquella noche se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, para pasar el vado del Yaboc.

32:23  Los tomó, y los hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía.

32:24  Así se quedó Jacob solo, y luchó con él un hombre hasta rayar el alba.

32:25  Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación del muslo de Jacob mientras luchaba con él.

32:26  Por lo cual dijo: “Déjame que ya raya el alba.” Mas (Jacob) contestó: “No te dejaré ir si no me bendices.”

32:27  Le preguntó él: “¿Cuál es tu nombre?”, y respondió: “Jacob.”

32:28  Le dijo entonces: “En adelante no te llamarás más Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con hombres, y has prevalecido.”

32:29  Preguntole Jacob, diciendo: “Dime, por favor, tu nombre.” Mas él contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Y le bendijo allí.

32:30  Jacob dio a aquel lugar el nombre de Fanuel, porque (dijo): “He visto a Dios cara a cara, y ha quedado a salvo mi vida.”

32:31  Apenas había pasado de Fanuel cuando salió el sol; e iba cojeando del muslo.

32:32  Por tanto, los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio ciático, que está en la articulación del muslo, por haber sido tocada la articulación del muslo de Jacob en el nervio ciático.

Chapter 33

33:1  Cuando Jacob alzando los ojos vio que venía Esaú, y con él cuatrocientos hombres, repartió los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas,

33:2  poniendo delante a las siervas con sus hijos, detrás a Lía con sus hijos, y a Raquel con José los postreros.

33:3  Él mismo se les adelantó y se postró en tierra siete veces, hasta que se hubo acercado a su hermano.

33:4  Entonces Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, se echó sobre su cuello y le besó; y lloraron.

33:5  Alzando los ojos, vio (Esaú) a las mujeres y a los niños, y preguntó: “¿Quiénes son estos que tienes contigo?” Respondió: “Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.”

33:6  Y se acercaron las siervas, ellas y sus hijos, y se postraron.

33:7  Acercose también Lía con sus hijos, y se postraron; y después se acercaron José y Raquel, y se postraron.

33:8  Preguntó entonces: “¿Qué significa toda esta caravana que acabo de encontrar?” A lo que respondió (Jacob): “Es para hallar gracia a los ojos de mi señor.”

33:9  “Vivo en abundancia, hermano mío, contestó Esaú; sea para ti lo que es tuyo.”

33:10  Pero Jacob replicó: “De ninguna manera. Si he hallado gracia a tus ojos, acepta mi presente de mi mano, por cuanto he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios, y me has mostrado tu benevolencia.

33:11  Acepta, pues, mi bendición que te he traído; pues Dios me ha favorecido y tengo de todo.” Y le instó tanto que aceptó.

33:12  Luego dijo (Esaú): “Partamos y pongámonos en marcha, y yo iré delante de ti.”

33:13  Mas él respondió: “Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas preñadas; y si las arrean apresuradamente un solo día, morirá todo el ganado.

33:14  Adelántese, pues, mi señor a su siervo, y yo seguiré lentamente, al paso de los rebaños que llevo delante, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor, a Seír.”

33:15  Respondió Esaú: “Dejaré entonces para ti parte de la gente que tengo conmigo.” Mas (Jacob) dijo: “¿Para qué esto? ¡Con tal que halle yo gracia a los ojos de mi señor!”

33:16  Se volvió, pues, Esaú ese mismo día rumbo a Seír.

33:17  Jacob marchó a Sucot, donde hizo una casa para sí, y cabañas para su ganado. Por donde se llamó aquel lugar Sucot.

33:18  De vuelta de Mesopotamia llegó Jacob sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en el país de Canaán, y acampó frente a la ciudad.

33:19  Y compró a los hijos de Hemor, padre de Siquem, por cien kesitas, la parte del campo donde había asentado su tienda.

33:20  Allí erigió un altar, y lo llamó El-Elohé- Israel.

Chapter 34

34:1  Diná, la hija que Lía había dado a luz a Jacob, salió para ver a las hijas del país.

34:2  La vio Siquem, hijo de Hemor el heveo, príncipe del país, y la tomó y cohabitó con ella, haciéndole violencia.

34:3  Y se prendó de Dina, hija de Jacob, de tal manera que se enamoró de la joven y le habló al corazón.

34:4  Habló, pues, Siquem a su padre Hemor, diciendo: “Tómame esta joven por mujer.”

34:5  Supo Jacob que (Siquem) había violado a su hija Dina; mas estando sus hijos con el ganado en el campo, se calló Jacob hasta su regreso.

34:6  Entretanto, Hemor, padre de Siquem fue a ver a Jacob para hablar con él.

34:7  Cuando los hijos de Jacob vinieron del campo y lo supieron, se entristecieron y se irritaron mucho, porque con la violación de la hija de Jacob se había cometido un crimen contra Israel, cosa que no se debía hacer.

34:8  Habló Hemor con ellos, y dijo: “Siquem, mi hijo, está enamorado de vuestra hija; os ruego, dádsela por mujer.

34:9  Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas, y tomad para vosotros nuestras hijas;

34:10  y habitad con nosotros, pues la tierra estará a vuestra disposición. Permaneced en ella, recorredla y tomadla en posesión.”

34:11  También Siquem dijo al padre y a los hermanos de ella: “¡Halle yo gracia a vuestros ojos!, pues daré lo que me pidiereis.

34:12  Exigidme mucha dote y muchos dones; yo daré cuanto me digáis; pero dadme a la joven por mujer.”

34:13  Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hemor, su padre, hablando con dolo, por cuanto había violado a Dina su hermana,

34:14  y les dijeron: “No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre incircunciso; porque sería para nosotros una deshonra.

34:15  Solo con esta condición podremos acceder a vuestro deseo: si consentís en ser como nosotros, circuncidando a todo varón de entre vosotros.

34:16  Entonces os daremos nuestras hijas, y nos tomaremos vuestras hijas; y habitaremos con vosotros, formando un solo pueblo.

34:17  Pero, si no queréis escucharnos y no os circuncidáis, tomaremos a nuestra hija y nos iremos.”

34:18  Parecieron bien sus palabras a Hemor y a Siquem, hijo de Hemor;

34:19  y no tardó el joven en hacer aquello, porque estaba prendado de la hija de Jacob; y era él el más distinguido de toda la casa de su padre.

34:20  Luego fueron Hemor y Siquem, su hijo, a la puerta de su ciudad, y hablaron con los hombres de la ciudad, diciendo:

34:21  “Estos hombres son pacíficos con nosotros; habiten, pues, en el país y lo recorran. He aquí que el país es suficientemente largo y ancho para ellos. Tomaremos a sus hijas por mujeres y les daremos nuestras hijas.

34:22  Pero los hombres solo querrán consentir en habitar con nosotros y formar un mismo pueblo con tal que se circuncide todo varón de entre nosotros, así como ellos son circuncisos.

34:23  Entonces sus ganados y sus riquezas y todas sus bestias, ¿no serán nuestros?, tan solo accedamos a sus deseos; y así habitarán con nosotros.”

34:24  Asintieron a Hemor y a Siquem, su hijo, todos los que venían a la puerta de su ciudad; y se circuncidaron todos los varones que venían a la puerta de su ciudad.

34:25  Mas al tercer día, cuando sintieron los dolores, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y en plena paz entraron en la ciudad, y mataron a todos los varones.

34:26  Mataron también a Hemor y a Siquem, su hijo, al filo de espada; y tomando a Dina de la casa de Siquem se volvieron.

34:27  Después los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían violado a su hermana.

34:28  Tomaron sus ovejas, sus vacadas y sus asnos; todo lo que había en la ciudad y lo que había en el campo.

34:29  Se llevaron como botín todos sus bienes, a todos sus niños y a sus mujeres, y todo cuanto había en las casas.

34:30  Dijo entonces Jacob a Simeón y Leví: “Me habéis desconcertado, haciéndome odioso a los moradores de esta tierra, a los cananeos y los fereceos; y no tengo sino poca gente; se juntarán contra mí y me matarán; y seré destruido yo y mi casa.”

34:31  Le respondieron: “¿Debió él tratar a nuestra hermana como a una prostituta?”

Chapter 35

35:1  Dijo Dios a Jacob: “Levántate, sube a Betel, donde habitarás, y construye allí un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de Esaú, tu hermano.

35:2  Dijo, pues, Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban: “Apartad los dioses extraños que hay en medio de vosotros; purificaos y mudad vuestros vestidos.

35:3  Nos levantaremos para subir a Betel, donde construiré un altar al Dios que me oyó en el día de mi angustia y me asistió en el camino por donde he andado.”

35:4  Entonces entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, y los pendientes que traían en las orejas; y Jacob los escondió bajo la encina que está cerca de Siquem.

35:5  Luego se pusieron en marcha, y vino el terror de Dios sobre las ciudades circunvecinas, de manera que no persiguieron a los hijos de Jacob.

35:6  Llegó, pues, Jacob a Luz, en tierra de Canaán, que es Betel, él y todo su pueblo con él.

35:7  Allí erigió un altar, y llamó al lugar El-Betel; porque allí se le apareció Dios, cuando huía de su hermano.

35:8  Y murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue enterrada al pie de Betel, bajo una encina, la cual fue llamada Encina del Llanto.

35:9  Apareciose Dios otra vez a Jacob después de su vuelta de Mesopotamia, y le bendijo.

35:10  Dios le dijo: “Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob; tu nombre será Israel.” Y le puso por nombre Israel.

35:11  Y le dijo Dios: “Yo soy el Dios Omnipotente. Crece y multiplícate; de ti nacerá una nación y una multitud de naciones, y reyes saldrán de tus lomos.

35:12  Y la tierra que di a Abrahán y a Isaac, te la daré a ti; a tu posteridad después de ti daré esta tierra.”

35:13  Y desapareció Dios de su presencia, en el lugar donde había hablado con él.

35:14  En aquel lugar donde había hablado con él levantó Jacob un monumento, un monumento de piedra, sobre el cual ofreció una libación y derramó óleo.

35:15  Y Jacob dio al lugar donde Dios le había hablado, el nombre de Betel.

35:16  Partieron de Betel, y faltaba aún algún trecho de camino para llegar a Efrata cuando Raquel dio a luz. Tuvo ella un duro parto,

35:17  y cuando peligraba en el parto, le dijo la partera: “No temas, porque también esta vez tienes un hijo.”

35:18  Y al salir su alma —pues estaba ya moribunda— le llamó Benoní; mas su padre le llamó Benjamín.

35:19  Murió, pues, Raquel y fue sepultada en el camino de Efrata, que es Betlehem.

35:20  Erigió Jacob un monumento sobre su tumba, es el monumento de la tumba de Raquel hasta el día de hoy.

35:21  Partió Israel y asentó sus tiendas más allá de Migdal-Eder.

35:22  Y mientras moraba Israel en aquella región, fue Rubén y cohabitó con Bilhá, concubina de su padre, lo que supo Israel. Los hijos de Israel eran doce:

35:23  Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.

35:24  Hijos de Raquel: José y Benjamín.

35:25  Hijos de Bilhá, sierva de Raquel: Dan y Neftalí.

35:26  Hijos de Silfá, sierva de Lía: Gad y Aser. Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en Mesopotamia.

35:27  Fue Jacob adonde vivía Isaac, su padre, a Mamré, a Quiriat Arbá, que es Hebrón, donde moraron como extranjeros Abrahán e Isaac.

35:28  Fueron los días de Isaac ciento ochenta años.

35:29  Anciano y colmado de días expiró Isaac y murió, y fue reunido con su pueblo; le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

Chapter 36

36:1  Esta es la historia de Esaú, que es Edom:

36:2  Esaú tomó sus mujeres de entre las hijas de Canaán: a Adá, hija de Elón, heteo; a Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, heveo;

36:3  y a Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebayot.

36:4  De Adá nació a Esaú Elifaz, y de Basemat Reuel.

36:5  Oholibamá dio a luz a Jeús, a Jalam y a Core. Estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en tierra de Canaán.

36:6  Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y a todas las almas de su casa, su ganado y todas sus bestias, con todos los bienes que había adquirido en tierra de Canaán, y se dirigió a un país alejado de Jacob, su hermano.

36:7  Porque la hacienda de ellos era tan grande, que no podían habitar juntos; pues la tierra de sus peregrinaciones no era capaz de sostenerlos a causa de sus ganados.

36:8  Se estableció, pues, Esaú en la montaña de Seír. Esaú es lo mismo que Edom.

36:9  Estos son los descendientes de Esaú, padre de los idumeos, en la montaña de Seír,

36:10  y estos son los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de Esaú.

36:11  Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatam y Quenaz.

36:12  Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec. Estos son los descendientes de Adá, mujer de Esaú.

36:13  Y estos son los hijos de Reuel: Náhat, Sera, Samá y Misá. Son estos los descendientes de Basemat, mujer de Esaú.

36:14  Los hijos de Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, mujer de Esaú, que ella dio a luz a Esaú, fueron estos: Jeús, Jalam y Core.

36:15  He aquí los príncipes de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: el príncipe Temán, el príncipe Omar, el príncipe Sefó, el príncipe Quenaz,

36:16  el príncipe Core, el príncipe Gatam, el príncipe Amalec. Estos son los príncipes de Elifaz, en el país de Edom, y estos son los descendientes de Adá.

36:17  Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron el príncipe Náhat, el príncipe Sera, el príncipe Samá, el príncipe Misá. Estos son los príncipes de Reuel, en el país de Edom; y estos son los descendientes de Basemat, mujer de Esaú.

36:18  Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el príncipe Jeús, el príncipe Jalam, el príncipe Core. Estos son los príncipes de Oholibamá, hija de Aná, mujer de Esaú.

36:19  Estos son los hijos de Esaú, y estos sus príncipes. Este es Edom.

36:20  He aquí los hijos de Seír, el horreo, que habitaba aquella tierra: Lotá, Sobal, Sibeón, Aná,

36:21  Disón, Eser y Disán. Estos son los príncipes de los horreos, hijos de Seír, en el país de Edom.

36:22  Los hijos de Lotán fueron: Horí y Hemán; y la hermana de Lotán fue Timná.

36:23  Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manáhat, Efal, Sefó y Onam;

36:24  y los hijos de Sibeón: Ayá y Aná. Este es el mismo Aná que halló las aguas calientes en el desierto, cuando apacentaba los asnos de su padre Sibeón.

36:25  Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hija de Aná.

36:26  Los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán.

36:27  Los hijos de Eser: Bilhán, Saaván y Acán.

36:28  Los hijos de Disán: Us y Arán.

36:29  Estos son los príncipes horreos: el príncipe Lotán, el príncipe Sobal, el príncipe Sibeón, el príncipe Aná,

36:30  el príncipe Disón, el príncipe Eser, el príncipe Disán. Estos son los príncipes horreos, según sus principados en el país de Seír.

36:31  Estos son los reyes que reinaron en el país de Edom, antes que tuvieran rey los hijos de Israel.

36:32  Reinó en Edom Bela, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad era Dinabá.

36:33  Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab, hijo de Sera, de Bosra.

36:34  Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas.

36:35  Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Badad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit.

36:36  Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá.

36:37  Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rehobot del Río.

36:38  Murió Saúl, y reinó en su lugar Baalhanán, hijo de Acbor.

36:39  Murió Baalhanán, hijo de Acbor, y reinó en su lugar Hadar; y el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mesahab.

36:40  Estos son los nombres de los príncipes de Esaú, según sus familias, según sus territorios, y por sus nombres: el príncipe Timná, el príncipe Alvá, el príncipe Jetet,

36:41  el príncipe Oholibamá, el príncipe Elá, el príncipe Pinón,

36:42  el príncipe Quenaz, el príncipe Temán, el príncipe Mibsar,

36:43  el príncipe Magdiel, el príncipe Iram. Estos son los príncipes de Edom, según sus moradas, en la tierra que ocupa. Este es Esaú, padre de Edom.

Chapter 37

37:1  Habitó Jacob en la tierra de las peregrinaciones de su padre, en la tierra de Canaán.

37:2  He aquí la historia de Jacob. Cuando José tenía diez y siete años, apacentaba con sus hermanos los rebaños, y por ser todavía joven, estaba con los hijos de Bilhá y los hijos de Silfá, mujeres de su padre; y dio José noticia de la mala fama que ellos tenían.

37:3  Israel amaba a José más que a todos sus hermanos, por ser el hijo de su vejez; y le había hecho un traje talar.

37:4  Viendo, pues, sus hermanos que su padre le amaba más que a todos sus hermanos, cobraron tal odio contra él que no podían hablarle en paz.

37:5  Tuvo José un sueño, que contó a sus hermanos, por lo cual le odiaron más todavía.

37:6  Les dijo: “Escuchad este sueño que he soñado.

37:7  Estábamos atando gavillas en el campo, y vi cómo se levantaba mi gavilla y se mantenía derecha, mientras que vuestras gavillas la rodeaban, y se postraban ante mi gavilla.”

37:8  Le dijeron sus hermanos: “¿Quieres acaso reinar sobre nosotros o dominarnos por completo?” De modo que le odiaron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

37:9  Tuvo, además otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: “Mirad, he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante de mí.”

37:10  Lo contó a su padre y a sus hermanos, por lo cual su padre le reprendió, diciendo: “¿Qué sueño es este que has soñado? ¿Debemos acaso venir, yo y tu madre y tus hermanos, y postrarnos en tierra delante de ti?”

37:11  Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre reflexionaba sobre lo sucedido.

37:12  Los hermanos de José fueron a apacentar los rebaños de su padre en Siquem,

37:13  y dijo Israel a José: “¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ven, que te enviaré a donde ellos están.” Le respondió: “Heme aquí.”

37:14  Y dijo: “Anda, y ve cómo están tus hermanos y cómo se halla el ganado, y tráeme noticias.” Así le envió desde el valle de Hebrón, y (José) se fue a Siquem.

37:15  Y cuando andaba errante por el campo le encontró un hombre, el cual le preguntó: “¿Qué estás buscando?”

37:16  Contestó: “Busco a mis hermanos; dime por favor, dónde están pastoreando.”

37:17  Dijo el hombre; “Se han ido de aquí, pues les oí decir: ‘Vamos a Dotain’.” Con esto se marchó José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain.

37:18  Cuando ellos le vieron desde lejos, ya antes que llegase a ellos, buscaron cómo matarle dolosamente,

37:19  diciéndose uno a otro: “Mirad, ahí viene ese soñador.

37:20  Vamos a matarle y arrojarle en una de estas cisternas; y diremos que una fiera lo ha devorado; entonces veremos qué será de sus sueños.”

37:21  Rubén, que oyó esto, trató de librarlo de sus manos, diciendo: “No le quitemos la vida.”

37:22  Y los exhortó Rubén: “No derraméis sangre; arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, mas no pongáis en él la mano”, (esto decía) para librarlo de su mano, a fin de devolverlo a su padre.

37:23  Con todo, cuando José llegó a sus hermanos, le despojaron de su túnica, el traje talar que traía puesto;

37:24  y tomándolo lo arrojaron en la cisterna. La cisterna estaba vacía, no había agua en ella.

37:25  Después se sentaron a comer, y levantando los ojos vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad, y cuyos camellos llevaban especias y bálsamo y resina para transportarlos a Egipto.

37:26  Entonces dijo Judá a sus hermanos: “¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre?

37:27  Vamos, vendámoslo a los ismaelitas y no pongamos en él nuestra mano; pues es nuestro hermano, carne nuestra.” Sus hermanos estaban de acuerdo,

37:28  y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron a José, alzándole de la cisterna. Y vendieron a José por veinte piezas de plata a los ismaelitas, que le llevaron a Egipto.

37:29  Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en la cisterna, rasgó sus vestidos,

37:30  y volviéndose a sus hermanos, les dijo: “El niño no aparece; ahora, ¿adónde voy yo?”

37:31  Mas ellos tomaron la túnica de José, degollaron un macho cabrío, empaparon la túnica en la sangre,

37:32  y enviaron el traje talar a su padre, diciendo: “Esto hemos hallado; comprueba, pues, si es o no la túnica de tu hijo.”

37:33  Y él la reconoció y dijo: “Es la túnica de mi hijo; una fiera lo ha devorado. Despedazado, despedazado ha sido José.”

37:34  Y rasgó Jacob sus vestidos, puso un saco sobre sus lomos e hizo duelo por su hijo muchos días.

37:35  Todos sus hijos y todas sus hijas vinieron a consolarle; mas él no quiso ser consolado, sino que dijo: “Por tristeza bajaré adonde está mi hijo, al scheol.” Así lo lloró su padre.

37:36  Los madianitas le vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón, jefe de la guardia.

Chapter 38

38:1  En aquel tiempo se separó Judá de sus hermanos, y bajando llegó a un adullamita que se llamaba Hirá.

38:2  Allí vio Judá a la hija de un cananeo, llamado Súa; la tomó (por mujer) y se llegó a ella;

38:3  la cual concibió y dio a luz un hijo, a quien llamó Er.

38:4  Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Onán.

38:5  Volvió a dar a luz un hijo, a quien llamó Selá. Estaba en Quesib cuando dio a luz.

38:6  Ahora bien, tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer que se llamaba Tamar.

38:7  Pero Er, el primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé le quitó la vida.

38:8  Entonces dijo Judá a Onán: “Llégate a la mujer de tu hermano, y cumple con ella tu deber de cuñado, suscitando descendencia a tu hermano.”

38:9  Mas Onán, sabiendo que la descendencia no había de ser suya, siempre que se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba en tierra, para no dar prole a su hermano.

38:10  Lo que hacía, era malo a los ojos de Yahvé, por lo cual lo mató a él también.

38:11  Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera: “Quédate como viuda en casa de tu padre, hasta que sea mayor mi hijo Selá”, porque se decía: “No sea que muera también él, como sus hermanos.” Se fue, pues, Tamar, y habitó en casa de su padre.

38:12  Pasados ya muchos días, murió la hija de Súa, mujer de Judá; y concluido el duelo, subió Judá con su amigo Hirá adullamita a Timná donde estaban los esquiladores de sus ovejas.

38:13  Lo supo Tamar, pues le decían: “Mira, tu suegro sube a Timná, al esquileo de sus ovejas.”

38:14  Entonces ella se quitó los vestidos de su viudez y se cubrió de un velo; y así envuelta se sentó a la entrada de Enaim, en el camino de Timná, porque veía que Selá era ya grande, y ella no le había sido dada por mujer.

38:15  Como la viese Judá, la tuvo por ramera, por tener ella cubierto el rostro;

38:16  y dirigiéndose hacia ella, en el borde del camino dijo: “Déjame, por favor llegarme a ti”, pues no sabía que era su nuera. Ella preguntó: “¿Qué me darás por llegarte a mi?”,

38:17  Respondió: “Enviaré un cabrito del rebaño”, a lo cual ella dijo: “Sí, con tal que me des una prenda, hasta que lo mandes.”

38:18  “¿Qué prenda te he de dar?”, preguntó él, y ella contestó: “Tu sello, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.” Se lo dio, y llegose a ella, la cual concibió de él.

38:19  Después se levantó y se fue, se quitó el velo y se vistió los vestidos de su viudez.

38:20  Envió Judá el cabrito por mano de su amigo, el adullamita, para retirar de la mujer los objetos dados en prenda, pero no la halló.

38:21  Por lo cual preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo “¿Dónde está la prostituta de Enaim, la de junto al camino?” Respondieron: “Aquí no ha habido prostituta alguna.”

38:22  Se volvió, pues, a Judá y dijo: “No la he encontrado; y además los hombres de aquel lugar dicen: ‘No ha habido aquí prostituta alguna.’”

38:23  Dijo entonces Judá: “Tómeselo para sí, para que nadie pueda burlarse de nosotros. He aquí, yo he enviado este cabrito, mas tú no la has encontrado.”

38:24  Pasados unos tres meses fue dada a Judá esta noticia: “Tu nuera Tamar se ha prostituido, y también está encinta a consecuencia de sus fornicaciones.” Y mandó Judá: “¡Sacadla, y sea quemada!”

38:25  Fue, pues, sacada, mas envió a decir a su suegro: “Del varón a quien pertenecen estas cosas estoy yo encinta.” Y añadió: “Averigua tú, te ruego, de quien son este sello, este cordón y este bastón.”

38:26  Los reconoció Judá, y dijo: “Más justa es ella que yo, por cuanto no se la he dado a Selá, mi hijo.” Y no volvió más a conocerla.

38:27  Venido el tiempo de su parto, sucedió que había mellizos en su seno.

38:28  Y al dar a luz, uno sacó la mano; la tomó la partera y ató a ella un hijo de escarlata, diciendo: “Este salió primero.”

38:29  Pero retiró él su mano y salió su hermano. Y ella dijo: “¡Cómo te abriste brecha!” Y fue llamado Fares.

38:30  Luego salió su hermano, el que tenía en la mano el hijo de escarlata, y fue llamado Zara.

Chapter 39

39:1  José fue llevado a Egipto; y Putifar, eunuco del Faraón, capitán de la guardia, egipcio, le compró a los ismaelitas que allá le habían llevado.

39:2  Mas Yahvé estaba con José e hizo prosperar lo que hacía. Habitaba en casa de su señor, el egipcio;

39:3  y su señor vio que Yahvé le asistía y que Yahvé favorecía en sus manos todas sus empresas.

39:4  Así José halló gracia a sus ojos, y le servía de tal manera que le encargó el gobierno de su casa y puso en sus manos todo lo que tenía.

39:5  Y sucedió que desde el tiempo en que le encargara el gobierno de su casa y de todo lo que tenía, Yahvé bendijo la casa del egipcio por amor a José; y la bendición de Yahvé se derramó sobre todo lo que tenía, tanto en la casa como en el campo;

39:6  de manera que dejó todo lo suyo en manos de José, sin tener otra preocupación que la de comer. Era José de bella figura y de hermoso aspecto.

39:7  Acaeció después de estas cosas que la mujer de su señor puso los ojos en José y dijo: “Acuéstate conmigo.”

39:8  Pero él rehusó, diciendo a la mujer de su señor: “Es verdad que mi señor no me pide cuentas acerca de lo que tiene en su casa, y todos sus bienes los ha puesto en mi mano;

39:9  nadie hay en esta casa que sea más grande que yo, y él no se ha reservado nada, a excepción de ti, por cuanto eres su mujer. ¿Cómo, pues, voy a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?”

39:10  Todos los días hablaba ella así, pero él no consintió en acostarse a su lado y estarse con ella.

39:11  Mas cuando cierto día entró en la casa para cumplir su tarea, y no había ninguno de los sirvientes de la casa allí dentro,

39:12  le asió de su vestido y dijo: “Acuéstate conmigo.” Pero él, dejando su vestido en mano de ella, huyó y salió afuera.

39:13  Viendo ella que le había dejado su vestido en la mano y había huido afuera,

39:14  llamó a los sirvientes de su casa y les dijo: “Mirad, nos ha traído un hebreo para que se burle de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero yo clamé a grandes voces;

39:15  y él, como oyese que yo alzaba mi voz y clamaba, dejó su vestido junto a mí y escapó huyendo.”

39:16  Y puso ella junto a sí el vestido de él hasta que su señor volviera a la casa.

39:17  A este le habló en los mismos términos, diciendo: “Vino a mí el siervo hebreo que nos trajiste, para burlarse de mí;

39:18  pero cuando yo levanté mi voz y grité, dejó su vestido junto a mí y huyó afuera.”

39:19  Al oír el señor las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: “Esto me ha hecho su siervo”, montó en cólera,

39:20  y tomando a José lo metió en la cárcel, en el lugar donde se guardaban los presos del rey; y allí quedó en la cárcel.

39:21  Mas Yahvé estaba con José, y le mostró su misericordia, haciéndolo grato a los ojos del jefe de la cárcel,

39:22  de tal manera que el jefe de la cárcel puso todos los presos que había en la cárcel en manos de José, y sin José no se hacía nada allí.

39:23  El jefe de la cárcel no se cuidaba de cosa alguna que estaba en manos (de José), porque Yahvé le asistía, y Yahvé favorecía todas sus acciones.

Chapter 40

40:1  Después de esto sucedió que el copero del rey de Egipto y el panadero faltaron contra su señor, el rey de Egipto.

40:2  Y se encolerizó el Faraón contra sus dos ministros, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos;

40:3  y los metió presos en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.

40:4  El capitán de la guardia los puso bajo la custodia de José, y este les atendía. Estando ya algún tiempo en prisión,

40:5  el copero y el panadero del rey de Egipto, que se hallaban presos en la cárcel, soñaron sueños, ambos en la misma noche, cada uno el suyo, cada uno según lo que había de significar su sueño.

40:6  Cuando por la mañana José vino a ellos, vio que estaban tistes;

40:7  por lo cual preguntó a los ministros del Faraón que estaban con él en la cárcel, en la casa de su señor, diciendo: “¿Por qué están hoy vuestros semblantes tan tristes?”

40:8  Le respondieron: “Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete.” Les replicó José: “¿No es Dios el que da interpretación? Contadme (el sueño), os ruego.

40:9  Entonces el jefe de los coperos le contó su sueño, diciendo: “En mi sueño vi una vid delante de mí.

40:10  En la vid había tres sarmientos; estaba brotando, salía su flor, y sus racimos maduraban uvas.

40:11  Yo tenía en mi mano la copa del Faraón, y tomando las uvas las exprimí en la copa del Faraón, y entregué la copa en mano del Faraón.”

40:12  José le dijo: “Esta es su interpretación: Los tres racimos son tres días.

40:13  Al cabo de tres días el Faraón exaltará tu cabeza, y te restituirá en tu cargo, y darás la copa del Faraón en su mano, como tenías costumbre anteriormente, cuando eras su copero.

40:14  Solo te pido que te acuerdes de mí cuando te vaya bien; y que uses de misericordia conmigo, recordándome ante el Faraón, y que me saques de esta casa.

40:15  Pues he sido robado del país de los hebreos; y aun aquí no he hecho nada para que me metieran en el calabozo.”

40:16  Viendo el jefe de los panaderos que era buena la interpretación, dijo a José: “Yo, por mi parte, vi en mi sueño tres canastos de pasta fina sobre mi cabeza.

40:17  En el canasto de encima había toda clase de pastelería para el Faraón, y las aves comían del canasto que llevaba sobre mi cabeza.”

40:18  Respondió José diciendo: “Esta es su interpretación: Los tres canastos son tres días.

40:19  Al cabo de tres días el Faraón te quitará la cabeza, te colgará en un madero y las aves comerán tu carne.”

40:20  Y, efectivamente, al día tercero, día del cumpleaños del Faraón, hizo este un banquete para todos sus siervos; y alzó en medio de sus siervos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de los panaderos.

40:21  Restituyó al jefe de los coperos a su oficio de copero, el cual volvió a poner la copa en mano del Faraón.

40:22  Mas al jefe de los panaderos le colgó, como les había interpretado José.

40:23  Y no se acordó el jefe de los coperos de José, sino que se olvidó del mismo.

Chapter 41

41:1  Dos años después tuvo el Faraón un sueño: le parecía que estaba junto al río,

41:2  y subían del río siete vacas hermosas de parecer y gordas de carne, y pacían en los lugares lagunosos.

41:3  Y he aquí otras siete vacas que subían del río tras ella, feas de parecer y flacas de carne, que se pusieron junto a aquellas vacas a la orilla del río.

41:4  Y las vacas feas de parecer y flacas de carne devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas. Tras esto despertó el Faraón.

41:5  Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño: vio siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas.

41:6  Pero detrás de ellas brotaban siete espigas delgadas y abrasadas por el solano;

41:7  y las siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Despertó el Faraón, y he aquí que era un sueño.

41:8  A la mañana, sintiendo perturbado su espíritu, envió a llamar a todos los adivinos de Egipto y a todos sus sabios. Les contó el Faraón su sueño, mas no hubo quien se lo interpretase al Faraón.

41:9  Entonces habló el jefe de los coperos al Faraón, diciendo: “Ahora recuerdo mis faltas.

41:10  Cuando el Faraón estuvo enojado con sus siervos y me echó en la cárcel en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos,

41:11  soñamos sueños en una misma noche, yo y él, soñando cada uno según el significado que correspondía a su sueño.

41:12  Estaba allí con otros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños y él nos dio su interpretación, cada uno la interpretación correspondiente a su sueño.

41:13  Y según nos había interpretado, así ocurrió: a mí me restituyó a mi cargo, y al otro lo hizo colgar.”

41:14  El Faraón envió a llamar a José, al cual sacaron a toda prisa del calabozo. Se afeitó, se mudó de ropa y vino al Faraón.

41:15  Y dijo el Faraón a José: “He tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti que apenas oído un sueño sabes interpretarlo.”

41:16  Contestó José al Faraón: “No depende de mí; Dios es quien dará al Faraón una respuesta favorable.”

41:17  Dijo entonces el Faraón a José: “En mi sueño, me parecía que estaba de pie a la orilla del río,

41:18  y he aquí que subían del río siete vacas gordas de carne y hermosas de aspecto, que pacían en los lugares lagunosos.

41:19  Mas he aquí que otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, y muy feas de parecer y flacas de carne; nunca las he visto tan feas como ellas, en todo el país de Egipto.

41:20  Y las vacas flacas y feas devoraron a los primeras siete vacas gordas,

41:21  las cuales entraron en su vientre sin que se notase que en él hubieran penetrado, siendo su aspecto tan feo como antes. Y desperté.

41:22  Vi también en mi sueño siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas.

41:23  Mas tras ellas brotaban siete espigas secas, delgadas y abrasadas por el solano;

41:24  y las siete espigas delgadas se tragaron a las siete espigas buenas. Se lo he contado a los adivinos mas no hay quien me lo interprete.”

41:25  Dijo entonces José al Faraón: “El sueño del Faraón es uno solo. Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer.

41:26  Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas lozanas son siete años; el sueño es uno mismo.

41:27  Las siete vacas flacas y feas, que subían después de ellas, son también siete años, y serán, (como) las siete espigas vacías que abrasó el solano, siete años de hambre.

41:28  Es lo que he dicho al Faraón: Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer.

41:29  He aquí que vendrán siete años de grande abundancia en todo el país.

41:30  Después de ellos vendrán siete años de hambre, y se olvidará en la tierra de Egipto toda la abundancia, pues el hambre consumirá el país.

41:31  Y no se conocerá más la abundancia en el país a causa del hambre que la seguirá y que será muy grande.

41:32  La repetición del sueño al Faraón por dos veces significa que es cosa establecida por parte de Dios, y Dios se apresura a ejecutarla.

41:33  Ahora, pues, busque el Faraón un hombre entendido y sabio, y póngale el frente del país de Egipto,

41:34  y procure el Faraón nombrar intendentes sobre el país, que durante los siete años de abundancia recojan la quinta parte (de la cosecha) en la tierra de Egipto,

41:35  y junten así toda la producción (sobrante) de esos años buenos que vienen, y almacenen trigo a disposición del Faraón, para abastecimiento de las ciudades, y lo conserven,

41:36  a fin de que esta producción sea una reserva para el país cuando vengan los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto. De esta manera el país no será consumido por el hambre”.

41:37  Agradó este consejo al Faraón y a todos sus servidores.

41:38  Y dijo el Faraón a sus siervos: “¿Podríamos acaso hallar un varón como este, lleno del espíritu de Dios?”

41:39  Dijo, pues, el Faraón a José: “Ya que Dios te ha dado a conocer todo esto, no hay nadie que sea tan inteligente y sabio como tú.

41:40  Tú gobernarás mi casa, y obedecerá a tu voz todo mi pueblo. Tan solo por el trono seré más grande que tú.”

41:41  Y dijo el Faraón a José: “He aquí, te pongo sobre toda la tierra de Egipto.”

41:42  Se quitó luego el Faraón su anillo de la mano y lo puso en la mano de José; lo vistió con vestiduras de lino finísimo, y colgó un collar de oro alrededor de su cuello.

41:43  Lo hizo subir en la segunda carroza que tenía, gritando delante de él un heraldo: “Poneos de rodillas.” Así fue puesto sobre toda la tierra de Egipto.

41:44  También dijo el Faraón a José: “Yo soy el Faraón; mas sin ti nadie levantará mano ni pie en toda la tierra de Egipto.”

41:45  El Faraón puso a José por nombre Safnat Panea, y le dio por mujer a Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. Y recorrió José la tierra de Egipto.

41:46  José tenía treinta años cuando se presentó delante del Faraón, rey de Egipto. Recorrió, pues, José toda la tierra de Egipto, después de haberse retirado de la presencia del Faraón.

41:47  La tierra produjo a montones en los siete años de abundancia;

41:48  y él recogió toda la producción de los siete años que hubo en la tierra de Egipto, y almacenó la producción en las ciudades, depositando en cada ciudad los productos del campo que estaba alrededor de ella.

41:49  Almacenó José tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad que dejó de contarlo, porque no tenía número.

41:50  Antes que viniese el año del hambre, le nacieron a José dos hijos, que le dio a luz Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On.

41:51  Llamó José al primogénito Manasés (diciendo): “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre.”

41:52  Al segundo puso por nombre Efraím (diciendo): “Dios me ha dado prole en la tierra de mi aflicción.”

41:53  Terminados los siete años de abundancia que hubo en el país de Egipto,

41:54  comenzaron a venir los siete años de hambre, como José había anunciado; y hubo hambre en todos los países, pero en toda la tierra de Egipto hubo pan.

41:55  Al sentir el hambre toda la tierra de Egipto clamó el pueblo al Faraón por pan; y dijo el Faraón a todos los egipcios: “Id a José; haced lo que él os dijere.”

41:56  Y habiendo hambre sobre toda la faz de la tierra, abrió José todo lo que tenía en los graneros y vendió (trigo) a los egipcios, pues el hambre arreció en la tierra de Egipto.

41:57  Y de todos los países fueron a Egipto a comprar grano a José; porque era grande el hambre en toda la tierra.

Chapter 42

42:1  Viendo Jacob que había grano en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Por qué estáis mirándoos el uno al otro?”

42:2  Y añadió: “He aquí, he oído que hay grano en Egipto. Bajad allá a comprárnoslo de allí, a fin de que vivamos y no muramos.”

42:3  Bajaron entonces diez de los hermanos de José a comprar trigo en Egipto.

42:4  Mas a Benjamín, hermano de José, no lo envió Jacob con sus hermanos, pues dijo: “No sea que le suceda alguna desgracia.”

42:5  Así llegaron, entre otros, también los hijos de Israel a comprar trigo, porque había hambre en el país de Canaán.

42:6  José era entonces gobernador del país, el que vendía el trigo a todo el pueblo de la tierra. Por tanto, cuando llegaron los hermanos de José se postraron delante de él rostro a tierra.

42:7  Al ver José a sus hermanos, los reconoció, mas fingiéndose extraño para ellos les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?” Contestaron: “De la tierra de Canaán, a comprar víveres.”

42:8  Reconoció, pues, José a sus hermanos, pero ellos no le reconocieron a él.

42:9  Se acordó entonces José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y les dijo: “Espías sois; habéis venido a observar los lugares indefensos del país.”

42:10  Le contestaron “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar víveres.

42:11  Todos somos hijos de un mismo padre; hombres honestos somos; tus siervos no son espías.”

42:12  Pero él les dijo: “No, a observar los puntos indefensos del país habéis venido.”

42:13  Respondieron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán; el menor está todavía con nuestro padre, y el otro ya no existe.”

42:14  Les replicó José: “Es como os he dicho: sois espías.

42:15  En esto seréis probados. ¡Por la vida del Faraón! No saldréis de aquí, a menos que venga acá vuestro hermano menor.

42:16  Enviad a uno de vosotros que traiga a vuestro hermano; entretanto, vosotros quedaréis presos. Serán puestas a prueba vuestras palabras (para comprobar) si hay verdad en vosotros. Si no, ¡por la vida del Faraón! que sois espías.”

42:17  Y los puso juntos en la cárcel por espacio de tres días.

42:18  Al tercer día les dijo José: “Haced esto y viviréis; pues yo soy temeroso de Dios.

42:19  Si sois gente honesta, uno de vuestros hermanos quede preso en la casa de vuestras prisión; mas vosotros, id y llevad el grano para el hambre de vuestras casas,

42:20  y traedme a vuestro hermano menor; entonces se verá si vuestras palabras son verdaderas, y no moriréis.” Ellos hicieron así,

42:21  diciendo el uno al otro: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano; porque vimos la angustia de su alma cuando nos pedía compasión y no le escuchamos; por eso nos ha sobrevenido esta tribulación.”

42:22  Respondioles Rubén, diciendo: “¿No os decía yo que no pequéis contra el niño; y no me escuchasteis? Ahora se nos demanda su sangre.”

42:23  No se daban cuenta de que José escuchaba, pues les hablaba por medio de un intérprete.

42:24  Y se retiró de ellos para llorar. Después volvió donde estaban, y les habló; y tomando de entre ellos a Simeón, lo hizo atar ante sus ojos.

42:25  Dio José orden que les llenasen los costales de trigo y devolvieran el dinero de cada uno poniéndolo en su saco, y les diesen provisiones para el viaje; y así hicieron con ellos.

42:26  Cargaron, pues, ellos el trigo sobre sus asnos y se marcharon de allí.

42:27  Mas al abrir uno en la posada su saco para dar pienso a su asno, vio que su dinero se hallaba en la boca de su costal.

42:28  Y dijo a sus hermanos: “Me ha sido devuelto mi dinero; vedlo en mi costal.” Llenos de temor y temblando se dijeron unos a otros: “¿Qué es esto que Dios ha hecho con nosotros?”

42:29  Llegados a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido, diciendo:

42:30  “Ese hombre, señor de aquella tierra, nos habló con dureza, y nos tomó por espías del país.

42:31  Nosotros le dijimos: Somos hombres honestos, no somos espías.

42:32  Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; el uno ya no vive, y el menor está ahora con nuestro padre en la tierra de Canaán.

42:33  Mas aquel hombre, señor del país, nos dijo: “En esto conoceré que sois gente honesta: Dejad conmigo a uno de vuestros hermanos, y tomad (lo necesario) para el hambre de vuestras casas y partid;

42:34  y traedme a vuestro hermano menor; así sabré que no sois espías, sino gente honesta. Os daré entonces a vuestro hermano, y podréis recorrer el país.”

42:35  Y sucedió que al vaciar ellos sus costales estaba en el costal de cada uno el bolsillo con su dinero, y cuando ellos y su padre vieron los bolsillos con su dinero tuvieron temor.

42:36  Y les dijo su padre Jacob: “Vosotros me vais a dejar sin hijos. ¡José ya no está, Simeón tampoco, y (ahora) queréis llevar a Benjamín! ¡Todo eso ha venido sobre mí!”

42:37  Entonces Rubén habló a su padre, diciendo: “Quita la vida de mis dos hijos si yo no te lo devuelvo. Entrégalo en mi mano, y yo te lo devolveré.”

42:38  Mas él respondió: “No bajará mi hijo con vosotros, pues su hermano murió, y él es el único que me ha quedado. Si le sucediera alguna desgracia en el camino por donde vais, tendrías la culpa de que mis canas desciendan de puro dolor al sepulcro.”

Chapter 43

43:1  El hambre pesaba sobre la tierra,

43:2  por lo cual cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: “Volved y compradnos algo que comer.”

43:3  Le respondió Judá, diciendo: “Aquel hombre nos declaró terminantemente: ‘No veréis mi rostro, si vuestro hermano no viene con vosotros’.

43:4  Bajaremos, pues, con tal que dejes ir con nosotros a nuestro hermano, y te compraremos alimentos;

43:5  pero si no quieres dejarlo ir, no bajaremos; porque aquel hombre nos dijo: “No veréis mi rostro si vuestro hermano no viene con vosotros.”

43:6  A lo cual respondió Israel: “¿Por qué me habéis hecho este mal, de decir a aquel hombre que aún teníais otro hermano?”

43:7  Contestaron: “Aquel hombre nos preguntó detalladamente acerca de nosotros y de nuestra familia, diciendo: ‘Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano?’ Y le contestamos conforme a estas preguntas. ¿Podíamos acaso saber que iba a decir: ‘Traed a vuestro hermano?’.”

43:8  Entonces dijo Judá a Israel, su padre: “Envía al joven conmigo, de modo que nos pondremos en marcha e iremos, para que vivamos y no muramos, ni nosotros, ni tú, ni nuestros niños.

43:9  Yo respondo por él; reclámalo de mi mano. Si no te lo devuelvo y lo pongo delante de ti, seré culpable ante ti por siempre.

43:10  Si no fuera por esta demora, estaríamos de vuelta ya por segunda vez.”

43:11  Les dijo, pues, Israel, su padre: “Si así ha de ser, haced esto: tomad de lo mejor del país (y ponedlo) en vuestro equipaje, y haced a aquel hombre un presente: un poco de bálsamo, un poco de miel, especias, resina, pistachos y almendras.

43:12  Y llevad en vuestra mano doble cantidad de dinero para restituir el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales. Quizás fue por equivocación.

43:13  Tomad también a vuestro hermano y levantáos para volver hacia aquel hombre.

43:14  El Dios Todopoderoso os haga hallar gracia ante ese hombre, para que deje volver con vosotros al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de hijos, séalo.”

43:15  Tomaron, pues, los hombres aquel presente. Tomaron también en sus manos la doble cantidad de dinero y a Benjamín, Luego se pusieron en camino y bajaron a Egipto y se presentaron ante José.

43:16  Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo al mayordomo de su casa: “Lleva a estos hombres a mi casa, degüella animales y pon la mesa, porque estos hombres comerán conmigo a mediodía”.

43:17  E hizo este como José había mandado y los llevó a casa de José.

43:18  Mientras los hombres eran conducidos a casa de José, sobrecogidos de temor, decían “Por el dinero que la vez pasada nos han devuelto en nuestros costales, somos traídos aquí; es para asaltarnos; van a caer sobre nosotros y prendernos como siervos, juntamente con nuestros asnos.”

43:19  Acercáronse, pues, al mayordomo de la casa de José, y hablando con él a la puerta de la casa,

43:20  dijeron: “Disculpe, señor mío. Nosotros hemos bajado ya una vez a comprar provisiones.

43:21  Mas cuando llegamos a la posada y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en igual peso; por lo cual lo hemos vuelto a traer con nosotros.

43:22  Hemos traído con nosotros también otro dinero para comprar provisiones. No sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales.”

43:23  A lo que él respondió: “¡Estad tranquilos! No temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso un tesoro en vuestros costales. Vuestro dinero llegó a mí.” Y condujo a Simeón adonde estaban.

43:24  Después introdujo a los hombres en la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y también pienso a sus asnos.

43:25  Prepararon entonces el presente para cuando viniese José al mediodía; pues habían oído que allí tendrían que comer.

43:26  Cuando José llegó a casa, transportaron a su palacio el presente que habían traído consigo; y se postraron en tierra delante de él.

43:27  El cual les preguntó cómo estaban y dijo: “¿Está bien vuestro anciano padre de quien me hablasteis? ¿Vive todavía?

43:28  Contestaron: “Tu siervo nuestro padre está bien y vive todavía”; e inclinándose se postraron.

43:29  Alzando los ojos, vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es este vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?” Y agregó: “¡Dios te bendiga, hijo mío!”

43:30  Tras esto buscó José precipitadamente un lugar donde llorar, porque se le conmovieron las entrañas a causa de su hermano; entró, pues, en su aposento y allí lloró.

43:31  Después de haberse lavado el rostro, salió; y haciendo esfuerzo por contenerse, dijo: “Servid la comida.”

43:32  Y sirvieron para él aparte, y para ellos aparte, y aparte para los egipcios que comían con él; pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, porque esto es cosa abominable para los egipcios.

43:33  (Los hermanos de José) ocupaban los asientos delante de él, el mayor según su primogenitura, y el menor según su menor edad, por lo cual se miraban con asombro unos a otros.

43:34  Les hizo servir de las porciones que tenía delante de sí; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de todos ellos. Y bebieron y se alegraron con él.

Chapter 44

44:1  Después dio José al mayordomo de su casa esta orden: “Llena de provisiones los costales de estos hombres cuanto puedan llevar y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal.

44:2  Pon también mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, juntamente con el dinero de su trigo.” Y él hizo según la orden que José había dado.

44:3  Al rayar el alba se despidieron los hombres con sus asnos.

44:4  Pero apenas habían salido de la ciudad, hallándose aún a poca distancia de ella, dijo José al mayordomo de su casa: “Levántate y corre tras esas gentes, y cuando los alcances, les dirás: “¿Por qué habéis devuelto mal por bien?

44:5  ¿No es esta (la copa) en que bebe mi señor, y por medio de la cual suele adivinar? Habéis obrado mal en lo que hicisteis.”

44:6  Y él, habiéndolos alcanzado, les repitió estas mismas palabras.

44:7  Contestáronle: “¿Por qué dice mi señor tal cosa? Lejos de tus siervos hacer algo semejante.

44:8  He aquí que hemos vuelto a traerte desde el país de Canaán el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales; ¿cómo íbamos a robar de la casa de tu señor plata u oro?

44:9  Aquel de tus siervos en cuyo poder fuere hallada, muera, y en cuanto a nosotros seremos siervos de mi señor.”

44:10  Sea así como decís, respondió él. Aquel en cuyo poder fuere hallado será mi siervo; mas vosotros quedaréis sin culpa.”

44:11  Con esto se apresuraron a bajar cada uno su costal a tierra; y abrió cada cual su costal.

44:12  Y él (los) registró, empezando por el mayor, y acabando por el menor, y fue hallada la copa en el costal de Benjamín.

44:13  Rasgaron entonces sus vestidos, y cargando cada uno su asno, volvieron a la ciudad.

44:14  Así llegó Judá con sus hermanos a la casa de José —este se hallaba todavía allí— y se echaron delante de él a tierra.

44:15  Díjoles José: “¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo sabe adivinar?”

44:16  A lo cual respondió Judá: “¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué vamos a hablar, o cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos. Henos aquí, siervos somos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa.”

44:17  “Lejos de mí hacer tal cosa, contestó José. El hombre en cuyo poder fue hallada la copa, ese será siervo mío; vosotros, empero, subid en paz a casa de vuestro padre.”

44:18  Entonces Judá se acercó a él, y dijo: “Por favor, señor mío, permite que tu siervo diga una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres igual al Faraón.

44:19  Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ‘¿Tenéis padre o hermano?’

44:20  Respondimos a mi señor: ‘Sí, tenemos un padre anciano, y un niño de su vejez, que es el menor y cuyo hermano murió, de modo que él solo le ha quedado de su madre, y su padre le ama’.

44:21  Tú dijiste entonces a tus siervos: ‘Traédmelo, para que ponga mis ojos sobre él’.

44:22  Mas nosotros respondimos a mi señor: ‘El joven no puede dejar a su padre; porque si lo dejare, su padre morirá’.

44:23  Pero tú dijiste a tus siervos: ‘Si no baja con vosotros vuestro hermano menor, no volveréis a ver mi rostro’.

44:24  Subimos, pues a casa de tu siervo, mi padre, y le contamos las palabras de mi señor.

44:25  Y cuando dijo nuestro padre: ‘Volved a comprarnos algo para comer’,

44:26  contestamos nosotros: ‘No podemos bajar. Pero si nuestro hermano menor va con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel hombre, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano menor’.

44:27  Entonces nos dijo tu siervo, mi padre: ‘Vosotros sabéis que mi esposa me dio dos hijos.

44:28  El uno desapareció de mi presencia, y yo dije: Sin duda ha sido devorado, y hasta ahora no le he visto más.

44:29  Si lleváis también a este de mi presencia, y le sucede alguna desgracia, haréis descender con dolor mis canas al sepulcro’.

44:30  Ahora, pues, si yo llego a tu siervo mi padre, y no está con nosotros el joven, de cuya vida depende la suya,

44:31  sucederá que al ver que el joven no existe, morirá; y así tus siervos harán descender con dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre.

44:32  Porque tu siervo se hizo responsable por el joven ante mi padre, diciendo: ‘Si no te lo vuelvo a traer, seré para siempre reo de pecado contra mi padre’.

44:33  Te ruego, pues, que tu siervo quede en lugar del joven por esclavo de mi señor, a fin de que el joven pueda volver con sus hermanos.

44:34  Pues ¿cómo podré yo subir a casa de mi padre, sin que el joven esté conmigo? ¡No vea yo el mal que vendrá sobre mi padre!”

Chapter 45

45:1  José, no pudiendo ya contenerse delante de cuantos lo rodeaban, gritó: “¡Haced salir a todos de mi presencia!” De modo que no se quedó nadie con José cuando se dio a conocer a sus hermanos.

45:2  Y se puso a llorar en alta voz, de suerte que lo oyeron los egipcios; lo oyó también la casa del Faraón.

45:3  Entonces dijo José a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?” Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque su presencia los había llenado de espanto.

45:4  Dijo, pues, José a sus hermanos: “Acercaos a mí.” Ellos se le acercaron; y les repitió: “Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a Egipto.

45:5  Mas ahora no os aflijáis, y no os pese el haberme vendido aquí, que para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros.

45:6  Porque hace dos años ya que hay hambre en la tierra, y aún restan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega.

45:7  Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un resto sobre la tierra, y a fin de conservaros la vida para una gran salvación.

45:8  Así, pues, ya no sois vosotros los que me habéis enviado aquí, sino Dios, quien me ha constituido padre del Faraón y señor de toda su casa y gobernador de todo el país de Egipto.

45:9  Apresuraos a subir donde mi padre, y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha hecho señor de todo en Egipto; ven a mí sin tardar.

45:10  Habitarás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes.

45:11  Y yo te sustentaré allí —pues vendrán todavía cinco años de hambre— no sea que perezcas tú y tu casa y todo lo tuyo.

45:12  He aquí que vuestros ojos, y también los ojos de mi hermano Benjamín están ahora viendo que es mi propia boca la que os habla.

45:13  Contad a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que habéis visto, y apresuraos a traer a mi padre aquí.”

45:14  Arrojándose sobre el cuello de Benjamín su hermano lloró, llorando también Benjamín sobre el cuello de José.

45:15  Besó también a todos sus hermanos, llorando sobre ellos. Después de esto sus hermanos conversaron con él.

45:16  La nueva fue oída también en el palacio del Faraón, al cual dijeron: “Han venido los hermanos de José”, y se holgaron el Faraón y sus servidores.

45:17  Y dijo el Faraón a José: “Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias y encaminaos al país de Canaán,

45:18  y tomad a vuestro padre y vuestras familias, y venid a mí. Yo os daré lo mejor del país de Egipto, y comeréis de la grosura de la tierra.

45:19  Y tú ordénales: Llevaos del país de Egipto carros para vuestros niños y para vuestras mujeres; y tomad a vuestro padre y venid.

45:20  Vuestros ojos no miren por las cosas (que dejáis); pues lo mejor de toda la tierra de Egipto es vuestro.”

45:21  Los hijos de Israel hicieron así; y José les dio carros por mandato del Faraón, entregándoles además provisiones para el viaje.

45:22  Dio también a todos ellos vestidos de fiesta; más a Benjamín le dio trescientas monedas de plata y cinco vestidos de fiesta.

45:23  Y a su padre envió igualmente diez asnos cargados con las cosas más preciosas de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre.

45:24  Luego despidió a sus hermanos, y cuando se fueron, les dijo: “No os peleéis en el camino.”

45:25  Subieron, pues, de Egipto y llegaron al país de Canaán, a su padre Jacob,

45:26  al cual dieron la nueva, diciendo: “Vive todavía José y es gobernador de todo el país de Egipto.” Mas no se conmovió su corazón, porque no les dio crédito.

45:27  Dijéronle entonces todas las palabras que José les había dicho y cuando vio los carros que José había enviado para transportarle revivió el espíritu de Jacob, su padre.

45:28  Y exclamó Israel: “¡Basta! ¡Vive todavía mi hijo José; iré y lo veré antes de morir!”

Chapter 46

46:1  Israel se puso en marcha con todo lo que tenía, y llegó a Bersabee, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.

46:2  Y habló Dios a Israel en visión nocturna y le dijo: ¡Jacob, Jacob!” Él respondió: “Heme aquí.”

46:3  Y dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré padre de una gran nación.

46:4  Yo bajaré contigo a Egipto; y Yo te subiré también; y José pondrá su mano sobre tus ojos.”

46:5  Luego partió Jacob de Bersabee, y los hijos de Israel pusieron a Jacob su padre, y a sus niños y a sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para transportarlo.

46:6  Lleváronse también sus ganados y la hacienda que habían adquirido en el país de Canaán, y fueron a Egipto: Jacob y con él toda sus descendencia.

46:7  Llevó consigo a Egipto a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijos y a toda su familia.

46:8  Estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Jacob y sus hijos: el primogénito de Jacob: Rubén.

46:9  Y los hijos de Rubén: Enoc, Falú, Hesrón, Carmí.

46:10  Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea.

46:11  Los hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí.

46:12  Los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zara; pero habían muerto ya Er y Onán en el país de Canaán. Hijos de Fares: Hesrón y Hamul.

46:13  Los hijos de Isacar: Tolá, Fuá, Job y Simrón.

46:14  Los hijos de Zabulón: Séred, Elón y Jahleel.

46:15  Estos son los hijos que Lía dio a Jacob en Mesopotamia, con Diná, su hija. Todas las almas de sus hijos y de sus hijas fueron treinta y tres.

46:16  Los hijos de Gad: Sifión, Haguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí.

46:17  Los hijos de Aser: Jimná, Isuá, Isuí, Beriá y Sera, hermana de ellos. Hijos de Beriá: Héber y Malquiel.

46:18  Estos son los hijos de Silfá, la cual Labán dio a su hija Lía, y ella dio estos a Jacob: diez y seis almas.

46:19  Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín.

46:20  Nacieron a José en tierra de Egipto Manasés y Efraím, de Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On.

46:21  Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Gerá, Naamán, Ehí, Ros, Mupim, Hupim y Ard.

46:22  Estos son los hijos de Raquel, que nacieron de Jacob. En total catorce almas.

46:23  Los hijos de Dan: Husim.

46:24  Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guní, Jéser y Silem.

46:25  Estos son los hijos de Bilhá, la cual Labán dio a su hija Raquel; y de ella nacieron estos a Jacob, en total siete almas.

46:26  Toda la familia de Jacob, que vino a Egipto, descendientes suyos sin contar las mujeres de los hijos de Jacob, todas estas almas eran sesenta y seis.

46:27  Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las almas de la casa de Jacob, que vinieron a Egipto, eran setenta.

46:28  Envió (Jacob) a Judá delante suyo adonde estaba José para que este preparara su llegada a Gosen; y así llegaron a la tierra de Gosen.

46:29  Entretanto, José había enganchado su carroza y subido a recibir a Israel, su padre, en Gosen; y cuando lo vio se arrojó a su cuello y lloró largo tiempo sobre su cuello.

46:30  Y dijo Israel a José: “Ahora puedo morir, ya que he visto tu rostro, pues tú vives todavía.”

46:31  Y dijo José a sus hermanos y a la casa de su padre: “Iré a dar parte al Faraón, diciendo: Han venido a mí mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en el país de Canaán.

46:32  Son pastores de ovejas, pues poseen rebaños, y han traído sus ovejas y sus ganados y todo lo que tienen.

46:33  Y cuando el Faraón os llamare y preguntare: ¿Cuál es vuestra ocupación?

46:34  responderéis: Criadores de ganado han sido tus siervos desde nuestra infancia hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres. Así podréis habitar en la tierra de Gosen; porque los egipcios detestan a todo pastor de ovejas.”

Chapter 47

47:1  Fue, pues, José a dar parte al Faraón, diciendo: “Mi padre y mis hermanos han venido del país de Canaán, con sus ovejas y sus vacadas y todo lo que poseen, y he aquí que están en la tierra de Gosen.”

47:2  Después tomó a cinco de sus hermanos y se los presentó al Faraón.

47:3  Y cuando el Faraón preguntó a sus hermanos: “¿Cuál es vuestra ocupación?”, respondieron al Faraón: “Nosotros, tus siervos, somos pastores de ganado menor, tanto nosotros como nuestros padres.”

47:4  Y dijeron además al Faraón: “Hemos venido para morar en esta tierra; porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grande el hambre en el país de Canaán. Permite, pues, que habiten tus siervos en la tierra de Gosen.”

47:5  Dijo entonces el Faraón a José: “Tu padre y tus hermanos han venido a ti.

47:6  La tierra de Egipto está a tu disposición. Da a tu padre y a tus hermanos morada en la mejor parte del país; habiten ellos en la tierra de Gosen; y si sabes que hay entre ellos hombres capaces, hazlos mayorales de mis ganados.”

47:7  Luego José hizo venir a su padre Jacob y le presentó al Faraón; y Jacob bendijo al Faraón.

47:8  Cuando preguntó el Faraón a Jacob: “¿Cuántos son los días de los años de tu vida”?,

47:9  contestó Jacob al Faraón: “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no llegaron a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.”

47:10  Después de haber bendecido Jacob al Faraón, salió de su presencia.

47:11  Según había mandado el Faraón, estableció José a su padre y a sus hermanos, asignándoles posesiones en la tierra de Egipto, en la mejor parte del país, en la comarca de Ramesés.

47:12  Y José proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de los hijos.

47:13  No había pan en todo el país, porque el hambre era muy grande; la tierra de Egipto y también la tierra de Canaán estaban agotadas por el hambre.

47:14  Entonces José recogió toda la plata que se hallaba en el país de Egipto y en el país de Canaán a cambio del trigo que ellos compraron, y llevó ese dinero al palacio del Faraón.

47:15  Acabado el dinero del país de Egipto y del país de Canaán, vinieron todos los egipcios a José, diciendo: “Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia?, pues el dinero se ha agotado.”

47:16  Contestó José: “Entregad vuestro ganado, y os lo daré por vuestro ganado, si es que se ha acabado el dinero.”

47:17  Trajeron, pues, sus ganados a José, y José les dio pan a cambio de caballos y de rebaños de ovejas y de vacas y de asnos. Aquel año los proveyó de pan a trueque de todos sus ganados.

47:18  Pasado aquel año, vinieron a él el año siguiente y le dijeron: “No ocultaremos a nuestro señor que se ha agotado el dinero, y también los ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda nada delante de nuestro señor, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras.

47:19  ¿Por qué hemos de perecer ante tus ojos, tanto nosotros como nuestras tierras? Cómpranos a nosotros y nuestras tierras por pan, y nosotros y nuestras tierras serviremos al Faraón, y danos para sembrar; así viviremos y no moriremos, y no quedarán desolados los campos.”

47:20  Adquirió, pues, José todo el suelo de Egipto para el Faraón; todos los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre prevalecía sobre ellos. Así la tierra vino a ser propiedad del Faraón;

47:21  el cual hizo pasar al pueblo a las ciudades, desde un extremo del territorio de Egipto hasta el otro.

47:22  Mas no adquirió las tierras de los sacerdotes; porque los sacerdotes percibían del Faraón una ración determinada, y comían la ración determinada que les daba el Faraón; por eso no vendieron sus tierras.

47:23  Dijo entonces José al pueblo: “Mirad, hoy os he comprado para el Faraón, a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis semilla, sembrad la tierra;

47:24  y al tiempo de la siega, daréis la quinta parte al Faraón; las otras cuatro partes serán vuestras, para sembrar los campos, y para sustentar a vosotros y los que están en vuestras casa, y para alimento de vuestros niños.”

47:25  A lo cual ellos dijeron: “Nos ha dado la vida. Con tal que hallemos gracia a los ojos de mi señor, seremos siervos del Faraón.”

47:26  Y José puso esto por ley que vale para las tierras de Egipto hasta el día de hoy y en virtud de la cual la quinta parte es para el Faraón. Tan solo las tierras de los sacerdotes no vinieron a ser propiedad del Faraón.

47:27  Habitó Israel en el país de Egipto, en la región de Gosen; allí adquirieron posesiones y crecieron y se multiplicaron mucho.

47:28  Vivió Jacob diez y siete años en la tierra de Egipto, y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años.

47:29  Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a José, y le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, te ruego pongas tu mano debajo de mi muslo y uses conmigo de misericordia y de fidelidad: No me sepultes en Egipto.

47:30  Cuando yo descansare con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos.”

47:31  “Júramelo”, dijo Jacob. Y José se lo juró, e Israel se postró sobre la cabecera de su lecho.

Chapter 48

48:1  Después de esto recibió José la noticia: “He aquí, tu padre está enfermo.” Tomó, pues, consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím;

48:2  y se lo anunciaron a Jacob, diciendo: “Mira que viene a ti tu hijo José.” Entonces Israel esforzándose se sentó en su lecho.

48:3  Y dijo Jacob a José: “El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo,

48:4  diciéndome: ‘He aquí que Yo te haré crecer y te multiplicaré, y haré de ti una muchedumbre de pueblos y daré esta tierra en posesión perpetua a tu descendencia después de ti’.

48:5  Ahora bien, tus dos hijos que te han nacido en tierra de Egipto antes de mi venida a ti a Egipto, serán míos. Como Rubén y Simeón, así serán míos Efraím y Manasés.

48:6  Mas tus hijos que has engendrado después de ellos, son tuyos, y en cuanto a la herencia llevarán el nombre de sus hermanos.

48:7  Al volver yo de Mesopotamia, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino a poca distancia de Efrata; y la enterré allí en el camino de Efrata, que es Betlehem.”

48:8  Viendo entonces Israel a los hijos de José, preguntó: “¿Quiénes son estos?”

48:9  Respondió José a su padre: “Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí.” Y él dijo: “Acércamelos, te ruego, para que los bendiga.”

48:10  Pues los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ya ver. Entonces José se los acercó, y él los besó y los abrazó.

48:11  Después dijo Israel a José: “Yo no pensaba ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha concedido ver también a tus hijos.”

48:12  Y sacándolos de entre las rodillas de Jacob se postró José delante de él en tierra.

48:13  Luego tomó José a ambos, a Efraím a su derecha, o sea a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda, o sea a la derecha de Israel, y los acercó a este.

48:14  E Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda (la puso) sobre la cabeza de Manasés, cruzando las manos, aunque Manasés era el primogénito.

48:15  Y bendijo a José, diciendo: “El Dios en cuya presencia caminaron mis padre Abrahán e Isaac, el Dios que ha sido mi Pastor desde que existo hasta el día de hoy,

48:16  el Ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos niños; sean llamados con mi nombre y con el nombre de mis padres Abrahán e Isaac, y multiplíquense más y más sobre la tierra.”

48:17  Cuando José vio que su padre tenía la mano derecha puesta sobre la cabeza de Efraím, no le pareció bien; tomando la mano de su padre para pasarla de la cabeza de Efraím a la cabeza de Manasés,

48:18  dijo a su padre: “No así, padre mío, este es el primogénito; pon tu derecha sobre su cabeza.”

48:19  Pero se negó su padre, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, también él será grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia vendrá a ser una multitud de naciones.”

48:20  Y los bendijo en aquel día, diciendo: “Por ti se bendecirá en Israel con las palabras: «¡Dios te haga como a Efraím y como a Manasés!»”

48:21  Después dijo Israel a José: “He aquí que yo me muero; mas Dios estará con vosotros y os hará volver al país de vuestros padres.

48:22  Y a ti te doy una porción más que a tus hermanos, la que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.”

Chapter 49

49:1  Llamó Jacob a sus hijos, y dijo “Reuníos, y os haré conocer las cosas que os han de suceder en los días postreros:

49:2  Reuníos y oíd, hijos de Jacob, escuchad a Israel, vuestro padre.

49:3  Rubén, tú mi primogénito; mi vigor y el primer fruto de mi fuerza; el primero en dignidad, el primero en poder;

49:4  tú que hierves como el agua, no tendrás más la primacía; porque subiste al lecho de tu padre. Lo manchaste, porque subiste a mi lecho.

49:5  Simeón y Leví, hermanos; instrumentos inicuos son sus espadas.

49:6  ¡En su consejo no entres, oh alma mía; honra mía, no te reúnas con su asamblea! porque en su saña mataron hombres, y por su capricho desjarretaron toros.

49:7  ¡Maldita su ira, porque fue violenta, y su furor, porque fue cruel! Los dividiré en Jacob, y los esparciré en Israel.

49:8  A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano pesará sobre la cerviz de tus enemigos; te adorarán los hijos de tu padre.

49:9  Cachorro de león es Judá; —¡cómo te levantas, hijo mío, de la presa!— se encorva, echándose como un león, y cual leona, ¿quién le despertará?

49:10  No se apartará de Judá el cetro, ni el báculo de entre sus pies, hasta que venga Schiloh: a Él obedecerán las naciones.

49:11  Él ata a la vid su pollino, y a la cepa el pollino de su asna, lava en vino sus vestidos, y en sangre de uvas su manto.

49:12  Sus ojos brillan por el vino, y sus dientes son blancos por la leche.

49:13  Zabulón habita en la ribera del mar, en la ribera donde (aportan) las naves; y su flanco se extiende hacia Sidón.

49:14  Isacar es un asno huesudo, que descansa entre los apriscos.

49:15  Viendo que el reposo es bueno, y la tierra amena; ofrece su hombro para cargas, y se somete a pagar tributos.

49:16  Dan juzgará a su pueblo como cualquier otra tribu de Israel.

49:17  Será Dan una culebra junto al camino, una víbora en la senda, que muerde los talones del caballo, para que caiga hacia atrás su jinete.

49:18  Espero tu salvación, Yahvé.

49:19  A Gad lo atacan salteadores, mas él asalta su retaguardia.

49:20  Aser tiene pan con aceite, proporciona bocados dignos de reyes.

49:21  Neftalí es un ciervo suelto; profiere palabras hermosas.

49:22  Retoño fecundo es José, retoño de árbol fértil, al borde de una fuente; sus vástagos pasan el muro.

49:23  Le causan amarguras, le asaetean, le hostigan los flecheros,

49:24  más su arco queda fuerte, y los brazos de sus manos son ágiles, por la ayuda del Fuerte de Jacob, por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel.

49:25  El Dios de tu padre te ayudará, y el Todopoderoso te bendecirá con bendiciones celestiales de lo alto, bendiciones del abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno.

49:26  Las bendiciones de tu padre superan a las bendiciones de los montes eternos, y los tesoros de los collados perennes. ¡Vengan ellas sobre la cabeza de José, sobre el vértice del príncipe entre sus hermanos!

49:27  Benjamín es un lobo rapaz; por la mañana devora la presa, y a la tarde reparte los despojos.”

49:28  Todas estas son las doce tribus de Israel; y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo con la bendición que le correspondía.

49:29  Y les dio orden, diciéndoles: “Yo voy a reunirme con mi pueblo; sepultadme con mis padres, en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo,

49:30  en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán; en el campo que compró Abrahán a Efrón, el heteo, para sepultura propia;

49:31  donde sepultaron a Abrahán y a Sara, su mujer, donde sepultaron a Isaac y a Rebeca, su mujer, y donde sepulté yo a Lía;

49:32  en el campo y la cueva que en él hay, que yo he comprado a los hijos de Het.” Y cuando acabó Jacob de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies en el lecho y expiró, y se reunió con su pueblo.

Chapter 50

50:1  Se echó entonces José sobre el rostro de su padre y llorando sobre él lo besó.

50:2  Y mandó José a los médicos que tenía a su servicio, que embalsamaran a su padre; y embalsamaron los médicos a Israel.

50:3  Emplearon en ello cuarenta días; porque este es el tiempo que se emplea para el embalsamamiento; y Egipto lo lloró por espacio de setenta días.

50:4  Pasado el tiempo de su llanto, habló José a los cortesanos del Faraón, diciendo: “Si he hallado gracia a vuestros ojos, hacedme el favor de hacer llegar a oídos del Faraón esta palabra.

50:5  “Mi padre me ha tomado juramento diciendo: ‘He aquí que yo me muero; en la sepultura que abrí para mí, en la tierra de Canaán, allí me has de sepultar’. Ahora, pues permíteme que suba a sepultar a mi padre; y luego volveré.”

50:6  Respondió el Faraón: “Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.”

50:7  Subió, pues, José a enterrar a su padre; y subieron con él todos los servidores del Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos del país de Egipto;

50:8  y toda la casa de José, sus hermanos, y la casa de su padre. Solo a sus pequeñuelos, sus rebaños y sus vacadas dejaron en la tierra de Gosen.

50:9  Subieron también con él carros y gente de a caballo, de manera que el cortejo era muy grande.

50:10  Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí un duelo grande y muy solemne, y José hizo a su padre un duelo de siete días.

50:11  Cuando los cananeos, habitantes de la tierra, vieron el llanto en la era de Atad, decían: “Llanto muy grande es este de los egipcios.” Por eso se dio el nombre de Abel-Misraim a ese lugar que está allende el Jordán.

50:12  Hicieron, pues, los hijos de Jacob con él según les había mandado:

50:13  Lleváronle sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpelá, frente a Mamré; en el campo que Abrahán había comprado a Efrón, el heteo, para sepultura propia.

50:14  Después de haber sepultado a su padre, se volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él a sepultar a su padre.

50:15  Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: “A lo mejor José nos guarda rencor y nos devolverá todo el mal que le hemos hecho.”

50:16  Enviaron, pues a decir a José: “Tu padre mandó, antes de su muerte, diciendo:

50:17  Así diréis a José: ‘Perdona, por favor, el crimen de tus hermanos y su pecado, porque ciertamente te han hecho mal. Pero ahora perdona, te rogamos, ese crimen de los siervos del Dios de tu padre’.” José lloró mientras así hablaban con él.

50:18  Fueron entonces sus hermanos personalmente, y postrándose delante de él dijeron: “Henos aquí, somos siervos tuyos.”

50:19  Mas José le dijo: “No temáis. ¿Estoy yo acaso en lugar de Dios?

50:20  Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo dispuso para bien para cumplir lo de hoy, a fin de conservar la vida de mucha gente.

50:21  Así, pues no temáis; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros niños.” Y los consoló, hablándoles al corazón.

50:22  Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. Y vivió José ciento diez años.

50:23  Vio José a los hijos de Efraím hasta la tercera generación. También los hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José.

50:24  Y dijo José a sus hermanos: “Voy a morir; mas Dios seguramente os visitará, y os hará subir de este país a la tierra que juró dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob.”

50:25  Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: “De seguro os visitará Dios, y entonces llevaos de aquí mis huesos.” Murió José a la edad de ciento diez años. Lo embalsamaron, y lo pusieron en un féretro en Egipto.